Ernesto Guevara, también conocido como el Che (120 page)

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Authors: Paco Ignacio Taibo II

Tags: #Biografía, Ensayo

BOOK: Ernesto Guevara, también conocido como el Che
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Jorge Castañeda me prestó el manuscrito de su entrevista a Gutiérrez Barrios realizada en el 95. Además: Surí. "Nadie se cansa de pelear"; Cupull y González. "Un hombre bravo" que recoge cronológicamente toda la etapa con mucha información: Franqui: "Vida, aventuras y desventuras de un hombre llamado Castro"; Portuondo: "La clandestinidad tuvo un nombre. David."

Fueron útiles la credencial de reportero de la Agencia latina y más de dos docenas de fotografías sobre la etapa en los archivos de revistas cubanas y en El Universal, de México, D.F.

2)
Sobre el encuentro con Fidel

Los historiadores y periodistas cubanos han sido muy imprecisos para fechar la reunión entre El Che y Fidel.

El 7 julio del 55 llega Fidel a Mérida, hace escala y de ahí a Veracruz en el vuelo 500 de Mexicana. El 8 llega a la ciudad de México. Salado fecha la entrevista en septiembre, otros en agosto. Massari en noviembre. Hilda Gadea a principios de julio. Fidel habla de "julio o agosto." Podemos decir que fue sin duda en la segunda semana de julio porque ambos se conocían y estuvieron juntos en la tercera semana cuando se produce el acto de los exilados en Chapultepec.

3)
El traidor

La historiografía cubana ha tendido un velo sobre la personalidad del traidor dentro de las filas del 26 de Julio en México. Antonio del Conde dirá años más tarde que se trataba de Rafael del Pino, Lavretski lo identificará aportando datos más precisos: que había aceptado 15 mil dólares de la embajada cubana para venderlos. Bayo acusará a Ricardo Bonachea que había sido separado del movimiento semanas antes y en el libro de Minerva Salado se recoge la información de que Miguel A. Sánchez, "el coreano", quien participó en los entrenamientos pero no viajó finalmente en el Granma mantenía relaciones con la embajada cubana.

4)
El destino del Patojo en México

Che: "El Patojo siguió su vida trabajando en el periodismo, estudiando física en la Univer-sidad de México, dejando de estudiar, retomando la carrera, sin avanzar mucho nunca, gallándose el pan en varios lugares y con oficios distintos, sin pedir nada. De aquel muchacho sensible y concentrado, todavía hoy no puedo saber si fue inmensamente tímido o demasiado orgulloso para reconocer algunas debilidades y sus problemas más íntimos, para acercarse al amigo y solicitar la ayuda requerida."

(
"El Patojo", en Pasajes
)

5)
Sobre el poema

El Che no le dio el poema "Vámonos ardiente profeta de la Aurora" a Fidel. Según una versión, lo entregó a Hilda en Miguel Schultz; según otra, apareció en la maleta que le entregaron a Hilda tras su partida de México ("me dejó su valija donde tenía su libreta de poemas"). Lo que es claro es que El Che no pensaba que su poema fuera bueno y no quería que tuviera otro destino que el de servir de recuerdo.

Años después Leonel Soto, director de Verde Olivo, lo publicó y El Che le mandó una nota indignado donde le advertía que no podía publicar nada sin permiso y mucho menos esos versos que son horribles (Pardo y Kutbischikova). El Che entendía que su poesía era algo privado. Cuando en otra ocasión Pardo Liada amenazó con publicar o leer por radio un poema suyo, El Che lo amenazó en broma con el paredón.

CAPÍTULO 8

1)
Fuentes

El Che sólo dejó un breve testimonio al respecto en "Una revolución que comienza": sus diarios de estos días han permanecido inéditos, aunque por el conocimiento de las entradas en los diarios de días posteriores, éstas fueron muy escuetas. La narración más detallada es quizá la del artículo de Faustino Pérez, "El Granula era invencible como el espíritu de sus combatientes" y el recuento de Juan Almeida en "Desembarco."

Con el mismo título del artículo de FP: "Invencible como el espíritu de sus combatientes", hay una muy completa recopilación de trabajos sobre el Granma y los primeros días de la invasión rebelde publicados durante 20 años en "Verde Olivo", en ella pueden encontrarse también los mensajes del ejército batistiano respecto a la búsqueda del barco en el Golfo de México. Son particularmente interesantes las narraciones de Norberto Collado: "Una travesía heroica": Calixto García: "Yo fui el número 15": Leonardo Roque: "Rescate en medio del mar", y la intervención conjunta de Eugenio Ameijeiras y René Rodríguez: "Con los fusiles, los uniformes y las balas." Ameijeiras vuelve sobre los acontecimientos en un artículo: "Miedo a las ballenas" y en uno de los capítulos de su libro "1956."

Otros testimonios interesantes de expedicionarios son los de Guillén Zelaya en la entrevista de Estela Guerra publicada en la revista Moncada, el de Jesús Montané en "Testimonios sobre El Che" y la entrevista a Chuchu Reyes de Alfredo Reyes Trejo: "El maquinista del Granma."

Fidel se refirió varias veces a los siete días de la travesía, quizá la intervención que contiene mayores detalles es su discurso del 13 de marzo de 1991.

Hay un artículo y dos libros dedicados al Granma particularmente interesantes: "Granma. Recuento en el xx aniversario", editado en la revista El Oficial; "Granma rumbo a la libertad", de la editorial Gente Nueva, y sobre todo el trabajo coordinado por Pedro Alvarez Tabío: "La epopeya del Granma" (con el mismo texto aunque con diferente formato la revista Bohemia haría una edición especial).

Los textos de los telegramas expedidos desde México en el libro de Yolanda Portuondo: "30 de noviembre" y en el artículo de N. Sarabia: "La mujer..."

2)
La comida dentro del barco

Dos mil naranjas. 48 latas de leche condensada, cuatro jamones, una caja de huevos, cien tabletas de chocolate y diez libras de pan. Lo que habría de dividirse entre 82 hombres durante los días de la travesía.

3)
Sobre la insurrección de Santiago

Frank País había diseñado una serie de operaciones de choque y distracción combinadas, había además ordenado que no se hicieran sabotajes entre Manzanillo y Pilón para evitar atraer a las tropas a la zona del potencial desembarco.

Entre los objetivos: tomar la estación de policía, atacar la policía marítima, cercar el Moneada, tomar la posta de Quintero y organizar una fuga de presos políticos, rescatar armas, tomar el aeropuerto en un segundo nivel y unir a los insurrectos a los recién desembarcados. La idea de una huelga general se había descartado por falta de trabajo del 26 de Julio en el movimiento obrero.

Fidel había pactado con Frank en octubre que cinco días después de la salida debería producirse el alzamiento. El cable con el aviso llegó el 27 a las 11 de la mañana. De tal manera que el alzamiento no sólo no se pospuso, sino que se adelantó un día pensando que la noticia del desembarco podía ser bloqueada por la censura. En Santiago participan unos 200 hombres y por primera vez se vieron en la calle los uniformes verde olivo del 26 de Julio. El ejército la víspera tenía noticias de que se estaba preparando el alzamiento, pero no sabía cómo ni cuándo.

Durante dos horas los grupos de acción controlaron la ciudad, pero al atardecer policía y ejército se repusieron y contraatacaron. La fuga de la cárcel fue un éxito, el ataque a la estación de policía relativamente, el cerco al Moneada fracasó. El 1 de diciembre aún había francotiradores en las azoteas, pero el movimiento se ha replegado a la clandestinidad.

El mejor trabajo que conozco sobre el levantamiento del 30 de noviembre en Santiago, es sin duda el libro de Yolanda Portuondo: "30 de noviembre", que reúne testimonios de la mayoría de los actores destacados que sobrevivieron a la revolución; sobre la personalidad del dirigente del movimiento. Frank País, resulta muy interesante la biografía de la misma autora: "La clandestinidad tuvo un nombre. David." Otras fuentes: el libro "Una revolución que comienza", los artículos de Benítez y Valdés: "Vivencias de una heroica hazaña" y la entrevista a Vilma Espín: "Reflejos de una época", así como el de Castor Amador: "El desembarco del Granma" y el artículo anónimo en la revista Verde Olivo. "30 de noviembre."

4)
Sobre el destino del Granma

Al paso de los años, el pequeño yate sobreviviría, bajo el cuidado de un sargento de apellido Pantoja y la vigilancia desde la cárcel a través de amigos y parientes del timonel Collado, quien cuando salió de la prisión de la Isla de Pinos al triunfo de la revolución recibió la encomienda de Camilo Cienfuegos de rescatar el yate y el 8 de enero del 59 cuando Fidel entró en La Habana, le informó que el yate estaba listo.

Luego el pequeño barco dio su nombre a un diario, una provincia de Cuba y fue motivo de orgullo nacional compartiendo tan sólo con otro yate (el de Hemingway en la finca de San Francisco de Paula) el derecho a ser pieza histórica y ser exhibido en las afueras del Museo de la Revolución, provocando en el público una y otra vez la misma pregunta: ¿Cómo le hicieron para meterse aquí 82 adultos durante siete días?

Efigenio Ameijeiras: "Hace un tiempo se le hizo al yate Granma un asalto con 82 pioneros que simbolizaban los 82 expedicionarios. Sorpresivamente, no cupieron dentro, por mucho que empujaron
y
apretaron. Algunos niños tuvieron que subir al techo. Imagínense lo que fue venir en aquel yate recargado y con el agua por encima de la línea de flotación."

CAPÍTULO 9

1)
Fuentes

El Che dedicó a este primer choque con las tropas batistianas uno de los relatos que luego fueron recogidos en "Pasajes de la Guerra revolucionaria", titulado "Alegría de Pío", así como un par de páginas del artículo "Una revolución que comienza"; su diario ha sido recogido junto con el de Raúl en "La conquista de la esperanza."

Una excelente descripción de la zona puede encontrarse en el artículo de Reyes Trejo y Lisanka: "Escenarios de lucha." Varios de los protagonistas han narrado sus testimonios, algunos de ellos con una notable calidad literaria como Efigenio Ameijeiras en "1956", Juan Almeida en "Desembarco", Universo Sánchez en la entrevista concedida a Luis Adrián Betancourt y en la entrevista publicada por Erasmo Dumpierre en Bohemia; Guillermo García, Fajardo y Ponce en las narraciones colectivas registradas por Carlos Franqui en "Cuba, el libro de los 12"; Faustino Pérez en "Invencible como el ánimo de sus combatientes", René Rodríguez en el artículo "Con los fusiles, los uniformes y las balas." En "Che sierra adentro" de Escobar y Guerra se encuentran los testimonios de Ameijeiras y el guajiro Crespo.

Los primeros contactos con los campesinos en los artículos de Benítez "La colaboración campesina" y Reyes Trejo: "Belic: se inicia el camino hacia la liberación." Partes del ejército y versión trucada batistiana que señala la muerte de Fidel usando a la UPI como vehículo en "Sucedió hace veinte años" de Rolando Pérez Betancourt y Franquí/Diario que señala una variante en la desinformación: "Entre los jefes más destacados que cayeron en el ataque al lado de Castro figuran su hermano menor Raúl y Juan Manuel Márquez."

En el número especial de Bohemia "xx aniversario" coordinado por Alvarez Tabío además de multitud de narraciones de los participantes, contiene reconstrucciones del destino de la mayoría de los invasores, textos militares, mapas y croquis, y una serie muy valiosa de fotos tanto de la época como de años posteriores.

2)
Bajas

Curiosamente el efecto de la emboscada de Alegría de Pío no produce demasiadas bajas en la columna rebelde, tan sólo dos muertos en combate y probablemente un tercero, capturado, herido y asesinado por las fuerzas militares. Sin embargo, en días sucesivos otros 18 son detenidos y asesinados y 17 más son capturados.

3)
La frase

La frase "aquí no se rinde nadie, carajo" ("Conocí a Camilo antes de conocerlo por una exclamación que era un símbolo"), atribuida por El Che a Camilo y más tarde incorporada a la mítica de la revolución cubana, al paso de los años se descubrió que la había pronunciado Juan Almeida, quien por pudor nunca corrigió al Che y se lo guardó bien calladito.

4)
Diarios

Fidel: "Era costumbre del Che en su vida guerrillera anotar cuidadosamente en un diario personal sus observaciones de cada día. En las largas marchas por terrenos abruptos y difíciles, en medio de los bosques húmedos, cuando las filas de los hombres, siempre encorvados por el peso de las mochilas, las municiones y las armas, se detenían un instante a descansar, o la columna recibía la orden de alto para acampar al final de fatigosa jornada, se veía al Che, como cariñosamente lo bautizaron desde el principio los cubanos, extraer una pequeña libreta y con su letra menuda y casi ilegible de médico, escribir sus notas." ("Una introducción necesaria" al diario del Che en Bolivia.) El Che mantuvo su diario a lo largo de toda la revolución cubana. Sólo se han hecho públicos los diarios de los primeros meses de combate.

CAPÍTULO 10

1)
Fuentes

El Che escribió sobre este periodo uno de los "Pasajes de la Guerra revolucionaria" titulado "A la deriva"; se cuenta además con las entradas de su diario recopiladas en "La conquista de la esperanza" y fragmentos de un artículo titulado "Camilo" escrito en el 64 y publicado después de su muerte, así como fragmentos de "Una revolución que comienza."

Hay que seguir su historia en paralelo con la narrada por Almeida en "Desembarco." Resultan además útiles dos artículos, el de Mariano Rodríguez, "Che en Cinco Palmas" (con el testimonio de Sergio Pérez) y "Hablan el padre y la hermana del Che." El texto de la carta en "Mi hijo El Che" de Guevara Lynch.

2)
Celia y la red campesina

La historiografía cubana ha subestimado en términos generales la red de militantes agrarios creada en las estribaciones de la Sierra Maestra por Celia Sánchez. Pareciera que el accidente y el accionar natural de los errabundos insurrectos les hubieran permitido conocer a los campesinos clave que les ofrecieron cobijo, comida, y sobre todo guía en la zona. El propio Che no le da demasiada importancia a este factor clave.

A partir de enero de 1956 Celia Sánchez, hija de un médico de clase media, con un profundo conocimiento de las áreas rurales del municipio de Niquero por haberse criado en Pilón, una pequeña villa entre Santiago y Manzanillo en el oriente cubano, siguiendo instrucciones de Frank País comienza a preparar políticamente la zona en previsión del anunciado retorno armado de Fidel.

Apoyándose en jóvenes campesinos y en una figura patriarcal, el dirigente campesino Crescencio Pérez, un hombre que se había enfrentado a los desalojos de tierras impulsados por los caciques e instrumentados por la guardia rural. Celia va creando una red que incluye una incipiente milicia campesina y algunos depósitos de víveres, gasolina y municiones.

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