Read Ernesto Guevara, también conocido como el Che Online
Authors: Paco Ignacio Taibo II
Tags: #Biografía, Ensayo
Nuestra tarea más urgente es restablecer el contacto con La Paz y reabastecernos de equipo militar y médico y lograr
la
incorporación de unos 50-100 hombres de la ciudad.
Y piensa en el refuerzo urbano porque
sigue sintiéndose la falta de incorporación campesina. Es un círculo vicioso: para lograr esa incorporación necesitamos ejercer nuestra acción permanente en un territorio poblado y para ello necesitamos más hombres.
Una nota de preocupación al final:
El ejército sigue nulo en su tarea militar, pero está haciendo un trabajo campesino que no debemos descuidar, pues transforma en chivatos a todos los miembros de una comunidad, ya sea por miedo o por engaños sobre nuestros fines.
Un mensaje recibido de La Habana pocos días después parece darle la respuesta al Che; aunque debe haberle resultado desesperante el no poder transmitir sus indicaciones. Rodolfo Saldaña le informa vía un intermediario que viajó a Cuba, que es posible alzar en armas un segundo frente. La Habana también confirma que están recibiendo entrenamiento militar un grupo de estudiantes bolivianos. Las buenas noticias se neutralizan por el desastre que priva en las comunicaciones. Tras la salida de Renán, La Paz no sólo no tiene comunicación con El Che, tampoco la tiene con La Habana, y Fidel puede transmitirle información al Che, pero no recibe respuesta y no sabe si sus mensajes están llegando a la guerrilla.
Mientras tanto el general Ovando, presionando para obtener más ayuda estadunidense decide hacer pública la información de que El Che se encuentra en Bolivia, amparado en una declaración de Debray a la prensa de que había entrevistado al Che en marzo en Ñancahuazú.
Además, dijo que el ejército se estaba enfrentando a guerrilleros perfectamente entrenados que incluso contaba, con comandantes vietcongs que habían derrotado a
l
os mejores regimientos norteamericanos.
Contradictoriamente, en esos mismos días un cable de la AP reporta que El Che murió en Cuba, que las informaciones sobre su presencia en Bolivia tenían el sentido de darle a la guerrilla el brillo de la supuesta presencia del Che, una información quizá con el sentido de obligar a los cubanos a confirmar la presencia del Che. A Ovando lo seguirá el general Barrientos, quien
tuvo una conferencia de prensa en la que admitió mi presencia, pero vaticinó que en pocos días quedaría liquidado. Habló la habitual retahila de sandeces, llamándonos ratas y víboras, y reiteró su propósito de castigar a Debray.
Durante los primeros días de julio el núcleo del Che avanza mientras la pierna de Villegas se cura lentamente y continúan los ataques de asma de su comandante. Los pocos campesinos con los que tropiezan se encuentran bajo el terror de los militares. El 6 de julio El Che decide una acción audaz y envía a un grupo encabezado por el Coco Peredo y Pacho a tomar el poblado de Samaipatia.
Fueron comisionados para la acción Martínez Tamayo, Coco, Pacho, Aniceto, Mario Gutiérrez y Juan Pablo Chang, el Chino. Pararon un camión que venía de Santa Cruz, sin novedad, pero detrás venía otro que paró por solidaridad y también hubo que detenerlo; allí comenzó el tira y afloja con una señora que viaja en el camión y no quería bajar a su hija, un tercer camión paró a ver qué pasaba y ya se obstruyó el camino, parando un cuarto, ante la indecisión de la gente. Se arreglaron las cosas y quedaron los 4 vehículos a un costado y un chofer hablaba de descanso cuando le preguntaban. La gente salió en un camión, llegó a Samaipatia, capturó dos carabineros luego al teniente Vacaflor, jefe del puesto y al sargento lo hicieron decir la contraseña y tomaron en acción relámpago el puesto con 10 soldados.
En el tiroteo que se produjo el Coco mató a un soldado. Durante el enfrentamiento hubo una falla accidental en el abastecimiento de luz y el ejército habría de pensar más tarde que se trataba de una acción de colaboradores locales. Los soldados detenidos fueron dejados desnudos a un kilómetro de la comunidad.
La acción se realizó ante todo el pueblo y la multitud de viajeros, de manera que se regará como pólvora.
Una foto muestra al Che en los alrededores de Samaipatia rodeado de campesinos mientras estudia algo, de rodillas con una gorra en la cabeza; la nueva gorra le dará apariencia de revolucionario ruso del siglo pasado, sin embargo estará incompleto, la iconografía guevarista necesita de la boina.
En el orden de los abastecimientos, la acción fue un fracaso; el Chino se dejó mangonear por Pacho y Mario Gutiérrez y no se compró nada de provecho y en las medicinas, ninguna de las necesarias para mí, aunque si las más imprescindibles para la guerrilla. A las 2 ya estábamos caminando de vuelta con el botín.
Según el diario de Pacho al Che habría de olvidársele contar que había estado bien contento comiendo galletas y bebiendo pepsicola.
En los días siguientes, mientras la prensa criticaba la ineficiencia del cerco militar, añadían en la información que entre los guerrilleros se encontraba un coronel del Vietcong Juan Pablo Chang, el peruano de remotos orígenes chinos, nunca supo en qué lo habían convertido.
La masacre de la retaguardia
En la segunda semana de julio la guerrilla del Che se mueve lentamente. La aparente tranquilidad no le puede ocultar que el ejército puede trazar con claridad la ruta que están siguiendo hacia el sur.
Para el comandante el enemigo mayor es la enfermedad.
El asma mía está en aumento,
escribe, y al día siguiente añade:
Me inyecté varias veces para poder seguir usando al final una solución de adrenalina al
1/900
preparada para colirio. Si Paulino no ha cumplido su misión, tendremos que retornar al Ñacahuaso a buscar medicamentos para mi asma.
Mientras tanto se ha iniciado el juicio de Bustos y Debray. El intento del gobierno de condenarlos a toda costa produce fricciones con algunos militares, como el mayor Rubén Sánchez, quien acepta actuar como testigo de descargo. Ovando, el ministro de la Guerra, lo manda a llamar y se produce la siguiente conversación:
"—Espero que declare convenientemente.
—¿Qué quiere decir convenientemente?— le pregunté—. Voy a declarar la verdad: no he visto a Debray combatiendo.
—Vaya a ver al presidente Barrientos.
El presidente se agarraba la cabeza:
—Usted va a dejar mal a las Fuerzas Armadas.
—Yo soy el único que va a salvar el honor de las Fuerzas Armadas —le respondí a Barrientos—. Porque ese juicio es una pantomima donde todos los oficiales están mintiendo y yo voy a decir la verdad."
El Che comenta las primeras declaraciones de Debray y Bustos en el juicio:
no son buenas; sobre todo, han hecho una confesión del propósito intercontinental de la guerrilla, cosa que no tenían que hacer.
Mientras, la guerrilla se mueve en una zona despoblada, que no han explorado previamente, con El Che gravemente afectado por el asma y bajo el peligro de que los pocos campesinos que ven los denuncien al ejército, estimulados por la recompensa de "cincuenta millones de bolivianos a quien entregue vivo o muerto, preferiblemente vivo, al guerrillero Ernesto Che Guevara."
Este volante y las continuas declaraciones de Barrientos de que El Che está a la cabeza de la guerrilla, provocan fricciones entre el presidente y el embajador estadunidense Henderson, quien insiste en que se trata de una desinformación, y que si acaso El Che estuvo en Bolivia ya ha abandonado el país. Barrientos contradecirá públicamente al embajador cuando éste declare a la prensa que es posible que el problema de la guerrilla se prolongue durante bastante tiempo.
El presidente boliviano está sufriendo presiones, además, de los pequeños partirlos con los que se integra el frente gubernamental. El Che comenta:
El PRA
y el PSB se retiran del frente de la revolución y los campesinos advierten a Barrientos sobre una alianza con Falange. El gobierno se desintegra rápidamente. Lástima no tener 100 hombres más en este momento.
Ante esta situación, el gobierno declara el inicio de la operación Cynthia (el nombre de la hija del presidente), en la que la guerrilla quedaría liquidada en pocas horas. Se trataba de un cerco a cargo de la IV División, que abarcaba la zona de Ñacahuazú hasta el Río Grande y que resultaría un fracaso, disolviéndose en el aire: operaciones de rastreo de fantasmas, cercos que no operan, campamentos tomados a la nada.
La crisis gubernamental se profundiza:
Las noticias políticas son de una tremenda crisis que no se ve en qué va a parar. Por lo pronto, los sindicatos agrícolas de Cochabamba han formado un partido político "de inspiración cristiana "que apoya a Barrientos y éste pide que lo "dejen gobernar 4 años" es casi una imploración. Siles Salinas amenaza a la oposición con que la subida nuestra al poder le costará la cabeza a todos, y llama a la unidad nacional, declarando al país en pie de guerra. Parece implorante por un lado y demagógico por otro; tal vez se prepara a una sustitución.
El Che acierta, el 17 de julio Barrientos anunciará la disolución del gabinete, apoyado por los minipartidos PSD y PRA, parece que le quiere abrir lugar a una coalición más amplia.
Hacia el 21 de julio la guerrilla ha retornarlo a la zona donde habían enterrado a Coello. El contacto con algunos campesinos les alerta del paso del ejército una semana antes. El Che se tomará en el caserío de Tejería una de sus últimas fotos: Como siempre, con un animal al lado. El Che y un mulo, fumando un tabacote mientras le sostiene la brida, El Che de frente, la visera de la gorra casi le tapa los ojos, el mulo, muy serio, de perfil. A pesar de la sonrisa no se encuentra bien, ha dejarlo de comer (
El asma me trató duro y se van acabando los misinos calmantes).
Una recepción de Radio Habana le permite recuperar su senti
do del humor:
Raúl refutó las calificaciones de los checos sobre el artículo de los Vietnam. Los amigos me llaman un nuevo Bakunin, y se lamentan de la sangre derramada y de la que se derramaría en raso de 3 o 4 Vietnams.
En otro mensaje se entera de que aún no han enviarlo un nuevo operativo a La Paz, aunque se prepara el sustituto de Reirán, un "cubano que peleó en la sierra con documentación fuerte." Rodolfo Saldaña, en La Paz, ha renunciado, a petición de los cubanos, a preparar un segundo foco y se le ha sugerido que se concentre en entrar en contacto con El Che, mientras en La Habana, el grupo que está entrenando llega ya a los 23 hombres, surgidos de varias formaciones políticas de izquierda incluido el PCB.
El 26 de julio, aún acosado por el asma, El Che le da una pequeña charla al grupo sobre el significado de la revolución cubana:
rebelión contra las oligarquías y contra los dogmas revolucionarios.
No sabe que su ruta de aproximación al Río Grande ha sido detectada por el ejército, que envía en avión a la compañía Trinidad hacia la zona. Horas después chocarán contra una emboscada montada por El Che:
Ésta se desarrolló así: 8 soldados aparecieron en la cresta, caminaron hacia el sur, siguiendo un caminito viejo y retornaron, tirando algunos morterazos, haciendo señas con un trapo.
Poco después retornan y ocho de ellos caen en la emboscada. Los disparos de los guerrilleros les causan cuatro bajas.
Nos retiramos sin quitarle armas y equipo por lo difícil que se hacía el rescate y salimos arroyo abajo. Luego de la confluencia con otro cañoncito se hizo una nueva emboscada, los caballos avanzaron hasta donde llega el camino.
Tres días más tarde, tras pasar la noche en vela a causa del asma, a las cuatro y media de la madrugada, los soldados del regimiento Trinidad vuelven a hacer contacto con la guerrilla.
Cuando De la Pedraja estaba haciendo el café, avisó que veía una linterna cruzando el río, Manuel Hernández, que estaba despierto por hacer cambio de posta, y De la Pedraja fueron a detener a los caminantes. Desde la
c
ocina oí el diálogo así: Oiga,' ¿quién es?
Destacamento Trinidad.
Allí mismo la balacera. Enseguida Manuel Hernández traía un M1
y una canana de un herido y la noticia de que eran 21 hombres en camino hacia Abapó y en Moroco había 150. Se les hi
c
ieron otras bajas no muy bien precisadas en la confusión reinante. Los caballos tardaron mucho en ser cargados y Restiluto se perdió con el hacha y un mortero que se le había ocupado al enemigo. Ya eran cerca de las
6
y todavía se perdió más tiempo porque se cayeron algunas cargas. Resultado final fue que ya en los últimos cruces estábamos bajo el fuego de los soldaditos, quienes se envalentonaron.
Apuré a la gente y pasé con Villegas, nuevamente bajo el fuego, el cañón del río, donde se acaba el camino y por ende se puede organizar la resistencia. Mandé a Manuel Hernández con Coco y Mario Gutiérrez a que tomaran la delantera mientras yo espoleaba la caballería.
Al cruzar uno
de los vados el caballo del Che resbaló y cayó, pero Coco, Mario Gutiérrez y Manuel Hernández hicieron una línea de defensa para impedir que el ejército concentrara el fuego sobre él. Los soldados gritaban: ¡Lo tumbamos!
Cubriendo la retirada quedan 12 hombres, la guerrilla retrocede escalonando las posiciones durante horas, en uno de los últimos pasos quedan bajo el fuego del ejército Martínez Tamayo, Raúl, Pacho, Simón Cuba, Jaime Arana y Aniceto. Las balas alcanzan a Raúl, que muere de inmediato con un tiro en la boca, y hieren a Martínez Tamayo y Pacho. Durante dos horas Martínez Tamayo y Pacho contienen al ejército.
Tras una penosa marcha por el monte, salieron al río y se nos unieron. Pacho venía a caballo, pero Martínez Tamayo no podía montar y hubo que traerlo en hamaca. Envié a Manuel Hernández, con Francisco Huanca, Adríazola, Coco y Aniceto a que tornara la desembocadura del primer arroyo, en la margen derecha, mientras nosotros curábamos los heridos. Pacho tiene una herida superficial que le atraviesa las nalgas y la piel de los testículos, pero Martínez Tamayo estaba muy grave y el último plasma se había perdido en la mochila de Simón. A las 22 murió Martínez Tamayo y lo enterramos cerca del río en un lugar bien oculto, para que no lo localicen los guardias.
El ejército ha sufrido tres muertos y cinco heridos en el choque. Además se ha perdido el radiotransmisor averiado y la grabadora con la que captan y graban las emisiones en clave de La Habana y luego las descifran. A partir de este momento los mensajes de La Habana serán incomprensibles y habrá grandes dificultades para traducirlos. Cada vez más dependen para informarse respecto del mundo exterior de las radioemisoras comerciales. También se pierden 11 mochilas, medicinas, libros (uno de Trotski y otro de Debray anotado por El Che a mano).