Read La maravillosa historia de Peter Schlemihl Online

Authors: Adelbert von Chamisso

Tags: #Cuento, Fantástico, Aventuras

La maravillosa historia de Peter Schlemihl (3 page)

BOOK: La maravillosa historia de Peter Schlemihl
4.6Mb size Format: txt, pdf, ePub
ads

«El psicoanálisis es la enfermedad de la cual él mismo pretende ser la cura.»

La frase se atribuye a Karl Kraus.

Las técnicas

Las técnicas de la sátira son múltiples y con frecuencia complejas. Un repaso exhaustivo de ellas escapa a los límites de esta introducción, por lo que señalaremos las dos más frecuentes invitando al curioso que desee tener conocimientos más amplios a consultar textos de mayor extensión.

• Una de ellas es la
parodia
, de la que ya hemos hablado anteriormente. Consiste básicamente en imitar los rasgos formales de un personaje o de un estilo vaciándolos de su contenido original y substituyéndolos por otros de signo contrario.

• La otra, quizá la más utilizada, es la de la
reducción
. La llamamos así porque con ella el objeto satirizado es reducido a sus defectos. Comprenderemos bien su mecanismo si la relacionamos con la caricatura, que, como es sabido, consiste en acentuar determinados rasgos del sujeto elegido, que queda así reducido a sus defectos. Con esta técnica el sujeto es reconocible, pero su aspecto resulta ridículo.

En cuanto al chiste, que cumple con frecuencia una función importante dentro de la sátira, sus técnicas son aún más variadas y van desde la condensación de palabras a la utilización de éstas con un doble sentido, pasando por el cambio de contexto de un término cuyo funcionamiento queda de este modo alterado.

Veamos, como ejemplo de la utilización del doble sentido, un caso citado por Freud en el estudio antes señalado:

…?”. A lo que la señora respondió: “Non tutti, ma buona parte”.»

En otras ocasiones, y cuando el que habla se satiriza a sí mismo, es frecuente recurrir al absurdo. El maestro inigualable de esta técnica fue sin duda Groucho Marx. Veamos qué contestó cuando le invitaban a hacerse socio de un club:

«No formaría parte de ningún club en el que se admitiese gente como yo.»

Remitimos al interesado en conocer un cuadro analítico de estas técnicas a
El chiste y su relación con el inconsciente
, donde Freud ejecuta un amplio desarrollo de las mismas.

Señalemos, para finalizar con este apartado, que la división efectuada es en alguna medida artificial, puesto que lo más común en la práctica es el entrecruzamiento de técnicas diversas. Su funcionamiento o no dependerá de la habilidad e ingenio de quien las utilice.

Los temas de la sátira

Los temas de la sátira son numerosos, aunque no tantos como para que su lista resulte inabarcable. El problema reside más bien en el hecho de que su simple enumeración ocultaría el dato importante de que todos esos temas no han funcionado con la misma intensidad en todas las épocas ni en todos los países. Así por ejemplo, en tiempos de Enrique IV de Castilla la política fue uno de los blancos más frecuentes del escritor satírico (existe un estudio de Menéndez y Pelayo en torno a este tema). Y durante el siglo XIX, en Cataluña, fueron frecuentes los ataques a la religión por este medio. Del mismo modo, los autores ingleses de la época victoriana practicaron la sátira de las costumbres sociales denunciando así la hipocresía moral de ese período. Hecha esta puntualización, enumeraremos aquellos temas que con mayor frecuencia, aunque con los altibajos aludidos, han constituido universalmente el plato favorito de los escritores satíricos:

• La misoginia o el ataque a las mujeres.

• La política.

• La religión.

Junto a estos tres temas, considerados del modo más general posible, habría que añadir la sátira de vicios y costumbres y la sátira de carácter moral, que, como es natural, han funcionado en una u otra dirección de acuerdo con los esquemas de moralidad vigentes en cada una de las sociedades en que se han desarrollado. Es obvio que dentro de este esquema no caben aquellos temas de la sátira que resultan específicos de una sociedad y de un momento determinados; así por ejemplo, el tema de los conversos en la sátira castellana del siglo XV.

Para completar este esquema señalaremos de nuevo el tema de las disputas literarias, que ha hecho correr desde siempre ríos de tinta en todos los idiomas. Es fácil deducir que la vertiente más común de esta clase de sátira ha sido la invectiva.

Los temas de la sátira pueden alcanzar incluso al mundo de ultratumba. La ilustración recoge la mitológica barca de Caronte llena de personajes literarios: sentados en la borda están Momo, Mayeux (un jorobado que aparece en pinturas satíricas populares) y Arlequín. De pie a su lado, Falstaff y Sganarelle (personajes de Shakespeare y Molière respectivamente). Al lado del barquero podemos ver la cabeza de Sancho Panza (ilustración de
Un autre Monde
.

La riqueza ha sido objeto de multitud de sátiras. La ilustración recoge el becerro de oro, de cuyo influjo no se libra ni la Iglesia, recibiendo incienso y adoración de todo el Mundo. El Arcipreste de Hita tiene una excelente sátira contra el dinero en
El libro de buen amor
, y Quevedo compuso alguna letrilla sobre el mismo tema (ilustración de
Un autre Monde
).

La sátira en la historia de la literatura

Es evidente que el título de este apartado resulta pretencioso además de falso. La historia de la sátira es la historia de la literatura universal, por cuanto en todas las literaturas aparece este arte introduciéndose en los dominios del teatro, la poesía, la novela, etc.

Con todo, intentaremos hacer un breve recorrido por las literaturas europeas en las que este género alcanzó mayor fortuna.

Lo que aquí se expone son las líneas maestras por las que ha discurrido esta forma especial de contemplar las cosas a cuyo equivalente literario llamamos sátira. Los datos que vamos a aportar, además de aquellos a los que las limitaciones propias de esta clase de trabajos dejen fuera, están al alcance de todos en cualquier manual o historia de la literatura. Por eso hemos preferido cargar el acento de esta introducción en la parte teórica a la que los estudiantes o los simples curiosos suelen tener más dificultades de acceso.

La sátira en la antigüedad

Parece ser que la sátira tiene, en su origen, un componente mágico. Este hecho no es raro; la magia late debajo de numerosas manifestaciones del hombre primitivo. Así, las pinturas rupestres, que en su mayor parte representan animales, tienen la función mágica de «atrapar» aquel bisonte o aquel ciervo con el que el cazador ha de enfrentarse al día siguiente con el objeto de asegurarse la comida.

Del mismo modo, la sátira arroja una especie de maldición sobre el objeto que elige como blanco. Lo hiere en el ánimo y, si la maldición funciona, esta herida no es más que el primer paso para la perdición total. Podría compararse, pues, con una especie de «vudú» en donde los alfileres son substituidos por palabras. La palabra, además de pinchar, puede morder. Si alguien duda de la eficacia de esta arma, que no produce sangre, puede acercarse al estudio de algunos pueblos primitivos en los que el poder del hechicero alcanza extremos asombrosos.

Este origen mágico de la sátira se ha podido constatar, en parte, gracias a los estudios que algunos antropólogos vienen realizando sobre pueblos que en la actualidad, y debido a condiciones de aislamiento muy especiales, permanecen o permanecían en estadios comparables a lo que fue nuestra Edad de Piedra. En estas sociedades suele aparecer siempre un sujeto, revestido de atributos poco comunes, que ejerce un papel en cuyo comportamiento aparecen rasgos fáciles de identificar con lo mágico y lo satírico al mismo tiempo.

La sátira en la antigüedad greco-latina

Mucho se ha especulado sobre si la sátira procede de Grecia o Roma, una vez situados en el contexto de donde arranca la civilización occidental. El tema es confuso por cuanto algunos autores llegan a negar incluso la validez de la dicotomía Grecia/Roma. Para estos autores la cultura latina no es más que una prolongación de la griega. En todo caso, ambas lenguas produjeron suficiente cantidad y calidad de literatura satírica para que sus producciones se puedan contemplar separadamente.

Roma

Para Quintiliano, retórico hispanorromano nacido en Calahorra en el año 39, la cuestión anterior acerca del origen de la sátira no ofrece ninguna duda. En sus
De institutione oratoria
lo expresa de este modo:

«Sátira quidem tota nostra est.»

En todo caso, sí parece que el término procede etimológicamente de la palabra latina «satura», con la que se designa un plato compuesto por diversos manjares, pero también una composición poética integrada por metros diversos.

En su forma más arcaica suele ser un poema monologado de fuerte contenido moral. Su estilo es, pues, coloquial y rehuye de las formas retóricas propias de la epopeya. Dentro de este período cabe destacar a Lucilio (finales del siglo II a. C.), que cultivó la epístola con fines satíricos teniendo alguna influencia sobre el propio Horacio.

Pero los dos grandes nombres de la literatura latina en este terreno son Juvenal y Horacio. Ambos representan dos formas de ejercer la sátira que son a modo de escuela cuyas líneas maestras llegan hasta nuestros días:


Horacio
(65-8 a. C.) practicó y recomendó la moral del justo medio («aurea mediocritas»). En sus
Odas
,
Sátiras
, o
Epístolas
exalta las virtudes de la vida sencilla y alejada. Recomienda la vida campestre frente a la urbana, y si bien en su juventud practicó la invectiva o sátira de ataque personal, a medida que se hizo mayor substituyó esta clase de sátira, fuertemente influida por Lucilio, por reflexiones de orden moral cuyo estilo intenta ser más amable que mordaz. La perfección formal de sus composiciones está fuera de duda y se puede decir que ha ejercido una notable influencia en la lírica europea a partir del Renacimiento.


Juvenal
(60-140 d. C.) representa y crea la línea de escritores satíricos cuyo ingrediente principal es el pesimismo. Frente a la distancia amable y risueña a veces de Horacio, Juvenal opone un estilo fuerte y caluroso. Desde el punto de vista formal, su obra es más desarticulada y pobre que la de Horacio, pero todos los críticos le reconocen la paternidad de un realismo fuera de lo común, que constituye su mayor virtud literaria. Sus
Sátiras
ocupan cinco libros y suman 4.300 versos. Parece ser que sus ataques a la política y a las costumbres romanas bajo el Imperio le costaron, además de algunos disgustos, un destierro a Egipto.

Estos dos nombres constituyen las dos grandes líneas de la sátira latina, no sólo por lo que representan en sí mismos, sino por la influencia posterior de su obra. Pero aún habría que citar a Persio, y a Marcial, y a Fedro, que tradujo en versos latinos las fábulas del poeta griego Esopo.

Grecia

La literatura satírica en Grecia ocupa un abanico de posibilidades excesivo, casi imposible de resumir. Las dificultades aumentan si a la nómina de poetas o autores teatrales añadimos las relaciones que con este género guardaron algunos filósofos y escuelas filosóficas. No olvidemos que uno de los momentos del método socrático lo constituye la «ironía», por medio de la cual el insigne filósofo hacía ver a sus discípulos la falsedad de aquello en lo que creían. Para Sócrates era preciso despojarse de los razonamientos viciados, de la errónea información de las apariencias, antes de alcanzar la verdad. De este modo hacía caer a sus oyentes en una «docta ignorancia» como paso previo a la iluminación posterior. Esta «docta ignorancia» es la que persigue obtener, a su modo, el escritor satírico al mostrarnos la vaciedad radical de determinados comportamientos humanos. La relación, pues, entre el método socrático y los métodos satíricos parece verosímil.

Además, a Grecia, en Occidente, le debemos la creación de la fábula, que viene a ser una suerte de historia cuya acción suele discurrir entre animales, sobre quienes se proyectan los vicios humanos. Se trata, pues, de una literatura con «moraleja» o, lo que es lo mismo, una literatura de la que es preciso extraer una verdad moral.

El primer gran fabulista fue Esopo (siglo IV a. C.), de quien se desconoce casi todo, siendo un personaje cuya biografía está a medias entre la historia y la leyenda. De acuerdo con Plutarco, era tartamudo y jorobado. También fue esclavo y, más tarde, viajero por Egipto y Babilonia. Sus fábulas circularon con fortuna por toda Grecia, haciéndose diversas recopilaciones de las mismas. La colección completa de las
Fábulas Esópicas
tuvo gran influencia en la literatura latina y, más tarde, en diversas literaturas medievales que cultivaron la fábula con fines satíricos.

BOOK: La maravillosa historia de Peter Schlemihl
4.6Mb size Format: txt, pdf, ePub
ads

Other books

The Boy Recession by Flynn Meaney
Flirting With Magick by Bennett, Leigh
Espacio revelación by Alastair Reynolds
A Scandalous Adventure by Lillian Marek
The Lucifer Sanction by Denaro, Jason
Patriot Pirates by Robert H. Patton
Hush by Eishes Chayil, Judy Brown