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Authors: Matthew Reilly

Tags: #Intriga, #Aventuras, #Ciencia Ficción

Las seis piedras sagradas (11 page)

BOOK: Las seis piedras sagradas
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Así que había decidido tomarse la revancha contra un país islámico de la misma manera que los terroristas islamistas habían atacado Norteamérica: lanzando un avión contra su más grande y mejor conocida torre.

Por fortuna, informaron todos los periódicos, gracias a la profesionalidad del personal del hotel, sus impecables procedimientos de evacuación y su rápida —casi prevista— respuesta a la advertencia de que se acercaba un avión de carga, ni una sola persona había fallecido en el terrible ataque.

Al final, la única vida que McShane se había cobrado había sido la suya.

Como era lógico, en las horas siguientes al ataque el tráfico aéreo en la región se interrumpió hasta nuevo aviso.

Los cielos por encima de los emiratos permanecieron vacíos durante todo el día siguiente, todos los vuelos cancelados.

Excepto uno.

Un avión obtuvo permiso para despegar de una base aérea de alta seguridad en las afuera de Dubai.

Un 747 negro con rumbo este, hacia China.

El primer avión en salir al día siguiente fue un Lear Jet que pertenecía al jeque Anzar al Abbas, con tres pasajeros: Zoe, Lily y Alby.

Después de una rápida conversación entre West y Alby en la pista de la base militar el día anterior, se había decidido que el equipo se separaría allí, con Zoe y los dos chicos dirigiéndose en la dirección opuesta: hacia Inglaterra.

LA SEGUNDA PRUEBA

La fuga China

CHINA

5 de diciembre de 2007

Cinco días antes de la primera fecha límite

ESPACIO AÉREO SOBRE EL SUROESTE DE CHINA

5 de diciembre de 2007

El
Halicarnaso
sobrevoló el Himalaya y entró en el espacio aéreo chino.

La pintura negra que absorbía las ondas de radar y los flancos multiangulados e irregulares aseguraban que no aparecerían en ningún sistema de radar. Estas características, sin embargo, no lo protegerían de ser descubierto por otros sistemas más avanzados, como la vigilancia vía satélite.

Poco después de su despegue de Dubai, Jack se había vuelto hacia los más recientes miembros del equipo, el marine norteamericano, Astro, y el espía saudí, Buitre.

—Muy bien, caballeros. Es hora de que me cuenten lo que saben. El tema es la prisión de Xintan.

El joven teniente norteamericano replicó con una pregunta:

—¿Estás seguro de que éste es un curso de acción prudente? Pareces apañártelas muy bien sin ese tipo, el Mago. ¿Por qué no vamos sin más a buscar las piedras y los pilares? Ir al rescate del Mago sólo puede servir para contrariar a los chinos.

—Únicamente sé lo que el Mago me ha dicho o escribió —repuso Jack—. Sus profundos conocimientos sobre este tema es lo único que nos conducirá al éxito. Sólo por eso ya vale la pena contrariar a los chinos. Pero también hay otra razón.

—¿Que es…?

—El Mago es mi amigo —respondió Jack con un tono firme. «Al igual que Velludo, y mira lo que le ha pasado.»

—¿Estás dispuesto a arriesgar nuestras vidas y las reputaciones de nuestras naciones sólo para salvar a tu amigo?…

—Sí. —Jack ni siquiera parpadeó. La imagen de la cabeza de Velludo en la caja pasó por su mente, un amigo al que no había podido salvar.

—Veo que eres muy leal —opinó Astro—. ¿Arriesgarías todo eso por mí si me veo en problemas?

—Todavía no te conozco lo suficiente —contestó Jack—. Te lo diré más tarde, si sobrevives. Ahora, a lo nuestro. La prisión.

Buitre desplegó algunos mapas y fotos de satélites que había traído de la inteligencia saudí.

—Los chinos tienen a los profesores Epper y Tanaka en el penal de trabajos forzados de Xintan, una penitenciaría de grado 4 en la remota región occidental de la provincia de Sichuan.

»Xintan es una cárcel especial reservada a los presos políticos y los internos de máxima seguridad. Sus prisioneros son utilizados para cavar los túneles y los pasos para las líneas férreas a gran altura, como el ferrocarril de Qinghai-Tibet, el llamado ferrocarril del Techo del Mundo. Los chinos son los mejores constructores de ferrocarriles de todo el planeta; han instalado vías férreas encima, debajo y a través del terreno más montañoso del globo, muchas de ellas conectando las provincias centrales con el Tibet.

En este punto, el hermano de Osito Pooh, Cimitarra, se unió a la conversación.

—Están utilizando los nuevos ferrocarriles para inundar el Tibet con sus trabajadores. Intentan borrar a la población local con la fuerza del número. Es una nueva forma de genocidio. El genocidio a través de la inmigración ilimitada.

Jack evaluó a Cimitarra. No podía ser más diferente de su hermano menor. Mientras que Osito Pooh era gordo, barbudo y bonachón, Cimitarra era delgado, bien afeitado y culto. Tenía los ojos azul claro, la piel morena y un acento de Oxford. El moderno príncipe árabe clásico. Jack advirtió que había enmarcado la construcción de ferrocarriles de China en un contexto político.

—En cualquier caso —dijo Buitre—, construir el ferrocarril es un trabajo muy peligroso. Muchos prisioneros mueren y los entierran sin más en el cemento. Epper, en cambio, fue llevado a Xintan porque la cárcel cuenta con un ala especial para interrogatorios e información.

—¿Cámaras de tortura? —preguntó West.

—Cámaras de tortura —asintió Buitre.

—Xintan es famosa por su ala de tortura —señaló Astro—. Los seguidores de Falún Gong, manifestantes estudiantiles, monjes tibetanos…, todos deben ser «reeducados», como dicen los chinos, en Xintan. El caso es que, por virtud del terreno, Xintan tiene una posición única para ser un centro de interrogatorios perfecto. Veréis, el penal está construido en lo alto, no de uno, sino de dos picos adyacentes conocidos como los Cuernos del Diablo. Xintan Uno, la prisión central, está ubicada en el pico primario, y se accede a ella a través de un ferrocarril de altura que penetra en la cárcel a través de una enorme puerta de hierro.

—Suena parecido a Auschwitz —comentó Elástico.

—Parecido, pero no del todo —repuso Astro—. Después de dejar su carga de nuevos presos en la cárcel central, la línea de ferrocarril continúa por el interior de Xintan Uno y sale por una segunda puerta en el otro extremo. Allí, la línea férrea sigue por un largo puente y llega a Xintan Dos, el ala más pequeña, el ala de tortura, situada en lo alto de su propio pico. El tren entra en Xintan Dos por una tercera puerta y allí acaba. Aparte de esa entrada, no hay otro acceso a Xintan Dos.

—Como Auschwitz —repitió Elástico.

—En ese aspecto, sí lo es, judío —dijo Buitre.

Osito Pooh, que estaba sentado cerca, lo miró vivamente.

—Buitre, te honro como amigo de mi hermano. Te pido entonces que te dirijas a mi amigo como Cohén, Arquero o Elástico. No volverás a llamarlo judío.

Buitre se inclinó en señal de disculpa, de nuevo con su manera lenta y calculadora, que transmitía tanto un insulto como una disculpa.

—Ruego humildemente tu perdón.

Astro rompió el incómodo silencio con más información.

—Según la inteligencia de nuestro país, los chinos también tienen en Xintan un helicóptero por si alguien consiguiera escapar.

—¿Qué clase de helicóptero? —preguntó Jack, que ladeó la cabeza, atento.

—Un enorme y cabrón Hind —respondió Astro—, uno de esos con los que preferirías no toparte, capitán West. Se dice que los presos en Xintan Uno pueden oír los alaridos de las víctimas torturadas en Xintan Dos a través del valle. Si hay una cárcel en China donde no querrás estar, es en Xintan Dos. Nunca nadie ha escapado de allí con vida.

—¿Nunca?

—Nunca —afirmó Astro.

Eso había sido varias horas antes.

Ahora que volaban por el espacio aéreo chino, Cimitarra entró en el despacho de West para anunciar:

—¡Cazador! Acabamos de recibir una intercepción de los norteamericanos. Los chinos van a trasladar a tu amigo el Mago hoy mismo. Dentro de una hora.

West se levantó de un salto.

Era una mala noticia. Muy mala.

El Mago y Tank serían transferidos de Xintan Dos a Xintan Uno y, desde allí, serían llevados en tren con una escolta armada a Wushan. Su presencia había sido reclamada por el coronel Mao Gongli en persona.

—¿A qué hora? —preguntó al entrar en la cabina principal.

—¡El tren sale de Xintan Dos a mediodía! —respondió Astro desde su asiento delante de una consola.

—¿Es posible que supieran que íbamos para allá? —preguntó Cimitarra.

West estaba pensando lo mismo.

—Desde luego, es posible —manifestó Buitre—. Después de la huida un tanto ruidosa del capitán West de Australia hace tres días y el atentado con el avión ayer en Dubai, con toda seguridad creyeron que estábamos preparando algo.

—Pero sin duda los chinos no pueden creer que a nadie se le ocurra seriamente asaltar Xintan —señaló Cimitarra.

—Monstruo del Cielo —gritó West—, ¿hora estimada de llegada a Xintan?

La voz de Monstruo del Cielo sonó en el altavoz instalado en el techo.

—Será muy justo, pero creo que podré estar allí para mediodía.

—Hazlo —dijo West.

Todo estaba ocurriendo mucho más a prisa de lo que había esperado. Le dejaba muy poco margen para trazar un plan. Se acercó a la mesa central para observar los mapas de Astro donde aparecía el complejo de Xintan, en la cumbre de las montañas.

—La transferencia interna es el punto débil. El puente entre Xintan Uno y Dos. Es allí donde los pillaremos.

—¿El puente? —preguntó Astro, que se acercó—. Puede que no nos hayas oído bien, capitán. Ese puente está dentro del complejo. ¿No sería mejor intentar rescatar a Epper y a Tanaka más tarde, cuando estén viajando en el tren fuera del perímetro de la prisión?

West seguía mirando los mapas al tiempo que trazaba un plan.

—No. Seguramente reforzarán la guardia para el viaje exterior con tropas del ejército, pero para la transferencia interna sólo utilizarán los guardias de la prisión. —Jack se mordió el labio inferior—. No será bonito, en realidad será muy feo si esto consigue funcionar, pero ahí es donde tenemos nuestra oportunidad, donde podremos rescatarlos.

PRISIÓN DE TRABAJOS FORZADOS DE XINTAN

PROVINCIA DE SICHUAN, SUROESTE DE CHINA

11.59 horas

Dos estructuras de cemento gris se alzaban en las cumbres de dos montañas vecinas como castillos gemelos en un mundo de fantasía que miraran el espectáculo de la cordillera muy por encima de la capa de nubes.

El edificio más grande, Xintan Uno, tenía cinco pisos de altura, cuadrado y rechoncho. Se alzaba sobre su pico frente a los precipicios como si algún dios acabara de lanzar una pastilla de plastilina sobre la cumbre desde una gran altura. Construida casi del todo de cemento de un color gris sucio —la contribución comunista a la arquitectura—, tenía cuatro grandes torres que se elevaban hacia el cielo.

La estructura más pequeña, Xintan Dos, estaba al sur de su hermana mayor; tenía tres pisos y una única torre. Pero su tamaño compacto sólo parecía hacerla más dura, más segura de su autoridad. No necesitaba ser grande para ser temida.

Las dos alas estaban unidas por un largo puente ferroviario de arcos, de casi un kilómetro de longitud, que cruzaba un escabroso valle a centenares de metros de profundidad. Hoy, el valle estaba oscurecido por una capa de nubes bajas que se movían entre las montañas como un río de niebla blanca.

Alta, aislada, y silenciosa, excepto por el silbido del viento, la escena podría haber sido hermosa de no ser por el hedor de la muerte y la desesperación que rodeaba el lugar.

A las doce en punto, las grandes puertas de hierro de Xintan Dos se abrieron para dejar paso al tren de la prisión.

Con sus flancos de hierro negro y las rejas reforzadas en cada ventanilla excepto en la de las locomotoras en cada extremo del tren de cinco vagones, parecía una feroz bestia acorazada. Detenida en el umbral de la puerta, resoplaba como un toro, escupiendo humo mientras gruñía la locomotora delantera.

Los dos prisioneros fueron cargados en el vagón central del convoy.

Vestían con harapos, con vendas en los ojos, y arrastraban los pies más que caminaban con los brazos y las piernas encadenados. Sólo eran dos: el Mago y Tank.

Los guardias de rostros pétreos los rodeaban, doce en total, el número habitual para una transferencia interna. Todos los guardias eran conscientes de que dos pelotones de soldados del ejército chino estaban esperando en Xintan Uno para acompañar a los prisioneros en su viaje exterior.

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