La morada de la Vida

Read La morada de la Vida Online

Authors: Lee Correy

Tags: #Ciencia ficción

BOOK: La morada de la Vida
10.96Mb size Format: txt, pdf, ePub

 

Mercan es un planeta cerrado en sí mismo. Sus habitantes no saben de la existencia de un mundo exterior y han aprendido a convivir con las periódicas explosiones radiactivas de su sol. Una de estas va a producirse justamente cuando la Enterprise, averiada, aterriza en Mercan. Kirk y su tripulación se deberán enfrentar, no sólo a la incredulidad hostil de los mercanianos, sino también a una disyuntiva moral: ¿deben destruir el sol para salvar la nave? ¿o permitir que los mercanianos sigan viviendo en el único mundo que conocen?.

Lee Correy

La morada de Vida

Star Trek - 5

ePUB v.1.0

Huygens
11.04.12

1

—¿Puedo llamar su atención, capitán, sobre el hecho de que nuestra presente trayectoria nos lleva inquietantemente cerca de la turbulencia gravitacional de la que han informado las naves de la Federación en este sector del brazo de Orión?

Como siempre, Spock se mostraba a la vez puntilloso y lógicamente correcto en su valoración de las circunstancias.

El capitán James T. Kirk hizo girar su sillón de mando para encararse con el asiento desde el que lo estaba mirando su primer oficial vulcaniano, sentado ante la terminal de navegación del puente de la
USS Enterprise
. Kirk sonrió.

—Por supuesto, señor Spock. ¿Puedo yo llamar así mismo su atención sobre el hecho de que el alto mando de la Flota Estelar ha enviado a la
Enterprise
a este lugar con el fin de que investigara esa turbulencia gravitacional de la que se le ha informado? —Se quedó pensativo durante un momento y agregó—: Se me ha dicho que sería una misión de exploración científica fácil y directa, para compensarnos por el hecho de que últimamente hemos visto más klingon de la cuenta…

—Estaba presente cuando nos encomendaron la misión, capitán —le recordó Spock.

—¿Por qué, entonces, su precavida advertencia? —quiso saber Kirk.

—Probablemente —dijo el doctor Leonard Bones McCoy, mientras entraba en el puente, procedente del turboascensor—, se deba a que nuestro oficial científico necesita inocularle un poquitín de riesgo especulativo a una misión que no ha resultado ser más que un aburrido viaje por una sección del espacio casi sin cartografiar. Como respiro de la acción continuada, esta misión de exploración científica de descanso está volviendo chiflada a su tripulación, Jim.

—Estoy con usted, doctor —observó Sulu desde el timón—. Hace ya siete turnos que mantenemos la misma dirección…

Kirk sonrió. Su gente necesitaba el descanso y la relajación que ellos llamaban «aburrimiento». El tiempo pasado en la frontera de la zona del Tratado Organiano había sido duro. Ni siquiera el mes de permiso de tierra en la Base Estelar Cuatro había eliminado su propia fatiga; y estaba seguro de que el resto de la tripulación no estaba mejor que él mismo.

Kirk realmente había estado deseando la misión que tenían en ese momento: el recorrido del borde interior del brazo de Orión, para recoger datos. Estaban lejos de los klingon y los romulanos. Su tripulación necesitaba el respiro que les proporcionaría una misión de mediciones y cartografiado puramente científica.

—Y que continúe así, señor Sulu, con esa dirección constante —le dijo amablemente Kirk a su timonel—. Y no se relaje demasiado. Podría ponerme difícil y organizar una instrucción fásica de emergencia para mantenerlo alerta.

—La tripulación lo agradecería —comentó McCoy—. Jim, ya sé que recientemente hemos tenido algunas misiones difíciles, pero esta tripulación mejora en situaciones como ésa. Déles un destino largo y tranquilo como éste, y se le ablandarán.

—Eso lo dudo —replicó el capitán de la
Enterprise
—. Teniente Uhura, usted no parece aburrida.

Uhura se quitó el receptor del oído y le sonrió a su comandante, lo que constituía una definitiva ruptura de su habitual comportamiento eficiente de servicio.

—En realidad, capitán, el ocuparme de comunicaciones rutinarias ha sido un cambio que verdaderamente agradezco. Mi división necesita recuperar la pericia en el manejo de los procedimientos estándar. ¿Y se da cuenta de que no he tenido que abrir una frecuencia de llamada ni una sola vez desde que salimos de la Base Estelar Cuatro?

Kirk rió entre dientes ante aquella última frase, al recordar la vez en que su oficial de comunicaciones casi se derrumbó a causa de las tensiones y se puso a protestar por las incesantes y repetidas aperturas de las frecuencias de llamada.

—Lo digo muy en serio, capitán —insistió Spock—, estamos penetrando en un una zona completamente inexplorada donde no estamos precisamente seguros de la forma del espacio provocada por las anormalidades gravitacionales. Los datos enviados por la nave exploradora Phoenix eran bastante incompletos, porque ellos no penetraron hasta un punto tan cercano al brazo como nosotros lo hemos hecho ya.

Kirk sintió que había algo que inquietaba a Spock.

—¿Cuáles son las bases aparentes de su preocupación, Spock? No parecía intranquilo cuando nos transmitieron el resumen de la misión en la Base Estelar Cuatro. Explíquese.

—No dispuse del tiempo suficiente como para estudiar minuciosamente los datos durante la transmisión del resumen, que fue exactamente como su nombre indica: resumido. De hecho, demasiado resumido en relación con los posibles peligros a los que podríamos enfrentarnos —explicó Spock. Se volvió hacia el archivo de la computadora y le pidió una imagen del sector en el que la
Enterprise
estaba operando en aquel momento. Kirk se levantó de su asiento y avanzó hasta situarse junto a Spock para tener una mejor visión de lo que su primer oficial estaba intentando explicarle. Vio que McCoy también estaba a su lado.

En la pantalla aparecía una proyección de la región galáctica conocida, comprendida entre Mark 10D y Mark 25D. La imagen computerizada de la
Enterprise
aparecía resiguiendo el borde interior del brazo de Orión, a alrededor de unos 10 kiloparsecs
[1]
de la Base Estelar Cuatro. Spock no se molestó en utilizar el cursor para señalar aquello de lo que estaba hablando; se limitó a emplear uno de sus largos dedos vulcanianos.

—Como ya sabemos por nuestra propia experiencia, al cruzar la galaxia entre el brazo de Orión y el brazo exterior de Perseo, hay habitualmente una turbulencia considerable en los bordes de los brazos del espiral galáctico. Esa turbulencia es análoga a la que uno vería al mezclar una substancia granulosa con un líquido mediante un movimiento circular.

—Análogo, pero no igual, porque las analogías nunca guardan una relación exacta de uno a uno con el universo real —señaló Kirk.

—Ciertamente. Sin embargo, la Federación ha señalado las zonas de máxima turbulencia gravitacional en la grieta de vacío que se halla entre las bases estelares uno, diez y once, y las colonias avanzadas del borde de la zona del Tratado Romulano… y el tráfico tanto de las naves de la Flota Estelar como de las comerciales evita cuidadosamente dichas zonas. En la actualidad no existe ninguna teoría aceptable respecto a la turbulencia gravitacional que hay en los bordes de los brazos galácticos. No obstante, yo sospecho que es causada por el hecho de que, a diferencia del movimiento estelar de los brazos galácticos mismos, el de los bordes es de naturaleza aleatoria. A su vez, esto produciría unos campos gravitacionales interactivos que, esencialmente, distorsionarían el entretejido del espacio mismo. —Spock se volvió hacia el capitán y agregó—: Por supuesto, esta descripción verbal es extremadamente imprecisa debido a la ilógica semántica de nuestro idioma. Aún no he podido formular un modelo matemático lógico de la hipótesis, pero me complacerá enseñarle el modelo matemático que he conseguido derivar hasta ahora, a pesar de lo impreciso que pueda ser en este momento…

Kirk alzó ambas manos.

—Ahórremelo, Spock. Cuando se trataba de tensores de campo y matrices dinámicas de traslación, luché con ello en la academia y llegué a comprenderlo. Pero cuando usted consigue darle a su hipótesis la forma suficiente como para poder explicarla en las imprecisas palabras de un idioma, quiere decir que ya le tiene el pie encima.

—¿Perdón? —inquirió Spock, alzando una ceja.

—Creo que lo que el capitán está intentando decirle, Spock, es que las palabras a veces transmiten una explicación más significativa del mundo real que las matemáticas —intervino McCoy, con el habitual tono de voz cínico que afloraba cuando se enfrentaba con el lógico vulcaniano sobre temas como aquel—. Hace mucho tiempo, aprendí que las matemáticas no hacen más que revelarle a uno las consecuencias lógicas de sus suposiciones iniciales… y dado que las suposiciones rara vez son lógicas, los resultados matemáticos que se obtienen a partir de suposiciones lógicas no son más que basura.

Spock levantó la otra ceja.

—Doctor, no veo ninguna razón para que me insulte. Me doy perfecta cuenta de que usted prefiere proteger la imagen de su arte médico como una actividad arcana no sujeta a la lógica de la ciencia, pero hay algunos aspectos del universo que son bastante predecibles mediante las matemáticas… De otra forma, seríamos incapaces de navegar por el espacio.

—Caballeros —intervino Kirk en lo que obviamente estaba convirtiéndose en otra confrontación filosófica de principios entre el oficial científico y el oficial médico—, ¿podríamos dejar esas discusiones para la sala de oficiales, por favor? Spock, ¿qué es lo que realmente está intentando decirme? Especule si es necesario, pero especifique. —La frase fue pronunciada como una orden.

Spock reaccionó en consecuencia.

—Si continuamos nuestro presente curso, tenemos cualquier posibilidad entre trescientas sesenta y cuatro coma sesenta y siete de entrar en un sector de espacio altamente distorsionado a causa de esta turbulencia gravitacional. No puedo predecir las consecuencias.

—Como ya le he dicho, especule —le espetó Kirk.

—El espacio podría estar distorsionado o incluso plegado por la turbulencia gravitacional. Probablemente no podremos detectar dicho plegamiento hasta que ya estemos cruzándolo, porque nuestros sensores no están ajustados para ese tipo de trabajo. Hubiera sido más lógico que la Flota Estelar enviara una nave adecuadamente equipada para este tipo de exploración, en lugar de un crucero pesado como la
Enterprise
. No obstante, me doy cuenta de que uno no discute con el alto mando de la Flota Estelar. Debido a que no podremos detectar dicho plegamiento del espacio, podríamos acabar cruzando una «discontinuidad» que transportaría esta nave a través de muy largas distancias en cualquier dirección desconocida. Y eso podría resultar muy incómodo. Me aventuraría a predecir que eso podría ejercer una tensión excesiva sobre la estructura de la nave…

—¿Y sin aviso previo? —quiso saber Kirk.

—Quizá algunos indicios. A medida que nos acerquemos más a la zona de mayor turbulencia, podría esperarse que experimentáramos algunos de sus efectos.

—¿Como por ejemplo?

La totalidad de la estructura de la
Enterprise
dio un repentino brinco, se estremeció y luego volvió a estabilizarse. Fue suficientemente fuerte como para arrojar a McCoy sobre el piso del puente, pero tanto Spock como Kirk consiguieron aferrarse a la consola y a la barandilla del puente respectivamente.

Other books

Under the Influence by Joyce Maynard
Medical Detectives by Robin Odell
I Take You by Eliza Kennedy
Wrapped in Starlight by Viola Grace
Crack in the Sky by Terry C. Johnston
The Takeover by Teyla Branton
Footprints by Robert Rayner
The Second Wave by Michael Tod