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Authors: Daniel Tammet

Tags: #Autoayuda, #Biografía

Nacido en un día azul (30 page)

BOOK: Nacido en un día azul
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Al igual que otras personas con autismo, mi actividad religiosa es sobre todo intelectual, más que social o emocional. Cuando estaba en secundaria carecía de todo interés por la educación religiosa y era desdeñoso ante la posibilidad de un Dios o de que la religión fuese beneficiosa para la vida de las personas. El motivo de ello era que Dios era algo que yo no podía ver, escuchar o sentir, y que los argumentos religiosos que leía y escuchaba no tenían ningún sentido para mí. El momento decisivo llegó cuando descubrí los escritos de G. K. Chesterton, un periodista inglés que escribió extensamente sobre sus creencias cristianas en la primera mitad del siglo
XX
.

Chesterton fue una persona notable. En el colegio, sus profesores le describieron como un soñador y «no en el mismo plano que el resto», mientras que de adolescente creó un club de debate con amigos, en el que a veces discutían una idea durante horas seguidas; él y su hermano Cecil debatieron en una ocasión durante dieciocho horas y trece minutos. Podía citar capítulos enteros de Dickens y de otros autores de memoria y recordaba los argumentos de las 10 000 novelas que evaluó como lector editorial. Sus secretarias decían que podía dictar un ensayo a la vez que escribía otro a mano sobre temas distintos. Sin embargo, siempre se perdía, tan absorto en sus pensamientos que a veces debía telefonear a su esposa para que le ayudase a regresar a casa. También sentía fascinación por los detalles cotidianos que le rodeaban, como contaba en una carta a su esposa: «No creo que haya nadie que disfrute tanto con las cosas, tal como son, como yo lo hago. La sorprendente humedad del agua me apasiona e intoxica. La fogosidad del fuego, la fortaleza del acero, la inexpresable fangosidad del fango». Es posible que Chesterton estuviese en el extremo más elevado de nivel funcional del espectro autista. Lo que es cierto es que siempre me sentí muy cerca de él desde que leí sus experiencias e ideas.

Leer a Chesterton de adolescente me ayudó a lograr una comprensión intelectual de Dios y del cristianismo. El concepto de la Trinidad, de Dios compuesto de una relación viva y amorosa, fue algo que pude imaginarme mentalmente y que tenía sentido para mí. También me fascinó la idea de la Encarnación, de Dios revelándose a Sí mismo al mundo en forma tangible y humana, como Jesucristo. Aun así, no sería hasta cumplir veintitrés años cuando decidí participar en un curso en una iglesia local, que tenía por objeto enseñar las bases del cristianismo en reuniones semanales y sociales. Cada semana acudía a la reunión y agotaba a mis compañeros de curso haciendo preguntas sin parar. No me interesaba rezar en busca de orientación o escuchar las experiencias de los demás, sino obtener respuestas a mis preguntas. Por fortuna, Chesterton respondió a todas ellas en sus libros. La Navidad del 2002 me convertí en cristiano.

Mi autismo puede en ocasiones hacer que me sea difícil comprender lo que otras personas pueden pensar o sentir en cualquier situación dada. Por esa razón, mis valores morales se basan más en ideas que son lógicas, tienen sentido para mí y he pensado detenidamente que en mi capacidad para «ponerme en el sitio de otro». Sé tratar a todas las personas que conozco con amabilidad y respeto porque creo que cada individuo es único y creado a imagen y semejanza de Dios.

No suelo acudir mucho a la iglesia porque puedo sentirme incómodo al tener a mucha gente sentada y de pie a mi alrededor. No obstante, en las contadas ocasiones en que he estado en el interior de una iglesia me ha parecido una experiencia muy interesante y conmovedora. La arquitectura suele ser compleja y hermosa, y me gusta tener mucho espacio por encima de la cabeza al levantar la vista hacia los elevados techos. Al igual que en la infancia, disfruto escuchando cantar himnos religiosos. La música me ayuda a experimentar sensaciones que podrían describirse como religiosas, como son las de unidad y trascendencia. Mi canto favorito es el
Ave Maria
. Siempre que lo oigo me siento totalmente metido en el flujo de la música.

Algunos de mis relatos favoritos provienen de la Biblia, como la historia de David y Goliat. Muchos de ellos utilizan un lenguaje simbólico y pintoresco que puedo visualizar y que me ayuda a comprender la narración. En la Biblia hay muchos fragmentos hermosos e inspiradores, pero mi favorito es el siguiente, del libro primero de los Corintios:

«El amor es paciente, el amor es amable. El amor no es envidioso, celoso o jactancioso. No es arrogante ni rudo. El amor no insiste en su propia manera de hacer las cosas. No es irritable ni resentido. No se regocija con el mal ni la maldad, sino con lo correcto y verdadero. El amor lo alberga todo, cree en todo, lo espera todo, lo soporta todo. El amor nunca acaba. Morad en fe, esperanza y amor. Pero el más grande de éstos es el amor».

Se dice que todo el mundo tiene un momento perfecto de vez en cuando, una experiencia de paz y conexión total, como al mirar desde la punta de la torre Eiffel o al observar una estrella fugaz en la oscuridad de la noche. Yo no tengo muchos de esos momentos, pero Neil dice que no importa, porque su rareza es lo que los convierte en especiales. El más reciente me llegó un fin de semana del pasado verano, en casa —me suelen ocurrir estando en casa—, después de una comida que había preparado y comido con Neil. Estábamos sentados juntos en la sala de estar, sintiéndonos llenos y felices. De repente experimenté una especie de olvido de mí mismo, y en ese breve y resplandeciente momento toda mi ansiedad y torpeza pareció desaparecer. Me volví hacia Neil; le pregunté si había sentido la misma sensación y me dijo que así era.

Imagino esos momentos como fragmentos o astillas dispersas a lo largo de la vida. Si una persona pudiera recopilarlos y juntarlos, podría disfrutar de una hora o incluso de un día perfecto. Y creo que en esa hora o en ese día se hallaría más cerca del misterio de lo que es ser humano. Sería como tener un atisbo del cielo.

D
ANIEL
P
AUL
T
AMMET
, (31 de enero de 1979) es un joven británico considerado un prodigio por su facilidad en el desarrollo de cálculos complejos matemáticos así como para el aprendizaje de diversas lenguas. Nació en el seno de una familia de clase media de Londres, junto sus ocho hermanos. En sus memorias, Nacido en un día azul (Born on a Blue Day), habla de cómo la epilepsia, la sinestesia y el síndrome de Asperger le acompañaron durante toda su infancia.

Notas

[1]
Mister Men: serie de cuarenta y seis libros infantiles de Roger Heargreaves, iniciada en 1971 (n. del t.).
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