Read Ernesto Guevara, también conocido como el Che Online
Authors: Paco Ignacio Taibo II
Tags: #Biografía, Ensayo
En ese ambiente, el traidor Eutimio ha retornado y en una de las muchas conversaciones ante la hoguera cuenta que ha soñado que el desertor Sergio Acuña ha sido torturado y asesinado por el famoso cabo Roselló. Días más tarde se confirma la noticia. Esto suscitó una larga discusión filosófica de si era posible la predicción de los acontecimientos por medio de los sueños o no. Era parte de mi tarea diaria hacer explicaciones de tipo cultural o político a la tropa y explicaba claramente que eso no era posible, que podía deberse a alguna casualidad muy grande, que todos pensábamos que era posible ese desenlace para Sergio Acuña, que Roselló era el hombre que estaba asolando la zona, etc.; además Universo Sánchez dio la clave diciendo que Eutimio era un "paquetero", que alguien se lo había dicho, pues éste había salido el día antes y había traído cincuenta latas de leche y una linterna militar.
Eutimio, había regresado argumentando que su madre estaba sana de nuevo y llevaba el límite de su juego a terrenos sorprendentes: anunciando y prediciendo bombardeos. Decía Eutimio con cara de quien predice el futuro: "Hoy les dije que ametrallarán la Loma del Burro." Los aviones ametrallaban la Loma del Burro y él saltaba de alegría, festejando su acierto.
Una de las últimas noches antes de conocerse su traición, Eutimio manifestó que él no tenía manta, que si Fidel le podía prestar una. En la punta de las lomas, en aquel mes de febrero, hacía frío. Fidel le contestó que en esa forma iban a pasar frío los dos, que durmiera él tapándose con la misma manta y asilos dos abrigos de Fidel servirían mejor para tapar a ambos. Fidel habría de recordarlo años más tarde aún asombrado: "Durmió al lado mío con dos granadas y una pistola." Pero no bastaban las granadas, había que tener disposición a quedarse en la aventura y Eutimio tras sondear a Universo Sánchez y al Che sobre la disposición de los guardias, decidió que le resultaría muy difícil escaparse tras haber matado a Fidel y renunció al asunto.
Durante los siguientes diez días la guerrilla parece atrapada en una situación en la que el ejército lleva la iniciativa. El 28 de enero El Che le escribe a Hilda a Perú pidiéndole las fotos de la pequeña Hilda Beatriz que dejó en la casa de Bauer cuando salía de México y haciéndole un resumen de los primeros enfrentamientos... Son días de relativa calma. Raúl anota en su diario el día 8: "Hoy empecé a estudiar francés con El Che, quien tiene una magnífica pronunciación y es muy inteligente" y más tarde: "Con Fidel y con El Che hicimos una chabola que llovía más adentro que afuera. A dos buenos haraganes me busqué para este trabajo." El 9 de febrero se rompe el impasse cuando un campesino les informa que hay una columna de 140 soldados en las cercanías, y efectivamente, desde nuestra posición se les podía ver en un alto pelado, a lo lejos. Además, indicó que había hablado con Eutimio y que éste le había dicho que al día siguiente sería bombardeada la zona. Fidel entró en sospechas, ya la rara conducta de Eutimio había, por fin, llegado a nuestra conciencia y empezaron las especulaciones.
Hacia la una y media de la tarde se produce un tiroteo. Accidentalmente una parte de la columna de Casillas que dirigida por Eutimio había situado el campamento en lo alto de la loma, topa con ellos accidentalmente. En ese momento sonó un disparo y luego una descarga. Inmediatamente se llenó el aire de descargas y explosiones provocadas por el ataque concentrado sobre el lugar donde habíamos acampado anteriormente. El campo quedó rápidamente vacío.
Más tarde se descubre que además de dos soldados muertos, ha habido una baja entre los rebeldes, Julio Zenón Acosta, un campesino y combatiente muy querido por El Che, al que había estado alfabetizando. Fue mi primer alumno en la Sierra; estaba haciendo esfuerzos por alfabetizarlo y en los lugares donde nos deteníamos le iba enseñando las primeras letras; estábamos en la etapa de identificar la A y la O, la E y la l.
El Che confiesa que en ese pequeño combate su única intervención fue salir huyendo, no hice nada más que una "retirada estratégica" a toda velocidad en aquel encuentro, perdiendo su mochila llena de libros, medicamentos y comida. Poco más tarde se reúne con un grupo que incluye a Camilo Cienfuegos, Almeida, Guillermo García y Universo Sánchez. Detonaciones aisladas se escuchaban tras nuestras huellas, fáciles de seguir, pues la velocidad de la carrera impedía borrarlas. A las 5:15 p.m. en mi reloj llegamos a un lugar abrupto en que acababa el monte; tras algunas vacilaciones resolvimos que era mejor esperar la noche allí, pues si cruzábamos de día nos verían; si llegaban tras nuestras huellas había que defenderse allí pues la posición lo permitía.
Almeida dirige al grupo más tarde hacia el Lomón, el punto de encuentro acordado con Fidel. Había una ley no escrita en la guerrilla que aquel que perdía sus bienes personales (...) pues debía arreglárselas. Entre las cosas que había perdido estaba algo muy preciado para un guerrillero: las dos o tres latas de conserva que cada uno tenía en ese momento. Al llegar la noche con toda naturalidad cada uno se aprestaba a comer la pequeñísima ración que tenía y Camilo, viendo que yo no tenía nada que comer, ya que la frazada no era un buen alimento, compartió conmigo la única lata de leche que tenía, y desde aquel momento yo creo que nació o se profundizó nuestra amistad.
Tomando sorbos de leche y disimuladamente cuidando cada uno que el reparto fuera parejo, íbamos hablando de toda una serie de cosas. En general versaba la conversación sobre comida, porque las conversaciones de las gentes versan sobre problemas más importantes que les aquejan y para nosotros la comida era una obsesión en aquellos días.
La pequeña columna llegará al Lomón el 12 de febrero para reunirse con Fidel, la guerrilla entre deserciones y desbandados cuenta tan sólo con 18 combatientes, eso y la constancia de que Eutimio es el traidor que ha estado denunciando sus posiciones.
Cuatro días más tarde en la finca de Epifanio Díaz se producirá un encuentro fundamental para el futuro. Los cuadros urbanos y claves del movimiento acuden a una reunión con Fidel. Frank País, Haydeé Santamaría, Armando Hart, Vilma Espín, Faustino Pérez que retorna tras su misión en las ciudades y Celia Sánchez. El Che conoce a casi todos por primera vez. Frank País le causa un gran impacto. Yo sólo podría precisar en este momento que sus ojos mostraban enseguida al hombre poseído por una causa, con fe en la misma, y además, que ese hombre era un ser superior. Nos dio una callada lección de orden y disciplina limpiando nuestros fusiles sucios, contando las balas y ordenándolas para que no se perdieran.
Haydée y Frank tenían en esos momentos la idea de que había que sacar a Fidel de la Sierra para llevarlo a un país de Latinoamérica y reorganizar el movimiento. La idea no resiste ni los primeros diez segundos de la reunión. Fidel lo que pide es municiones y coordinación. Ni siquiera se atreven a plantearlo.
El Che está marginado de estas primeras reuniones de la dirección nacional del 26, él es un combatiente más, incluso un ambiguo combatiente en su calidad de médico.
Producto de la reunión es una primera coordinación entre la Sierra y las ciudades, decidiendo que debería organizarse un reclutamiento y una concentración de armas en la Sierra Maestra, y un manifiesto en que Fidel señala que su columna de "exterminados" le está dando mucha lata al ejército y llama a extender la guerra que ya se está produciendo en las ciudades, a la ejecución de torturadores, a la quema de caña, al sabotaje a los servicios públicos y vías de comunicación, a la campaña económica y a la huelga general como culminación del proceso.
El Che también estará marginado del otro gran acontecimiento que se produce en esos días. El movimiento urbano ha preparado en combinación con Fidel un gran golpe periodístico, una entrevista en la sierra. Convencidos tras entrevistarse con "Bohemia" y "Prensa Libre", que la censura podría neutralizar a cualquier medio cubano y que el alcance del clandestino "Revolución" con sus 20 mil ejemplares distribuidos en condiciones cada vez más difíciles es limitado, se decidió buscar un medio de alcance internacional. Faustino Pérez se puso en contacto con la corresponsal cubana del "New York Times" en La Habana y le ofreció la exclusiva. Ruby Phillips comunicó la oferta a Nueva York. El sí llegó rápidamente junto con la designación de Herbert Matthews, un periodista de 57 años, jefe de la página editorial, muy conocido por sus trabajos internacionales, y en particular por una magnífica cobertura 20 años antes de la guerra civil española.
Una operación compleja coordinada desde La Habana, trajo a Matthews de Nueva York hasta la Sierra pasando por la capital y Santiago. Durante el encuentro Fidel intenta que la guerrilla ofrezca aspecto marcial y le pide a Fajardo que muestren cierta apariencia militar. Fajardo comentará años más tarde jocosamente: "Me miré, miré a los demás: los zapatos rotos, amarrados con alambre, llenos de churre." No es el único detalle enloquecido de la entrevista, tratando de adelantarse a la pregunta de Matthews sobre cuántos combatientes estaban en armas dijo girando la mano en torno a los reunidos "Este es mi estado mayor", lo que no dijo es que no había ejército subordinado a él. Estos argumentos quizá no impactaron al estadunidense, quien había visto otras veces en su vida a otros ejércitos revolucionarios, pero la pura existencia de Fidel vivo y combatiendo era ya una noticia mundial. Publicada en el "New York Times" del 24 al 26 de marzo, la crónica de Matthews reflejaba el clima general de resistencia y repudio a la dictadura que reinaba en las dos mayores ciudades de la isla y la fuerza de Fidel como líder. Ante las continuas noticias de que estaba muerto y su grupo dispersado, fue un golpe muy fuerte para el régimen y habría de serlo más. "Fidel está vivo" podía leerse. El 26 se levantó temporalmente la censura en Cuba y se reprodujo la entrevista en varios medios de prensa y en la radio. El ministro de defensa reaccionó airadamente declarando que podía "ser considerada como el capítulo de una novela fantástica" y el jefe militar de Oriente llegó al ridículo de decir que nadie podía pasar el bloqueo de sus tropas. La polémica incrementó el interés mundial. Y Matthews la remató publicando dos días más tarde un autógrafo de Fidel y varias fotos tomadas con una camarita de cajón en las que el periodista y Fidel estaban juntos en la Sierra.
El Che, como si le molestara el protagonismo de un estadunidense, registrará: La visita de Matthews, naturalmente, fue muy fugaz.
Existe una foto de aquellos días en la que El Che y Universo Sánchez posan ante la cámara con sus fusiles al lado; la foto será publicada por la prensa cubana en uno de los pocos momentos de ruptura de la censura: El Che tiene bigote, la barba aún no le ha crecido. En términos de imagen es el pre-Che.
Ejecución
Al terminar la reunión y la entrevista, la guerrilla vuelve a su necesaria movilidad. Cuando se disponen a partir, la noticia de que Eutimio Guerra se encuentra en la zona hace que se movilicen. Capturado por Ciro Frías, fue conducido al campamento y al registrarlo se le encontró la pistola, las granadas y un salvoconducto del ejército firmado por Casillas. Gritaba: "¡Péguenme un tiro, por su madre, pero no lean eso!" Cayó de rodillas ante Fidel, y simplemente pidió que lo mataran. Dijo que sabía que merecía la muerte. En aquel momento parecía haber envejecido, en sus sienes se veía un buen número de canas, cosa que nunca había notado antes. Este momento era de una tensión extraordinaria. Fidel le increpó duramente su traición y Eutimio quería solamente que lo mataran, reconociendo su falta. Para todos los que lo vivimos es inolvidable aquel momento en que Ciro Frías, compadre suyo, empezó a hablarle; cuando le recordó todo lo que había hecho por él, pequeños favores que él y su hermano hicieron por la familia de Eutimio, y cómo éste había traicionado, primero haciendo matar al hermano de Frías denunciado por Eutimio y asesinado por los guardias unos días antes y luego tratando de exterminar a todo el grupo. Fue una larga y patética declamación que Eutimio escuchó en silencio con la cabeza gacha. Se le preguntó si quería algo, y él contestó que sí, que quería que la revolución o, mejor dicho, que nosotros nos ocupáramos de sus hijos.
Fidel le dio la orden a Universo de fusilarlo. Este narraría más tarde: "Yo lo hubiera matado 10 veces. El Che llega y entre los dos lo cargamos y lo sacamos de allí para no matarlo delante de la gente. Me lo llevo para allá, le doy una botella de ron, de un solo buchazo se lo tomó por el camino. Iba diciendo "mátenme." En esos minutos se desató una tormenta muy fuerte y oscureció totalmente; en medio de un aguacero descomunal, cruzado el cielo por relámpagos y por el ruido de los truenos. En la narración de Universo: "Yo traía un rifle y entonces El Che saca una pistola 22, pac, y le da un tiro por aquí. ¡Coño, Che, lo mataste! Se cayó boca arriba ahí, boqueando. Y los relámpagos. Aquello era del diablo, horroroso."
El Che, tan poco dado a los circunloquios y a las medias verdades, en este caso nunca confesó públicamente haber sido el ejecutor del traidor Eutimio. En una futura narración se limitaría a reseñar: Al estallar uno de estos rayos con su trueno consiguiente en la cercanía, acabó la vida de Eutimio Guerra, sin que ni los compañeros cercanos pudieran oír el ruido del disparo.
Al día siguiente, lo enterramos allí mismo y hubo un pequeño incidente que recuerdo. Manuel Fajardo quiso ponerle una cruz y yo me negué porque era muy peligroso para los dueños de la hacienda que quedara ese testimonio del ajusticiamiento. Entonces grabó sobre uno de los árboles cercanos una pequeña cruz.
Las delaciones de Eutimio continuaron golpeando fuertemente a las comunidades campesinas de la sierra aún después de muerto. El 25 de abril, el ejército tiroteó la casa de Dariel Alarcón y asesinó a su esposa. Dariel se alza en armas.
La guerrilla se pone nuevamente en movimiento. En aquellos momentos caminábamos sin rumbo fijo y a marcha lenta, escondidos en pequeños cayos de monte.
El 22 de febrero, El Che es víctima de un nuevo ataque de asma. Como si su organismo le cobrara la ejecución de Eutimio, se encuentra sin medicinas. El ataque es tan fuerte que en sus memorias hablará de la etapa más penosa de la guerra. Durante una semana se arrastrará difícilmente por las lomas hasta que el 28 de febrero el ejército avanza hacia la casa campesina donde están reposando; una numerosa tropa de soldados que venían caminando precisamente para ocupar el firme. Había que correr rápidamente, para llegar al borde de la loma y cruzar al otro lado antes de que las tropas nos cortaran el paso; no era una tarea difícil, dado que los habíamos visto con tiempo. La guerrilla ha sido detectada, porque el ejército comienza a disparar con morteros y ametralladoras hacia el bohío. Todos pudieron fácilmente llegar a la cumbre y sobrepasarla; pero para mí fue una tarea tremenda. Pude llegar, pero con un ataque, tal de asma que, prácticamente, dar un paso para mí era difícil. En aquellos momentos, recuerdo los trabajos que pasaba para ayudarme a caminar el guajiro Crespo; cuando yo no podía más y pedía que me dejaran, el guajiro, con el léxico especial de nuestras tropas, me decía: "Argentino de mierda... Vas a caminar o te llevo a culatazos." Fajardo diría años más tarde con admiración: "¡Y se lo echó al hombro con la mochila y todo!", pero la versión de Efigenio Ameijeiras es menos complaciente: "Cuando sonaron los primeros morterazos y ráfagas de ametralladora fue como un bálsamo vitalizador para el maltrecho Che y se puede decir que de todos los que allí corrimos, El Che no tenía nada que envidiarle a su compatriota Fangio. Luego él nos confesaba que el mejor antídoto para la enfermedad era la presencia de los soldados enemigos."