—Sí. —Los cuatro miembros de la Técnica respondieron al unísono y sin vacilar.
—Bien. Eso hace que nuestra labor sea más fácil —replicó Kirk—. Cada uno de nosotros ha trabajado con la biblioteca de la computadora de la nave para lograr una imagen visual del universo según nosotros creemos actualmente que es, acompañada de una breve descripción de la vida de algunas de las moradas de la Federación y un esbozo de los conocimientos de nuestros campos de especialización individuales. Yo me encargaré de la Federación y de su historia. El señor Spock les proporcionará un breve repaso a nivel general del conocimiento científico. El doctor McCoy tratará de nuestra tecnología médica así como de las formas de vida de algunas de las moradas. Y el señor Scott hablará de nuestra tecnología, ingeniería, y de la nave estelar
Enterprise
. Pero ésta no será una reunión unilateral. Una vez que les hayamos hablado de nosotros, queremos que nos hablen de ustedes, de Mercan, de la Técnica y de los conocimientos que poseen. Todo aquello que hagamos juntos deberá ser un intercambio mutuo, y la primera cosa que debemos intercambiar con el fin de alcanzar acuerdos futuros, es información acerca de cada uno. ¿Están de acuerdo?
Thallan miró hacia la oscura superficie de su planeta, y luego a lo lejos, hacia los brazos galácticos tendidos de través en el cielo negro.
—No esperaba que ustedes, con todo su poder y armamento, que sobrepasa con mucho a los nuestros, fueran a reunirse con nosotros a un nivel de igualdad. Nuestra historia no carece de relatos de conflictos y de conquistas de los más fuertes sobre los más débiles en los tiempos precedentes al Código de la Morada, que redujo las contiendas al nivel de los enfrentamientos individuales. James Kirk, ustedes, los de la Federación, no sólo son más extraños de lo que originalmente pensamos que tenían que ser, sino más extraños de lo que jamás imaginamos posible.
—No sólo está describiendo a la Federación, Thallan. ¡Ésa es nuestra forma de considerar el universo entero!
DIARIO DEL CAPITÁN: FECHA ESTELAR 5079.3
Puede que, después de todo, el plan de las reuniones que trazamos entre el señor Spock, el doctor McCoy, el señor Scott y yo, funcione. Me siento muy animado después de la reunión mantenida con los cuatro mercanianos pertenecientes al grupo de la Técnica… pero tengo que recordar constantemente que ése es el más fácil de los tres grupos mercanianos con los que vamos a reunirnos. Muy seguramente, el grupo de la Técnica facilitará nuestra labor, a pesar de que inicialmente se oponen a cederles posición alguna a los guardianes dentro de la nueva organización social; los miembros de la Técnica que tenemos a bordo creen que el papel de los guardianes ya no es necesario, y que la Técnica puede investirse ahora con ese manto de semisacerdocio. Pero ahora Thallan y los otros deben meditar sobre todo lo que vieron y oyeron durante la reunión… y desde luego no son gente estúpida. Todos tomaron abundantes notas durante nuestra conferencia, escribiendo frenéticamente con esa escritura suya que tanto se parece a las escrituras arábigas. Thallan quiere regresar a la superficie, pero no quiero permitir que ninguno de ellos abandone la nave hasta que nos hayamos reunido con los guardianes… que son el grupo con el que resultará más duro trabajar.
Estoy intentando con todas mis fuerzas no desempeñar el papel de conquistador, conduciendo a este pueblo en una dirección u otra.
Ellos tienen que solucionar sus diferencias por sí mismos. Ninguno de los miembros de la Enterprise conocemos aún lo suficiente de la civilización mercaniana como para forzar una disposición social viable que pueda servirles, ni mucho menos que sea lo bastante duradera como para evitar una guerra civil a nivel de todo el planeta. Lo único en lo que insisto que debo hacer es continuar trabajando con ahínco sobre ellos, si es necesario, para que se comprometan y lleguen a un acuerdo. Ése es el motivo por el que estas reuniones tendrán lugar aquí, a bordo de la Enterprise, donde una facción desencantada o testaruda no podrá salir airadamente de la conferencia para iniciar una guerra civil. No los dejaré abandonar la nave para hacerlo. Tengo que conseguir que esto salga bien… o pasará mucho tiempo antes de que la Flota Estelar tenga la oportunidad de escuchar esto…
Kirk no se reunió con el primer procurador Lenos y otros tres procuradores en el nivel 11, como había hecho con el grupo de la Técnica. Se presentó con Spock, Scotty y McCoy en las habitaciones de reclusión en las que los procuradores se hallaban en detención preventiva. Básicamente, Kirk no quería correr riesgos con el jefe de la organización paramilitar de la Morada, a pesar de saber que se vería obligado a seguir el protocolo. Así pues, el grupo de la Federación acompañaría a los procuradores desde las dependencias de detención hasta el nivel 11, a través de una ruta bien planeada, con miembros del equipo de seguridad apostados disimuladamente a lo largo del camino… todos armados con pistolas fásicas programadas para paralizar. El grupo de la Federación llevaba puestos sus uniformes de gala, y tanto Kirk como Scotty llevaban a la vista sus pistolas mercanianas además de las fásicas; Scotty se había colocado el tahalí por encima del hombro y del kilt.
—Procurador Lenos —anunció Kirk cuando entraron en la sala de detención del primer procurador—, nosotros cuatro, de la Federación de Planetas Unidos, nos sentiremos honrados si usted y tres de sus escogidos hombres nos acompañan a un lugar en el que podamos hablar como iguales respecto al futuro de la morada. Esto será un pacífico intercambio de información entre iguales. Dada la naturaleza de la reunión, les devolveremos sus armas para que acudan a esta reunión con el fin de que podamos ser verdaderos iguales. Pero nuestro código no es igual al de ustedes, por lo que debo advertirle que no permitiremos violencia alguna por parte del grupo de procuradores. ¿Está de acuerdo en reunirse con nosotros en esos términos?
Kirk le tendió a Lenos el arma de repetición y cañón largo, dirigiendo hacia el primer procurador la culata de la misma.
Lenos observó atentamente al grupo de la Federación, y advirtió que todos estaban armados; algunos adecuadamente, con pistolas mercanianas, y todos con las extrañas pero poderosas armas que él no comprendía. También advirtió que estaban vestidos de forma diferente a cuando los vio por primera vez; sus ropas llevaban más ornamentos y distintivos de rango, y por lo tanto eran obviamente los atavíos que se llevaban cuando se conferenciaba con los pertenecientes a las posiciones extremadamente elevadas como era su propio caso. Se puso de pie, cogió su casco blindado, se lo puso y luego tendió la mano hacia el arma que Kirk le ofrecía.
—Sí, estoy de acuerdo. Prefiero hablar e intercambiar información a permanecer sentado en esta habitación sin hacer nada. Hay muchas cosas de las que tenemos que hablar, y muchas cosas que me gustaría saber.
—Puede que haya más para saber de lo que cree, primer procurador —le dijo Kirk, mientras le entregaba el arma.
Fue un insólito desfile el que avanzó por los corredores y pasillos de la
Enterprise
, camino del turboascensor: una columna de dos en fondo, en la que cada procurador era acompañado por uno de los miembros del grupo de parlamento de la Federación. Las fuerzas de seguridad no eran visibles.
Cuando las puertas del turboascensor se abrieron con un sonido neumático en la sala de reuniones del nivel 11 y Kirk entró en ella con Lenos a su lado, el primer procurador avanzó diez pasos hacia el interior… y se detuvo. Afortunadamente, había dejado el suficiente espacio entre él y el turboascensor como para permitir que los demás lo dejaran libre.
Mercaniad brillaba a través del puesto de observación de estribor, que había sido polarizado para reducir su deslumbradora luz.
Desde el puesto de observación, los procuradores podían mirar hacia abajo y ver la isla de Celerbitan que pasaba por debajo de la nave que orbitaba el planeta. No podía existir duda alguna en la mente de ningún mercaniano acerca de que aquello era Celerbitan, dado que todos los que utilizaban el desplazador habían aprendido la geografía de la morada mediante la guía del mismo. El grupo de planificación de Kirk había tenido en cuenta todos los detalles de cada una de las reuniones por separado, y aquélla había sido programada a una hora que ejercería el impacto adecuado sobre los procuradores.
El impacto que tuvo sobre Lenos fue excesivo.
Se quitó lentamente el casco, murmurando algo en una voz tan baja que el traductor no pudo captarla. El casco repiqueteó repentinamente sobre la cubierta y él se puso rígido como el acero mientras miraba por primera vez a través del puesto de observación hacia su planeta natal, viendo y, sin embargo, no queriendo ver.
Spock, que estaba justo detrás de él, se dio cuenta de qué era lo que le había ocurrido al primer procurador.
—Trauma psíquico grave —observó el primer oficial vulcaniano, rodeando al mercaniano hasta situarse delante de él.
McCoy se reunió de inmediato con él, y miró a Lenos.
—Probablemente se halla al borde de la catatonia, Spock —dijo.
Spock asintió con la cabeza y apoyó la mano derecha sobre el rostro del primer protector. Su propio rostro manifestaba tensión cuando cerró los ojos.
—¡Spock, no! ¡Usted nunca ha intentado antes la fusión mental con un mercaniano! —objetó Kirk—. Son tan próximos a los vulcanianos que usted podría…
—Capitán, Spock debe intentarlo —replicó McCoy, porque Spock estaba totalmente concentrado en Lenos—. El mercaniano ha sufrido un shock psicológico traumático. No puede creer en lo que está viendo porque su entrenamiento como procurador no lo deja. Spock debe atravesar eso… o jamás tendrá usted la posibilidad de conferenciar con ninguno de los procuradores en esta sala.
Spock profirió un gemido en voz baja, y luego comenzó a murmurar palabras vulcanianas y mercanianas.
—Sí… sí… —gimió finalmente—. No es todo un error… es sólo parte de la verdad… La Morada es real… Usted es real… Esto es real…
Dejó escapar el aire de una forma casi explosiva, y luego abrió los ojos y apartó la mano de la frente de Lenos.
Los ojos de Lenos se abrieron de golpe, y miraron a Spock directamente.
—Ha sido usted una gran ayuda, y no lo olvidaré, Spock.
Spock se volvió hacia Kirk y explicó con voz queda:
—Un procurador no puede permitirse caer en la inconsciencia.
Los otros tres procuradores no cayeron en el mismo grado de shock psíquico que Lenos, pero algo así no era de esperar en nadie más que en un procurador que había demostrado la disciplina y la rigidez mental necesarias para subir a la cúspide misma de semejante organización paramilitar. No obstante, Spock y McCoy hablaron calmadamente con cada uno de ellos, más para asegurarse de que no había problemas para ofrecerles el tipo de terapia que Spock le había aplicado a Lenos.
Cuando los ocho se sentaron en los sillones, Kirk se dio cuenta de que aquélla iba a ser una reunión de hombres paramilitares más que una reunión de científicos, como había ocurrido con el grupo de la Técnica. Para Kirk fue una suerte ser capitán de una nave estelar.
—Estamos aquí reunidos —anunció Kirk—, con el fin de que puedan ver por ustedes mismos que hablé con la verdad cuando dije que no proveníamos de la Morada, sino que habíamos llegado en un pequeño mundo desde la Cinta de la Noche.
—James Kirk —dijo el primer procurador Lenos con una exagerada carencia de emoción que sólo era traicionada por la expresión de sus ojos—. No pude creerle entonces porque lo que se me enseñó a creer no podía extenderse para incluir la verdad de lo que usted decía. Ahora veo la Morada a un lado y Mercaniad al otro… y por primera vez sé que no nos encontramos en la Morada. Acepto esto como una realidad.
Debo, por tanto, aceptar las otras cosas que usted ha dicho, a pesar de que puedan estar en contradicción con lo que yo conocía como la verdad…
—Primer procurador —replicó Kirk, con igual carencia de emoción y aspereza—, nosotros no exigimos que usted ni ningún mercaniano cambie su fe en el Código. No obstante, la realidad del universo exigirá que agreguen información nueva al Código… lo cual realmente no cambiará mucho el Código.
—¿Por qué quiere enseñarnos estas cosas y hablar con nosotros? —quiso saber Lenos—. ¿Piensan deponer a los guardianes por la fuerza con su poder, sus armas y su mundo viajero y necesitan a los procuradores… o desean conversar con nosotros respecto a algún acuerdo de participación en el conflicto a cambio de nuestros servicios a partir de ese momento?
—Ninguna de las dos cosas. Nos hemos reunido con ustedes porque hay cambios que deben comprender —intentó explicarle Kirk—. El papel de los procuradores deberá cambiar drásticamente si pueden establecerse acuerdos adecuados entre los grupos de la Técnica, de los guardianes y de los procuradores.
—Me resulta difícil creer que no tengan intención de conquistar y gobernar la Morada —dijo francamente Lenos—. Hace incontables generaciones que no tenemos conflictos ni conquistas en Mercan, pero existen relatos de los tiempos anteriores al Código, en los que ocurrían cosas semejantes. Ustedes tienen la capacidad para conquistar. Nosotros lucharemos, pero podríamos no vencerlos. Con mi historial y entrenamiento, debo decirles que hace tanto tiempo que no luchamos que nos resultará difícil al principio… y luego les resultaría difícil a ustedes, incluso con sus capacidades.
Kirk habló lenta y cuidadosamente.
—Nosotros hemos decidido no utilizar nuestras capacidades para conquistar excepto con el fin de evitar conflictos entre los mercanianos a causa del cambio.
Había ocasiones en las que el uso del idioma formal y afectado de Mercan tenía sus ventajas, y aquélla era una de ellas.
—¿Cuál es ese cambio del que habla?
—Mercaniad ya no provocará más Pruebas. Para salvar nuestras vidas, nos vimos obligados a alterar Mercaniad para estabilizarla. Ya no habrá más necesidad de los misterios de la Prueba de los guardianes. No habrá más necesidad de las Reservas. No habría necesidad de cambio alguno si esto sólo lo supieran los guardianes y los procuradores, pero los miembros de la Técnica también lo saben… y todos los mercanianos lo sabrán muy pronto —explicó Kirk—. Estamos hablando de ello por separado con la Técnica, los guardianes, y con ustedes, los procuradores. Luego reuniremos a los tres grupos a bordo de la
Enterprise
para que juntos puedan discutir y encontrar una solución para el cambio sin tener que recurrir al conflicto.