Read Ernesto Guevara, también conocido como el Che Online
Authors: Paco Ignacio Taibo II
Tags: #Biografía, Ensayo
El 10 de marzo, en una reunión de la dirección del Ministerio de Industria, El Che cuenta que ha pasado los tres últimos días reunido en la dirección de las ORI sin concretar el objetivo de esta reunión, y transmite a sus cuadros una serie de críticas a la organización partidaria por su acriticismo y su intento de controlarlo todo, siguiendo el modelo del partido soviético.
Un organismo de control que se vuelve un organismo ejecutor. No hay crítica.
Cuenta que Fidel dio orden de que la dirección entrara de lleno en el racionamiento;
ya no se come carne en las casas nuestras
(El Che ya había asumido hacía tiempo el racionamiento en su casa, aunque no lo mencione).
Ahora cuando la barriga empieza a sentir sus problemitas es que la cosa se pone más dura
y y
a de verdad uno incluso puede pararse con más autoridad.
Está verdaderamente enfadado contra las fallas en el sector agrario:
Primer país socialista de América, Vanguardia de América, Faro de América y no hay malanga, no hay yuca, no hay lo demás y aquí el racionamiento es más o menos, pero vaya usted a Santiago y la carne son cuatro onzas por semana, que todo falta y hay plátanos nada más, y la manteca es la mitad.
Critica la cacería de brujas por parte de las ORI. Y prosigue:
las ORI confunden las cosas, caballeros, las ORI no tienen que repartir cemento, las ORI no deben ser agencia de colocaciones, no deben ser distribuidores de carne, la ORI es el motor de la revolución, no es el ejecutor de la cosa administrativa.
Y culmina con un enigmático:
bueno, pero se cambiará pronto.
No debe haber quedado claro entre sus compañeros de la dirección del Ministerio lo que estaba diciendo El Che. Quizá la explicación se encuentre en un breve párrafo de un artículo del periodista Carlos María Gutiérrez, uno de sus viejos amigos de la Sierra, quien cuenta que El Che formaba parte de una comisión investigadora secreta que estudiaba los efectos de la monopolización del poder por parte de Aníbal Escalante y un grupo de cuadros del PSP, en particular en Relaciones Exteriores, Seguridad estatal, el INRA, el Ejército Rebelde y Educación.
Como tampoco deben haber quedado claras sus exhortaciones:
La revolución hay que hacerla a ritmo violento, el que se canse tiene derecho a cansarse pero no tiene derecho a ser hombre de vanguardia.
Y luego, una queja fuera de lo habitual para un hombre usualmente estoico:
El lunes empezamos una discusión a las ocho de la mañana y terminó a las seis de la tarde, después de otra y despacho y todo. El martes empezamos a las 11
de la mañana y se acabó a las ocho de la noche. El miércoles empezó una por la mañana, a las diez y terminó a las 12 de la noche. El jueves empezó a las tres y acabó a las diez de la noche. El viernes empezó a las ocho de la mañana y acabó a las ocho de la noche. Hoy sábado empezó a las nueve de la mañana y sigue.
Tres días después de la conversación del Che en el Ministerio, Fidel habla en un acto en la Universidad para criticar una intervención previa, donde se había mutilado una cita del desaparecido dirigente del Directorio, José Antonio Echevarría, en las que hablaba del favor de Dios. Fidel, en su agria intervención, utilizaba la palabra "sectarismo" por primera vez. La palabra que habría de caracterizar a la tendencia que se estaba criticando. Y tres días después, el 17 de marzo, en un discurso ante alfabelizadores, volvería a tronar contra el sectarismo.
El 22 de marzo se anunciaba la composición del secretariado de las ORI en el que sólo había un miembro del PSP, Blas Roca, y el resto eran miembros del 26 de Julio incluido El Che. Fidel y Raúl accedían a los cargos de primer y segundo secretario. Era la primera medida. El 26 de marzo, Fidel comparece ante la TV y arremete contra el sectarismo en las ORI, anuncia la separación de Aníbal Escalante, a quien acusa de haber construido un partido de incondicionales al que había que pedirle permiso para todo. Junto con Aníbal queda marginado de las ORI un grupo de comunistas. Hans Magnus Enzensberger diría que sólo así se pudieron parar las tendencias autonomistas de la burocracia del PSP.
Pero el proceso, la militarización, las necesidades de la vigilancia contra las agresiones cotidianas, la verticalización del aparato dirigente, estaban creando en Cuba una estructura de mando político sin contrapesos, cuyos defectos no podían atribuirse sólo al estilo autoritario de los viejos stalinistas.
En esos días El Che recibe una mala noticia. Ha muerto en combate en Guatemala su amigo el Patojo. Poco después llega a sus manos una maleta desde México que contiene ropa y un cuaderno de poemas. Escribirá:
Hace algunos días, al referirse a los acontecimientos de Guatemala, el cable traía la noticia de la muerte de algunos patriotas
y,
entre ellos, la de Julio Roberto Cáceres Valle.
En este afanoso oficio de revolucionario, en medio de luchas de clases que convulsionan el continente entero, la muerte es un accidente frecuente, Pero la muerte de un amigo, compañero de horas difíciles
y
de sueños de horas mejores, es siempre doloroso para quien recibe la noticia
y
Julio Roberto fue un gran amigo.
Después de llegar a Cuba vivimos casi siempre en la misma casa, como correspondía a una vieja amistad. Pero la antigua confianza mutua no podía mantenerse en esta nueva vida y solamente sospeché lo que El Patojo quería cuando a veces lo veía estudiando con ahínco alguna lengua indígena de su patria. Un día me dijo que se iba, que había llegado la hora
y
que debía cumplir con su deber.
El Patojo no tenía instrucción militar, simplemente sentía que su deber lo llamaba e iba a tratar de luchar en su tierra con las armas en la mano para repetir en alguna forma nuestra lucha guerrillera. Tuvimos una de las pocas conversaciones largas de esta época cubana; me limité a recomendarle encarecidamente tres puntos: movilidad constante, desconfianza constante, vigilancia constante (...) Era lo más sintético de nuestra experiencia guerrillera, lo único, junto con un apretón de manos, que podía dar al amigo. ¿Aconsejarle que no lo hiciera?, ¿con qué derecho, si nosotros habíamos intentado algo cuando se creía que no se podía, y ahora, él sabía que era posible?
Queda una vez más el sabor amargo del fracaso.
Y ese sabor personal se quedaría con El Che. Esta sensación de que América Latina era una tarea por hacer. Por más que cada día se concentraba, a pesar del breve interludio en la lucha contra Escalante, en actividades económicas, presionado por la necesidad de abastecer a una población cuyas demandas habían crecido enormemente.
En marzo del 62 las escaseces se extendieron al sector industrial: ropa interior femenina, camisas de hombre, zapatos. Las lluvias habían sido malas, la presión del consumidor sobre nuevos productos aumentaba o la escasez de una provocaba la carestía de otros al sobreconsumirlo. Los niños tenían derecho a un vaso de leche diario, pero los adultos sólo contaban con un quinto de litro a la semana. En cambio, decenas de estudiantes en las escuelas públicas recibían raciones alimenticias extras. Boorstein registraba: "Es cierto, la mayoría de la población de Cuba estaba comiendo a pesar de los racionamientos mucho mejor que en el 59, pero los trabajadores urbanos y las clases medias estaban peor, aunque podían mitigar la escasez en restaurantes."
Y El Che estaba bravo y decía en una reunión del Ministerio:
Y estuvimos (...) metiendo una cantidad de gente que no produce todavía
y
después por la burocracia formidable (...) después por las inversiones mal concebidas
y
mal hechas, después por los gastos suntuarios que hemos hecho. Y todas esas cosas han costado el salario de gente
y
la gente tiene dinero,
y
se ha comido todo, nos comimos las vacas, ahora no hay malangas
y
hay 80 líos de éstos...
Los
culpables somos nosotros
y
hay que decirlo francamente (...) ¿La clase obrera nos quiere condenar por eso? Hombre, que nos condenen, que nos cambien, que nos fusilen, que hagan cualquier cosa. Pero el problema está aquí.
El Che quizá se castigaba en exceso, los errores habían sido las naturales consecuencias de la inexperiencia. Las inversiones habían estado dominadas por la urgencia de sustituir importaciones, y las fábricas que llegaban de Europa Oriental dependían ahora de materias primas inexistentes en Cuba en buena parte de los casos; pero se había mantenido en pie la industria existente logrando tareas aparentemente imposibles bajo el cerco y las carencias. Y en ultimado caso las prioridades sociales habían sido cubiertas: salud pública, educación. Ahora las prioridades del 62 se fijaban correctamente y se iba en camino de enfrentar el caos de la estructura salarial. Se había impedido la consolidación del partido stalinista que crecía dentro de las ORI y su dictadura sobre el conjunto de la sociedad. Todo era difícil, todo era extremadamente complicado, pero El Che, como diría Rossana Rosanda años más tarde, en su lógica de "comunismo sin partido" había encontrado resortes de participación muy importantes en las entrañas de la sociedad cubana.
El 13 de abril clausura de la plenaria azucarera.
Sin miedo a lo que diga el enemigo tenemos que decir que esta es una mala zafra.
El obstáculo principal ha sido la tremenda sequía, por otra
estamos traba/ando con
una ineficiencia enorme y
además la
pugna entre la parte agrícola y la parte industrial... yo creo que la parte agrícola ha tenido más culpa de este tropiezo que hemos tenido.
La única nota positiva la encontrará en Matanzas, donde respondiendo a los ataques de bandas de la contra y las quemas de plantíos, la reacción popular fue espectacular.
Dos días más tarde, en la clausura del consejo de la CTC
,
se preguntaba por qué en lo esencial la iniciativa ha venido de arriba, desde el Ministerio
¿ Cuál era el origen de esta apatía ? ¿Por qué grandes tareas, enormes tareas que competen a la clase obrera, tenían que surgir siempre como iniciativas burocráticas?
Y se lo explicaba como un fenómeno heredado de la etapa del sectarismo, del divorcio entre dirección y movimiento, cuando los organismos de expresión de las masas eran burocráticos, funcionariales. Adolfo Gilly recogería el problema dos años después cuando caracterizaba al sindicalismo cubano como burocrático y vertical, incapaz de expresar las necesidades de los obreros, integrado al Estado, no como su vanguardia, sino como su cola.
El 30 de abril, en el Teatro García Lorca, El Che participa en una reunión con obreros donde se hace entrega de 45 casas a los trabajadores más distinguidos en cada rama industrial. Uno de los trabajadores renuncia al regalo diciendo que él va tiene una casa, que se la den a otro. El Che lo felicita públicamente. Es paradójico que en un acto dedicado a celebrar el estímulo material felicite al único que lo rechaza. Paradójico pero normal para un personaje que no solía llevar dinero en el bolsillo.
Ganas de tirarle a los aviones
El 4 mayo, El Che se entrevista en la sala del Ministerio de Industria con delegaciones sindicales extranjeras que han venido a la conmemoración del 1 de mayo; nuevamente manda la informalidad: sentado sobre la mesa, con la boina verde olivo a la espalda les expresa un panorama más bien terrible: la industria depende fundamentalmente de insumos de importación y éstos de la capacidad de exportación, el aumento en la producción agrícola ha sido tragado por el enorme aumento de la capacidad de consumo del pueblo cubano. A pesar del primer año de racionamiento, sin embargo, el consumo es mayor que nunca. Ha descendido la producción de caña, situación grave, se descuidó el plantío de cepas. Debido al desbalance entre el circulante y la producción hay presión inflacionaria, el dinero vale menos; continúa la anarquía en los salarios heredada del pasado.
Será una conversación entre amigos, clara, transparente, sin afanes propagandísticos. Particularmente crítica hacia el estado de la economía cubana.
Una semana más tarde cumplirá uno de los anhelos de su vida de ajedrecista, jugará durante el torneo Capablanca una simultánea con Boris Spasski; participará en simultáneas y en torneos dentro del Ministerio de Industria e incluso jugará una simultánea contra el maestro argentino Miguel Najdorf, quien juega a ciegas contra sus diez oponentes. El Che, quien le sacará unas tablas, anda con un puro en la boca que, según los testigos, "parecía más delicioso cuanto más chiquito era.'" No le gustaba que le concedieran tablas en simultáneas, porque era una práctica común de los grandes maestros cuando jugaban a ciegas la de restar a los opositores más fuertes. El Che se negó en la jugada 12 y terminó aceptando en la 17, ajeno a que en esos momentos estaba en marcha un plan de la CIA para envenenarlos a él y a Fidel. Un plan que como tantos otros se disolvería en la nada.
Dará en esos días una conferencia a los miembros de la Seguridad del Estado, que más tarde convertirá en un artículo: "Táctica y estrategia de la revolución Latinoamericana", que no habría de publicarse sino después de su muerte. Es un texto de mediana calidad, bastante ortodoxo en su lenguaje, polémico contra la vía pacífica para la revolución en América Latina (patio trasero, bastión del imperialismo, con burguesías débiles que no lo enfrentan).
América es hoy un volcán; no está en erupción, pero está conmovida por los inmensos ruidos subterráneos que anuncian su advenimiento. Caracteriza la Alianza para el Progreso como el intento imperialista de detener las condiciones revolucionarias de los pueblos mediante el sistema de repartir una pequeña cantidad de las ganancias con las (clases explotadoras criollas
.
Llega a dos conclusiones: lucha guerrillera para destruir el ejército convencional y
el carácter continental de la lucha. ¿Podría concebirse esta nueva etapa de la emancipación de América a con el cotejo de dos fuerzas locales luchando por el poder de un territorio dado? Evidentemente no
(...)
"Los Yanquis intervendrán porque la lucha en América es decisiva."
Dos ideas que tendrán que ver con su práctica futura.
En el mismo discurso toca otro tema espinoso relacionado con la seguridad estatal. Critica fuertemente los excesos de la dirección partidaria en Matanzas, y la degradación de los Comités de Defensa de la Revolución, a los que acusa de madriguera del oportunismo, antipáticos al pueblo, nacidos al calor de la defensa popular de la revolución y aislados de ella. A los miembros de la seguridad les dice que ellos también pueden recorrer ese camino de aislarse del pueblo, que no olviden que
para nosotros es mucho mas importante tener malanga que tenerlos a ustedes.
Y de nuevo, no olviden:
contrarrevolucionario
es
aquél que lucha contra la revolución, pero también es contr
arre
volucionario el señor que valido de su influencia consigue
una
casa, que después consigue dos carros, que después viola el racionamiento, que después llene todo lo que no tiene el pueblo
.