Ernesto Guevara, también conocido como el Che (97 page)

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Authors: Paco Ignacio Taibo II

Tags: #Biografía, Ensayo

BOOK: Ernesto Guevara, también conocido como el Che
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Por último El Che reenlaza a Tania y la incorpora a la red operativa para montar la columna. ¿En qué momento alteró su decisión de mantener a Tania al margen de la guerrilla, como una espía tratando de infiltrarse en los altos niveles del aparato estatal boliviano? El caso es que a partir de este momento Tania se incorpora de lleno a las labores del grupo y perderá ya totalmente su compartimentación.

Curiosamente, es por esos días, que los servicios secretos argentinos ponen bajo vigilancia las casas de los familiares de Guevara en Argentina, quizá porque han recibido el soplo de que El Che se encuentra en la región. No son los únicos alertados. Un año más tarde la CIA confesaría que había recibido información del gobierno boliviano de que se estaba organizando una guerrilla (posiblemente originada en las periferias del reclutamiento que se estaba haciendo entre militantes del PC y el grupo de Moisés Guevara), pero que no se les dio importancia, por la falta de respetabilidad del aparato de inteligencia gubernamental y la "propensión gubernamental de distraer la atención pública de los más acuciantes problemas internos."

El 5 de noviembre, a las seis y media de la tarde, El Che parte en un jeep con Pacho rumbo a Ñancahuazú vía Oruro-Cochabamba-Camiri. Le preceden Martínez Tamayo y Coello, y unas pocas horas más tarde lo seguirán Villegas acompañado del boliviano Vázquez Viaña.

Durante un par de días el jeep del Che cruza Bolivia. El día 7 son alcanzados por el jeep de retaguardia. Existe una foto de uno de los cruces del río en balsa, en la que El Che con su disfraz de burócrata de nivel en visita de campo, una gorra de plato, lentes de miope, se encuentra en el exterior del jeep placas 6811 con los pantalones arremangados, el brazo reposando en la ventanilla abierta, la mano derecha en el bolsillo, mirando a la cámara. Parece un hombre tranquilo, sin deudas con el pasado.

Años más tarde, el historiador vería en un cortometraje de Santiago Alvarez, "Hasta la victoria siempre", los caminos de tierra bolivianos capturados en zooms que no van a ninguna parte, la desolación, la nada. ¿Eso está viendo El Che? No es creíble. Está entrando en la América Latina profunda, una parte del infierno que conoce.

A las cuatro de la tarde arriban al Río Grande y ya cerca de la finca
detuvimos las máquinas y una sola llegó a ella para no atraer las sospechas de un propietario cercano
(Ciro Algañaraz),
que murmura sobre la posibilidad de que nuestra empresa esté dedicada a la fabricación de cocaína. Como dato curioso, el inefable Coello es indicado como el químico del grupo.

Durante la segunda etapa del viaje y ya con los cuatro en el mismo jeep conducido por el boliviano Vázquez Viaña, El Che le revela su identidad. Es tal el susto que casi van a dar a un precipicio.

En su primera conversación con el boliviano, a quien sólo conoce de referencias, porque ha colaborado en otras operaciones detrás de las que ha estado la mano del comandante Guevara, le dice:
No podemos darnos el lujo de soñar con una revolución sólo en Bolivia, sin tener por lo menos una revolución en un país costero, sino en toda América Latina. Si eso no sucede, esta revolución será aplastada. Vine para quedarme aquí y la única forma en que saldré es muerto o abriéndome paso a bala por la frontera.

En la conversación con el joven comunista boliviano éste deja claro que está dispuesto a seguir al Che,
pero se muestra leal a Monje, a quien respeta y parece querer. Según él, Rodolfo Saldaña está en la misma disposición y otro tanto sucede con el Coco, pero hay que tratar de que el partido se decida a luchar. Le pedí que no informara al partido hasta la llegada de Monje, que está de viaje para Bulgaria y que nos ayudara, accedió a ambas cosas.

El grupo arriba a la finca pasada la media noche. El Che dedica unos instantes a inaugurar su diario boliviano, abre una libreta que ha comprado en Frankfurt y escribe:
"Hoy comienza una nueva etapa."

El comandante Guevara durante estos primeros días no permanecerá en la casa de la finca, una construcción de adobe con dos cuartos cubierta de lámina acanalada, que será llamada por eso, la Casa de Calamina, sino que hace campamento a unos cien metros de la casa y al aire libre para prever una emboscada. Mientras en la casa permanecen los tres trabajadores del PC que simulan ser agricultores: Apolinar, Serapio y Antonio Domínguez.

Se suceden las exploraciones. Primero con Coello sigue el curso del Ñancahuazú sin encontrar su nacimiento, más tarde Pacho y Villegas avanzan más que El Che. Son días apacibles en los que se combate básicamente contra los mosquitos y las garrapatas.
Me saqué 6 garrapatas del cuerpo.

A lo largo de su diario irá anotando varias veces la palabra Ñancahuazú, la escribe de otras cuatro maneras diferentes: Ñacahuaso, Ñacahuasu, Ñacahuazu, Nacahuazú, tal como aparece en libros o mapas o la pronuncian los locales. La palabra significa entrada de agua, cabeza de agua, y se origina en el vocablo guaraní Yakaguasú. Hoy hasta el idioma es incierto, como el paisaje, las afirmaciones, las certezas.

Algo sin embargo es claro, una frase suelta en su diario parece dar una clave más sobre el tipo de proyecto que El Che piensa desarrollar:
La región, aparentemente es poco frecuentada. Con una disciplina conveniente se puede estar allí mucho tiempo.

Sin embargo, el día 10 "el chofer de Argañaraz" ve a algunos de los cubanos. El Che les echa tremenda bronca cuando se entera y decide moverse a la selva para montar allí un campamento permanente.
Esto se deteriora rápidamente; hay que ver si nos permiten traer, aunque sea a nuestros hombres. Con ellos estaré tranquilo.

En la segunda semana de noviembre y a la espera de los restantes voluntarios cubanos, comienza a trabajar con el resto del grupo en un túnel para
meter en él todo lo que pueda ser comprometedor y
volverlo al mismo tiempo depósito de comida. Pachungo anda con la moral baja, tristezas del abandono de la familia, sin embargo El Che se siente renacer. Una frase poderosamente significativa cierra la entrada de su diario el día 12:
Mi pelo está creciendo, aunque muy ralo y las canas se vuelven rubias y comienzan a desaparecer; me nace la barba. Dentro de un par de meses volveré a ser yo.

Mientras los días transcurren en exploraciones del Ñancahuazú y en los trabajos del túnel, El Che aprovecha para leer, puede ser Benedetto Croce: "La historia como hazaña de la libertad" o "La revolución permanente" y "La historia de la revolución rusa" de Trotski, o Paul Rivet: "Los orígenes del hombre americano", o incluso algo tan poco esperable como las memorias de guerra De Gaulle o las memorias de Churchill. Quizá lea algo de Diderot o se introduzca en los laberintos de la "Fenomenología del espíritu" de Hegel.

La única inquietud la produce el molesto vecino Ciro Argañaraz, quien ronda la Casa de Calamina.
Los muchachos de la casa hablaron con Argañaraz, a quien compraron algunas cosas y éste les volvió a insistir en su participación en la fábrica de cocaína.

Finalmente, el 20 de noviembre, arriban Pinares y San Luis. Los acompaña Rodolfo Saldaña, del grupo original de la JC boliviana que acaba de comenzar a colaborar con Tania en el transporte de armas hacia Ñancahuazú en un pequeño jeep, al que le ha quitado uno de los asientos. El Che sigue probando a los jóvenes bolivianos ante las ambigüedades de la dirección del partido.
Me hizo muy buena impresión. Al parecer, está más decidido que Vázquez Viaña a romper con todo.
Un par de días antes El Che le había escrito a Fidel:
Esto está bueno, somos cuatro en el refugio y parece que podrán llegar más sin dificultades (...) hay indicios de que los mejores cuadros se le irán a Monje si éste no se decide.
Y como Monje debería pasar por La Habana de regreso de un congreso de la burocracia comunista internacional al que había asistido en Bulgaria, sugería:
Deben llenarle la cabeza de afán de gloria, pero no darle plata ni soltar prenda principal salvo que sea absolutamente necesario.

Pero Mario Monje el dirigente del PC boliviano no parecía haberse bajado del barco aún, unos días antes, el 9 de noviembre, se había encontrado en el aeropuerto de Orly casualmente con Inti Peredo, quien regresaba de La Habana del entrenamiento y le había dicho: "Te anuncio que renunciaré a la secretaría si el partido no entra en la lucha. "Una actitud contradictoria con lo que había sucedido 15 días antes, cuando le había enviado a su hermano Coco a La Habana dando orden de que se suspendiera el adiestramiento, lo que había provocado que cinco de los 12 bolivianos que estaban entrenando se indisciplinaran.

Mientras los cubanos se trasladan al campamento; Jorge Vázquez Viaña se queda en la Casa de Calamina haciendo algunas labores. El Che le había pedido a Rodolfo que localizara entre sus compañeros a un agrónomo para mejorar las cosechas. Con Rodolfo había hablado además de crear talleres de mecánica, una zapatería, un dispensario médico. Sin duda estaba pensando, si no los descubrían y obligaban a pasar a la lucha armada, en montar en Ñancahuazú una gran base de retaguardia. El 21 de noviembre escribe:
Trataremos de que esto dure lo más posible.

Se suceden las exploraciones, cada vez en mayor profundidad, pero siempre retornando al campamento cercano a la Casa de Calamina, que ahora cuenta con un observatorio entre los árboles.

El 27 de noviembre llega Roberto Coco Peredo, quizá la figura, entre los miembros de la JC boliviana, que cuenta con mayor prestigio, lo acompañan Vilo Acuña, Leonardo Tamayo y el estudiante de medicina boliviano Fredy Maimura, un poco más tarde retorna con el capitán Martínez Tamayo, Israel Zayas y Manuel Hernández, lo acompaña su hermano Inti.
Martínez Tamayo trajo una noticia incómoda: El Chino (Juan Pablo Chang) está en Bolivia y quiere mandar 20 hombres
del ELN peruano
y verme. Esto trae inconvenientes, porque internacionalizaremos la lucha antes de contar con Monje. Quedamos en que le enviaría a Santa Cruz y allí lo recogerá Coco.
Un día más tarde El Che reúne a los bolivianos para plantearles
el pedido peruano de enviar 20 hombres y todos estuvieron de acuerdo en que los mandaran, pero después de empezar acciones.

El Che continúa los sondeos:
En conversación preliminar con el Inti, éste opina que Monje no se alzará, pero parece decidido a cortar amarras.
No es el único, más tarde escribirá que los colaboradores de la red de Martínez Tamayo
se alzan contra viento y marea.

Hay alegría en el grupo, Israel Reyes hacía chistes y cantaba. Coello andaba por ahí gastando bromas. Solía decir para expresar admiración que "le roncaba los cojones" y El Che lo regañaba.

En el balance de noviembre, con su letra apresurada el comandante escribe:
El panorama se perfila bueno en esta región apartada, donde todo indica que podremos pasarnos prácticamente el tiempo que estimemos conveniente. Los planes son: esperar el resto de la gente, aumentar el número de bolivianos por lo menos hasta 20 y comenzar a operar. Falta averiguar la reacción de Monje y cómo se comportará la gente de Moisés Guevara.

Sin darse cuenta está latinoamericanizándose, en el diario, al lado de cubanismos frecuentes en su prosa, y de los eternos argentinismos, comenzarán a reaparecer mexicanismos perdidos en su memoria y ahora palabras del lenguaje popular boliviano.

El 2 de diciembre llega su viejo amigo Juan Pablo Chang,
muy efusivo. Nos pasamos el día charlando. La sustancial: irá a Cuba e informará personalmente de la situación, dentro de dos meses podrán incorporarse 5 peruanos, es decir, cuando hayamos comenzado a actuar; por ahora vendrán dos, un técnico en radio y un médico que estarán algún tiempo con nosotros. Pidió armas y accedí a darle una Bz, algunos máusers, y granadas y comprar M-l para ellos. También decidí darles apoyo para que enviaran 5 peruanos a establecer enlace para pasar las armas para una región cercana a Puno, del otro lado del Titicaca. Me contó de sus cuitas en el Perú, incluso un audaz plan para liberar a Calixto
(Héctor Béjar, quien era el máximo dirigente del Ejército de Liberación Nacional de Perú y en 1966 fue arrestado y recluido en la cárcel de San Quintín en Perú),
que me parece un poco fantasioso. Cree que algunos sobrevivientes de la guerrilla están actuando en la zona, pero no lo saben a ciencia cierta. Se despidió con el mismo entusiasmo partiendo para La Paz.

Junto al Chino Chang se va Coco para la capital con la misión de fortalecer la red urbana que
todavía está en pañales,
enlazando a Julio Dagnino, quien mantendrá la relación con los peruanos, y al cuñado de Inti, Gonzalo López Muñoz, jefe de informaciones de la Presidencia, quien podrá servir como informador involuntario.

Durante la segunda semana de diciembre, comienza a escasear la comida, pues El Che ha decidido que el campamento sea autosuficiente y no abunda la caza. Continúan las labores de organizar depósitos, ahora en cuevas camufladas y se prepara un segundo campamento más en profundidad y más alejado de la hacienda y la Casa de Calamina. Inti Peredo en su diario describe el primer campamento como una base de entrenamiento con la excepción de las cuevas que tenían funciones estratégicas. Debray, quien llegaría a él algunas semanas después, lo define como una base de retaguardia, arsenal, depósito de víveres y equipo, campo de adiestramiento militar.

Los cubanos, mientras tanto, van arribando a La Paz
y son
recibidos por Tania. Los que no la conocen se sorprenden de encontrar a una mujer a cargo de la operación, porque Tania manda mucho, los trata con una gran familiaridad y les resulta muy retadora. Da la impresión de que para ella son viejos conocidos. En la casa de seguridad sólo hay una cama y dos catres y con el eterno espíritu igualitario de los guevaristas terminan durmiendo todos en el suelo. Tania suelta frases como: "ustedes pueden decir que han dormido con una mujer." Simpática, los reconviene porque arman demasiado ruido. Dariel Alarcón dirá que las fotos no le hacen justicia a su belleza, porque no era fotogénica.

El 11 de diciembre arriban a Ñancahuazú los penúltimos cubanos transportados por Coco Peredo y el capitán Martínez Tamayo: Gustavo Machín Hoed de Beche, René Martínez Tamayo, el médico Octavio de la Concepción, Dariel Alarcón y tres bolivianos: Lorgio Vaca, Orlando Jiménez y el Nato Méndez; los dos últimos de origen campesino, quienes habían trabajado en la hacienda del Alto Beni que se compró para la operación y que estaba desactivada.

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