Ernesto Guevara, también conocido como el Che (80 page)

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Authors: Paco Ignacio Taibo II

Tags: #Biografía, Ensayo

BOOK: Ernesto Guevara, también conocido como el Che
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Como come en la cafetería de la ONU se arman tumultos para verlo y hablar con él. Se pasea por Nueva York comprando libros. El 16 de diciembre, como si contestara a su discurso, Estados Unidos aprueba una ley de enmienda a la ley de ayuda exterior que pide a los que reciben ayuda de Estados Unidos que colaboren al bloqueo cubano.

Un día más tarde, El Che parte de Nueva York rumbo a Argelia, en lo que sería el inicio de una larga gira por el continente Africano. En ruta le escribe una carta a su padre desde Dublin:
Estoy en la verde Irlanda de tus antepasados. Cuando lo supieron la TV vinieron a preguntarme por la genealogía de los Lynch, pero, por si hubieran sido ladrones de caballos o algo así, no hablé mucho.

En Argel, en una entrevista con una de las figuras simbólicas de la revolución Africana, la viuda de Franz Fanon, Josie, El Che comenta:
África representa uno, si no el más importante campo de batalla (...) Hay grandes posibilidades de éxito en África, pero también muchos peligros.
¿Qué lugar ocupaba en su cabeza en esos momentos la revolución anticolonial Africana?

Como si estuviera urgido de cubrir la máxima cantidad de territorio en el mínimo tiempo, como si el discurso en la ONU hubiera sido un accidente y África fuera su real objeto de interés y obsesión, El Che se desplazó a toda velocidad por el continente, entablando relaciones con los nuevos líderes progresistas, discutiendo con dirigentes de los grupos de liberación, hablando con estudiantes y periodistas, visitando campos de entrenamiento de guerrilleros, presas, reservas zoológicas, parques naturales, nuevas fábricas; saltando de aeropuerto en aeropuerto, manteniendo conversaciones con los presidentes de los países clave en el movimiento anticolonial.

El 26 de diciembre viajó hacia Mali y el 2 de enero llegó a Brazzaville (la capital del antes Congo colonial francés) donde se entrevistó con el presidente Alphonse Massemba Debat, y trazó una propuesta de solidaridad cubana ante las presiones de los colonialistas apoyados por los vecinos del ex Congo belga (pronto una misión militar cubana estaría en activo, dirigida por Jorge Risquet). Se entrevista con Agostinho Neto, el dirigente de la revolución angoleña, para ofrecer, siguiendo instrucciones de Fidel, solidaridad al naciente movimiento revolucionario bajo la forma de instructores cubanos para las guerrillas. Le entrega una copia autografiada de "La guerra de guerrillas" al guerrillero angoleño Lucio Lara.

El 7 de enero llegó a Conakry (Guinea) y el 14 se encontraba en Ghana donde un día más tarde se entrevistaría con el presidente Nkrumah. Asiste a una recepción con periodistas de Ghana usando un traje típico del país. La fotografía muestra a un Che que se contempla sí mismo fascinado, envuelto en el manto tribal del kente, prendido al hombro izquierdo y arrastrando hasta el suelo, cubriendo su no muy nuevo uniforme verde olivo. Parece que a pesar de lo difícil que debe haber resultado ponérselo bien, se está divirtiendo.

Siete días más tarde llegaba a Dahomey. Con una velocidad y una intensidad muy peculiares, muy al estilo del Che, como si quisiera saberlo todo, abarcarlo todo, iba cubriendo la mayor cantidad posible de territorio Africano. El 24 de enero se encontraba de nuevo en Argelia. Y en ese momento, para sorpresa de los observadores interesados, particularmente los servicios secretos de Estados Unidos, viajó a China. Allí permaneció del día 2 hasta el 5 de febrero.

Lo acompañan Osmany Cienfuegos y Emilio Aragonés. Sólo acceden a Liu Shao Shi y Chou En Lai. Según versiones de segunda mano, Mao se negó a recibirlos, porque algunos miembros de la delegación se encontraban muy tensos. El objetivo era explicar la posición cubana ante las divergencias chino-soviéticas. El Che, según versión de un traductor, estaba muy tranquilo y escuchaba los argumentos de los chinos que acusaban a la delegación cubana de que en la reciente conferencia de partidos comunistas latinoamericanos los cubanos se habían alineado con la Unión Soviética abandonando la neutralidad en la pugna. La reunión ha de resultar inútil, dolorosa para El Che, que se siente más cercano a las posiciones chinas en el debate.

El 6 de febrero EL Che retorna a París. Estará 24 horas en Francia de paso para proseguir la gira africana. Dedicará cuatro horas al Louvre. Salas griegas y egipcia. Y además le interesan particularmente El Greco, Rubens, Leonardo. Se detiene ante la Monna Lisa por un buen rato y se pierde cuando trata de encontrar al Bosco. En París habrá de recibir por conducto de su amigo Gustavo Roca, una nueva confirmación de la noticia de la muerte de Masetti y Hermes Peña en Argentina.

El 11 de febrero es recibido en la capital de Tanzania, Dar Es Salaam, por su viejo compañero de la campaña de las Villas, el embajador cubano Pablo Rivalta, un hombre que ha sido enviado a Tanzania con una doble misión, estrechar las relaciones con el gobierno progresista de Nyerere y crear una red de apoyo que permita en el futuro auxiliar a los herederos de Lumumba. El Che habrá de permanecer ocho días, en lo que sería una de las estancias más largas de toda la gira. Rivalta contará más tarde: "Hizo contacto con el presidente Nyerere en una recepción de palacio en Dar Es Salaam. Hablaron del apoyo a Tanzania. Incluso en esa conversación se comprometió la entrega de una pequeña fábrica textil y algunas otras ayuditas que se planteaban, fundamentalmente de médicos, de técnicos. Todo eso se vio en una visita realmente informal. No estaba anunciada, pero yo me aparecí con él por el palacio. Se habló también de la ayuda a los movimientos de liberación. Nyerere estuvo de acuerdo."

Pero las entrevistas más importantes no habrían de realizarse con el presidente, sino con los grupos armados revolucionarios Africanos, y en particular con congoleños lumumbistas que habían establecido en Tanzania su retaguardia.
Particularmente instructiva fue
la visita
a Dar E
s
Salaam, residen
cia de
una considerable cantidad de "Freedom fighters"
que,
en su mayoría, viven cómodamente instalados en hoteles y han hecho de su situación una verdadera profesión, oficio a veces lucrativo y casi siempre cómodo. En este ambiente se sucedieron las entrevistas, en las cuales solicitaron, en general, entrenamiento militar en Cuba y ayuda monetaria. Era el leitmotiv de casi todos.

Conocí también al grupo de luchadores congoleños. Desde el primer encuentro pudimos precisar la extraordinaria cantidad de tendencias y opiniones diversas que matizaba el grupo de dirigentes
de la revolución
congoleña. Primeramente hice contacto con Kabila y su estado mayor; me produjo una
impresión excelente
decía
venir del interior del
país; parece
ser que solo venía de Kigoma (una aldea fronteriza tanzana en los márgenes del Lago Tangañica,
desde la que habitualmente se cruzaba al Congo). La exposición de Kabila fue clara (...), dejó entrever su oposición a Gbenye y Kauza, y lo poco de acuerdo que estaba con Soumaliot. La tesis de Kabila era que no se podía hablar de un gobierno
(revolucionario)
congolés porque no se había consultado a Mulele, el iniciador de la lucha y que, por lo tanto, el presidente sólo podía ostentar el título de jefe del gobierno nororiental del Congo.

El Che les propuso a los congoleños, Kabila y posteriormente Soumaliot, que el entrenamiento debía hacerse en el Congo y en condiciones de combate. Rivalta apunta: "No les gustó a la mayoría de los que estaban en esa reunión; no les gustó, porque lo que querían ellos era salir del Congo, no entrar de verdad." El Che habrá de ofrecerles unos 30 instructores
,
número que crecerá más tarde a 130. Rivalta apunta: "Conversé con El Che respecto a este grupo de cubanos que apoyarían la lucha armada en El Congo. Yo pensaba, e incluso le propuse para dirigirlos a Víctor Dreke, porque era negro y allí estaban pidiendo combatientes negros, y además porque conocíamos de su lucha en el Escambray, luego pensé en Efígenio Ameijeiras, quien ya había estado en Argelia y además El Che lo conocía de la Sierra Maestra y sabía de su valentía, de su arrojo. Yo le propuse estas dos figuras al Che y además me propuse a mí mismo. El Che no me contestó, se sonrió." Al ofrecer esta brigada cubana, El Che no estaba actuando por iniciativa propia, sino siguiendo una iniciativa de Fidel, en respuesta a las peticiones del Consejo Nacional de la Revolución Congoleña, que le había solicitado previamente respaldo. En este mismo sentido habían sido las conversaciones con Nyerere, y con Massemba-Debat en el Congo-Brazzaville, buscando un respaldo y puntos de apoyo extra fronteras.

La inteligencia estadunidense, muy preocupada por la gira del Che en África (aún no detectaban su interés en el Congo) no habría detener filtraciones sobre estos acuerdos, y en un memorándum de inteligencia registraría un mes más tarde: "No hay confirmaciones de envíos de armas cubanas a África más allá de los realizados a Argelia en el 63."

El Che decidió a partir de estas conversaciones sondear a los que llamaba los "Freedom fighters", hablando con ellos por separado, pero la embajada cubana le organizó, por error, una reunión tumultuaria.
En la que participan 50 o más, a veces de varias tendencias o movimientos de un país...
Allí, analizó las peticiones de instructores y dinero a partir de la experiencia cubana:
El soldado revolucionario se hace en la guerra (...). Les propuse que el entrenamiento no se realizara en nuestra lejana Cuba, sino en El Congo cercano, donde se luchaba, no contra un títere cualquiera como era Tshombe, sino contra el imperialismo en su forma neocolonial (...)

La reacción fue más que fría; aunque la mayoría se abstuvo de toda clase de comentarios, hubo quienes pidieron la palabra para reprocharme violenta-mente por ese consejo (...). Traté de hacerles ver que aquí no se trataba de lucha dentro de fronteras, sitio guerra contra el amo común, omnipresente tanto en Mozambique como en Malawi, Rhodesia o Sudáfrica, el Congo o Angola, pero nadie lo entendió así.

Fría y cortésmente se despidieron y quedó claro en nosotros la impresión de lo mucho que tiene que caminar el África (...) Estaba planteada la tarea de seleccionar a un grupo de cubanos negros, y enviarlos voluntariamente, por supuesto, a reforzar la lucha en El Congo.

Paralelamente el primer ministro congoleño Tshombe se reunía en Londres con un enviado del gobierno de Estados Unidos, que le explicaba que resultaba difícil a los estadunidenses apoyarlo a pesar de sus deseos, porque seguían operando bajo su mando grupos de mercenarios blancos y militares de Sudáfrica y Rhodesia. Tshombe aceptó retirarlos cuando se acaben los contratos. En esa reunión; se discute la posibilidad alternativa de reclutar senegaleses y nigerianos e inclusive soldados de Togo retirados del ejército francés a cambio del apoyo de Estados Unidos.

Mientras tanto El
Che
tiene una conversación con Rivalta, que al embajador cubano en Tanzania le pareció extraña: "Me dijo qu5 iba a comprobar si yo aprendía bien el swahili; no me detuve mucho en esta apreciación. Me comentó que si yo tenía muchos criados, muchos empleados en la embajada, porque yo había reclinado muchos con vistas a crear cobertura y penetración y él me había dicho que esto no le gustaba. Inmediatamente que él salió yo reduje el personal a la mitad."

El 19 de febrero El Che se encuentra en la República Árabe Unida, donde se reúne con Nasser. Será una conversación muy breve en la que El Che entre otras cosas le informa, como de pasada, que quizá sería interesante entrar en el Congo para apoyar los movimientos de liberación.

El Che pensaba viajar a Sudán, pero allí eran malas las condiciones políticas y el viaje se suspende. El 24 del mismo mes se encuentra por tercera vez en Argelia para participar en la asamblea del II Seminario Económico de Solidaridad Afroasiática. Su discurso será muy polémico y habrá de causar tensiones en el bloque socialista, cuando dice que el costo de las luchas de liberación nacional deberían pagarlo los países socialistas.
Lo decimos asi, sin el menor ánimo de chantaje o de espectacularidad.
E insiste diciendo qu5 no debe hablarse de un comercio de benficio mutuo basado en los principios de la ley del valor, y se pregunta:
¿Cómo puede significar beneficio mutuo vender a precios de mercado mundial las materias primas que cuestan sudor y sufrimientos sin límite a los países atrasados y comprar a precios de mercado mundial las máquinas producidas en las grandes fábricas automatizadas?
Y acusa:
Si estas son las relaciones, los países socialistas son en cierta manera cómplices de la explotación imperial.
Y no lo deja allí: las armas deben llegar gratis.
Ante el ominoso ataque del imperialismo norteamericano contra Vietnam o el Congo debe responderse suministrando a estos países hermanos todos los instrumentos de defensa que necesiten y dándoles toda nuestra solidaridad sin condición alguna.

El Che está muy contento con el discurso, que ha hecho leer a sus compañeros de delegación, y que causa un tremendo eco entre los delegados africanos, pero que sin embargo no aparecerá íntegro en la prensa cubana. Ese mismo día nace en La Habana su hijo Ernesto, el quinto.

En Argel continúan las reuniones con delegados afroasiáticos, con el embajador Jorge Serguera y con el presidente Ben Bella, donde habla sobre la colaboración con la guerrilla congoleña. El 2 de marzo estará nuevamente en El Cairo. Hará turismo durante los primeros días. El 8 de marzo le envía una postal a su tía Beatriz:
Desde Tebas, primera capital de los sueños, te manda un recuerdo este poeta que no hace poesía y se ha convertido en un digno burócrata de panza respetable y hábitos tan sedentarios que marcha nimbado de añoranzas de pantuflas y crios.
Durante esos días descubre a los camellos, y no son capaces de hacerlo descender de ese nuevo animal cabalgante de cuatro patas con el que da vueltas en torno a las pirámides.

Tendrá largas conversaciones con Nasser en las que le confiesa explícitamente que está pensando ir al Congo a unirse a la lucha. Esta vez Nasser quedará fascinado por El Che Guevara, según su biógrafo, El Che le confesará que no hay conflictos entre él y Fidel.
Cometimos errores y es posible que la responsabilidad fuese mía. Nacionalizamos el 98% de lo que encontramos.
Habla de la carencia de cuadros, del acomodamiento de otros
(los que cierran la puerta para que no entren los obreros y no se salga el aire acondicionado).
Y se pregunta:
¿Qué relación hay entre el partido y el Estado? ¿Entre la revolución y el pueblo? Hasta hoy estas relaciones se han regido por la telepatía, pero la telepatía no es suficientemente buena (...) No somos felices con el stalinismo, pero no aceptamos la reacción al stalinismo de los soviéticos.

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