Ernesto Guevara, también conocido como el Che (77 page)

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Authors: Paco Ignacio Taibo II

Tags: #Biografía, Ensayo

BOOK: Ernesto Guevara, también conocido como el Che
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Y en esa lógica, se enfrentará en junio a la central sindical CTC. En el Ministerio de Industria dirá:
los sindicatos también tendrán que entender que su función no es salir a echar discursos ni salir a pelear con la administración a tal o cual lado, sino precisamente trabajar sobre las masas, llevarlas a nuevas concepciones del trabajo.

Adolfo Gilly planteaba en un reportaje sobre Cuba que los sindicatos no funcionaban porque se habían vuelto correas de transmisión verticales y no eran en absoluto representativos.

El tema retornará a fin del año cuando en otra reunión del Ministerio diga:
Aquí la democracia sindical es un mito que se dirá o no se dirá; pero es un perfecto mito. Se reúne el partido y entonces propone a la masas a fulanito de tal, candidatura única y de ahí en adelante salió aquel elegido (...) no ha habido ningún proceso de selección por parte de las masas (...) la gente tiene necesidad de expresarse (...) En el momento actual yo d
iría incluso que los sindicatos podrían dejar de existir (...) y traspasar sus funciones a los consejos de justicia laboral (...) los únicos que no estarían de acuerdo es la burocracia sindical que se ha creado, que naturalmente se le habla de que tienen que volver a trabajar con las manilas y el hombre dice, oye, yo hace 18
años que soy dirigente sindical.

La percepción del Che, es también la de muchos de los trabajadores. En septiembre, Lázaro Peña será apabullado en una asamblea cuando pedía que se aceptara el salario inferior cuando un obrero tenía que dejar de trabajar en su máquina por descompostura y pasaba a hacer otro trabajo de menor calificación, lo que en una industria con continuas fallas era habitual. El Che había planteado el 5 de mayo, en una reunión en el Consejo de Dirección del Ministerio, a la que asistía Augusto Martínez, ministro del Trabajo, que se debería pagar el 100% y que el obrero se dedicara al estudio y la capacitación.

El problema de los salarios y la igualación es un duro asunto, difícil de resolver. Ya a fines del 63 se había enfrentado a obreros que se graduaban de auxiliares de estadística y dibujantes mecánicos entrando de frente:
No vayan a pensar que soy tan cobarde de no enfrentarme a la clase obrera,
hay 90 mil salarios y 25 clasificaciones salariales, una locura imposible de igualar por arriba, porque se estaría simplemente aumentando el circulante sin mayor producción, y no se podía reducir los salarios de aquellos que habían ganado estos aumentos en largos años de conflictos sindicales.

Y asumía que lo que era válido para los trabajadores lo era para los funcionarios. El 31 de agosto le escribirá una carta al presidente de la Comisión de Extensión Universitaria declarándose ofendido porque ofrece pagarle una conferencia.
Para mí es inconcebible que se ofrezca una retribución monetaria a un dirigente del gobierno y del partido por cualquier trabajo, de cualquier ti
po que sea (...) No le dé otra importancia que la de una queja sentida por lo que considero un agravio gratuito, no menos doloroso por no ser intencionado.

Durante esos meses inaugurará una docena de fábricas que se compraron en Europa oriental y que se han estado instalando durante los dos últimos años, fábricas de lápices, de alambre de púas, de bujías, de bicicletas, de utensilios domésticos, refrigeradores, estufas. No está contento con algunas. En la de bicicletas de Caibarién esperaba una fábrica y se encuentra con una ensambladora, además con un defecto:
E
s una fábrica que nosotros hicimos sin darnos cuenta de la gran cantidad de piezas de importación
que requiere. Sin embargo en la de utensilios domésticos en las afueras de Santa Clara puede darse el lujo de escribir que puede por fin:
inaugurar una fábrica sin abrir el paraguas de la autocrítica.

El 11 de julio El Che anuncia en una reunión del Ministerio algunos cambios. Borrego pasará a dirigir el Ministerio del Azúcar que se desprende de Industria, Suárez Gayol pasa a ser viceministro del Azúcar y Guzmán viceministro de Industria Primaria. Fortalecerá el Ministerio con un grupo de asesores, Alberto Mora, al que recuperará después de que éste deje Comercio Exterior y a pesar de las diferencias que han mostrado en la polémica (Para
que nos demuestre que estábamos equivocados, lo que de ninguna manera puede ser malo, o que se demuestre a si mismo que está equivocado él, que tampoco puede ser malo; cualquiera de las dos cosas va a redundar en enriquecer algo que está bastante pobre),
Harold Anders y Carlos Franco.

En el primer semestre ha acumulado 240 horas de trabajo voluntario en la industria. Prácticamente ha trabajado todos los domingos, y algo más. Esas horas se suman a jornadas de trabajo ya extenuantes. Y de vez en cuando lo reconoce:
Son los domingos por la madrugada que uno tiene que estar hojeando con muchas ganas de irse a dormir o de hacer cualquier otra cosa y entonces son hojas y más hojas...
Un mes más tarde entregará los certificados de trabajo voluntario. En Industria se han trabajado 1, 683,000 horas voluntarias. No sólo es El Che, un amplio sector de la dirección revolucionaria, los técnicos y los obreros industriales han asumido el proyecto.

El 9 de agosto juega béisbol en Santa María del Mar con el equipo de Fidel, de segunda base, es la primera vez en su vida que lo hace. El periodista Eduardo Galeano le reprochará el que haya abandonado el fútbol y se haya pasado al béisbol: "Traidor, le dije, usted es un traidor, le mostré el recorte de un diario cubano cuando aparecía jugando béisbol."

Se entrevistan en el ministerio. Gaicano lo retrata: "El Che hablaba y uno tenía la impresión de que le subía la temperatura de la sangre, pero manejaba a rienda corta su entusiasmo no bien yo me ponía a tomar anotaciones de lo que decía. Entonces, los ojos fijos en la lapicera que bailaba sobre el papel, prefería el comentario pícaro y cortante, que dejaba escapar después de echar, sonriendo, dos o tres densas bocanadas de humo azul entre los espesos bigotes y la barba raleada. Ser periodista era una lástima."

De vez en cuando su hija Hilda lo acompaña en el trabajo, El Che le echa encima una pila de libros y le pide que le lea; a veces se tira en el suelo del despacho para que la niña le dé masaje en la espalda.

Oltuski cuenta que por aquellos días, aunque ya no trabajaban juntos, "seguía sintiendo el deseo de verlo y cada cierto tiempo iba a su oficina y hablábamos interminablemente. Manresa pedía café. El se tiraba en el suelo, sobre la alfombra, fumaba tabacos. Cuando el aire acondicionado estaba roto abría las ventanas y se quitaba la camisa. Arreglábamos el mundo."

Anda preocupado por el problema de los robos y latrocinios de los trabajadores por un lado, y por el otro noticias de fraudes de directores de empresas y jefes económicos, y le pide al gobierno que lleve al paredón al que utilice su cargo para robar. Poco después volverá sobre el tema, ahora sobre la pequeña pillería por falta de control en las empresas, que permite el hurto de materiales en los almacenes.

A mediados del 64 El Che visita nuevamente Nícaro para hacer un balance de la empresa. Figueras cuenta: "El director Edison Velázquez, era un trabajador infatigable que había dejado su salud levantando la empresa, pero tenía pésimos métodos de trabajo, chocaba mucho con la gente por su estilo. Había que refrescar los cuadros, hacer cambios y en esa reunión, que duró dos días, hubo una discusión muy dura y al final El Che opinó que Edison debería regresar a La Habana, ya había cumplido su papel y se estaban cometiendo errores que podían ser graves. Al final todos se volvieron a reunir en el comedor de los obreros. Sentados en grandes mesas y bancos de cemento El Che y Edison quedaron frente a frente, y todos los demás nos callamos y nos fuimos retirando. Se quedaron hablando allí como dos horas. El Che no quería perderlo ni aplastarlo, a pesar de que siempre chocaba con él en las reuniones del Ministerio."

Pero su intento de apoyar y comprender a los cuadros no le quitaba ni un ápice de dureza a los métodos de dirección que utilizaba con los mandos del Ministerio de Industria. El 12 de septiembre propone un plan de "democión", no de promoción. Cada dirigente del Ministerio tenía que pasar un mes trabajando en una fábrica que antes le fuera dependiente:
Se trata de que vayas a una fá
brica para ver qué son las cosas esas que firmas todos los días. De ministro a viceministro, directores generales y administradores de fábricas, era obligatorio. Los que pasaran la "democión" no podrían presentar informes, para que no se viera como una inspección, porque si no
enseguida la gente va a empezar a ver a los compañeros c
omo leones hambrientos.

Se fijaban algunas condiciones para no debilitar al aparato de dirección, no más del 25% de los cuadros de un mismo nivel podrían hacerlo al mismo tiempo, y si alguien se iba de "democión" no podía hacerlo simultáneamente su segundo. Esta era una iniciativa que proponía tan sólo en el Ministerio de Industria, porque
no todos los compañeros, ni el gobierno en su conjunto está de acuerdo con este sistema que no ha sido discutido. E
l plan cobrará forma en octubre en un documento llamado "Plan especial de integración al trabajo", donde se precisan los mecanismos.

En la misma reunión del Consejo de Dirección El Che se enzarza en una discusión sobre moral, a partir de que se discute el castigo que se estaba dando al director de una empresa que estaba conquistando a su jefa de despacho estando casado. No era tan grave la cosa, según entendía El Che, el sancionado se estaba divorciando y no se trataba de un caso en el que un director se aprovechaba del cargo para ascender a la mujer de la que estaba enamorado, tampoco había acosado a la compañera aprovechando su puesto, y en esto El Che se adelantaba al debate surgido de las justas demandas feministas de los años ochenta. No se podía dar la misma solución a situaciones así que al caso de dos trabajadores que simplemente se habían enamorado. Al final se había armado tal lío en la empresa que se cambió al director a otra fábrica pero sin sancionarlo. El Che decía que no eran sanos los ensañamientos en esos casos.
Nadie ha establecido q
ue en las relaciones humanas tenga un hombre que vivir con una mujer todo el tiempo.Piensa que la sanción es extrema. Y bromea recordando las relaciones extramari-tales de Federico Engels con su sirvienta.

El 28 de octubre participará en un homenaje a Camilo Cienfuegos. Se queja de que la rutina va invadiendo el recuerdo de los muertos, se vuelve una
especie de tarea disciplinaria
el recordar,
por eso muchas veces personalmente he tratado de hurtarle el cuerpo a la rememoración de compañeros q
ue significan cosas muy importantes en nuestras vidas.Y advierte:
La historia de las revoluciones tiene una gran parte subterránea, no sale a la luz pública. Las revoluciones no son movimientos absolutamente puros; están realizadas por hombres y se gestan en medio de luchas intestinas, de ambiciones, de desconocimientos mutuos. Y
t
odo esto cuando se va superando, se convierte en una etapa de la historia, que bien o mal, con razón o sin ella, se va silenciando y desaparece.

Del 4 al 28 de noviembre El Che viajará de nuevo a la URSS para participar en los festejos del 47 aniversario de la revolución de octubre. Es el primer contacto oficial de los soviéticos con El Che tras las tensiones que se produjeron durante la crisis de los cohetes. ¿Animo de reconciliación? Sin duda esa es la pretensión de Fidel, pero El Che no puede abandonar su espíritu crítico que cada vez se afila más. Visita una fabrica soviética que se le presenta como modelo y dice, según uno de sus compañeros de delegación, que
esto es una fábrica capitalista como las de Cuba de antes de la nacionalización.
Observa aberraciones dentro de la planificación, trampas con la emulación, porque planificaban para sobrecumplir. A sus compañeros de delegación les dice que los soviéticos van a un callejón sin salida en el orden económico, dominado por el burocratismo.

Durante su estancia en la URSS es entrevistado por el corresponsal de "El Popular" de Montevideo sobre el reciente resultado de las elecciones en Estados Unidos:

—¿Que opina del fracaso de Goldwater?


Esto se contesta con una perogrullada. El fracaso de Goldwater es el triunfo de Johnson y... ¿escribiste?

—Sí

— Y... Goldwater parece peor que Johnson, pero que yo sepa Johnson no es muy bueno. Y alegrarse porque salió el menos malo es tener una gran capacidad de consuelo.

Días más tarde contestará una entrevista del ruso Igor Nemira.
Me sienta el clima,
dice El Che.

Al retorno del viaje narraría a sus compañeros de la dirección del Ministerio una discusión con estudiantes cubanos en la embajada en Moscú:
"Cuando empezamos a discutir aquello fue un tanto v
iolento, había una biblia, el manual (ya que por desgracia la biblia no es "El Capital", sino el manual) y se
l
a impugnaba desde varios ángulos, incluyendo algunas afirmaciones peligrosamente capitalistas, de las que f
luye una tendencia revisionista. Con los estudiantes cubanos habla de sus posturas frente a los incentivos morales y el desastre de la "autogestión" en la URSS; y dice que nunca había tenido un auditorio más claro, porque entendían el asunto, porque lo vivían. En el sistema soviético no
hay ninguna ligazón entre la masa y el dirigente.

Y llegará a una brutal conclusión:
A pesar de lo que se diga, el
bloque occidental de países europeos está avanzando a ritmos superiores al bloque de la democracia popular: ¿Por qué?, y critica que en lugar de ir a fondo se retorna al estímulo moral, a la competencia, a los salarios diferenciados (los
directores cada vez ganan más).

Yo tuve allí en Moscú varias broncas...
porque parece ser que recogió el rumor de que los rusos andaban diciendo que El Che era trotskista. Y el comandante Guevara les decía a sus compañeros:
yo he expresado opiniones que pueden estar más cerca del lado chino (...) y también lo de
trotskismo surge mezclado. Dicen que los chinos son fraccionalistas y trotskistas y a mí también me meten el San Benito. Aclara que él en un viaje representa
al gobierno y soy disciplinado y represento la opinión estricta del gobierno.
Y sin duda en el gobierno cubano, aunque la posición oficial en el conflicto chino-soviético es de neutralidad
(neutralidad absoluta, de no mezclarnos en nada que sea sobre la polémica chino-soviética),
hay fuertes tendencias prosoviéticas (Franqui registraba que en enero Raúl se había enfurecido con él y El Che llamándolos pro chinos).

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