La décima revelación (28 page)

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Authors: James Redfield

Tags: #Autoayuda, Aventuras, Filosofía

BOOK: La décima revelación
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—Es una lechuza blanca; está indicándoles a los demás que nos encontramos acá.

Lo miré sin comprender, recordando lo extraño que había sido el comportamiento de los animales desde mi llegada al valle.

—¿Alguno del grupo conoce los signos de los animales? —preguntó.

—No sé; ¿tal vez Curtis?

—No, es demasiado científico.

De repente recordé que, cuando nos encontró en la cueva. Maya contó que había seguido los sonidos de los pájaros.

—¡Quizá Maya!

Me miró interrogante.

—¿La médica que mencionó que trabaja con visualización?

—Sí.

—Bueno. Perfecto. Hagamos lo que hace ella y recemos.

Me volví y lo miré cuando la lechuza volvió a gritar.

—¿Qué?

—Visualicemos… que ella recuerda el don de los animales.

—¿Cuál es el don de los animales?

Una huella de enojo recorrió su cara; hizo una pausa y cerró los ojos, obviamente tratando de ahuyentar la emoción.

—No entendió que cuando un animal salvaje aparece en nuestra vida, es una coincidencia del más alto orden.

Le hablé del conejo y la bandada de cuervos y el halcón, que había aparecido la primera vez que había entrado en el valle, y después del cachorro de gato montés, el águila y el lobo joven que había aparecido después.

—Algunos aparecieron incluso cuando estábamos frente a la Visión Global. Asintió expectante.

—Sabía que algo significativo estaba pasando —dije—, pero no sabía qué hacer, excepto seguir a algunos.

¿Quiere decir que todos estos animales tenían un mensaje para mí?

—Sí, es justo lo que estoy diciendo.

—¿Y cómo sabemos cuál es el mensaje?

—Es fácil; lo sabemos gracias al tipo particular de animal que atraemos en determinado momento; cada especie que se cruza en nuestros caminos nos dice algo sobre nuestra situación, a qué parte de nosotros mismos debemos recurrir para manejar las situaciones que enfrentamos.

—Resulta difícil de creer, aun después de todo lo que pasó —comenté—. Un biólogo diría que los animales son como robots que actúan por instinto bestial.

—Sólo porque los animales reflejan nuestro propio nivel de conciencia y expectación. Si nuestro nivel de vibración es bajo, los animales simplemente están con nosotros, realizando sus funciones ecológicas habituales. Cuando un biólogo escéptico reduce el comportamiento animal a un instinto estúpido, ve la restricción que él mismo le pone al animal. Pero cuando nuestra vibración cambia, las acciones de los animales que se nos acercan se vuelven más sincrónicas, misteriosas e instructivas.

Me limité a mirarlo.

Desvió la mirada y añadió:

—La liebre que vio le indicaba una dirección tanto física como emocional. Cuando le hablé en el pueblo, parecía deprimido y temeroso, como si estuviera perdiendo fe en las Revelaciones. Si usted mira una liebre durante mucho rato, puede percibir que es un ejemplo de cómo enfrentar nuestro miedo para que luego podamos superarlo y pasar a la creatividad y la abundancia. Un conejo vive en la proximidad de otros animales que se alimentan de él, pero él maneja el miedo y permanece allí y elude a sus atacantes y sigue siendo muy fértil y productivo y optimista. Cuando aparece un conejo en nuestra vida, es señal de que tenemos que encontrar la misma actitud dentro de nosotros. Ése fue el mensaje para usted; su presencia significó que tenía la oportunidad de recordar la medicina del conejo, ver bien su propio miedo y alejarse. Y como ocurrió al principio de su viaje, marcó el tono de toda su aventura. ¿Acaso su viaje no ha sido terrible y abundante?

Asentí.

Agregó:

—A veces significa que la abundancia puede ser de naturaleza romántica, también. ¿Conoció a alguien?

Me encogí de hombros y recordé la nueva energía que había sentido con Charlene.

—Tal vez, de alguna manera. ¿Y los cuervos que vi, y el halcón que seguí cuando encontré a Wil?

—Los cuervos son los poseedores de las leyes del espíritu. Si uno pasa algún tiempo con cuervos, observa que hacen cosas asombrosas que siempre aumentan nuestra percepción de la realidad espiritual. Su mensaje fue que se abriera, que recordara las leyes espirituales que ellos mismos le presentaban en este valle. Verlos tiene que haberlo preparado por lo que vendría.

—¿Y el halcón?

—Los halcones son astutos y observadores, atentos a la siguiente información, al siguiente mensaje. Su presencia significa que es importante en ese momento aumentar la vigilancia. Muchas veces señalan que un mensajero está cerca. —Inclinó la cabeza.

—¿Se refiere a que anunciaba la presencia de Wil?

—Sí.

David continuó explicándome por qué los otros animales que había visto me habían indicado el camino. Me contó que los gatos nos imploran que recordemos nuestra capacidad para intuir y autosanamos. Llegando como había llegado, antes de conocer a Maya, el mensaje del cachorro de gato montes era que se hallaba próxima una oportunidad de sanar. Asimismo, el águila sube a grandes alturas y representa una oportunidad de aventurarse en dominios más elevados del mundo del espíritu. David dijo que cuando vi el águila en el cerro tendría que haberme preparado para ver mi grupo de almas y para comprender más sobre mi destino. Por último, me dijo que el joven lobo estaba allí para energizarme y despertar mi instinto latente para el coraje y mi capacidad para enseñar de manera que pudiera encontrar las palabras que permitieran reunir a los demás miembros del grupo.

—Entonces —pregunté—, ¿los animales representan partes de nosotros mismos con las que debemos entrar en contacto?

—Sí, aspectos de nosotros mismos que desarrollamos cuando éramos esos animales durante el transcurso de la evolución, pero que perdimos.

Pensé en la visión de la evolución que había presenciado a la entrada del cañón con el grupo.

—¿Se refiere a la forma de vida que fue progresando, especie por especie?

—Nosotros estábamos ahí —continuó David—. Nuestra conciencia avanzó a través de cada animal mientras representaba el punto culminante del desarrollo de la vida y luego saltó a la siguiente. Experimentamos la forma en que cada especie ve el mundo, lo cual constituye un aspecto importante de la conciencia espiritual completa. Cuando un animal particular aparece, significa que estamos listos para integrar de nuevo su conciencia en nuestra conciencia despierta. Y le diré algo: hay algunas especies a las que ni siquiera estamos cerca de alcanzar. Por eso es tan importante preservar toda forma de vida en esta Tierra. Queremos que resistan no sólo porque son parte de la ecosfera equilibrada, sino porque representan aspectos de nosotros mismos que todavía tratamos de recordar.

Hizo una pausa para otear la noche.

—Lo mismo ocurre con la rica diversidad del pensamiento humano, representado por distintas culturas del planeta. Ninguno de nosotros sabe con exactitud dónde está el punto final de la evolución humana. Cada cultura del mundo tiene una visión global ligeramente distinta, un modo particular de conciencia, y para transformar al mundo en un todo más ideal es necesario lo mejor de todas las culturas integradas.

Una expresión de tristeza cruzó su cara.

—Es horrible que hayan tenido que pasar cuatrocientos años para que pudiera empezar la verdadera integración de las culturas europea y nativa. Piense en lo que pasó. La mente occidental perdió contacto con el misterio y redujo la magia de los bosques profundos a madera, y el misterio de la vida silvestre a animales bonitos. La urbanización aisló a la gran mayoría de la gente hasta tal punto que consideramos que ir a un campo de golf es una expedición a la naturaleza. ¿Se da cuenta de cuan pocas personas han experimentado los misterios de la vida silvestre?

»Nuestros parques nacionales representan todo lo que queda de los grandes bosques, las ricas llanuras y los desiertos altos que caracterizaron en una época a este continente. Somos muchos ahora para las áreas salvajes que todavía subsisten. En muchos parques hay listas de espera todo el año. Y, no obstante, los políticos parecen proclives a vender cada vez más tierras públicas. La mayoría nos vemos forzados a consultar enciclopedias de animales para ver cuáles de sus signos llegan a nuestras vidas, en vez de explorar las zonas auténticamente salvajes del mundo para vi vendarlos en forma directa.

De pronto el grito de la lechuza blanca se oyó tan cerca que salté sin querer.

David miraba para todos lados con impaciencia.

—¿Podemos rezar ahora?

—Escuche —dije—, no le entiendo. ¿Quiere rezar o visualizar?

Trató de calmar su voz.

—Sí, lo lamento. La impaciencia parece ser una emoción residual que tengo con usted. —Tomó aire—. La Décima Revelación, aprender a tener fe en nuestras intuiciones, recordar nuestra intención de nacimiento y sostener la Visión Global, todo tiene que ver con la comprensión de la esencia de la verdadera oración.

»¿Por qué todas las tradiciones religiosas adoptan una forma de oración? Si Dios es uno, todo saber. Dios omnipotente, ¿por qué tenemos que suplicar su ayuda o exhortarlo a hacer algo? ¿Por qué no estableció los mandamientos y preceptos y nos juzga de acuerdo con ellos, actuando directamente cuando Él quiere, y no nosotros? ¿Por qué tenemos que pedir su intervención especial? La respuesta es que cuando oramos de la manera correcta no estamos pidiéndole a Dios que haga algo. Dios nos inspira a actuar en su lugar para hacer su voluntad en la Tierra. Somos los emisarios de la divinidad en el planeta. La verdadera oración es el método, la visualización, que Dios espera que usemos para discernir su voluntad y aplicarla en la dimensión física. Venga a nosotros tu Reino, hágase Tu voluntad así en la Tierra como en el Cielo.

En ese sentido, cada pensamiento, cada esperanza, todo lo que visualizamos que ocurre en el futuro, es una oración y tiende a crear ese mismo futuro. Pero ningún pensamiento, deseo o miedo es tan fuerte como una visión que está en armonía con lo divino. De ahí que sea importante introducir la Visión Global y sostenerla: así sabremos por qué orar, qué futuro visualizar."

—Entiendo —dije—. ¿Cómo ayudamos a Maya a tomar conciencia de la lechuza?

—¿Qué dijo ella que había que hacer cuando le habló de la curación física?

—Dijo que debíamos visualizar que el paciente recordara qué pensaba hacer con su vida pero todavía no había hecho. Dijo que la sanación real surge de un sentido renovado de lo que queremos hacer apenas recuperemos la salud. Cuando el paciente recuerda, nosotros podemos unimos a él para respaldar este plan más específico.

—Hagamos lo mismo ahora —propuso David—. Ojalá su intención original fuera seguir el sonido de este pájaro.

David cerró los ojos y yo lo seguí, mientras trataba de visualizar una imagen de Maya despertando a lo que debía hacer. Después de unos minutos, abrí los ojos; David me miraba. La lechuza volvió a gritar por sobre nuestras cabezas.

—Vamos —dijo.

Veinte minutos más tarde nos hallábamos parados en la colina que había sobre las cascadas. La lechuza nos había seguido, gritando de vez en cuando, y se había estacionado unos quince metros a la derecha. Frente a nosotros, la laguna brillaba a la luz de la luna, apagada sólo por algunas estrías de niebla que se movían sobre su superficie. Esperamos entre diez y quince minutos, sin hablar.

—¡Mire! ¡Ahí! —dijo David, señalando. Entre las rocas de la derecha de la laguna distinguí varias figuras. Al mismo tiempo, una de ellas miró para arriba y nos vio; era Charlene. Le hice señas y me reconoció. Luego David y yo bajamos por la pendiente rocosa hasta donde se encontraban ellos.

Curtis quedó extasiado al ver a David. Le tomó el brazo y dijo:

—Ahora vamos a detenerlos. —Durante un momento se miraron en silencio, hasta que Curtís presentó a Maya y Charlene.

Mis ojos se cruzaron con los de Maya.

—¿Les costó llegar hasta acá?

—Al principio estábamos confundidos y perdidos en la oscuridad, pero después oí la lechuza y me di cuenta.

—La presencia de una lechuza —explicó David— significa que tenemos la oportunidad de superar cualquier engaño de los demás, y si evitamos la tendencia a dañar o atacar, podemos, como la lechuza, atravesar la oscuridad para sostener una verdad superior.

Maya observaba a David con atención.

—Me resulta conocido —dijo—. ¿Quién es usted? Él la miró con aire interrogante.

—Ya oyó mi nombre. Soy David. Ella le tomó la mano con suavidad.

—No, quiero decir, ¿quién es usted para mí, para nosotros?

—Estuve allí durante las guerras —respondió—, pero me sentía tan lleno de odio por los blancos que no la apoyé; ni siquiera la escuché.

—Ahora lo estamos haciendo de otra forma —intervine.

David me miró pensativo, luego se contuvo y se aflojó, igual que antes.

—Volviendo a la guerra, sentía por usted aún menos respeto que los demás. Usted no tomó una posición.

Huyó.

—Fue el miedo —expliqué.

—Ya sé.

Durante varios minutos más todos hablamos con David sobre las emociones que sentíamos y contamos todo lo que recordábamos sobre la tragedia de la guerra contra los americanos nativos. David prosiguió explicando que su grupo de almas estaba formado por mediadores y que esta vez había venido a superar su furia contra la mentalidad europea y a trabajar luego por el reconocimiento espiritual de todas las culturas indígenas y la inclusión de todos los pueblos. Charlene me miró y luego se volvió a David.

—Usted es el quinto miembro de este grupo, ¿no? Antes de que pudiera responder, sentimos que una vibración recorrió el suelo bajo nuestros pies; creaba ondas irregulares sobre la superficie de la laguna. El temblor llegó acompañado de otro gemido extraño y melodioso que cubrió el bosque. Por el rabillo del ojo vi que en la colina, a unos quince metros de nosotros, se movían unas linternas.

—¡Están aquí! —susurró Curtis.

Me volví para ver a Feyman sobre el borde de una saliente justo sobre nuestras cabezas; ajustaba una pequeña antena parabólica en algo que parecía una computadora personal.

—Van a enfocamos y tratar de sintonizar el generador de esa forma —explicó Curtis—. Tenemos que salir de acá.

Maya se estiró y le tocó el brazo.

—No, por favor. Curtis, quizás esta vez funcione. David se acercó a Curtis y le dijo despacio:

—Puede funcionar.

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