Ernesto Guevara, también conocido como el Che (102 page)

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Authors: Paco Ignacio Taibo II

Tags: #Biografía, Ensayo

BOOK: Ernesto Guevara, también conocido como el Che
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Al día siguiente
mandé a Inti a hablar por última vez con los prisioneros
y
ponerl
o
s en libertad, desnudándolos de toda prenda que sirva, menos a los dos oficiales con los que se habló aparte y salieron vestidos. Al Mayor, se
le dijo que le dábamos hasta el 27 a las 12 para retirar los muertos y les ofrecimos una tregua para toda la zona de Lagunillas si él se quedaba por aquí, pero contestó que se retiraba del Ejército. El capitán informó que había reingresado al Ejército hacía un año, a pedido de la gente del partido
(comunista)
y que tenía un hermano estudiando en Cuba; además, dio los nombres de otros dos oficiales dispuestos a colaborar.
Esta simpatía hacia la guerrilla, se filtrará y le costará al capitán Silva ser interrogado duramente más tarde en Camiri y separado del mando.

Durante los siguientes días se sucederán regularmente los bombardeos sin objetivo lijo asustando a los novatos bolivianos. Las fuerzas aéreas bolivianas comienzan a usar napalm.
Pinares hizo una exploración sin encontrar nada por su zona.
Según Inti, Pinares reaccionaba a las fuertes críticas del Che: "se empeñó en ser el mejor de todos. Incluso se destacaba por cargar, en condiciones cada vez más difíciles, la mochila más pesada y además de su fusil garand, una ametralladora 30."

Mientras mueve las emboscadas adelantándolas, El Che aprovecha la relativa calma para hacer un resumen de la situación el día 25.
Pusimos lo huevos sobre la mesa, vamos a ver quien aguanta más,
dirá El Che en versión de Debray, con "una tranquilidad y una lucidez naturalmente sardónicas." Reunida la mayor parte de los combatientes en medio de la jungla, con las manos a la espalda como acostumbra, hace un relato de la expedición, recuerda a los muertos accidentales.
Hice un análisis del viaje y su significado y expuse los errores de Pinares, destituyéndolo y nombrando a Manuel Hernández jefe de la vanguardia.

Y El Che sigue fustigando a su grupo, a los cuatro bolivianos a los que llama "la resaca" (Julio, José Castillo, Eusebio y Hugo Choque, todos del grupo de Moisés Guevara) por su falta de disciplina y de voluntad de combate les ordena que devuelvan sus armas,
comunicándoles que no comerán si no trabajan y se les suspende la fuma, redistribuyendo las cosas personales entre los otros compañeros más necesitados.

Debray cuenta: "Voz de barítono sarcástico que fustiga a unos y a otros ¿Por qué subió Tania con los visitantes? Otra indisciplina. Las órdenes eran que ella se quedara abajo para los enlaces...
Y tú, René, has venido aquí como técnico y ni siquiera sabes hacer funcionar la emisora...
Tania, la única mujer del grupo, vuelve la cabeza con lágrimas en los ojos. René no responde. Ya no hay gasolina para poner a funcionar el motor de la radioemisora. El Che era implacable. En primer lugar consigo mismo. Mucho más que con sus hombres, y más con sus hombres que con el enemigo. Si se quisiera más a sí mismo y se maltratara menos... Sus dos únicos privilegios personales: no hacer guardias nocturnas en los puestos de centinela, y fuera del campamento, un termo de café que llevaba en su morral."

El Che habla también de las ambigüedades de la dirección del PC boliviano y de cómo al mismo tiempo que preparan una reunión en La Habana con Fidel para supuestamente acordar el apoyo a la guerrilla, expulsan por indisciplina a los militantes de la juventud que se han sumado a ella.
Lo que interesan son hechos; las palabras que no concuerden con los hechos no tienen importancia. Anuncié la reiniciación del estudio
(Se impartían clases de idiomas, quichua y francés, y superación cultural y política). En las conversaciones personales El Che dedica un buen rato a hablar con Juan Pablo Chang. Le deja claro que está allí para entrenarse en combate y luego ir hacia Perú, tal como estaban las cosas y con la demora de la organización en Argentina, lo último que deseaba El Che era que la guerrilla se internacionalizase.
En el curso de la reunión se le dio a este grupo el nombre de Ejército de Liberación Nacional de Bolivia y se hará un parte del encuentro.
El diario de Pacho registra parcamente: "Tengo un sueño bárbaro."

Mientras El Che tensaba la cuerda, se producían las primeras reacciones en el mando boliviano. El mayor Plata y el capitán Silva serán interrogados en Camiri; de ahí Silva será enviado a La Paz donde pasará 14 días en un calabozo bajo nuevos interrogatorios de inteligencia militar. Por la prisión militar, aparecerán un par de agentes de la CIA interesados en que precise si vio al Che en el campamento. Silva no puede identificar las fotos que le muestran.

La presencia de la CIA no es casual. Alertados por los militares bolivianos y el ministerio de interior han estado participando en los interrogatorios que se le hacen en Camiri a los desertores Rocabado y Barrera. Un tal doctor González, al que años más tarde fuentes cubanos identificarán como el exilado cubano Gustavo Villoldo Sampera, participa en los primeros interrogatorios. En la posterior indagatoria al capturado Salustio intervendrán también otros agentes de la CIA como Edward Fogler y el jefe de la estación Tilton.

La presencia de la CIA es sólo uno de los pasos que los estadunidenses darán. Alertados a pocas horas del primer encuentro armado con el ejército, y a petición del gobierno boliviano por conducto del embajador Henderson, el gobierno estadunidense ofrecerá apoyar al ejército boliviano desde la base en la zona del canal de Panamá con raciones, entrenamiento y armas.

El 26 de marzo la guerrilla juega al escondite con el ejército, dos exploraciones registran movimientos de la tropa sin chocar con ella. Al día siguiente, 27 de marzo,
hizo explosión la noticia acaparando todo el espacio radial y produciendo multitud de comunicados, incluida una conferencia de prensa de Barrientos.
Las informaciones militares daban multitud de bajas a la guerrilla, pero la noticia verdaderamente grave es que Tania había sido identificada,
con lo que se pierden dos años de trabajo bueno y paciente.
Las declaraciones de los desertores aunadas al descubrimiento por la policía del jeep en Camiri habían llevado a un registro domiciliario, en el que la policía había descubierto sorprendida que Laura Gutiérrez Bauer (la dueña del jeep) tenía fotos junto al presidente Barrientos y al general Ovando. Les tomaría un par de días relacionar a Laura con la Tania de la que hablaban los desertores. El desenmascaramiento de la agente, crearía un vacío importante en la Paz, según confesaría más tarde Rodolfo Saldaña: "Sentí una gran desesperación cuando vi que Tania no regresaba del campamento (...) su presencia era muy importante para el movimiento urbano."

Como reacción a la emboscada el ejercito arresta a Argañaraz, y a su ayudante, el vallegrandino y los acusa de colaborar con las guerrillas, les saquean la casa y al vallegrandino Rosales lo apalean y luego lo hacen aparecer como suicidado. A Argañaraz, el hombre que había denunciado a la guerrilla a la policía, cuando pensaba que se trataba de unos narcotraficantes, le roban hasta las puertas de su casa y lo tienen nueve meses en la cárcel. Se han desplazado según las informaciones radiofónicas unos 2 mil hombres a la zona de la guerrilla, que establecen un primer cerco muy amplio; la radio sigue desinformando hablando de diez a quince bajas de los guerrilleros. De lo que no se habla públicamente es de la llegada a la ciudad de Santa Cruz del mayor Ralph W. Shelton del ejército norteamericano, experto en guerra de guerrillas, quien ya ha tenido experiencia de combate en Vietnam.

Durante los últimos días de abril, El Che, mientras busca que sus hombres se repongan de la terrible experiencia de la expedición, trata de conseguir abastecimientos y explora algunas rutas de salida de la zona. Una patrulla de la guerrilla hace contacto con la Cruz Roja, que busca los cadáveres de la primera emboscada y más tarde con un camión del ejército, y en lugar de tirotearlos, los guerrilleros les piden que se retiren. El Che permanece inmóvil durante tres días más. Debray cuenta: "Indignado, no cruzó una sola palabra con nadie durante los días siguientes. Apartado, sentado en la hamaca, fumando una pipa, bajo una cobertura de plástico, leía, escribía, pensaba, tomaba mate, limpiaba su fusil, escuchaba Radio Habana en su transistor por la noche. Ordenes lacónicas. Ausente. Encerrado en sí mismo: Atmósfera tensa en el resto del campamento. Disputas, susceptibilidades nacionales, discusiones sobre la táctica a seguir, todo avivado por el agotamiento, el hambre, la falta de sueño y la permanente hostilidad de la selva, Otro se habría mezclado con la tropa hablando o bromeando con todos. El Che ponía la disciplina al desnudo, sin adornos ni relaciones personales. ¿Existe acaso un carisma de la distancia?
En absoluto,
me responde con humor, poco después, una noche en que a solas, en plan de confidencias le pregunté sobre sus relaciones tan deferentes hacia Fidel y tan tirantes con todos los demás.
Uno hace lo que puede
c
on sus desventajas, soy argentino, estoy
c
omo perdido entre los tropicales. Me resulta difícil abrirme y no tengo las mismas dotes que Fidel para comunicarme. Me queda el silencio. Todo jefe tiene que ser un mito para sus hombres. Cuando Fidel quiere jugar al béisbol, inmediatamente convence a quienes le rodean que son ellos los que quieren hacerlo y le siguen al terreno de juego. Yo, en Cuba, cuando los otros me hablaban de coger el bate les decía "luego", y me marchaba a leer en un rincón. Si por eso no le
c
aigo bien a la gente al principio, al menos me respetan porque soy diferente."

Mientras tanto el presidente Barrientos mantiene reuniones con los altos mandos militares explicando su decisión de apelar al asesoramiento estadounidense. Entre algunos oficiales nacionalistas la información causa tensión. El presidente también se entrevista con el ex criminal de guerra alemán Klaus Barbie, quien se encuentra clandestino en Bolivia para pedirle asesoramiento. Su segundo, el general Alfredo Ovando, jefe de las fuerzas armadas, quien acaba de regresar de una gira por Europa, se hace cargo de conectar con los militares argentinos y brasileños para pedir apoyo, armas y municiones. La situación del ejército en Camiri es mala. El mayor Rubén Sánchez, quien tiene que conducir una patrulla al interior de la zona cercarla, encuentra "desmoralización y temor, tanto en los mandos de las unidades como en todos los que se encontraban en la zona de operaciones." Aún así, el día 30 el ejército ocupa definitivamente la Casa de Calamina. La guerrilla, por ahora es un fantasma que inspira miedo.

El Che centrará su balance del mes de marzo en tres elementos: fin del entrenamiento, pobreza del reclutamiento boliviano, en particular del grupo de Moisés Guevara,
que han resultado con un nivel general muy pobre (2 desertores, 1 prisionero "hablador", 3 rajados, 2 flojos),
y la necesidad de
emprender el camino antes de lo que yo creía y movernos dejando un grupo en remojo y con el lastre de 4 posibles delatores. La situación no es buena, pero ahora comienza otra etapa de prueba para la guerrilla, que le ha de hacer mucho bien cuando la sobrepase.

Mientras El Che organiza nuevas cuevas y mantiene activa a toda la tropa en patrullas y emboscadas (Pacho: "Hace días que no dormimos nada") el 1 de abril llegan a Santa Cruz los primeros aviones estadunidenses con pertrechos para el ejército boliviano y probablemente un cargamento de bombas de napalm.

El lunes 3 de abril la guerrilla se pone en marcha saliendo durante la noche,
caminamos lentamente hasta pasar el codo del atajo a las 6:30 y llegar al borde de la finca a las 8:30. Cuando pasamos frente a la emboscada, en los cuerpos de los siete cadáveres no quedaba más que unos esqueletos perfectamente limpios, en los que las aves de rapiña habían ejercido su función con toda responsabilidad. Mandé dos hombres (Leonardo Tamayo y Ñato) a hacer contacto con San Luis y por la tarde nos trasladamos a la quebrada de Piraboy donde dormimos ahí
tos de vaca y maíz. Hablé con Debray y Bustos exponiéndoles 3 alternativas: Seguir con nosotros, salir solos o tomar Gutiérrez y de allí tentar fortuna en la forma que mejor se pudiera; eligieron la tercera. Mañana probaremos suerte...

El 4 de abril la guerrilla sigue jugando al escondite con el ejército, pasan por una zona donde habían estado emboscados 150 soldados.
Se encontraron objetos de los militares, tales como platos, cantimploras, hasta balas y equipo, todo fue confiscado.

Ese mismo día una fuerte patrulla del ejército, a cargo del mayor Rubén Sánchez, siguiendo las indicaciones del detenido Salustio, avanza hacia los campamentos. Sánchez cuenta: "Lo hice tan rápidamente que a mediodía estaba a unos doscientos metros del campamento central según las indicaciones de Salustio Choque. En ese momento apareció la aviación y empezó a bombardearnos, confundiéndonos con los guerrilleros. Una vez pasado el bombardeo, entré al campamento. Al ingreso, nomás se notaba la construcción de posiciones, colectivas e individuales, probablemente para puestos de centinelas. En el interior de la quebrada, en el primer campamento, encontré una especie de cocina con las cenizas aún calientes. En cada uno de esos campamentos que eran tres o cuatro, había posiciones clavadas en forma circular, no sólo una hilera, sino muchas, a medida que se avanzaba en subida, Yo me puse a pensar: No creo que los guerrilleros fueran a hacer una guerra de posiciones. Encontré documentos: relaciones nominales de los guerrilleros, los turnos de posta y una serie de papeles que servían para información. Y más importante: fotografías donde aparecía El Che." De una de esas fotos todavía se hablará mucho.

Cuatro días más tarde el ejército permitirá a la prensa que ingrese al campamento. Los periodistas rondan entre los restos bélicos. Héctor Pracht de "El Mercurio" de Chile toma atenta nota de las municiones dominicanas, los periódicos argentinos, las latas de leche estadunidenses... descubre los sembradíos de hortalizas y una gallina con pollitos.
Un periodista chileno hizo una narración pormenorizada de nuestro campamento y descubrió una foto mía, sin barba y con pipa. Había que investigar más cómo fue obtenida.
El Che no tendrá oportunidad de saberlo, pero las versiones de cómo fue encontrada la foto serán tres (la del mayor Sánchez y las nuevas de los periodistas) y aparentemente contradictorias. Por un lado el periodista británico Murray Sayles contará: "Entre los desperdicios cuidadosamente sacados de la zona de dormitorios encontré una foto del doctor Guevara tomada en la selva y una copia del discurso del Vo Nguyen Giap. La fotografía de Guevara era de un hombre más joven del que yo vi en Cuba en 1964 y opino que fue tomada en la Sierra Maestra en Cuba hace algunos años." Pero el periodista mexicano Luis Suárez contará que una segunda foto del Che sentado en un claro similar a los del campamento, sin pipa y con barba fue encontrada por el boliviano Ugalde, fotógrafo de la Presidencia. Para verificar si la foto era actual unos especialistas de la empresa Yacimientos Petrolíferos filmaron el campamento buscando el ángulo que pudiera corresponder a la foto, pero una porción de la selva se parece demasiado a otra a miles de kilómetros de allí. No existía ni siquiera una prueba concluyente de que El Che hubiera pasado por ese campamento.

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