La morada de la Vida (22 page)

Read La morada de la Vida Online

Authors: Lee Correy

Tags: #Ciencia ficción

BOOK: La morada de la Vida
13.34Mb size Format: txt, pdf, ePub

—¿Hablará usted de esto con la Técnica? —preguntó Lenos con indignación.

—Lo hemos hecho así porque ellos estaban ya enterados del cambio de Mercaniad.

—Un conflicto abierto con la Técnica no entrañará problema alguno para los procuradores —fanfarroneó Lenos.

—¿Y pues? Usted acaba de decirme que hace muchas generaciones que no luchan. Thallan de la Técnica nos ha dicho que la Técnica es capaz de construir y utilizar armas superiores a las de ustedes; ellos tampoco han luchado, así que en eso están igualados. Pero ellos podrían tener armas superiores a las de ustedes. ¿Quiere arriesgarse a perder ante ellos? ¿O estará dispuesto a hablar primero de un acuerdo? —Kirk hizo una breve pausa y agregó—: Lenos, yo sí he luchado. Le digo en verdad que prefiero llegar a un acuerdo mediante el diálogo que mediante la lucha. He visto morir a mis amigos; y he visto morir a mis enemigos. A un paramilitar como usted o como yo, el luchar no le proporciona ninguna satisfacción personal. Como capitán de la
Enterprise
, yo estoy entrenado para luchar si es absolutamente necesario… ¡pero sólo si no me queda ningún otro recurso! ¿Estoy en lo correcto al decir que su entrenamiento como procurador es el mismo?

Lenos pensó en aquello durante un prolongado momento durante el cual observó impasiblemente cómo Mercaniad se deslizaba por detrás del borde de la Morada y la Cinta de la Noche se hacía visible.

—Capitán James Kirk —dijo luego—, al principio usted parecía extraño y diferente. Ahora veo que usted y los suyos sólo parecían ser diferentes. Pensamos de forma parecida en muchas cosas. Creo que podremos ser capaces de trabajar juntos para lograr lo que es nuestro auténtico deber, es decir la prevención del conflicto. Por favor, dígame cuál recomendaría usted que fuera la primera acción conjunta…

Kirk sonrió. Ya había ganado a dos de los tres grupos existentes.

—Primer procurador, sospecho que a ambos se nos ha enseñado que la primera acción que debe emprenderse en cualquier operación es la de obtener y evaluar la información sobre la que podrá basarse sensatamente la acción futura. ¿Es eso correcto?

El primer procurador de la Morada de la Vida levantó la cabeza con el gesto mercaniano de afirmación.

—En ese caso, intercambiemos primero información sobre cada uno de nosotros, con el fin de que podamos trabajar juntos de una forma más sólida para alcanzar la meta de estabilizar y ampliar el Código de la Morada.

13

DIARIO DEL CAPITÁN: FECHA ESTELAR 5050.7

Dentro de pocos minutos el transportador nos transferirá a mí y a un grupo de descenso a la ciudad-isla de Celerbitan donde se halla la residencia de los guardianes sobre la superficie de Mercan, la Morada de la Vida. Éste es probablemente el momento más crítico de nuestro intento de estabilizar la civilización de Mercan.

La reunión mantenida con el grupo de la Técnica puso en nuestro conocimiento que su tecnología es considerablemente avanzada a causa de las enormes cantidades de hierro, aluminio y cobre disponibles sobre la superficie del planeta o cerca de la misma, con filones de mineral de muy alta calidad en las profundidades de la corteza, donde los mercanianos construyeron sus refugios hace muchas generaciones. Estos filones y minerales se han visto relativamente inalterados porque, sin una luna y sin mareas, Mercan es un planeta tectónicamente estable con poco movimiento de los bloques continentales. Así pues, a los mercanianos les ha resultado fácil desarrollar la tecnología basada en el hierro que encontramos en casi todos los planetas de tipo M habitados por humanoides.

A pesar de que los mercanianos parecen haber olvidado una gran parte de la antigua tecnología que precedió al uso universal de su sistema de desplazamiento, mi oficial ingeniero cree que la Técnica posee la tecnología necesaria en el campo metalúrgico, ciencia y conocimientos de antimateria como para proporcionarnos las materias primas y piezas acabadas hechas según las especificaciones de Scott, a pesar de que los mercanianos no tienen aún motores hiperespaciales de antimateria. De todas formas, no era de esperar que hubieran dirigido su tecnología hacia los vuelos estelares. Han desarrollado la antimateria como fuente de energía para su sistema de desplazamiento.

En el curso de las conversaciones con los miembros de la Técnica, hemos averiguado también que Mercan es un planeta rico en los materiales básicos necesarios para un sistema energético de antimateria. También hay en el planeta cristales de dilitio de baja concentración, pero los mercanianos nunca habían pensado en emplearlos para ningún sistema de antimateria porque han desarrollado técnicas diferentes pero más complejas. El uso de los cristales de dilitio mercaniano en nuestros sistemas no nos proporcionará la eficacia requerida… pero hay muchísimas cantidades de esos cristales de dilitio de baja concentración en Mercan, si deseáramos realizar algunas modificaciones para poder utilizarlos. Scott está contemplando eso como una alternativa por si necesitáramos cristales de dilitio adicionales para el viaje de regreso.

Podríamos realizar aquí las reparaciones sin los guardianes y sin establecer una civilización estable en Mercan. Pero eso sería salvarnos y dejar una matanza tras de nosotros. Con la tecnología que poseen los mercanianos, podría no quedar nada cuando regresáramos… y estoy seguro de que la Federación querrá establecer relaciones diplomáticas, si no ofrecerle directamente a este pueblo el ingreso como miembro. Mercan está en un emplazamiento vital para apoyar las futuras exploraciones y colonizaciones por parte de la Federación, del sector de la galaxia que se nos ha adjudicado por el tratado, en el brazo de Sagitario. Además, tiene valiosos depósitos minerales; incluso los cristales de dilitio de baja calidad son valiosos para las naves estelares comerciales que no viajan a la velocidad hiperespacial de las naves pertenecientes a la Flota Estelar.

Eventualmente, quizá en menos de un siglo, es probable que los klingon se abran camino hasta esta distancia, en dirección al centro de la galaxia. Si no contamos para entonces con Mercan en la Federación, sé que de seguro los klingon desempeñarán el papel de conquistadores… si dejan aquí algo que no sea su propia base estelar.

Quiero dejar constancia de mis pensamientos antes de bajar a Mercan, porque ésta es una operación crítica y quiero que quede constancia de ella en el caso de que algo me sucediera.

Pero esta vez bajaremos con buenas fuerzas. El teniente comandante Scott quedará al mando durante mi ausencia. Mi grupo de descenso consistirá en el señor Spock, el doctor McCoy, el teniente Sulu, y siete de nuestros más experimentados oficiales de seguridad bajo el mando de Sulu. Tengo intención de convencer a Pallar de que suban a bordo por propia voluntad para reunirse con nosotros en la Enterprise. Tengo al primer procurador como rehén en caso de que desee utilizarlo como tal. Preferiría no hacerlo, dado que aparentemente ya ha comprendido la situación y está dispuesto a dialogar, con las reticencias del caso, con la Técnica y con los guardianes. Si Pallar abandona a Lenos, lo traeremos a bordo por la fuerza. Tal vez tengamos que paralizar a unos cuantos procuradores, e incluso algunos de los guardianes, para conseguirlo.

En este momento, no siento aversión a emplear métodos coercitivos en forma de fuerza física para conseguir el diálogo con los guardianes. Tenemos demasiado que perder…

Realizando un acto insólito, Kirk inspeccionó al grupo de descenso antes de entrar en el transportador, dado que quería asegurarse de cada detalle a causa de la naturaleza crítica de la misión.

—Spock, quiero que lleve su pistola fásica descubierta, donde resulte visible —le dijo Kirk al primer oficial, cuando advirtió que aparentemente Spock había colocado la Mark II debajo del uniforme donde la hubiera llevado en condiciones normales.

—Capitán, un vulcaniano nunca se presenta en público visiblemente armado excepto en el Kal–if–fee —objetó Spock.

—En Mercan usted debe presentarse visiblemente armado —le ordenó Kirk— En la cultura mercaniana, si uno no va visiblemente armado no es nadie.

—A petición suya, capitán, me atendré a esa costumbre local —replicó Spock.

—¿Está seguro de que debo volver a llevar esto? —McCoy señaló su arma de fuego— Ciertamente, no tengo la más mínima intención de utilizarla.

—Llévela, Bones. El utilizarla o no es decisión suva. Usted es el médico de la misión. A pesar de que los médicos no quieren luchar, a veces tienen que hacerlo.

Kirk subió a la plataforma del transportador para contemplar a su grupo de descenso.

—Repetiré la orden general para esta misión, caballeros: si tienen que disparar, disparen para paralizar, no para matar, independientemente de lo que hagan los mercanianos si estalla una lucha. No creo que sea necesario repetir ninguno de los recientes resúmenes, a menos que alguno de ustedes tenga preguntas que formular. Si hay algo que no entienden, pregúntenlo ahora y no en Mercan, donde tendremos que actuar de manera unificada. Así pues, por última vez, ¿alguna pregunta?

Nadie habló. No había ninguna pregunta.

Kirk avanzó hasta el foco del transportador.

—Destacamento de descenso listo para ser transferido —dijo tranquilamente—. Colóquense, por favor.

Luego, cuando todos estuvieron preparados, Kirk dio la orden.

—Activación.

Kirk había seleccionado el lugar en el que se habían materializado en la villa de los guardianes con Lenos y Orun, hacía varios días.

No había nadie a la vista.

—Síganme —ordenó Kirk—. Seguridad, cúbrannos la retaguardia y comprueben cada rincón ante el que vayamos a pasar.

Se encaminó a grandes zancadas hacia el corredor por el que había visto aparecer a Pallar el día de su primer encuentro. Terminaba en un pesado conjunto de pesadas puertas. Kirk se limitó a abrir una de ellas y trasponerla.

Y se encontró cara a cara con un círculo de alrededor de dos docenas de guardianes sentados, aparentemente en plena sesión de conferencia.

Entró en la sala lo suficiente como para permitir que el resto de su grupo de descenso traspusiera la puerta y formara a ambos lados de él.

Pallar se levantó a saludarlo.

—Bienvenido, James Kirk. Pensábamos que había perecido usted en la reciente Prueba, junto con el procurador Lenos y su grupo.

Siguiendo las costumbres mercanianas, Kirk replicó.

—Te saludo, Pallar. Estamos vivos y bien de salud, gracias. Puede que le alegre saber que el primer procurador Lenos y su grupo de procuradores, al igual que Thallan, Orun, Delin y Othol, se encuentran también vivos y con buena salud.

—¿Fueron ustedes capaces de vencer a los procuradores y hallar la seguridad de una Reserva? —inquirió Pallar con incredulidad.

—Sí y no —le dijo Kirk. Todavía llevaba la pistola fásica en la mano, al igual que el resto del grupo de descenso. Pero la conocida pistola mercaniana continuaba enfundada a su lado—. Nuestra Reserva está en el cielo… en el aparato de viaje que empleamos para venir desde la Cinta de la Noche.

Su primer procurador y el grupo de la Técnica están allí.

El guardián Noal, sentado a la derecha de Pallar, observaba cautelosamente al grupo de la Federación. Hizo una mueca burlona.

—Pallar, continúa estando tan loco como antes. Estas creaciones biológicas de la Técnica son obviamente capaces de resistir la Prueba… pero estoy sorprendido ante la variedad de formas que la Técnica ha sido capaz de conseguir. Considera el caso de ese de las orejas puntiagudas…

—Pallar… guardianes… no hemos venido hasta aquí a discutir con ustedes cerca de la realidad de nuestros orígenes —les dijo Kirk con firmeza—. Se ha producido un gran cambio en Mercaniad, y ese cambio creará alteraciones drásticas y arrasadoras en la civilización de la Morada.

—–¿Qué saben ustedes sobre Mercaniad? —preguntó la guardiana Parna, poniéndose de pie.

—Ah, ¿lo han advertido? —Kirk formuló aquella pregunta retórica con una sonrisa en los labios—. El señor Spock, aquí presente, un ciudadano de una morada llamada Vulcano, estará encantado de explicárselo a ustedes.

Spock miró directamente al consejo de los guardianes, y habló con su habitual tono de voz carente de emoción.

—Mercaniad ha sido estabilizado. Yo calculé que la detonación de unos explosivos de antimateria de alta energía, que nosotros denominamos torpedos de fotones, en el núcleo de Mercaniad, reduciría las oscilaciones irregulares de su emisión de energía estelar. Por lo tanto, hice que esos dos torpedos de fotones fueran introducidos en Mercaniad. El sol de ustedes está estabilizado. Ya no habrá más Pruebas.

—¿Cómo han sido capaces ustedes, los de la Técnica, de hacer eso y determinar este resultado? —preguntó directamente Parna.

—Nosotros no pertenecemos a la Técnica —le dijo Kirk—, pero Spock es especialista en física estelar. Señor Spock…

—El misterio de Mercaniad no es ningún misterio para los miembros de la Flota Estelar de la Federación de Planetas Unidos —explicó parsimoniosamente Spock—. Los ancestros de ustedes aprendieron a medir los parámetros críticos como el flujo de neutrinos y la radiación gravito–inercial, las cuales emanan del núcleo de la estrella. Estoy seguro de que los instrumentos que les dejaron sus antepasados guardianes indicarán ahora que hay unas variaciones mínimas dentro de esos parámetros…

—La Técnica ha aprendido los misterios de Mercaniad —gruñó el guardián Tombah.

—Nosotros no pertenecemos a la Técnica —repitió Kirk—. Pero los de la Técnica ya tienen conocimiento de este hecho. De todas formas, no constituye diferencia alguna. Con Mercaniad estabilizado, los misterios de Mercaniad ya no tienen ninguna validez.

—¡Te lo advertí, Pallar! —le gritó la guardiana Aldys al guardián uno—. Tendrías que haber hecho que los procuradores actuaran antes contra la Técnica, antes de que aprendieran. ¡Ahora es ya demasiado tarde!

—Los miembros de la Técnica no aprendieron nada de todo esto a través de sus propios experimentos —intentó aclarar Kirk—. Lo aprendieron de nosotros.

—La población general aún no sabe nada de esto —les señaló Pallar a sus colegas—. Son sólo unos pocos quienes lo saben. Aldys, tú y Parna habéis sido muy eficaces al explicar el porqué de que la reciente Prueba haya sido de tan corta duración. Así que los ciudadanos de Mercan todavía creen en nosotros. Por lo tanto, compañeros guardianes del Consejo de Principios, yo os sugiero que hay una sola cosa que podamos hacer a estas alturas. ¿Estáis de acuerdo?

Other books

Skaia by Sadari, Ayden
A Candle in the Dark by Chance, Megan
The Unit by Ninni Holmqvist
Enchanting Lily by Anjali Banerjee
A Hunters Promise by Cease, Gwendolyn
Dark Frost by Jennifer Estep
Dying for Justice by L. J. Sellers