Read Ernesto Guevara, también conocido como el Che Online
Authors: Paco Ignacio Taibo II
Tags: #Biografía, Ensayo
Otra versión, con imprecisiones, es la de Arguedas en el folleto de la Universidad Técnica de Oruro, tomada de un soldado que participó en la operación al que conoció estando detenido.
Entre los periodistas bolivianos, el que realizó una investigación más profunda hablando con los rangers de filas, aprovechando su situación de corresponsal de guerra, fue José Luis Alcázar. Su testimonio quedó impreso en "Nancahuasú. la guerrilla del Che en Bolivia" y en el artículo coescrito con Edwin Chacón en el diario Presencia: "Murió El Che Guevara."
La versión de Inti en sus memorias, "Mi campaña con El Che", y la de Dariel Alarcón en el manuscrito inédito escrito con Mariano Rodríguez Herrera: "Che y la guerrilla de Ñancahuazú", así como en la entrevista que le hice en el 95.
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La frase
La frase atribuida al Che con variaciones ("No disparen más, canijo! ¡Soy El Che y valgo más vivo que muerto!) se reproduce en multitud de textos, por ejemplo, Gonzalo de Bethenconrt en "Muerte y sepulcro del Che", o en el artículo del Reader's Digest: "La muerte del Che" o en la biografía de Daniel James, sin embargo no aparece en ninguna de las versiones de primera mano. Su origen está en la conferencia de prensa de Ovando.
Se pone en boca del Che la frase "no disparen, soy El Che, valgo más vivo que muerto" en el momento de su captura, pero los testimonios de primera mano se limitan a señalar que dijo simplemente: "Soy El Che Guevara" y que la frase citada apareció mágicamente en una conferencia que un par de días después daría el general Ovando.
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Chino
En varias versiones aparece junto al minero Simón Cuba y al Che un tercer personaje, herido en la cara y con la sangre cubriéndole el rostro enceguecido, el chino Juan Pablo Chang, quien en la mayoría de las explicaciones oficiales desaparece, para reaparecer mágicamente como cadáver en la escuela de La Higuera.
Un soldado anónimo: "con el brazo derecho sostenía a un hombre herido y con el izquierdo a otro que tenía el rostro cubierto de sangre." (ver nota 3. capítulo siguiente).
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Fuentes
Resultan esenciales las primeras versiones conocidas sobre el asesinato del Che: Michelle Ray en "In cold blood. How the CIA executed Che", publicada en Ramparts; Fidel Castro en sus intervenciones públicas de los días 15 y 18 de octubre de 1967 y en "Una introducción necesaria" al diario del Che en Bolivia, así como la de Arguedas, que más allá de identificar al asesino erróneamente como el sargento Huanca, tiene multitud de datos interesantes, coincidentes con las restantes versiones. El texto más preciso de la versión de Arguedas fue narrado por él en una conferencia restringida en Cuba de la que poseo una versión mecanográfica. Del año 69 es también "Ñancahuasú, la guerrilla del Che en Bolivia". del periodista boliviano José Luis Alcázar.
En años posteriores se han sumado las versiones del coronel Saucedo: "No disparen soy El Che", la del capitán Gary Prado en "Cómo capturé al Che", el coronel Reque Terán entrevistado por César Peña (donde se incluye la confesión del sargento Mario Terán) y últimamente un material esencial, las versiones de dos soldados que conservan el anonimato y que han sido reproducidas en el libro, apenas difundido más allá de las fronteras bolivianas, de Soria Galvarro: "El Che en Bolivia."
Resultan muy interesantes los trabajos de los periodistas cubanos Adys Cupull y Froilán González "La CIA contra El Che" y "De Nancahuazti a La Higuera" (aunque reiteran sin fundamentación la idea de que la CIA estuvo detrás de la orden de asesinato) y el excelente escrito del periodista uruguayo González Bermejo, "Che, su paso por la tierra."
Para el cónclave de los generales que decidió el asesinato, es clave el libro de Jorge Gallardo Lozada: "De Torres a Banzer" y el cable de la UPI del 12 de junio del 78: "Revela Alfredo Ovando que las fuerzas armadas bolivianas dieron la orden de asesinar al comandante Ernesto Che Guevara."
La versión del agente de la CIA Rodríguez, en su libro "Shadow Warrior" y en las entrevistas de Jane Bussey: "CIA Veteran at Peace with Killing of Rebel El Che" y Carlos Puig: "Sentí por un momento que va no lo odiaba."
Hay interesantes intervenciones de Zenteno. Selich y Ayoroa en las actas de la investigación interna de los militares bolivianos en torno a la desaparición del diario del Che.
Los dos memorándums norteamericanos que se reproducen son del 9 de octubre del 67, de Bowdler a Rostow y 9 de octubre del 67 telegrama de Henderson al Secretario de Estado. Resultan además interesantes los trabajos de Gustavo Sánchez: "El gran rebelde". Alcázar-Baldivia: "Bolivia, otra lección para América". Gonzalo de Bethencourt: "Muerte y sepulcro del Che". Enrique Araoz: "Hablan los testigos de la muerte del Che" y el cable de Eduardo Paz del 3 octubre 87 para la agencia France Press.
Las fotos del Che capturado en los libros de Rodríguez y Saucedo. La primera foto de la escuela de La Higuera en Life.
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La condena
La versión más precisa de cómo se gestó la orden de asesinar al Che es la de Gallardo, sin duda originada en informaciones del personaje central de su libro, el general Torres. Omite definir cuál fue la posición de Torres, por cautela o por pudor y luego sin justificarlo dice de una manera reunirá que la CIA dio la orden.
Arguedas argumenta claramente que Torres fue uno de los que votaron a favor del asesinato, lo cual explicaría las permanentes reticencias que años más tarde mantendría Fidel Castro y el gobierno cubano ante el gobierno progresista boliviano que Torres presidió efímeramente.
El coronel Reque Terán diría años más tarde que Ovando. Barrientos y Torres tomaron la decisión. YG, de Bethencourt añade a otro militar, el general Belmonte Ardiles. Vacaflor añade que uno de los militares consultados votó en contra, el comandante de la fuerza aérea León Kolle Cueto, hermano del dirigente del PC
Ovando reconoció) 10 años después que la orden de matar a Guevara "fue ordenada" sin especificar por quiénes y diciendo que no había partido de él que era jefe de las Fuerzas Armadas (Alcázar-Baldivia).
Los norteamericanos fueron mantenidos en las sombras. Dos días más tarde el asesor presidencial W.W. Rostow le enviaba el siguiente memorándum al presidente Lyndon Johnson: "(censuradas dos palabras) que la última información es que El Che Guevara fue atrapado vivo. Tras un breve interrogatorio para establecer su identidad, el general Ovando (jefe de las Fuerzas Armadas bolivianas) ordenó que lo fusilaran. Veo esto como una estupidez, pero es comprensible desde el punto de vista boliviano, dados los problemas que los comunistas franceses y el correo de Castro, Regis Debray les han causado."
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La orden de asesinato
En el laberinto de pequeñas contradicciones y malas memorias, accidentales o dolosas, existe un caos en cuanto a la precisión de los detalles, por ejemplo respecto a la hora del arribo del helicóptero con Zenteno y F.R. a La Higuera. Prado lo ubica a las 10 de la mañana, Selich a las 6:15, Saucedo dice que salió a las 7 y el propio Zenteno dice que llegaron a las 7:30.
La orden de asesinato llegó a La Higuera en boca del coronel Zenteno que la había recibido la noche anterior en Vallegrande; es posible que haya existido una confirmación como dice el coronel Reque Terán, en una entrevista varios años más tarde, pero sin duda Zenteno se la transmitió a Selich y Ayoroa en la mañana del 9 de octubre.
A pesar de que cuenta en sus memorias que él recibió la orden y la transmitió a los bolivianos y que luego personalmente transportó el cadáver del Che, parece obvio, como afirma el capitán Prado, que ni Félix Rodríguez, el agente de la CIA ni el propio coronel Zenteno, se encontraban en La Higuera cuando se produce el asesinato, pues el helicóptero salió del caserío hacia las 11:45.
Parece sin embargo evidente que las instrucciones del agente de la CIA eran mantener vivo al Che para posteriormente conducirlo a Panamá donde se produciría un largo interrogatorio y que la agencia de espionaje norteamericano nada tuvo que ver en la orden de matar al Che.
¿Había alcohol? ¿Estaban borrachos los soldados? Las versiones recogidas por el español Gonzalo de Bethencourt y por Alcázar así como por la periodista francesa Michelle Ray era que sí, y todos parecen coincidir en que Terán para darse valor había bebido; Gary Prado deshecha la historia diciendo que en un caserío miserable no había alcohol suficiente para el centenar y medio de soldados.
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El misterio del Chino y Pacho
La esposa del telegrafista habla también del guerrillero ciego, hay noticias de él en el texto de Arguedas y uno de los soldados anónimos insiste en que en el cuarto de al lado fueron asesinados dos guerrilleros, uno de ellos el ciego.
¿Por qué entonces las fuentes que reconocen el asesinato del Che y Simón Cubas niegan el del Chino?
Y es sólo uno de los muchos pequeños misterios que rodean la muerte del Che. ¿Por qué no hay entrada del diario de Pacho del día 8 si muere el 9? Se inventó Prado el combate del día 9 para justificar por qué no estaba en La Higuera errando se produce el asesínalo. ¿Podría Pacho haber muerto en los combates del día 8 y no haber sido registrado así porque no se localizó su cadáver hasta un día después? Según la versión del ejército (Prado). el Chino y Pacho estaban juntos en una de las cuevas... He copiado por esta versión basado en que el ejército reportó a lo largo de toda la historia de la guerrilla, y lo hará en el siguiente mes, combates inexistentes cuando se trataba de ajusticiamientos.
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El mayor Rubén Sánchez
Años más tarde el mayor Sánchez declararía: "Me iban a destacar a la zona donde capturaron al Che, pero en esos días tuvo que operarse mi esposa y no pude ir. Puedo decirle que tuve suerte o no sé. Si yo estoy ahí no matan al Che de la forma en que lo mataron, o nos matan a los dos."
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Fuentes
Resulta muy interesante el trabajo de Michelle Ray en Ramparts, así como las notas de algunos periodistas que estaban sobre el terreno, Cotí, Richard: "Yo vi el cadáver del Che en Vallegrande", Radaelli: "Del oriente al altiplano", Alberto Zuazo:
"20
anos después sigue siendo un misterio qué pasó con el cadáver del Che Guevara", Alcázar y Edwin Chacón "Murió El Che Guevara." Algunas notas periodísticas resultaron clave; las declaraciones del general Ovando a AFP y AP del 9 de octubre: o las noticias de la avalancha campesina en el hospital en El Diario del 10 de octubre: "Conmoción", junto con el artículo "Murió Che Guevara." Las declaraciones de Roberto Guevara en "Che y los argentinos."
También; Los dos discursos de Fidel Castro citados, González Bermejo: "Su paso por la tierra", la biografía de James; el libio de Félix Rodríguez, los dos trabajos de Cupull y González: "De Nancahuazú a La Higuera" y "La CIA contra El Che"; Marta Rojas: "La muerte del Che en la prensa internacional" y "El Che Guevara bajo el cielo de La Higuera"; el cable de Guy Guglietta para UPI del 9 de octubre del 77, varios memorándums del Departamento de Estado norteamericano.
John Berger; "The legendary Che Guevara's death" es el origen, uno de los de la analogía del cadáver con el cuadro de Rembrandt.
Para la reciente operación de rescate del cadáver ver los artículos de La [ornada a lo largo de noviembre-diciembre 1995 ("Descubren los restos de tres guerrilleros", "Exigirán la entrega de los restos del Che sus familiares", "Los restos del Che, incinerados y enterrados en Vallegrande, Bolivia", "Militares bolivianos buscan ya los restos del Che", "Ordena Sánchez de Lozada que sean localizados los restos del Che Guevara", "Ordenan a Mario Vargas localizar los restos del Che"), el artículo de Jon Lee Anderson en el NYT: "Where is Che Guevara buried? A bolivian tells" y la intervención de Luis Fondebrider entrevistado por Miguel Bonasso para el programa de televisión "Ernesto Che Guevara, el regreso de un mito."
2)
La odisea de los supervivientes
Durante las dos semanas posteriores a la muerte del Che, los rangers intentaron establecer un cerco a los dos grupos de guerrilleros supervivientes, el dirigido por
Inti Peredo y el de los en enfermos. El 12 de octubre en una zona llamada Cajones, una patrulla de los rangers capturó y posteriormente fusiló al segundo grupo (De la Pedraja, Hunca, Lucio Galvan y Jaime Arana). El grupo de Inti, que incluía a tres cubanos, Villegas, Alarcón y Tamayo, tras chocar en varias ocasiones con el ejército, haciéndole bajas, logró romper el cerco perdiendo la vida el Ñato en uno de los enfrentamientos. Inti recobró sus contactos con el aparato del PC y mientras él retornaba al interior con Adriazola, los tres cubanos, con dos nuevos guías cruzaron la frontera chilena a mediados de febrero del 68, re corriendo un largo camino antes de llegar a La Habana.
Inti Peredo se volvió a levantar en armas tras reorganizar la guerrilla del ELN y en 1969 murió bajo tortura después de ser capturado conmocionado por el estallido de una granada en un enfrentamiento con el ejército... El propio Alarcón retornó a Bolivia en el 68 para la segunda operación del FLN, y cercado por las tropas del regimiento Sucre y la policía nacional en un banco de La Paz, salió y al grito de ¡Patria o muerte! Trató de suicidarse perforándose el parietal inferior y superior. Le salvaron la vida milagrosamente. El régimen de Torres lo liberó con una amnistía. David Adriazola murió en un enfrentamiento con la policía cerca de Lagunillas en abril del 68.
La odisea de los superivientes está registrada con gran precisión en el diario de Inti Peredo "Mi campaña con El Che" y en el libro de Mariano Rodríguez y Dariel Alarcón: "Les suivivants du Che." Los partes militar es sobre el cerco y la persecución en los mencionados trabajos de Gary Prado y Martínez Estévez. Es interesante la entrevista a 'Tamayo y Villegas del periodista italiano Cianni Miná en "Un continente desaparecido" y desde luego el seguimiento que le da Alcázar a la historia en "Ñancahuasú. la guerrilla del Che en Bolivia." La versión norteamericana en NSF Countrv File. Bolivia. C8. vol. 4 cables. LBJ Library.
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Fuentes
La historia de los despojos bolivianos puede seguirse revisando el trabajo de Cupull y González: "De Ñancahuazú a La Higuera", el libro de Uribe: "Operación Tía Victoria", el artículo de Enrique Araoz: "Hablan los testigos de la muerte del Che", el libro del capitán Prado, el libro de Luis Suárez: "Entre el fusil y la palabra", el libro de Félix Rodríguez y las declaraciones de los dos soldados anónimos en el libro de Soria Gabarro. La historia de Puebla me la contó mi amigo Fritz Glockner. La frase de Enrique Lihn se encuentra en la "Elegía a Ernesto Guevara."