Ernesto Guevara, también conocido como el Che (76 page)

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Authors: Paco Ignacio Taibo II

Tags: #Biografía, Ensayo

BOOK: Ernesto Guevara, también conocido como el Che
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El Che no tardaría en responder en un artículo en "Cuba Socialista" acusando a Marcelo Fernández de escasa profundidad teórica.
Hace tiempo que los defensores de la autogestión se defienden con argumentos como éste.

Los cambios en el aparato cubano (destitución del ministro de Comercio Interior, remoción de Carlos Rafael Rodríguez de la dirección del INRA y sustitución de su segundo, Severo Aguirre, por Curbelo) parecerían indicar que las posiciones del Che avanzaban, aunque como diría en una reunión del Consejo de Dirección del Ministerio: El
sistema presupuestario puede avanzar aunque no haya una política de estimulo moral en el país y de hecho está avanzando no habiendo esa política.
De cualquier manera era sólo el segundo round de la polémica.

Y El Che seguía en sus guerras particulares dentro del Ministerio de Industria. El 22 de febrero, en una reunión del Consejo de Dirección machacaba sobre la necesidad del estudio:
hasta que nosotros no tengamos aquí un equipo donde digamos: todos los aquí reunidos en vez de ser ilustres improvisados, como somos todos, cada uno sea especialista cu la rama correspondiente con su universidad detrás y t
odo lo demás.

Y volvía a valorar al Ministerio de Industria como el que hacía el trabajo
menos malo de
t
odo el aparato estatal; y
descubría una nueva variante del burocratismo:
la ofuscación del papel (...) el papel como sustituto de la acción.

Pero el tema que le parecía más importante era el que
la participación de los obreros en la dirección de las fábrica hoy es nula, a pesar de que nosotros hemos hecho una serie de instrucciones; cada vez que voy a una fábrica pregunto como andan las asambleas de producción (...) y el administrador de la fábrica me dice:
Bueno, sí, las asambleas se hacen cada mes, pero son asambleas frías, viene poca gente, la gente no participa...

¿Dónde está el problema de la participación de los obreros y del retraimiento de los obreros? Sencillamente en que ellos van a esas asambleas para cumplir con alguien, pero no ven que se solucione nada allí.

Y encontraba una agravante en la insensibilidad de los administradores. En una empresa de calzado en Matanzas que había visitado, un obrero se quejaba porque tenía que trabajar en una zona de mucho polvo y tenía asma, El Che, particularmente sensible a un problema así, habló con el director de la fábrica, quien le dijo que no se podía resolver el asunto, que no podía poner un extractor, ni nada. Y El Che insistía a lo que el administrador respondió:

—Es que no tiene asma, tiene tuberculosis.

No hay constancia de la retahila de malas palabras que El Che soltó.

El 23 febrero el comandante Guevara estará cortando caña en el Central Orlando Nodarse con una brigada del Ministerio; el chofer se ha quedado en el camión a la sombra, El Che sacando la rabia se le acercó:

—Oiga, compañero, ¿y su machete?

—No, yo no vengo a cortar, yo soy chofer.

—Mira, aquí choferes cualquiera: buscas un machete y
te pones a trabajar como todos o te vas ahora mismo. Y por el camión no te preocupes, que en última instancia yo conduzco de regreso.
Como en todas las hagiografías, las vidas de santos, la versión ha llegado hasta nosotros suavizada, póngale el lector unos cuantos "coños" y "carajos" y se ajustará bastante a la realidad, según le contó al autor un cercano colaborador del Che.

El Che estaba en esos días empujando el trabajo voluntario y las emulaciones, las competencia fraternales. En un corte de caña Rosario Cueto, de la dirección de la JC en el Ministerio, acepta emular contra él y forman un par de brigadas. Rosario cuenta: "Fue la vez que más caña corté en mi vida (...) porque lo que no podíamos admitir bajo ningún concepto era que nos ganara. Todo mi grupo estaba de acuerdo (...) La emulación estaba bastante pareja; descubrimos que él enviaba de vez en vez a alguno de sus custodios a espiarnos, y nosotros comenzamos a hacer lo mismo. Todo estaba tan reñido que con dolor debo confesarles que cuando me informaron que estaba con un ataque de asma, me alegré porque eso podría permitirnos obtener alguna ventaja en el corte de caña. De acuerdo con los cálculos del normador, mi brigada fue la ganadora. El Che los culpó de dejarse llenar porque yo era mujer y quiso hacer ver que me habían beneficiado por esa razón. El argumento no podía admitirse y se armó una discusión terrible. El parecía que estaba muy molesto y culpaba al normador de nuestro triunfo (...) A los pocos días se dio una reunión. Se quería establecer una emulación entre el Ministerio de Industria y el INRA, me vinieron a buscar de parte del Che. Estaban discutiendo y él me dijo:

—Te mandé a buscar, Rosario, para que cuentes como fue lo de la emulación entre nosotros.

"Aunque me puse nerviosa, conté como había sido todo y confesé que cuando le dio el ataque de asma me alegré. El se moría de risa cuando me escuchaba decir eso."

El 20 de febrero, El Che contesta una carta a Maria Rosario Guevara de Casablanca, diciendo que no tiene idea de qué parte de España surge su familia.
Naturalmente hace mucho que salieron de allí mis antepasados con una mano atrás y otra adelante; y si yo no las conservo así es por lo incómodo de la posición. No creo que seamos parientes muy cercanos, pero si usted es capaz de temblar de indignación cada vez que se comete una injusticia en el mundo, somos compañeros, que eso es más importante.

Seis días más tarde responde una carta de José Medero, en la que vuelve sobre las virtudes del estímulo moral:
Anteponer la ineficiencia capitalista con la eficiencia socialista es confundir deseo con realidad. Es en la distribución donde el socialismo alcanza ventajas indudables y en la planificación centralizada (...) Vencer al capitalismo con sus propios fetiches a los que se les quitó su cualidad mágica más eficaz, el lucro, me luce una empresa difícil
(se refiere al estímulo material)... Si esto es muy oscuro (ya pasa de medianoche en mi reloj) tal vez le aclare mi idea este otro símil. La palanca del interés material en el socialismo es como la lotería de Pastorita; no alcanza a iluminar los ojos de los más ambiciosos ni a movilizar la indiferencia de los más. No pretendo haber terminado el tema ni mucho menos haber establecido el amén papal sobre estas y otras contradicciones
.

En marzo del 64 una nueva crisis política afectará a la dirección revolucionaria cubana. Se desatará a partir de una historia menor, el proceso a Marcos Rodríguez, un miembro del PSP, quien había sido infiltrado durante la revolución en las filas del Directorio y que había delatado a la policía batistiana a varios de los militantes que participaron en el asalto a Palacio. Detenido en el 64, al regresar de una beca en Praga conseguida por antiguos miembros del PSP, su proceso provocó un fuerte enfrentamiento. Faure Chomón aprovechó el proceso para señalar a "Marquitos" como un hijo del sectarismo y lanzó un fuerte ataque a los viejos miembros del psp, sugiriendo que en el aparato, varios conocían que Marcos había sido un delator y se le cubrió.

El enfrentamiento habría de producirse de manera elíptica entre "Revolución" y "Hoy", el ex diario del PSP, que no informó sobre el proceso durante: su primera semana. Fidel reprimirá salomónicamente a las dos alas del partido, le pedirá a Blas Roca que publique íntegro en "Hoy" el discurso de Faure, y soltará la artillería contra Severo Cazalis (Siquitrilla), a quien acusará de amarillismo, y quien abandonará el periódico, que en esos momentos ya dirige De la Ossa en lugar de Franqui. Poco después, dos cuadros de la vieja guardia comunista, Ordoqui y (Jarcia Buchaca, serán marginados.

Los memorándums de inteligencia estadunidenses relacionan estos hechos con las remociones ministeriales y lo atribuyen a la necesidad de Fidel de aumentar su independencia de los soviéticos. El Che parece situarse más allá de la polémica, y el 10 de marzo, excepcionalmente, se toma un rato libre y se va con Aleida al béisbol, a ver el duelo entre Industriales y Occidentales, en el Parque latinoamericano.

El 17 de marzo viajará para participar en la Conferencia de Comercio y Desarrollo de la ONU. Una semana más tarde pronuncia en Ginebra un discurso muy agresivo:
Entendemos claramente, y lo decimos con toda franqueza, que la única solución correcta a los problemas de la humanidad en el momento actual es la supresión absoluta de la explotación de los países dependientes por parte de los países capitalistas desarrollados.
Denuncia los niveles de bloqueo contra Cuba: Estados Unidos no permitirá la entrada de productos manufacturados a partir de productos cubanos, incluso si se hubieran manufacturado en otra parte, no se permitiría que mercancías estadunidenses sean transportadas en barcos que hubieran transportado mercancías a Cuba, se establecía la prohibición de transferencia de dólares a Cuba y seguía una larga lista de presiones a otros países: suspensiones de ayuda a Francia, Gran Bretaña... todo ello mientras las relaciones de Cuba con China y la URSS se suavizaban. La isla parecía ser el foco de los odios del imperio.

La fascinación que El Che provoca se extiende a amigos y enemigos, Lleras Restrepo, futuro presidente de Colombia, lo invita a comer, a pesar de que la delegación colombiana se regía por una circular según la cual no podían asistir a actos de países con los que no se tuvieran relaciones.

El Che aprovecha el viaje para estudiar los controles de calidad en fábricas de relojes y plástico. En su viaje de retorno pasa por Argelia.

En abril se conocerán los balances del Juceplan sobre la producción industrial cubana del año anterior. El Che puede sentirse a gusto, en la industria, aunque sólo se cumplieron los planes en un 84%, los costos se redujeron en un 4%. Pero queda pendiente un problema que últimamente le inquieta particularmente, la falta de calidad, que identifica como falta de respeto a la población por los administradores de las empresas. En una reunión del Consejo de Dirección del Ministerio diferencia entre aquellos productos que por escasez de materias primas pierden calidad, y aquellos que la pierden por burocratismo, por culto a la cantidad, por ausencia de tecnología, por falta de disciplina de trabajo. Está francamente enfadado y empieza a sacar cosas y ponerlas sobre la mesa: muñecas deformes
que parecen viejitas,
un triciclo que es
una porquería,
un zapato que por tener sólo dos clavos en lugar de los ocho o diez que necesita pierde el tacón, un ziper para la bragueta del pantalón
(y
hay 20 mil más)
defectuoso, que se abre, al que burlonamente la población llama Camilo (por su fama de Don Juán), una cama a la que se le salen las patas, un shampoo que no limpia el pelo, unos polvos faciales que ocultan su color, y amoniaco que hay que colar para usarlo. La conclusión es trágica: en las fábricas se está produciendo cada vez con peor calidad. No es la primer vez que El Che aborda el tema, el mes anterior había destacado como lo más importante que había visto en Suiza el nivel del control de calidad de los productos.

El 9 de mayo habla en el Ministerio de Industria a los jóvenes. No será un buen discurso, como en otras intervenciones, sumido en la problemática industrial no tiene un mensaje claro y lo reconoce:
He tenido una actitud crítica hacia la juventud, no como juventud sino como organización
(sin proponerles nada)
ha sido una actitud de francotirador.
Le da vueltas al asunto sin entrar al problema de cuál debe ser el lugar del partido y la JC
, ¿por qué? Un tipo tan directo como él, no encuentra las palabras, ni siquiera apela a metáforas, sino que rehuye el tema central. Se pregunta, ¿por qué no tiene estatutos el partido? Y no se pregunta cuál es el sentido del partido. Por la voz del Che habla la de un hombre que siente que el partido le sobra a la sociedad cubana. De repente se ve en un espejo que no le gusta:
este Ministerio, que verdaderamente es frío, que es bastante burocrático, un nido de burócratas meticulosos y machacones, del ministro para abajo, que están ahí peleando constantemente con tareas concretas.

En las fábricas encontrará mejor su pulso, su tono. El 17 de mayo inaugura la fábrica de bujías de encendido de Sagua la Grande. Cuatro años desde el momento en que la fábrica fue concebida y negociada su compra hasta el momento de la inauguración.
Crear la base industrial de un país es algo lento...
Se detiene ante una máquina donde una mujer está haciendo anillos. Le pregunta que cuántos hace, ella responde que de 20 a 22 por minuto. La mujer se llama Angela Martín, El Che se sienta al lado para cronometrarla, Angela falla.

—Así no se vale, porque me has puesto nerviosa, Che.

El Che se coloca ante la máquina para tratar de hacerlos él. Imposible.

—Tú también me has puesto nervioso a mí.

Y no perderá su acidez ni su buen humor. El 26 de mayo escribe una carta al director del hospital psiquiátrico de La Habana acusando recibo de una revista y de pasada menciona:
tengo otra curiosidad: ¿Cómo pueden imprimirse 6300 ejemplares de una revista especializada, cuando ni siquiera hay esa cantidad de médicos en Cuba? Me salta una duda que me lleva mi ánimo a los umbrales de una sicosis neuro-económica ¿Estarán las ralas usando la revista para profundizar sus conocimientos psiquiátricos o templar sus estómagos? O tal vez cada enfermo tenga en la cabecera un tomo de la publicación? En
t
odo caso hay 3 mil ejemplares de más en el número de la tirada; te ruego que pienses sobre eso. En serio, la revista está buena, la tirada es intolerable. Créemelo porque los locos siempre dicen la verdad.

Pero en la locura del Che hay algo más que un método, hay un proyecto. En junio, volverá a salir al paso en las discusiones sobre la teoría del valor terciando en un debate teórico entre Charles Bettelheim y Ernest Mandel. Moviéndose en los meandros de los clásicos marxistas, de las citas enfrentadas a las otras citas, en las que el marxismo se volvía bíblico e interpretatorio, donde cada vez menos la referencia era la realidad y cada vez más el pensamiento de los "clásicos", El Che enfatizará en su intervención sobre todo una idea: las condiciones de desarrollo de las fuerzas productivas no obligan mecánicamente en el periodo de transición a las particularidades de las relaciones de producción. Dicho de otra manera, la conciencia y la voluntad alteran las presiones del mercado, las leyes de la economía.

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