Ernesto Guevara, también conocido como el Che (68 page)

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Authors: Paco Ignacio Taibo II

Tags: #Biografía, Ensayo

BOOK: Ernesto Guevara, también conocido como el Che
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Escribirá en esos días un texto para ordenar sus propias ideas que han estado cambiando en los últimos meses, un artículo titulado "Tareas industriales de la revolución en años venideros." Tras seguir la historia de los conflictos hallados en el camino habla de la planificación, como de un juguete nuevo, un plan que racionalice y coordine, que se adecue a
las posibilidades de producción de materias primas y
nuestra real capacidad de importación.

Hay en su texto un abandono de la primera iniciativa de industrialización rápida basada en la sustitución de importaciones por medio de fábricas suministradas por los países de Europa oriental y prevé un desarrollo industrial más lento, lastrado por las obligadas prioridades de una revolución social: transporte, salud pública, edu-cación, agricultura (el consumo ha aumentado enormemente) y desde luego, aunque no lo mencione, el material bélico. Marca las líneas de desarrollo industrial: naviera, metalúrgica, electrónica, sucro-química.

Y plantea como uno de los grandes problemas que hay que resolver en el futuro inmediato: el desastre de las diferencias salariales, que a trabajos de igual calificación son diferentes, dependiendo de las viejas capacidades reivindicativas d cada sector, igualar por abajo sería negar la justa conquista de uno, igualar por arribar sería mandar al mercado dinero que se comería la inflación.

Poco más tarde, en una reunión en el Ministerio de Industria volverá sobre el problema de los salarios señalando que existe una gran presión de los trabajadores para igualar los salarios por arriba, porque al integrarse las empresas se encontraron tremendas diferencias entre aquellos obreros que gracias a la fuerza sindical habían tenido en el pasado una fuerza reivindicativa y los trabajadores de talleres o sectores atrasados que ganaban bajos salarios.

Pero El Che se resiste a la igualación salarial por arriba. Insiste que el ausentismo se debe a que no importa si tienes dinero, porque el dinero ha perdido valor por la carencia de productos, y lo que hay que hacer es bajar los salarios y quién se atreve a hacer algo así.
Yo no tomo esa responsabilidad...
El salario es irreal y se fomenta el mercado negro,
especuladores, la putrefacción de todo esto... Nosotros no podemos inye
c
tar ana masa de dinero a la circulación si no tenemos productos para gastar ese dinero.

Será a principio del 62 que las tensiones entre los nuevos aliados crezcan. El embajador soviético, de hacerle caso a Franqui, no es muy querido por Fidel; los técnicos chocan con el estilo cubano, y para rematar, los jefes de redacción de los diarios rusos más importantes, "Pravda" e "Izveslia" entrevistan a Fidel y publican censurada la entrevista. "Revolución" responde con la versión completa, donde en lugar de hablar de coexistencia pacífica, el término al uso de la burocracia soviética, Fidel dice que no hay coexistencia posible con los yanquis.

Y si las relaciones con los soviéticos se tensan; el gobierno Kennedy está empeñado en acabar con la revolución. A partir de febrero el general Landsdale estará a cargo de la operación "Mangosta", en la que se lijará un primer calendario de operaciones que incluye el inicio de acciones guerrilleras en territorio cubano para agosto-septiembre de ese mismo 1962, para ir hacia una revuelta abierta en las dos primeras semanas de octubre, que culminaría con un nuevo gobierno al final de ese mismo mes. El "proyecto Cuba" se preguntaba si la intervención militar directa estaba descartada, y respondía: "La decisión vital aún está por tomarse." El hecho es que de febrero a agosto se producirán 716 sabotajes organizados por la CIA, con cientos de millones de pesos de pérdidas y vida humanas.

Y El Che, más allá de las presiones, continuaba su guerra personal por el establecimiento de un nuevo estilo y una nueva cultura solidaria del trabajo. En una reunión del Consejo de Dirección del Ministerio de Industria lijaba sus posiciones ante los estímulos a los obreros y ante la polémica de si debería ser más importante el estímulo materia! en premios o dinero, o el estímulo moral.
En general sucede que los países que están en las primeras etapas de su revolución, donde hay una efervescencia revolucionaria mayor, el estímulo moral supera al estímulo material.

E
so
s dos van estrechamente unidos... No estamos fijando la exclusión del estímulo material, simplemente estamos fijando que debemos luchar porque el estímulo moral en el mayor tiempo posible sea el factor determinante de la actuación de los obreros... Hacer del estimulo material cualitativo...
Y ejemplificaba con el caso de obreros que habiendo sobreproducido por encima de las normas establecidas, en lugar de pagarles salarios extra había que enviar los a escuelas técnicas para mejorar su califi-cación y al regresar tendrían un salario superior en una categoría superior.

En esa misma reunión anuncia que se va a la estatización absoluta de la indusiria, y
a está anunciado y
señala: Eso si, hay ser
lo más humanos posibles.
Se está entrando en el terreno de un minúsculo empresario que tienen 15 o 30 obreros. N
o es un peligro social...
Sugiere que se trate de incorporarlos, como asesores, que se aprovechen sus conocimientos, todo el amor que pusieron en sus fabriquitas.

Y hablando de su estilo de trabajo dice:
Mi manera de hacer siempre las cosas, es decir la verdad. Personalmente creo que es lo mejor de todo.
Mientras se queja de que trabajando 17 horas en el Ministerio, atrapado en problemas concretos, dedica poco tiempo a las tareas de dirección nacional, a las ORI, a la comisión económica de las ORI, o a la Junta Central de Planificación, de la que es miembro.

Es quizá por esto que cuando habla de la situación política cita como una de las grandes ventajas del momento la existencia en Cuba de unidad en el mando revolucionario: N
adie disputa la mas mínima cosa de poder...
una visión un tanto inocente, que quizá se ajuste a su propio desprecio por el poder en sí mismo, pero que sin duda no observa, enfrascado en los problemas de la industria, lo que está sucediendo en torno suyo, en momentos en que la burocracia del PSP encabezada por Aníbal Escalante, se está apoderando de las ORI, en que el sectarismo y el autoritarismo sustituyen en múltiples espacios al debate y al diálogo, se desplaza a los cuadros campesinos del 20 de Julio por burócratas marxistas y se producen arrestos sin juicio, razzias de homosexuales, ilegalidad represiva, abusos arbitrarios. El periodista italiano Saverio Tutino enlistaba: "autoritarismo y sectarismo en estos últimos meses, ocupación de casas por funcionarios, uso de automóviles personales, convertían las iglesias en tiendas, los burócratas del PSP (tenían) más mentalidad de funcionarios que de revolucionarios... Se había desplazado a cuadros serranos con el argumento del bajo nivel político."

Aunque El Che sin duda debe percibir que algo anda mal en el partido unificado, porque registra que hizo una encuesta entre obreros premiados y cuando les preguntó ¿cuántos eran milicianos? casi todos lo eran, y cuando repreguntó ¿cuántos eran miembros del partido?, casi ninguno lo era.

Oltuski, que en esos momentos había pasado a colaborar con El Che en la Junta Central de Planificación, recordará más tarde respecto al mal clima político: "En pleno sectarismo, y en su presencia, un extremista atacó al 26 de Julio y después de pensarlo dos veces me atreví:

"—Es cierto que no sabíamos nada de marxismo y que no pertenecíamos al partido, pero quizá gracias a eso derrocamos a Batista.

"Y me dio la razón (...) Cuando yo era sectario a la inversa y atacaba injustamente a algún viejo comunista, El Che me situaba en mi lugar."

En enero del 62 el poeta argentino Juan Gelman participa en una entrevista colectiva de un grupo de argentinos, periodistas y sindicalistas, con El Che: "A las cuatro de la madrugada en el Ministerio de Industria. Había un gran entusiasmo de algunos hacia la revolución. El Che matizaba, no quería que se idealizara:
Nosotros nunca fuimos más de dos mil, algunos eran muy buenos revolucionarios y en mitad de la lucha dejaban la guerrilla porque extrañaban a la madre, les caía mal el agua...

"Por ahí salió alguien hablando del heroísmo de los guerrilleros que combatían de pie.

"Yo le digo al compañero argentino en voz baja:

"—Lo más seguro es estar de pie si te ametrallan desde el aire.

"El Che me oyó:

"—
Sí, pero hay que hacerlo
.

"El Che en aquella época se encontraba ante el gran problema de la falta de cuadros por todos lados. Comentó que envidiaba a los chinos que habían hecho una guerra mucho más larga y gracias a eso habían formarlo a decenas de miles de cuadros. Preguntaba con insistencia qué críticas podíamos hacer. Un muchacho, delegado de base de una gran empresa argentina le dijo que le llamaba la atención las pocas máquinas que atendía un obrero textil, no se trata de buscar la super-explotación, que obligaba al argentino a atender muchas, pero me parece que se podría aumentar la productividad si se atendieran más máquinas. El Che contestó que cuando entraron a La Habana en el 59, en las negociaciones para fortalecer el movimiento se pactó con los dirigentes gremiales y se aceptaron todo tipo de reivindicaciones máximas sin discusión, porque no teníamos ninguna experiencia en esto. Uno de los resultarlos era la improductividad. Y contó la siguiente anécdota: días antes cuando estaba supervisando los trabajos del arreglo del edificio se había encontrarlo con el capataz y éste le comentó: 'Muy bien, comandante', la gente ya está trabajando casi como en el capitalismo'."

A pesar de los problemas que generaba la cultura del trabajo y los errores múltiples, no había duda que el fervor revolucionario influía en la producción, porque en una situación muy problemática, en el primer trienio de la revolución, la industria, excluyendo el sector azucarero, había crecido en un 23%,
lo cual era muy impresionante.

El 23 de enero, un sábado por la tarde, con el máximo nivel de audiencia, El Che tendrá en la televisión una intervención muy dura, anticipando el fracaso de la zafra. Habló sobre los voluntarios que trataban de suplir las carencias de mano de obra en la zafra azucarera. Y señaló que esta vez las brigadas de obreros que iban al corte de caña por 15 días serían cubiertos por sus propios compañeros de trabajo sin que descienda la producción en las fábricas. Hizo llamados para aprender a organizar el trabajo voluntario; y recordó la experiencia del 61 y el caos que se había creado en el transporte por falta de planificación o los problemas creados por los macheteros voluntarios que cortaban muy arriba y la caña que rebrota ya no tenía fuerza.

En esa intervención calculaba que a causa de la sequía y la falta de mano de obra (más la diversificación de los terrenos para otras siembras, de la que no hablaba) con suerte se obtendrían unas 5,2 millones de toneladas. El Che no estaba lejos y preveía correctamente un fuerte descenso pero finalmente la zafra del 62 se quedaría en 4.8 millones, 2 millones menos que la anterior.

El agrónomo francés René Dumont decía que el trabajo voluntario, recogiendo las versiones de sus críticos, no se pagaba pero que muchas veces los gastos de transporte superaban lo producido, que en el corte de caña por falta de experiencia se destruía la cepa para un futuro cultivo, y que los que permanecían más tiempo cortando recibían salarios industriales que eran mucho más altos que los de un machetero. En el caso del café, los estudiantes de Oriente sólo recogieron el 7.8% de la cosecha y recogían 1.2 caja al día, cuando los obreros agrícolas llenaban siete cajas. Dumont sostenía además que el efecto pedagógico se perdía a causa de la vagancia de los recolectores. Esta era sin duda una versión muy generalizadora y fuertemente influida por los críticos del trabajo voluntario, sobre todo los impulsores en el INRA y en las ORI de la filosofía soviética d la racionalización a partir de los estímulos materiales.

El 4 de febrero Fidel promulga, en un discurso público, la II Declara-ción de La Habana. Un documento programático que recoge, con una gran potencia, muchos de los puntos de vista del Che sobre la necesaria revolución en América Latina. Poco después, el 25 de febrero es crearla la Comisión Económica de la Dirección Nacional de las ORI que dirige un triunvirato: Dorticós, Carlos Rafael Rodríguez (INRA) y el propio Che.

Una de sus primeras tareas es intervenir en el debate sobre la futura política salarial. Su adversario de entonces, Carlos Rafael Rodríguez recordaría: "Los problemas de la discusión salarial en los cuales participó activamente el ministro de Trabajo, Augusto Martínez Sánchez, la realizamos al final estos tres compañeros. Hay una cosa que al Che le preocupó al establecer los premios y las primas... que ningún trabajador al sobrecumplir la norma ganará más que el de la categoría inmediata superior (para forzar que estudiara y ascendiera de categoría si quería ganar más) y El Che lo defendió con bastante ardor." Rodríguez proponía entonces que si lo que había que hacer era aumentar la productividad se premiara económicamente el sobre-cumplimiento y si el obrero ganaba más, que lo ganara, porque se desperdiciaba una cantidad de trabajo "que la gente no estaba dispuesta a hacer si no le dábamos posibilidades de mayor incremento salarial." El Che defendía los estímulos morales y la capacitación como alternativas. "Adoptamos la posición del Che."

Finalmente la crisis política que se ha estado incubando encontrará una salida. El 8 de marzo se da la lista de los militantes que compondrían la Dirección Nacional de la Organizaciones Revolucionarias Integradas, culminando un proceso iniciado en diciembre del 61, el PSP tienen una representación desmedida en cuanto a su importancia en el proceso revolucionario. ¿De alguna manera se está pagando la ayuda soviética? El Che forma parte de la dirección junto a Fidel, Raúl, Ramiro, Osmany Cienfuegos, Carlos Rafael, Haydé Santamaría, Aragonés, Hart, el presidente Dorticós y así hasta 25; el Directorio sólo tendrá un miembro, Faure Chomón. A escala local, le preminencia de los miembros del viejo PSP será aún mayor (Fidel diría más tarde: "Los únicos que se han organizado aquí son los hombres del PSP, en todas las provincias ocurre lo mismo: ¿Quién ha sido nombrado secretario provincial de las ORI? ¡El antiguo secretario provincial del PSP!") Sin embargo el triunfo de este nuevo aparato será efímero.

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