Read Ernesto Guevara, también conocido como el Che Online
Authors: Paco Ignacio Taibo II
Tags: #Biografía, Ensayo
El Che fue el encargado de ofrecer uno de los discursos clave y utilizó su habitual franqueza y su dura capacidad crítica:
Hay que hacer hincapié en los errores
hablando de su Ministerio, el de Industria. Lo
importante no es justificar el error, es impedir que se repita. Ustedes ahora me recibieron con un aplauso nutrido y caluroso. No sé si seria como consumidores, o simplemente como cómplices (...) creo que más bien como cómplices.
En Industria se han cometido errores que han dado por resultado el que hubiera fallas considerables en el abastecimiento a la población.
Y no sólo en Industria, menciona también Comercio Exterior, Ministerio de Transportes, Obras Públicas, incluso el Ejército
.
El primer problema fueron los cuadros, gente con entusiasmo, pero...
hay que cambiar directores, hay que sustituir administradores, hay que enviar algunos a que mejoren su capacidad cultural y técnica.
Dice que no se ha perdido contacto con las masas, pero que muchas veces se las ha ignorado en la toma de decisiones y a la inversa, algunas tomas de decisiones de sindicatos han sido demagógicas.
Dice que aunque el saldo sea positivo el sentido de la reunión es analizar los errores. Y descubre que al menos en Industria, a pesar cicla gran dependencia de los productos de exportación, sólo hay pocos paros en las empresas, y que éstos han disminuido de frecuencia. De las 40 empresas consolidadas se han cumplido las metas en una o dos, aunque en todas se nota el aumento de la producción.
Hay dos puntos críticos:
se está trabajado sin reservas y cualquier pequeño accidente paralizaría las fábricas y la
perenne crisis de piezas de repuesto.
Señala orgulloso el gran éxito de los comités de base que han estado manufacturando piezas de repuesto y adaptando las máquinas, reiventando la maquinaria con clips y alfileres.
Y anticipa problemas en el jabón por acaparamiento y falta de materias primas, en el calzado a causa de los grandes incrementos en la producción destinados a las milicias, los alfabetizadores, los becados... casi hay una crisis grave en las llantas, pero se resolvió; anuncia escasez de pasta de dientes: se agotaron las reservas sin que llegaran materias primas, se produce una muy buena, pero al mes se endurece (y se ríe: se jodieron los acaparadores), anuncia futuras escaseces de cervezas y refrescos a causa de la carencia de materias primas, absurdas a veces, falta de botellas por ejemplo, un administrador ineficiente, falta de materia prima, porque no se utilizaba materia prima cubana.
En los refrescos hemos tenido uno de los fracaso relativos mayores, la cocacola que es una de las cosas que más se tomaba hoy tiene gusto de jarabe para el pecho
(declaración que le costará un disgusto con los trabajadores de la fábrica). Y no se detiene. Machaca sus propias debilidades y errores y los ajenos:
Hay empresas que identifican la calidad con la contrarrevo-lución y que consideran que la calidad es un vicio capitalista y que en esta época socialista no hay que ocuparse de la calidad (...)
Para asegurar el ahorro, para asegurar la producción se sacrifica constantemente la calidad (...) hemos discutido, no lo suficiente, pero liemos insistido (...) el desarrollo socialista y el desarrollo social de un país dirigido justamente, se hace para el hombre, no se hace para alguna entelequia (...) La belleza no está reñida con la revolución. Hacer un artefacto de uso común que sea feo cuando se puede hacer uno bonito, es realmente una falta y ahí viene la dinamita:
porque los compañeros a veces consideran que al pueblo hay que darle cualquier cosa, que si se le da algo malo (...) y además no se cuida bien el abastecimiento (...) y el pueblo protesta, entonces el pueblo es contrarrevolucionario. Y eso es falso de toda falsedad, al pueblo no le gustan algunas cosas que desgraciadamente suceden y para eso nos hemos reunido (...) No es bueno que haya jabón en La Habana si no hay jabón en el campo; si no hay jabón en el campo no debe haber en La Habana.
Y todo el mundo sabe que El Che no habla por hablar, que dice verdades y que cree que los problemas no se resuelven escondiéndolos, que anuncia escaseces, pero anuncia también un reparto igualitario. Y El Che sigue avisando problemas: días de paro en empresas de cabillas de hierro, en cables de cobre por falta de materias primas. Todavía hay fallas muy graves en la planificación. Critica al Ministerio de Comercio Exterior pero reconoce que en muchos casos los directores de empresas no daban especificaciones claras. Critica a los directores de empresas que usan los muelles de La Habana como almacén y hace una durísima crítica contra el Comercio Interior:
ahí hay menos justificación para algunas cosas que han sucedido.
Y se repasa al Ejército que moviliza innecesariamente milicianos que tienen importancia estratégica en la industria, desvía transportes,
cada tenientico o cada capitancito se considera con el derecho absoluto a agarrar lo que tiene a su paso,
y luego a Obras Públicas que prioriza la entrega de un parque para celebrar el aniversario del 26 de julio antes que una fábrica.
Y el panorama no es trágico en la industria, donde se reportan aumentos en la producción de 120-130% en promedio, disminución en textiles, leve aumento en cemento, en seis meses del 61 duplicaron la producción de calzado y sigue hilvanando aplausos con críticas, algunas feroces, como en el caso de los cerillos:
el fósforo es una de las vergüenzas más grandes que tenemos en el Ministerio de Industria, no hay persona que no se acuerde del Ministerio de Industria varias veces al día al rayar un
fósforo.
Boornstein cuenta: "La voz del Che se volvió cálida cuando repasó los logros en la producción de medicinas, donde a pesar de las dificultades y la necesidad de racionalizar la producción y no duplicar esfuerzos, no habría escaseces en el 61." El Che remató diciendo que el pueblo tenía que saber, que estas cosas deberían ser discutidas por el gobierno (y queda claro que invita a un debate público y transparente), aboga por la igualdad de la mujer ante el trabajo y advierte que pronto éstas se sumarán masivamente a la producción.
En las kilométricas sesiones se produce un agarrón cariñoso entre Osmany Cienfuegos, ministro de la Construcción, y El Che. Osmany se niega a aceptar que construye parques en lugar de industrias, explica lo del pequeño parque del 26 de julio y da su lista de industrias entregadas. El Che pide que la lea de nuevo, porque una parte son agroindustrias del INRA. Al final se ponen de acuerdo en la necesidad de coordina) y priorizar.
Pero a pesar de las virtudes de debatir los grandes problemas eco-nómicos cara a la población y abiertamente, algo no estaba bien en el optimismo con que se cerró la reunión: Los logros de un crecimiento del 10-15% no se obtendrían y las escaseces perdurarían, aunque es cierto, el nivel de vida en 61 superaría en un 60% el del 59. Y como bien había recordado el comandante Mora, pocos países dependían tanto del extranjero como Cuba, donde todos los productos nacionales, incluso el azúcar, tenían un nivel de dependencia.
Un mes más tarde, el 24 septiembre se celebraría la Primera Ple-naria de la Producción en el Centro Gallego de La Habana. Se trata de la continuación de la Asamblea de la Producción pero a nivel de la capital. El Che hará el discurso de resumen, en esos momentos es además ministro transitorio de Trabajo, mientras Martínez Sánchez está de viaje por los países socialistas.
Su intervención se centra en problemas laborales:
Ahora mismo el ausentismo comienza a tomar características alarmantes.
Ubica el problema en las industrias de obreros de altos salarios, como las textiles, donde el fallo de unos días no afecta el salario, aunque no dice que el salario proporciona muy pocos extras en productos.
Señala que las discusiones políticas, la venta de periódicos, las movilizaciones revolucionarias, se producen en horas de trabajo, quitándoles su sentido voluntario y rolando tiempo laboral.
Las intervenciones del Che habrían de publicarse casi de inmediato en los folletos de "Obra revolucionaria" y Guevara diría que esto era útil para que el pueblo controlara lo que dice el gobierno, pero más tarde señalaría:
Hicimos una asamblea de crítica y autocrítica a finales del 61,
y
creo que ha
t
ardado un año
y
medio en recopilarse las
conclusiones de aquella asamblea
y
nunca se analizaron. Aquello fue un fracaso burocrático en realidad (...) había una serie de problemas que eran indicadores de los malestares que existían, de las deficiencias,
y
no se aprovechó.
Más allá de los electos inmediatos de estos debates. El Che seguirá en campana de transparencia informativa y el ti de octubre dará una charla en el Ministerio de Industria que arranca con una autocrítica, explicando cómo su formación guerrillera militarista se transmitió al Ministerio.
De ejecución perentoria, de obligación sin discusión. Después
h
a venido un trabajo que es abrumador (...) hay otra serie de compromisos que cumplir que prácticamente consumen el día entero y se está presionado incluso en las horas de sueño; no se hace otra cosa que estar pensando en el trabajo. Todo esto va llevando poco a poco a una abstracción de la realidad y del hombre como individuo; ya no se considera a la gente como gente, como problema personal, sino que se la considera como soldado, como número en una guerra que hay que ganar, que es porfiada, que es continua. El estado de tensión también es continuo y lo que se ve son los grandes fines; frente a estos grandes fines se va olvidando poco a poco la realidad cotidiana y esto naturalmente me pasó a mí, como nos ha pasado a muchos (...) Yo
puedo decir que no conozco un cabaret, ni un cine, ni una playa, es que no conozco una casa de La Habana, no sé como vive el pueblo de Cuba (...) Tenemos que hacer algo para que este organismo sea un poquito más vivo, para que n
o
sea tan deshumanizado.
Y ahí se acaba la autocrítica para pasar a la descarga:
El otro día después de bastante tiempo de no hacerlo, hice un recorrido, empecé por el piso ocho
donde se armó un corre corre, todo el mundo estaba reunido, hay algunos oyendo la radio.
Resulta que aquí se produce ausentismo de todo tipo; se produce el ausentismo directo de gente que no tiene ganas de venir a trabajar y no viene, se produce el ausentismo del individuo que llega tarde y se va a la hora, se produce el ausentismo del individuo que se va muy tarde y encuentra pretexto entonces para llegar tarde al día siguiente pero que no rinde de verdad en su trabajo, se produce el ausentismo de la gente que se va a tomar sus colaciones por la mañana y por la tarde, se encuentra a sus amistades aquí abajo (...)
en algún piso me encontré a un compañero leyendo el periódico. No se preocupe, se me olvidó la cara.
Por esos días, se enzarza en un curioso debate. Escribe el 7 de octubre a "Revolución" quejándose al maestro José Luis Barreras por haber puesto un problema muy fácil en los enigmas ajedrecísticos que publica el diario. Barreras picado en la cresta propone un problema difícil en la siguiente edición, un mate en tres. A la semana le llega una nota de un tal "Incógnito" con el problema resuelto correctamente con todas las variantes, poco después una llamada telefónica del Che. No es su única intervención en el ajedrez en esos tiempos, el
único vicio que
se permite: meses antes había intervenido en el torneo de ajedrez en la Ciudad Deportiva, donde el mismo Barreras había calificado su estilo como "audaz, juego activo, no posicional, jugaba a perder o ganar." Entonces le ganó una partida a Rogelio Ortega con una variante conocida como Fianchetto de dama que él había modificado un poco y la llamaba entre amigos "La Guevarovskv."
El ajedrecista Guevara pasará el fin del año 61 dedicado a las labores del Ministerio de Industria y también a impulsar el último jalón de la campaña de alfabetización, uno de los grandes esfuerzos en los que se ha empeñarlo el gobierno revolucionario. El 16 de diciembre pondrá la bandera roja y blanca de territorio libre de analfabetismo en la base militar de San Julián, en Guane y participará el 23 en el acto de cierre de la campaña de alfabetización. Los resúmenes son espectaculares: 707 mil alfabetizarlos, sólo queda sin alfabetizar el 3.9 % de la población. Una cifra impresionante en tan sólo dos años de revolu-ción y con so1o una campaña masiva.
La revolución celebrará el 1 de enero del 62 su cumpleaños en la plaza de la Revolución de La Habana. El Che le quita a un fotógrafo de prensa su cámara con telefoto, una zenith rusa con un lente de 300 milímetros y se pone a tirar fotos feliz, entre ellas una regular foto de Fidel. Al día siguiente, sin que se haga público. El Che vuela en el avión líder de los 18 que hacen sobre el cielo la V de la victoria, lo dejan pilotar cuando se rompe la formación.
Desde finales del 50 había El Che aprendido a volar aviones instruido por su piloto personal. De la Campa, y tenía su estrella de piloto, que estimaba tanto que era la única insignia que se ponía junto a su estrella de comandante.
11 3 de enero vuelve a su vida más prosaica de ministros e inaugura una fabrica de galletas, construida con restos de maquinaria de deshecho y aditamentos conseguidos aquí y allá.
A retazos, a golpes de pulmón.
Y celebra q
ue sea una fábrica de bienes de consumo
porque no hay socialismo sin darle a la gente más productos.
No se le conoce gran vida social ni cultural lucra de que suele ir muy de vez en cuando al cine, al autocinema con Aleida y la escolta. Siempre enfrentando el pequeño problema de que los taquilleros no le querían cobrar y el decía:
—Si
no es
tuyo chico, es del pueblo, ¿por q
ue
no me vas a cobrar a mí?
El 6 de enero hará un discurso en una asamblea de trabajadores portuarios en el que explica las importaciones, la sustitución de importaciones, la necesidad de tecnificarse: la dependencia en la que está colocado el país,
no para desarrollarse, para subsistir,
de las importaciones, y hace el llamado a aumentar la productividad, no sobre consideraciones nacionales, sino sobre consideraciones solidarias hacia otros obreros, hacía los desempleados, a los campesinos:
arar un exce-dente
para
los otros. Los otros.
Parecía como si hubiera abandonado el discurso paternal de los primeros días y hablara de tú a tu a gente que tiene obligaciones. A los portuarios hay que explicarles que las mercancías que descargan tienen objetivo, destinos, sentido. Hacer cada día algo que perfeccione el minúsculo esfuerzo. Sin duda era un mensaje que calaba. Cierra, evidentemente con un llamado al sentido de lo colectivo:
la tarea es muy grande, tan grande que no la resuelve nadie de por sí, la resolvemos todos o no se resuelve.