La décima revelación (11 page)

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Authors: James Redfield

Tags: #Autoayuda, Aventuras, Filosofía

BOOK: La décima revelación
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Luego de esto, su visión se amplió a un nivel que superaba mi capacidad de comprender. Su cuerpo se unió con la luz cegadora que había detrás de él. Todo lo que conseguí recibir fue que su visión personal de lo que podía realizar con su nacimiento era envuelta por una visión más amplia que abarcaba toda la historia y el futuro de la especie humana. Ella parecía ver su vida posible con máxima perspectiva, claramente situada dentro del espectro completo de dónde había estado y adónde iba la humanidad. Yo sentía todo eso pero no podía ver las imágenes en sí.

Por último la visión de Maya llegó a su fin y pudimos verla otra vez en el medio verde, rodeada todavía por su grupo. Ahora observaban una escena en la Tierra. Al parecer, sus futuros padres habían decidido concebir un hijo y estaban uniéndose en el acto de amor propiamente dicho que garantizaría su concepción.

El grupo de almas de Maya había intensificado su energía y ahora parecía un remolino blancuzco de ámbar movedizo que extraía su fuerza de la luz brillante del fondo. Yo experimentaba la energía como un nivel profundamente sentido, casi orgásmico, de amor y vibración. Más abajo, la pareja se unía y en el momento del orgasmo una energía blanco-verdoso pareció brotar de la luz pasando a través de Maya y su grupo de almas para entrar en la pareja. Con precipitación orgásmica, la energía atravesó sus cuerpos empujando al esperma y al óvulo hacia su unión irrevocable.

Mientras observábamos, vimos el momento de la concepción y la unión milagrosa de las dos células en una.

Con lentitud, al principio, y luego más rápido, las células empezaron a dividirse y diferenciarse, hasta dar forma a un ser humano. Cuando miré a Maya, me di cuenta de que con cada división celular se volvía más difusa y fuera de foco. Por último, al madurar el feto, desapareció por entero de la vista. Su grupo de almas permaneció.

Parecía haber más información sobre lo que habíamos presenciado, pero me desconcentré y la perdí. De pronto hasta el grupo de almas había desaparecido, y Wil y yo nos quedamos mirándonos uno al otro. Wil parecía muy excitado.

—¿Qué fue lo que vimos? —pregunté.

—Todo el proceso del Nacimiento de Maya a su vida actual —respondió Wil—, mantenido en la memoria de su grupo de almas. Llegamos a ver todo: la conciencia de sus futuros padres, lo que sintió que podía realizar, y luego la forma real en que fue llevada a la dimensión física en la concepción.

Asentí para que Wil continuara.

»¿Viste cómo fue? —preguntó—. El acto de amor en sí abre una puerta de la Otra Vida a la dimensión terrenal. Los grupos de almas parecen existir en un estado de amor extremo aun más allá de lo que tú y yo podemos experimentar, extremo al punto de ser de naturaleza orgásmica. La culminación sexual crea una apertura a la Otra Vida y lo que experimentamos como orgasmo no es más que un vistazo del nivel de amor y vibración de la Otra Vida cuando se abre la puerta y la energía se precipita a través de ella trayendo potencialmente una nueva alma. Observamos cómo ocurría eso. La unión sexual es un momento sagrado en el cual una parte del cielo fluye a la Tierra.

Asentí, pensando en las derivaciones de lo que habíamos visto, y dije:

—Maya parecía saber cómo sería su vida si ésos eran sus padres.

—Sí, en apariencia, antes de nacer cada uno de nosotros experimenta una visión de lo que puede ser nuestra vida, que se completa con visiones sobre nuestros padres y nuestras tendencias a desarrollar dramas de control específicos, incluso cómo podemos superar esos dramas con esos padres y seguir adelante con nuestra preparación para lo que queremos realizar.

—Vi la mayor parte de eso —dije—, pero me resultó extraño. De acuerdo con lo que ella me contó de su vida verdadera, su visión previa a la vida era más ideal de lo que ocurrió en realidad; por ejemplo, la relación con su familia. No fue tal como Maya quería. Su madre nunca la comprendió ni enfrentó su enfermedad, y el padre era tan distante que no supo qué investigaba hasta después de su muerte.

—Pero es lógico —señaló Wil—. La visión constituye, al parecer, una guía ideal de lo que nuestro yo superior pretende que pase en la vida, la mejor situación imaginable, por así decirlo, si alguien siguiera sus intuiciones a la perfección. Lo que se produce en realidad es una aproximación de esta visión, lo mejor que cada uno puede hacer en las circunstancias reales. Pero todo esto constituye más información de la Décima Revelación sobre la Otra Vida que esclarece nuestra experiencia espiritual en la Tierra, en especial la percepción de las coincidencias y la manera en que actúa realmente esa sensación de fluir.

»Cuando tenemos la intuición o el sueño de ir tras determinado rumbo en nuestra vida, seguimos esta guía y se producen algunos hechos que parecen coincidencias mágicas, nos sentimos más vivos, más estimulados. Los hechos parecen predestinados, como si supiéramos que debían ocurrir.

»Lo que acabamos de ver coloca todo esto en una perspectiva superior. Cuando tenemos una intuición, una imagen mental de un futuro posible, lo que recibimos en realidad son chispazos de recuerdo de nuestra Visión del Nacimiento, lo que querríamos estar haciendo con nuestras vidas en ese momento particular de nuestro viaje. Puede no ser exacto, porque las personas tienen libre albedrío, pero cuando sucede algo que se acerca a nuestra visión original, nos sentimos inspirados porque reconocemos que nos hallamos en un camino de destino que queríamos recorrer.

—¿Pero dónde encaja nuestro grupo de almas?

—Estamos conectados con ellas. Ellas nos conocen. Comparten nuestras Visiones del Nacimiento, nos siguen a lo largo de la vida y después permanecen con nosotros mientras revisamos lo que pasó. Actúan como un depósito para nuestros recuerdos, manteniendo el conocimiento de quiénes somos al evolucionar.

Hizo una pausa momentánea y me miró directamente a los ojos.

—Y en apariencia, cuando estamos en la Otra Vida y una de ellas nace a la dimensión física, actuamos con ellas del mismo modo. Pasamos a ser parte del grupo de almas que las apoya.

—Entonces, mientras estamos en la Tierra, ¿nuestros grupos de almas nos marcan nuestra intuición y nuestro rumbo?

—No, en absoluto. A juzgar por lo que pude captar de los grupos de almas que he visto, las intuiciones y los sueños son nuestros y provienen de una conexión superior con lo divino. Los grupos de almas simplemente nos envían energía adicional y nos elevan de una manera especial, una manera que hasta ahora no he podido detectar. Al elevamos de esta forma, podemos recordar mejor lo que ya sabíamos.

Estaba fascinado.

—Entonces eso explica lo que pasaba en mi sueño y el de Joel.

—Sí. Cuando soñamos nos reunimos con nuestro grupo de almas y eso activa la memoria de lo que en verdad queríamos hacer en la situación de nuestra vida actual. Vislumbramos brevemente nuestra intención original. Luego, cuando volvemos a lo físico, retenemos ese recuerdo aunque a veces se exprese a través de símbolos arquetípicos. En el caso de tu sueño, como estás más abierto al significado espiritual, pudiste recordar la información del sueño en términos muy literales. Recordaste que en tu intención original nos veías encontrándonos de nuevo al imaginar mi cara en la roca, y por eso soñaste casi exactamente eso.

»Por otro lado, Joel estaba menos abierto; su sueño se manifestó de una manera más simbólica y confusa. Su memoria era borrosa, y su mente consciente acomodó el mensaje al simbolismo de una guerra, transmitiéndole sólo el mensaje general de que en su Visión del Nacimiento él pensaba quedarse y prestar su ayuda en el problema actual en el valle, lo cual evidenciaba que si escapaba lo lamentaría.

—Entonces, ¿los grupos de almas nos envían energía constantemente con la esperanza de que recordemos nuestras Visiones del Nacimiento? —pregunté.

—Así es.

—¿Y por eso el grupo de Maya estaba tan feliz? La expresión de Wil se volvió más adusta.

—Estaban felices porque ella recordaba por qué había nacido de sus padres y de qué manera sus vivencias la habían preparado para una carrera relacionada con la sanación. Pero… ésta fue sólo la primera parte de su Visión del Nacimiento. Todavía tenía que recordar más.

—Yo vi la parte en que volvía a encontrarse en esta vida con el hombre junto al cual la habían asesinado en el siglo XVIII. Pero hubo otras partes que no pude entender. ¿Cuánto de todo eso pudiste captar?

—No todo. Había más sobre el Miedo en ascenso. Confirmó que ella forma parte del grupo de los siete que Williams vio regresar. Y ella vio al grupo capaz de recordar una especie de visión más amplia relacionada con detener el miedo y sea lo que fuere que esté pasando en el valle.

Estaba a punto de responder cuando se me cortó la respiración debido al dolor de un calambre que volvió a darme en el estómago. Al mismo tiempo, otro chillido agudo me hizo tambalear hacia atrás. Como antes, me estiré para aferrarme a Wil y vi cómo su cara se salía de foco. Luché por mirar una vez más, luego de lo cual perdí del todo el equilibrio y volví a desplomarme en caída libre.

La apertura al conocimiento

«Maldición», pensé. Me hallaba acostado sobre la roca, con la superficie áspera del borde de la piedra en mi espalda; otra vez me encontré en el río. Durante un rato largo contemplé el cielo gris, que ahora amenazaba lluvia, mientras escuchaba el fluir del agua. Me incorporé sobre un codo y miré en derredor; noté de inmediato que mi cuerpo estaba pesado y cansado, como la última vez que había abandonado la otra dimensión.

Con torpeza, me levanté con un ligero dolor punzante en el tobillo y caminé renqueando hasta el bosque. Saqué mi mochila del escondite y preparé un poco de comida moviéndome muy despacio, sin pensar. Incluso mientras comía mi mente se mantenía asombrósamente en blanco, como después de una meditación prolongada. Luego, muy despacio, empecé a aumentar mi energía respirando hondo varias veces y conteniendo el aire. De pronto volví a oír el sonido inarticulado. Mientras escuchaba, vino a mi mente una imagen espontánea. Iba caminando hacia el este en dirección al sonido, en busca de su causa.

La idea me aterró y sentí el viejo impulso de huir. En forma instantánea, el sonido inarticulado se desvaneció y oí el roce de hojas a mi espalda. Me volví, sobresaltado, y vi a Maya.

—¿Siempre aparece en el momento preciso? —balbuceé.

—¡Aparecer! ¿Está loco? Lo he buscado por todas partes. ¿De dónde viene?

—Estaba en el río.

—No; lo busqué ahí. —Me miró por un instante y luego observó mi pie—. ¿Qué tal su tobillo? Intenté sonreír.

—Está bien. Escuche, tengo que decirle algo.

—Yo también tengo que hablar con usted. Está sucediendo algo muy extraño. Uno de los agentes del Servicio Forestal me vio caminando hacia el pueblo anoche, y le hablé de su situación. En apariencia, no quería que trascendiera e insistió en enviar una camioneta a buscarlo esta mañana. Le indiqué su ubicación general y me hizo prometerle que lo acompañaría hasta aquí esta mañana. Algo en la manera en que hablaba me resultó tan extraño que decidí adelantarme a él, pero es probable que llegue aquí en un momento.

—Entonces tenemos que irnos —dije, y me apresté a empacar.

—¡Espere un momento! Dígame qué pasa. —Su expresión era de pánico. Me detuve y la miré.

—Alguien, no sé quién, está haciendo algún tipo de experimento o algo por el estilo en el valle. Creo que mi amiga Charlene está involucrada de alguna manera o puede hallarse en peligro. Alguien del Servicio Forestal tiene que haberlo aprobado en secreto.

Me miró, tratando de asimilar lo que le había dicho. Recogí mi mochila y la tomé de la mano.

—Camine conmigo un rato. Por favor. Necesito decirle algo más.

Asintió, levantó su mochila y, mientras caminábamos hada el este siguiendo la orilla del río, le conté toda la historia, desde el encuentro con David y Wil hasta ver la Revisión de Vida de William y escuchar a Joel. Al llegar a la parte de su Visión del Nacimiento caminé hasta una rocas y me senté. Ella se recostó contra un árbol a mi derecha.

—Usted también está envuelta en esto —le dije—. Es evidente que ya sabe que su vida tiene que ver con la introducción de técnicas alternativas de cura, pero usted pensaba hacer más. Se supone que forma parte del grupo que Williams vio venir.

—¿Cómo sabe todo eso?

—Wil y yo vimos su Visión del Nacimiento. Sacudió la cabeza y cerró los ojos.

—Maya, todos venimos con una visión de cómo puede ser nuestra vida, qué queremos hacer. Las intuiciones que experimentamos, los sueños y las coincidencias tienen por objeto mantenemos en el camino correcto y recuperar nuestra memoria de cómo queríamos que se desarrollara nuestra vida.

—¿Y qué otra cosa quería hacer yo?

—No lo sé con exactitud; no pude captarlo. Pero tenía que ver con este Miedo colectivo que está surgiendo en la conciencia humana. El experimento es una consecuencia de dicho Miedo… Maya, usted pensaba usar lo que aprendió sobre la cura física para contribuir a resolver lo que está pasando en este valle. ¡Debe recordarlo!

Se puso de pie y miró a lo lejos.

—Oh, no, ¡no puede endilgarme esa clase de responsabilidad! No recuerdo nada de eso. Estoy haciendo exactamente lo que se supone que debo hacer como médica. ¡Odio este tipo de intrigas! ¿Entiende? ¡Las odio! Por fin tengo la clínica instalada como quiero. Usted no puede esperar que me involucre en todo esto.

¡Dio con la persona equivocada!

La miré mientras trataba de pensar algo que decir. Durante el silencio, volví a oír el sonido inarticulado.

—¿Oye ese sonido. Maya, la disonancia en el aire, un ruido inarticulado? Es el experimento. Está ocurriendo justo ahora. ¡Trate de oírlo!

Escuchó durante un instante y luego dijo:

—No oigo nada. Le tomé el brazo.

—¡Trate de elevar su energía! Se apartó.

—¡No oigo ningún sonido inarticulado! Respiré hondo.

—Está bien, lo lamento. No sé, tal vez esté equivocado. Tal vez no tenga que suceder de esta forma. Me miró durante un instante.

—Conozco a alguien en el departamento de alguaciles. Trataré de ponerme en contacto con él por usted. Es todo lo que puedo hacer.

—No sé si eso servirá de algo —objeté—. Según parece, no todos pueden oír ese sonido.

—¿Quiere que lo llame?

—Sí, pero dígale que investigue en forma independiente. No sé si puede confiar en todos los del Servicio Forestal. —Volví a recoger mi mochila.

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