Ernesto Guevara, también conocido como el Che (104 page)

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Authors: Paco Ignacio Taibo II

Tags: #Biografía, Ensayo

BOOK: Ernesto Guevara, también conocido como el Che
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El 17 de abril, Granma titula a toda página: "Mensaje a los pueblos del mundo del comandante Ernesto Guevara a través de la Tricontinental." El texto que ocupa dos páginas completas del diario está además ilustrado por fotos del Che cortándose la barba y fotos de la época de la salida para África y del entrenamiento en Pinar del Río, que a los que desconocen la historia interna de estos dos últimos años pueden parecer fotos actuales del Che. Con una frase: de Martí en el arranque: "Ésta es la hora de los hornos y ya no se ha de ver más que la luz" El Che ofrece un análisis de la guerra social que inevitablemente se producirá en el Tercer Mundo y llama a atemperar las diferencias entre las diferentes propuestas de la izquierda,
querer arreglarlas mediante palabras es una ilusión, la historia las irá borrando o dándoles su verdadera explicación;
mientras que señala la intransigencia con el objetivo, guerra al imperio en su periferia:
Toda nuestra acción es un grito de guerra contra el imperialismo...

El documento, que será la base de la propuesta cubana y de toda la izquierda radical al final de la década de los años sesenta, insiste:
Crear uno, dos, tres, muchos Vietnams.

Desde lejos, El Che conocerá su llamado a través de la radio. No hará comentarios. Un periodista italiano en La Habana, Tutino, estudiando el texto se dará cuenta de que fue escrito en el 66 (por la referencias al aniversario del fin de la guerra mundial), pero no prosigue su análisis. ¿Qué elementos posteriores al final del 66 están en el texto y por lo tanto fueron añadidos después de su escritura?

Una frase, sin duda añadida a posteriori por los editores, dará la clave de la situación del comandante Guevara:
Nuevos brotes de guerra surgirán en estos y otros países
(se refiere a Guatemala y Venezuela),
como ya ha ocurrido en Bolivia...
Nadie hará entonces esta lectura.

Mientras tanto, en la selva, El Che busca una salida para Debray y Bustos hacia Muyapampa y se ve obligado a dejar un grupo a retaguardia con los enfermos, a los que se ha sumado Moisés Guevara con un cólico biliar y la "resaca" a cargo de Vilo Acuña, al que le ordena
hacer una demostración por la zona para impedir un movimiento excesivo y esperarnos durante tres días, al cabo de los cuales debe permanecer por la zona pero sin combatir frontalmente y esperarnos hasta el regreso. L
a separación de la guerrilla en dos grupos acaba de consumarse, El Che no será consciente de la importancia que este hecho tendrá en el futuro.

El 18 de abril, la guerrilla toma contacto en su marcha con algunos campesinos. Queda la constancia del siguiente diálogo:

—Buenas noches.

—Buenas noches, señor.

—No se dice señor, los señores son aquellos que humillan y ultrajan a los pobres.

—Es que a un desconocido por estos lugares se le dice caballero o señor.

Inti conversa con los campesinos, al paso del tiempo se quedarán huellas de su discurso: "No somos paraguayos, aquí hay hambre, aquí hay miseria, hambre boliviana." El diario de Pacho interioriza en la situación del grupo: "Llevamos varios días sin dormir, de noche se camina, de día en guardia y preparando comida."

Al día siguiente los guerrilleros capturan a un personaje extraño:
un periodista inglés de apellido Roth que venía, traído por unos niños de Lagunilla, tras nuestras huellas. Los
documentos estaban en regla pero había cosas sospechosas: el pasaporte estaba lucha
n
do en la profesión de estudiante
y
cambiado por la de periodista (en realidad dice ser fotógrafo); tiene visa de Puerto Rico
(...)
Contó que ha

a estado en el campamento y le habían mostrado un diario de Israel Reyes donde contaba sus experiencias y viajes. Es la misma historia de siempre. La indisciplina y la irresponsabilidad dirigiendo todo.

Roth seguirá siendo aún en nuestros días un personaje indescifrable, las fuentes cubanas insisten en que antes de encontrarse con la guerrilla se reunió con agentes de la CIA en La Paz (entre el 8 y el 16 de abril) y aceptó tratar de entrar a la zona de combates para averiguar si allí se encontraba El Che y arrojar en las pertenencias de los guerrilleros sustancias químicas que permitieran que más tarde fueran detectados por perros. La historia posterior, sin confirmarlo, no libera de sospechas al personaje. El Che piensa que Roth puede servir para ampliar la cobertura de periodistas de Debray y Bustos y decide sacarlo con ellos. Inti le entrega a Roth un texto del ELN dirigido a la opinión pública.

Manteniéndose al margen del periodista para que no pueda identificarlo, El Che le da sus últimas indicaciones a Ciro Bustos, quien además de su labor de coordinación de los grupos argentinos tiene que, según sus propias palabras, "hacer contacto con La Paz y transmitir una serie de órdenes al aparato, con respecto a tareas urgentes, cambio de casas, depósitos de dinero, equipos y esencialmente el restablecimiento del contacto con la guerrilla y la urgente incorporación de nuevos elementos, métodos para hacerlo, lugar, etc. Además informar a La Habana que el grupo se hallaba incomunicado por rotura del radiotransmisor y los detalles de la realidad logística y política, decididamente crítica"

Faltando un cuarto de hora para las doce los tres hombres se separan de la guerrilla mientras El Che prepara la toma del poblado de Muyapampa, a lo que renuncia al saber por una exploración que el ejército se encuentra en estado de alerta. A partir de este momento la guerrilla no tendrá ningún contacto con el exterior.

Poco después los tres hombres son descubiertos por una patrulla de la policía que los ubica al mostrarse Roth, y aunque no los detienen, darán la alarma. En horas son detenidos por el ejército y llevados al pueblo en un jeep.

Los guerrilleros se alejan de la zona, pero al día siguiente unos campesinos les informan de la detención de Debray y Bustos. El Che anota escuetamente:
Malas perspectivas para Ciro; Debray debe salir bien.
El Che escribirá días más tarde:
cayeron víctimas de su apuro, casi desesperación, por salir y de mi falta de energía para impedírselos, de modo que también se cortan las comunicaciones con Cuba y se pierde el esquema de acción en la Argentina.

Durante dos días el núcleo de la guerrilla, aislado de la columna de retaguardia, se mueve hacia Taperillas.

CAPÍTULO 52

La intervención, los amigos muertos

El 1 de abril un C130 aterriza en Santa Cruz proveniente de la base estadunidense en la zona del Canal de Panamá, será el primero de un puente aéreo que incluirá el arribo de aviones más pequeños en Camiri. La presencia de estos primeros aviones con raciones alimenticias y napalm provocará una reacción en el diario "Presencia" a mediados de abril, de la que se hará eco la agencia cubana Prensa Latina, en la que se habla de la llegada a Bolivia de un centenar de asesores estadunidenses. France Press, más moderada menciona unos 27 hombres incluidos los tripulantes de un avión C130, cuatro técnicos que armaban un helicóptero, cinco rangers y varios sin identificar. La realidad estará más cerca de los 27 que del centenar. Los estadunidenses, convencidos de que aquél no era el destino del Che, han optado por una colaboración moderada con el ejército de Bolivia.

El 18 de abril el general estadunidense William Tope viaja a Bolivia para evaluar a las fuerzas armadas locales y el futuro plan de ayuda militar. Se reúne en un desayuno con el embajador Douglas Henderson (un hombre que había pedido una intervención en otras ocasiones para proteger a las compañías etadunidenses afectadas por movimientos huelguísticos), el presidente Barrientos y tres de sus ministros. Tope reseña en un mensaje a Washington: "La reunión fue cordial pero muy franca y abierta." Pero los estadunidenses no están contentos con lo que encuentran. La única información nueva que reciben es la versión de Barrientos de cómo fue descubierta accidentalmente la guerrilla y la sensación de que "Barrientos y sus ministros piensan que las derrotas sufridas tienen un importante efecto sicológico sobre el resto del país particularmente en otros grupos disidentes."

Tope se llevará la idea de que "El problema no es lo adecuado de las tropas en el campo, sino la actitud de los que están arriba, incluido Barrientos", que está moviendo tropas sin sentido, que no sabe "como sacar el conejo del sombrero." En la reunión, Barrientos sólo insiste en pedir equipo bélico. Tope reportará más tarde que sus peticiones son las eternas panaceas bolivianas: pedir aviones, cambiar los viejos máusers por armas automáticas. Tope le contesta que no sirven los aviones que les piden para esas condiciones de combate y que si un soldado tira el arma, lo mismo lo hace con un máuser que con una automática, que tienen que aprender a usarlas y darles mantenimiento.

La misión estadunidense resumirá: "Finalmente, esta gente tiene un tremendo problema, pero vamos a tener grandes dificultades para ponernos de acuerdo aun en cómo aproximarnos a él, mucho más en cómo encontrar una solución. Es obvio que tenemos que tomar una aproximación práctica, pragmática, construyendo desde lo que tienen ahora, forzando mejoras."

Es por ahora para los estadunidenses un problema menor en la medida en que piensan que el gran fantasma, a cuya cacería se han abocado, no está en Bolivia. Los primeros rumores han sido recibidos con interés por los analistas, pero la dirección de la CIA se encontraba muy escéptica al respecto y pensaba que se trataba de una nueva cortina de humo tendida por los cubanos. El descubrimiento del campamento de Ñancahuazú y la foto allí hallada parecían apoyar la tesis de que El Che estaba o había estado en la zona, pero la opinión de Helms y la cúpula de la CIA prevaleció: El Che no estaba en Bolivia.

Como parte de la estrategia del Pentágono, el 23 de abril, un grupo de asesores militares, un "Equipo Móvil de Entrenamiento" (MTT) arribará desde la base de Fort Gullick, bajo el mando del mayor Ralph "Pappy" Shelton, quien retorna tras haber estado en la región unas semanas antes, acompañado del capitán Michel Leroy, recién llegado de Saigón, otros tres oficiales y 12 hombres (que incluyen a Margarito Cruz, un cubano que entrenará a una escuadra de exterminio). Se establecen en la base de La Esperanza, un ingenio abandonado, 80 kilómetros al norte de Santa Cruz. Para recibir el entrenamiento de los rangers estadunidenses, el ejército boliviano reactiva el regimiento Manchego, con 650 hombres y oficiales de otras corporaciones, como el teniente coronel Gallardo y el mayor Ayoroa.

Como parte de la ayuda llegarán además cinco aviones P51, helicópteros y dos H19. El presidente Barrientos declarará al periodista mexicano Luis Suárez: "No hay nada especial, hace 15 años que existen estas misiones militares."

Mientras tanto, Debray, Bustos y Roth comienzan su odisea. Al ser capturados y llevados a la alcaldía del pueblo se encuentran con el periodista de "Presencia", Hugo Delgadillo, quien habla con ellos durante unos minutos y les toma una foto. Los tres insisten en su carácter de periodistas internacionales, pero el ejército, alertado por las declaraciones de Salustio, les deshace la cobertura.

Allí mismo comienza un interrogatorio a golpes. Debray será transportado al día siguiente en helicóptero a la base aérea de Choreti, en las cercanías de Camiri, Bustos y Roth serán llevados en un jeep.

Barrientos informa que los tres periodistas han muerto. Es la manera más fácil de sentenciarlos en vida. El Che recoge la información en la radio. Pero la foto de Delgado será la que le salve la vida. El periodista, para evitar que le incauten el rollo de película los militares, se lo ha entregado a una mujer, quien lo ha hecho llegar hasta Cochabamba. La publicación de la foto de los tres detenidos evitará su muerte, pero no las torturas. Durante los tres primeros días dos coroneles interrogan a Debray insistiendo en una pregunta: ¿Está El Che Guevara en Bolivia? Golpes, apaleamientos y martillazos, simulaciones de ajusticiamiento a tiros contra Debray, quien ha sido señalado por Salustio como uno de los hombres que andaba armado entre los guerrilleros. Bustos mantiene al principio su cobertura gracias al pasaporte falso y a la identidad a nombre de Fructuoso, un periodista argentino. Debray se da por muerto. Las torturas lo dejan inconsciente. El mayor Sánchez, quien se encuentra en Camiri, impide que lo maten. Hasta ese momento ambos han negado la presencia del Che. Roth no puede hablar del tema porque lo ignora.

Será la presencia un nuevo grupo de interrogadores la que cambie el tono, el coronel Federico Arana, de inteligencia militar; Quintanilla, adjunto al Ministerio del Interior y un agente de la CIA llamado también como su antecesor "Doctor González" (también conocido como Gabriel García).

Bustos ofrece información que piensa no afectará a la guerrilla. Les habla del campamento central que había sido descubierto el 4 de abril, habla de la presencia de extranjeros y menciona que Inti Peredo es el jefe, tal como le ha indicado El Che.

La guerrilla, que aunque sólo ha perdido en combate a un hombre, El Rubio, sufre continuas bajas (dos desertores, un capturado por el ejército, dos muertos ahogados, la pérdida de Debray y Bustos, sufrirá en esos días una más. En un choque fortuito con el ejército, Vázquez Viaña queda cortado del grupo y no puede localizarlos. Vagará por la selva hasta que choca en las afueras de Taperillas con un retén y mata a dos soldados, para ser capturado herido dos días más tarde.

Mientras tanto, el cuerpo principal de la guerrilla avanza por la montaña casi sin víveres. El Che escribe:
Falta mucho para hacer de esto una fuerza combatiente, aunque la moral es bastante alta.
En los siguientes días El Che intenta reconectar con el grupo de la retaguardia de Vilo Acuña. El 25 de abril, hacia las 10 de la mañana, El Che recibe la noticia de que un grupo de soldados se aproxima, las informaciones son contradictorias, se habla de 30 o 60 hombres. El Che personalmente participa en la emboscada.
Al poco rato apareció la vanguardia

que para nuestra sorpresa estaba integrada por 3 pastores alemanes con su guía. Los animales estaban inquietos, pero no me pareció que nos hubieran delatado; sin embargo, siguieron avanzando y tiré sobre el primer perro, errando el tiro, cuando iba a darle al guía, se encasquilló el M-2. Manuel Hernández mató otro perro, según pude ver sin confirmar, y nadie más entró a la emboscada.
El Che se equivoca, ha acertado; más tarde los informes del ejército darán los nombres de los dos perros muertos: Rayo y Tempestad. Pero así no terminará la cosa, en uno de los flancos se escuchan nuevas ráfagas. San Luis, quien ha tomado como siempre la posición más arriesgada, enfrenta desde la entrada de una cueva el fuego de ametralladora de los soldados y cae herido.
Lo trajeron al poco rato ya exangüe y murió cuando se empezaba a pasarle plasma. Un balazo le había partido el fémur y todo el paquete vasculonervioso; se fue en sangre antes de poder actuar. Hemos perdido al mejor hombre de la guerrilla. Y naturalmente, uno de sus pilares, compañero mío desde que, siendo casi un niño, fue mensajero de la columna 4, hasta la invasión y esta nueva aventura revolucionaria.
El Che recordará al poeta peruano César Vallejo:
de su muerte oscura sólo cabe decir, para un hipotético futuro que pudiera cristalizar: "Tu cadáver pequeño de capitán valiente ha extendido en lo inmenso su metálica forma. "

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