Read Las seis piedras sagradas Online
Authors: Matthew Reilly
Tags: #Intriga, #Aventuras, #Ciencia Ficción
Zoe se apresuró a sacar una cámara digital Canon de alta resolución y comenzó a sacar fotos en un intento por recoger el mayor número de imágenes posibles.
—Eso es Ur —exclamó el Mago, que señaló la penúltima imagen.
—¿Lo es? —preguntó Zoe.
—Es el plano de la antigua ciudad de Ur, en Mesopotamia. Ur era famosa por tener dos puertos amurallados, uno al oeste, el otro al norte; se ven con toda claridad en la talla. Hasta que se construyó la Gran Pirámide, el zigurat de Ur era el edificio más alto del mundo. ¿Sabes lo que significa la palabra Ur?
—Dímelo tú.
—«Luz.» La ciudad de la luz.
En un sitio de honor en el centro de la pared había una enorme placa de obsidiana pulida. Todo lo tallado en ella tenía los bordes de oro, y su adornado marco también parecía haber sido cortado de una única pieza de oro cuadrada:
—Oh, Dios mío, los seis vértices… —susurró el Mago—. Ese símbolo repetido a la izquierda, un triángulo invertido sobre un rectángulo, es la palabra en Thot correspondiente a «vértice». Esa talla es la descripción de los seis vértices. Tendré que pedirle a Lily que la descifre.
Zoe sacó varias fotos de la placa y luego miró el increíble salón alrededor de ellos y la pirámide que desafiaba la gravedad suspendida por encima del abismo.
—Mago, ¿quién pudo construir un lugar como éste? —preguntó—. Ningún hombre de la antigüedad, ni siquiera un hombre moderno podría construir esto.
—Tienes razón —asintió el Mago—. Entonces, ¿quién podría haberlo hecho? ¿Visitantes extraterrestres? Algunos lo creen, más del setenta por ciento de los seres humanos creen que los alienígenas visitaron la Tierra en algún momento de la historia. Si existen, quizá los extraterrestres visitaron nuestro planeta y construyeron esas estructuras. Pero no suscribo dicha teoría.
—¿Tú qué crees?
—Cree que lo construyeron los hombres —dijo Jack, que se unió a ellos al tiempo que observaba las paredes—. Eh, eso es Ur.
—¿Los hombres? —Zoe frunció el entrecejo—. Creí que estabas de acuerdo en que no podría haber sido construido por los hombres modernos ni antiguos.
—Sí, estoy de acuerdo. Pero no he descartado una antiquísima raza de hombres —replicó el Mago.
—La teoría de la pasada civilización —dijo Jack.
—Sí —declaró el Mago—. La teoría de que la nuestra no es la primera civilización avanzada que floreció en este planeta. Que a lo largo de los eones entre los impactos de asteroides, choques de cometas y letales soles oscuros, unos seres de tipo humano surgieron en numerosas ocasiones por encima de sus vecinos animales, prosperaron y después desaparecieron, sólo para volver a surgir millones de años después.
—¿Tú crees que una civilización anterior construyó todo esto? —preguntó Zoe.
—Sí. Una civilización humana mucho más avanzada, más que nosotros. ¿Te has fijado en cómo todas las puertas y los escalones que hemos pasado para llegar hasta aquí tienen el tamaño adecuado a nuestro tamaño y estatura? Eso no es una coincidencia. Que una cultura alienígena hubiera construido escalones del tamaño humano sería una coincidencia astronómica. No, esta estructura, esta maravillosa estructura, fue construida por manos humanas hace mucho, mucho tiempo.
—Humanos que, a pesar de sus avances, no pudieron salvarse de la extinción.
—Quizá alguna otra cosa los mató, tal vez mientras estaban construyendo esto un asteroide acabó con ellos.
—En cien millones de años pueden ocurrir muchas cosas —añadió el Mago—. Especies enteras pueden surgir, evolucionar, prosperar y después extinguirse en ese plazo. En cambio, el moderno
Homo sapiens
sólo tiene una antigüedad de cien mil años. Y, otra cosa, las personas que construyeron esta Máquina estaban intentando salvarse del futuro regreso del Sol Oscuro.
—Mago, lamento interrumpirte, pero ¿te importaría echar una mirada a esto? —Jack se había acercado al borde del balcón y miraba la colosal pirámide invertida a través de unos prismáticos.
El vértice de la misma estaba a nivel con el balcón pero, aun así, se encontraba a cien metros de distancia.
—La cúspide no es puntiaguda —dijo, y le pasó los prismáticos al Mago—, sino plana.
—¿Como la Gran Pirámide? —preguntó Zoe.
—Algo así, pero más pequeña, mucho más pequeña —repuso el Mago—. Más o menos del tamaño de… —miró el pilar en las manos de Jack—, como eso.
—¿Cómo vamos a hacer para llegar hasta allí y colocarlo? —quiso saber Zoe.
—Supongo que de la misma manera que llegamos aquí —Jack señaló el suelo bajo sus pies.
Zoe miró y vio el símbolo de la Máquina grabado en el suelo de mármol debajo de las botas de Jack. De nuevo, los rectángulos en ella eran de tamaño real.
Jack colocó el pilar purificado en la rendija rectangular más cercana al abismo.
En cuanto el pilar calzó, se oyó un profundo tronar.
West se movió a la izquierda, luego a la derecha, pero no vio ninguna fuente obvia del sonido. El Mago y Zoe hicieron lo mismo.
Entonces Jack lo vio.
Vio un largo y estrecho puente emerger de la pared del abismo directamente debajo de él. La estructura se desplegó hacia lo alto mientras salía de la pared, como un puente levadizo que se coloca en su lugar hacia arriba y no hacia abajo. Un largo puente de piedra sin balaustrada.
Acompañado por el retumbar, se levantó hasta que con un sonoro ¡clonc! se detuvo exactamente delante de West, una enorme lengua de piedra que formaba un medio puente que se extendía sobre el abismo desde sus pies todo el camino hasta… el vértice de la pirámide invertida.
—No está mal —dijo Jack.
Con el pilar purificado bien sujeto, Jack West Jr. entró en el puente, diminuto en comparación con la enormidad del salón, el abismo y la colosal pirámide.
La pared de piedra del abismo bajo sus pies parecía no tener fondo, y desaparecía en la infinita negrura.
Jack intentó no pensar en ello y mantuvo los ojos fijos al frente mientras se acercaba a la gigantesca pirámide de bronce.
El Mago y Zoe lo observaban a cada paso que daba. Entonces Jack llegó al final del puente, al vértice de la pirámide invertida…
…en el momento en que el reloj señalaba las 6.11.
En la superficie del lago, las primeras luces del alba aparecieron en el horizonte.
Alby había colocado su telescopio en la superficie de la isla piramidal, apenas por encima de las dos Zodiac, que cabeceaban. Estaba inclinado sobre el ocular cuando avisó:
—¡Saturno acaba de ascender sobre Júpiter! Aparece la abertura… ¡Ahora!
El reloj de Jack señaló las 6.12.
Tras la grandeza del salón, la escalera, la Gran Pirámide y el enorme abismo, Jack encontró extraño que el vértice de la gigantesca estructura pudiera ser tan pequeño visto de cerca.
De pronto, la pirámide comenzó a emitir un zumbido, una profunda y poderosa vibración que resonaba por toda la caverna.
Jack abrió unos ojos como platos.
—Capitán West —sonó la voz de Alby en la radio—. La ascensión de Titán acaba de comenzar. Tiene más o menos un minuto para colocar el pilar.
—Gracias —contestó Jack—. Ya tenía la impresión de que había comenzado.
De pie al final del puente, muy alto por encima de un abismo de una profundidad insondable, observó el vértice de la vibrante pirámide de bronce.
Como había visto desde el balcón, la enorme pirámide no terminaba en una punta triangular, sino que era chata. La gran estructura acababa en una sección cuadrada muy pequeña apenas de un palmo de ancho, como si alguna vez le hubieran cortado la punta.
En esa punta cuadrada había un agujero cuadrado, que, como vio Jack, tenía el mismo tamaño del pilar.
—¿Mago? —dijo en la radio—. ¿Alguna idea? ¿Tengo que hacer algo ritual?
—No, que yo sepa —contestó el Mago—. Sólo coloca el pilar en la pirámide.
—De acuerdo.
Jack echó una última ojeada a su reloj: todavía eran las 6.12. Entonces, con el pilar sujeto con ambas manos, en lo alto de un insondable abismo muy por debajo de la superficie del mundo, colocó el pilar purificado en el agujero de la pirámide.
El pilar encajó en la pirámide…
…y de inmediato se encastró en el interior, mitad dentro, mitad fuera de la pirámide, firmemente sujeto en el lugar.
El impresionante zumbido cesó en el acto y se hizo el silencio.
Jack contuvo la respiración.
Entonces —¡bam!—, el pilar de diamante purificado, ahora alojado en el pináculo de la pirámide, cobró vida, resplandeciendo con una intensa luz blanca.
Jack se echó hacia atrás al tiempo que se protegía los ojos.
La cegadora luz blanca iluminaba todo el enorme espacio a su alrededor, y mostró por primera vez lo profundo que era el abismo debajo del puente. Era de una dimensión inimaginable, sus paredes verticales se hundían incluso más allá del alcance de la resplandeciente luz del pilar.
Luego, con un trueno ensordecedor, un rayo láser de luz blanca grueso como una columna salió del pilar y se hundió en el abismo en dirección al centro de la Tierra.
Jack no podía verlo bien porque la luz era demasiado fuerte.
A continuación, con una sorprendente inmediatez, el láser fue reabsorbido por el pilar y la pirámide y, con la misma rapidez con que había cobrado vida, acabó el episodio. En la caverna volvió a reinar la oscuridad salvo por la patética luz de las bengalas amarillas.
Jack apartó la mano de los ojos y miró la enorme pirámide para contemplar el impresionante y antiguo mecanismo.
Entonces vio el pilar. Pulsaba con la luz, su corazón líquido palpitando con un suave resplandor.
Después, lenta, gradualmente, un extraño texto comenzó a aparecer en cada una de las caras del mismo: símbolos blancos en todas las superficies como el cristal del pilar.
Jack reconoció los símbolos en el acto.
La Palabra de Thot. El misterioso lenguaje encontrado en Egipto y que sólo podían descifrar los oráculos de Siwan: Lily y su hermano mellizo Alexander.
Fue entonces cuando recordó la recompensa que acompañaba a la colocación del primer pilar: el conocimiento.
Esos símbolos transmitían una sabiduría, un conocimiento muy avanzado.
Un conocimiento por el que las naciones estaban dispuestas a matar.
Tendió entonces la mano para coger el pilar. Tan pronto como lo tocó se oyó un suave sonido cortante y el mecanismo de sujeción de la pirámide soltó el pilar en sus manos, que ahora resplandecían con sus prístinos símbolos blancos en la lengua de Thot.
Jack lo observó y de inmediato advirtió que faltaba una pequeña sección piramidal del pilar, cortada, del extremo superior.
Atónito, alzó la mirada y vio que la Gran Pirámide de bronce invertida estaba ahora de nuevo íntegra. De alguna manera, durante el espectáculo de luz resplandeciente, había cogido un trozo del pilar como su pináculo, y de esta manera había completado su perfecta forma triangular.
—Bonito… —comentó Jack, que miraba el vacío con forma piramidal que había aparecido en su pilar.
—Mago —dijo en el micro—. Esto es algo que no te vas a creer…
—Como si no lo supiera.
Jack guardó el resplandeciente pilar en la mochila.
—Bueno, después de todo lo pasado, en realidad no ha sido tan malo.
—Sí, lo que es poco habitual para nosotros… —comenzó el Mago, pero entonces la señal se cortó bruscamente y fue reemplazada por un monótono zumbido.