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Authors: Paco Ignacio Taibo II

Tags: #Biografía, Ensayo

Ernesto Guevara, también conocido como el Che (109 page)

BOOK: Ernesto Guevara, también conocido como el Che
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Horas más tarde el ejército está alertado y Vargas prepara con Honorato la emboscada. El campesino se vestirá con camisa blanca y conducirá a los guerrilleros hasta un vario en el Río Grande, donde los abandonaría para regresar a su casa. En esos momentos El Che y su guerrilla se encuentran tan sólo a unos 40 kilómetros del lugar.

Hacia las cinco y media de la mañana la columna guerrillera apareció en el Vado del Yeso. Vargas describe: "El que entró al agita era un hombre alto, fornido, moreno, cargaba una mochila como todos y un arma que no podía distinguir. Llegaron al vario, inclusive Tania. Fue en ese instante que el primero entró al agua." Honorato Rojas se ha retirado. La columna es conducida por Israel Reyes con una ametralladora de mano en la izquierda y un machete en la derecha. Se agacha, toma agua del río y luego hace señas a sus compañeros para que lo sigan. Nueve guerrilleros componen el grupo. De repente comienzan los disparos, sólo Israel puede reaccionar y dispara matando a un soldado. Vilo Acuña, Gustavo Machín Hoed, Moisés Guevara, van cayendo muertos en medio de la corriente. El médico Fredy Maimura, al ver caer herida a Tania, quiere salvarla y se deja arrastrar por la corriente. José Castillo se rinde y es capturado.

Maimura sacará a Tania ya muerta a la orilla del río. Algunas fuentes dicen que poco después será capturado, otras que vagará días por los senderos hasta que es capturado por el ejército y asesinado. Castillo será llevado a Vallegrande, donde será interrogado por inteligencia militar y la CIA.

El 1 de septiembre, a la búsqueda de la retaguardia El Che avanza por el arroyo que lleva a la casa de Honorato Rojas. Al caer la noche descubrirán que
estaba vacía, pero se había aumentado en varios barracones para el Ejército, a la sazón abandonadas. Encontramos harina, manteca, sal y chivos. Matando a dos, los que configuraron un festín junto con la harina, aunque la cocinada nos consumió toda la noche a la expectativa.

Tan sólo 24 horas después de la emboscada a Joaquín.

CAPÍTULO 54

"Zafar y buscar zonas más propicias"

El 2 de septiembre El Che conocerá a través de la radio la noticia del aniquilamiento de la retaguardia, durante tres días dudará de la verdad de la versión, a pesar de que en diferentes estaciones se mencionan cada vez más detalles, luego dejará de hablar del tema hasta el balance del mes de septiembre, donde incorporará esta nota casi con voluntad de no querer creer del todo:
Por otra parte, parecen ser ciertas varias de las noticias sobre muertos del otro grupo al que se debe dar como liquidado, aunque es posible que deambule un grupito rehuyendo contacto con el Ejército, pues la noticia de la muerte conjunta de los siete puede ser falsa o, por lo menos, exagerada.

Cuando acepta finalmente la realidad, se da cuenta de que tiene que salir de la zona con los restos de la guerrilla. En el primer día, tras un enfrentamiento con un soldado aislado, comienza el movimiento hacia noroeste. El domingo 3 de septiembre la vanguardia va a dar a la casa de un latifundista donde acampan 40 soldados
produciéndose un encuentro confuso en el que los nuestros mataron por lo menos un soldado, el que traía un perro; los soldados reaccionaron y los rodearon, pero luego se retiraron ante los gritos; no se pudo coger ni un grano de arroz.

El avance tratando de salir de la zona continúa. Por todos lados encuentran huellas o informes sueltos de los campesinos sobre el paso de la tropa. El Che escribe:
Recordar que lo fundamental es no sufrir bajas, se recomienda la mayor cautela.

Cinco días después de haberlo recibido logran descifrar un mensaje de La Habana. En él le comentaban al Che los resultados de la conferencia de la OLAS, una gran convención de la izquierda latinoamericana celebrada en Cuba para el relanzamiento de una propuesta guerrillera continental y cómo las propuestas guevaristas habían tenido una acogida mayoritaria a pesar de la oposición de varios de los partidos comunistas más alineados a Moscú
(la delegación boliviana fue una mierda; Aldo Flores del PCB
pretendió ser el representante del ELN; lo tuvieron que desmentir).
Una nota al final del mensaje informaba del allanamiento de la casa del doctor Lozano, uno de los hombres de la red urbana.

El 6 de septiembre la guerrilla vuelve a chocar con el ejército, otra vez una patrulla guiada por perros. Durante unas horas El Che queda cortado de ocho hombres que mantenían la emboscada.
Sin embargo, Manuel Hernández se reincorporó con toda su gente, rompiendo monte.
El ejército había pasado a su lado sin verlos y sin que la guerrilla se diera cuenta.

Con la sensación de que están en mitad de una gran concentración militar, El Che avanza lentamente en medio de la selva.
La aviación no nos busca por aquí a pesar de haber llegado al campamento y la radio informa incluso que yo soy el jefe del grupo. El interrogante es: ¿tienen miedo? Poco probable; ¿consideran imposible el paso hacia arriba? Con la experiencia de lo que hemos hecho y ellos conocen, no lo creo; ¿Nos quieren dejar avanzar para esperarnos en algún punto estratégico? Es posible; ¿creen que insistiremos en la zona de Masicuri para abastecernos? También es posible.

La radio comercial sigue siendo su único contacto con el exterior, y a veces sus noticias provocan la rabia del comandante:
Un diario de Budapest critica al Che Guevara; figura patética y, al parecer irresponsable y saluda la actitud marxista del Partido Chileno que toma actitudes prácticas frente a la práctica. Cómo me gustaría llegar al poder, nada más que para desenmascarar cobardes y lacayos de toda ralea y refregarles en el hocico sus cochinadas.
Dos días después su enfado se extiende a la radio cubana:
Radio Habana informaba que OLAS había recibido un mensaje de apoyo del ELN; ¡milagros de la telepatía!

Subiendo el Río Grande en condiciones terribles, El Che pierde sus zapatos al cruzar nadando; el Nato Méndez le fabrica unas abarcas. Pierden armas y mulas de carga, el doctor De la Pedraja está en muy malas condiciones, El Che sigue afectado por el asma. Hay días en que no puede dormir.
Se me olvidaba recalcar un hecho: hoy, después de algo más de seis meses, me bañé. Constituye un récord que ya varios están alcanzando.
Los conflictos entre los guerrilleros se producen por nimiedades, discusiones sobre la comida, sobre quién rehúsa compartir la carga. Se mueven en el agotamiento, subiendo riscos cada vez más difíciles de acceder, cruzando riachuelos. Un día Olo Pantoja ve avanzar a cinco soldados por una senda y se lo comunica al Che.
A
l
f
in
de cuentas, resultó una alucinación, peligrosa para la moral de la tropa, pues enseguida se comenzó a hablar de psicosis. Conversé luego con Olo y, evidentemente, no está normal; se le saltaron las lágrimas pero negó que tuviera ninguna preocupación y manifestó que sólo le afectaba la falta de sueño, pues es ayudante durante 6 días debido a que se durmió en la posta y luego lo negó.

Barrientos, desdiciendo todas sus anteriores versiones, aceptará la versión norteamericana e informará por la radio que El
Che
está muerto y que las noticias de su presencia en Bolivia eran sólo propaganda, pero el mismo día el ejército boliviano ofrecía más de 4 mil dólares por la información que facilitara su captura vivo o muerto. El embajador Henderson se burla de estas imprecisiones, pero esta misma ambigüedad existe en las esferas de mando de la CIA
y entre los asesores de Johnson, quienes continúan dudando si El Che se encuentra vivo y actuando en Bolivia.

Los que no tienen dudas son los operadores de campo de la Agencia que, encabezados por Félix Rodríguez, han entrevistado a José Chávez y revisado el diario de Israel Reyes, quien fue capturado en la emboscada de Vado del Yeso. Estas informaciones les permiten aclarar las diferencias entre el grupo de Vilo Acuña, la retaguardia, recién destruida y el cuerpo de la guerrilla dirigida por El Che. Ahora saben a quién están buscando, y de qué magnitud puede ser el grupo guerrillero.

El 15 de septiembre la radio le proporciona al Che pésimas noticias. Loyola Guzmán, la tesorera del ELN y cuadro esencial en la red urbana ha sido detenida en La Paz. Identificada gracias a las fotos que se encontraron en las cuevas intentó suicidarse al ser capturada arrojándose por una ventana del palacio de Gobierno. Su detención produce manifestaciones estudiantiles, protestas de profesores y manifiestos de los intelectuales; los parientes de varios de los guerrilleros son detenidos u hostigados. Detrás de la operación está el ministro del Interior, Antonio Arguedas, asesorado por la CIA. La red urbana queda prácticamente inactiva, sólo con Rodolfo Saldaña a cargo, quien recibe la visita de un agente cubano con el seudónimo de Natacha; pero que es incapaz de reconectar con la guerrilla.

El 19 de septiembre El Che anotará en su diario:
Signo de los tiempos: se me acabó la tinta.
Dos días más tarde en marchas nocturnas subiendo cerros El Che puede contemplar en su altímetro que han alcanzado la altura máxima de 2040 metros.
La gente tiene mucho miedo
Y
trata de desaparecer de nuestra presencia, hemos perdido mucho tiempo debido a nuestra poca movilidad.
Las dos últimas leguas de camino les tomarán cuatro horas y media de marcha. Al día siguiente al llegar al poblado de Alto Seco, a unos 35 kilómetros al sur de Valle Grande, serán recibidos por el furioso ladrido de los perros, que al descubrir que los guerrilleros no les hacen caso se callan. Se trata de un
villorrio de 50 casas, situado a 1,900 metros de altura que nos recibió con una bien sazonada mezcla de miedo
y
curiosidad.

Inti y El Che dan una conferencia en el local de la escuela a un grupo de campesinos que los escuchan en silencio. Años más tarde uno de ellos recordará las palabras del Che:
Mañana vendrán los militares y sabrán que ustedes existen
y
cómo viven. Van a construir una escuela y una posta sanitaria, van a mejorar el camino a Valle Grande, harán que funcione el teléfono, les buscarán agua...
"El Che decía verdad, construyeron la escuela y la posta sanitaria y el teléfono se arregló, pero ahora todo ha vuelto a ser peor, el teléfono no funciona, la posta sanitaria no tiene médico ni medicina y el camino está arruinado."

Interrogados más tarde por la policía los campesinos asegurarán que en la guerrilla había dos negros que hablaban portugués (!) y que El Che parecía enfermo y exhausto.

El 24 de septiembre arriban a una ranchería llamada Loma Larga, El Che
con un ataque al hígado, vomitando, y la gente muy agotada por caminatas que no rinden nada.
Los campesinos huyen al verlos. Van precedidos por el rumor, pero las noticias son que el ejército no ha entrado en esa zona. Dos días más tarde llegan al poblado de Abra de Picacho que está de fiesta. Un campesino contará: "Don Che venía en una mula, y le seguían otros animales cargados de víveres. Estuvo tres horas con nosotros. Tomó chicha pero no quiso bailar, porque dijo que venía cansado. Cuando se iba le dijimos que no fuera por La Higuera, sino por el cerro, pero parece que desconfiaba de nosotros y se metió por abajo, por el Yuro."
Al llegar a la Higuera, todo cambió: habían desaparecido los hombres y sólo alguna que otra mujer había. Coco fue a casa del telegrafista, pues hay teléfono y trajo una comunicación del día 22 en la que el Subprefecto de Valle Grande comunica al corregidor que se tienen noticias de la presencia guerrillera en la zona y cualquier noticia debe comunicarse a Vallegrande donde pagarán los gastos; el hombre había huido.

Ninfa Arteaga, la mujer del telegrafista reseña: 'Venían con hambre, venían débiles. Comieron harto y me dijeron que no podrían olvidarnos nunca (...) El médico era del Beni. Nos habló tan lindo, de cómo sería si triunfara la guerrilla. Dijo que habría médicos, medicinas. Además uno conoce a las personas. Uno sabe si son buenas o malas."

Al salir del pueblo la vanguardia cae en una emboscada del batallón Galindo del ejército. Dariel Alarcón, quien va en la punta, se detiene para quitarse una piedra del zapato y salva la primera ráfaga en la que cae fulminado Manuel Hernández junto con Mario Gutiérrez Ardaya y el Coco Peredo. Alarcón trata de recuperar al Coco y se lo echa a la espalda, pero una bala atraviesa el cuerpo del Coco y lo hiere a él.

El Che organiza la defensa en el poblado.
A los pocos momentos llegaba Dariel Alarcón herido y luego Aniceto y Francisco Huanca, con un pie en malas condiciones.

Dos combatientes bolivianos han desaparecido en el combate, Antonio Domínguez y el Camba Jiménez.
Rápidamente la retaguardia avanzó por el camino y yo la seguí, llevando aún las dos mulas; los de atrás recibieron el fuego muy cerca y se retrasaron e Inti perdió contacto. Luego de esperarlo media hora en una emboscadita y de haber recibido más fuego desde la loma, decidimos dejarlo, pero al poco rato nos alcanzó.

Inti se entera entonces de la muerte de su hermano.
"No lo vi morir. Tampoco derramé una lágrima, por una cuestión de carácter me cuesta mucho llorar."
Nuestras bajas han sido muy gran
d
es esta vez; la pérdida más sensible es la de Coco, pero Manuel Hernández y Mario Gutiérrez eran magníficos luchadores y el valor humano de los tres es imponderable. Antonio Domínguez pintaba bien.

La fuga de Domínguez, quien conoce la ruta que pensaban seguir, obliga al Che a modificar sus planes, pero el cerco del ejército dificulta todo. En la noche posterior, antes de tratar de salir de la zona, El Che mantiene una reunión con los sobrevivientes y les ofrece a los bolivianos la posibilidad de abandonar la columna, nadie acepta. Según Alarcón, a los cubanos les dice:
Nosotros representamos el prestigio de la revolución cubana y de prestigio lo vamos a defender hasta el último hombre y la última bala.

¿Está de hecho asumiendo la derrota y se prepara a llevarla a sus últimas consecuencias? No es la primera vez que ha estado en una situación límite, y sin duda no es un hombre que ceda ante la adversidad, pero en estos últimos dos meses ha perdido a una docena de sus amigos, se ha quedado completamente aislado, sin poder apelar a las redes urbanas casi totalmente destruidas o a la retaguardia profunda habanera, ni siquiera puede contar con un sólo punto de apoyo sólido entre los campesinos, pero si lo que habla por un personaje son sus actos, El Che no habla de derrota, habla de que no está dispuesto a rendirse, ni siquiera a retirarse.

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