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Authors: Greg Bear

Tags: #Ciencia Ficción

La ciudad al final del tiempo

BOOK: La ciudad al final del tiempo
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Un billón de años en el futuro, el Kalpa es la ciudad al final del tiempo, el único reducto de una realidad menguante ante el feroz empuje del caos que representa el Tifón. Allí, el Bibliotecario y sus «angelines» manejan un tiempo dilatado pero finito en su intento de salvar la realidad. Gracias a unas misteriosas piedras «sumadoras» que actúan como talismanes y establecen extrañas conexiones, dos personajes del Kalpa, Jebrassy y Tiadba, entran en contacto con unos desarraigados habitantes de la actual Seattle. Sin siquiera imaginarlo, los incomprendidos y soñadores Ginny, Jack y Daniel tal vez están llamados a ser los salvadores de un futuro distante y condenado.

Una novela sorprendente con un nivel de especulación sumamente original. Un trabajo desafiante e imaginativo como sólo puede ofrecer la mejor ciencia ficción. Greg Bear es autor de más de treinta libros de ciencia ficción y fantasía. Ha ganado dos premios Hugo y cinco Nebula. Especialista en analizar el futuro que la tecnología hace posible, Bear destaca también como autor de dinámicos thrillers biotecnológicos como La radio de Darwin, Los niños de Darwin, Vitales y Quantico, todos ellos publicados por Ediciones B.

Greg Bear

La ciudad al final del tiempo

ePUB v1.0

elchamaco
29.08.12

Título original:
City at the end of time

Greg Bear, Enero 2008.

Traducción: Pedro Jorge Romero

Editor original: elchamaco (v1.0)

ePub base v2.0

PRESENTACIÓN

A estas alturas, los lectores asiduos a NOVA no han de extrañarse si mantengo que Greg Bear es uno de mis autores favoritos, uno de los más representativos e interesantes de la moderna ciencia ficción. Ésta que ahora presentamos es la enésima de sus novelas aparecidas en NOVA, tras la publicación de
QUANTICO
(2005) en
La Trama,
otra de las buenas colecciones de
Ediciones B.

Les informo ya de que
QUANTICO
tendrá su continuación en una nueva novela
(MARIPOSA,
cuya aparición en Estados Unidos está prevista para noviembre de 2010). En este caso, se trata de
thrillers
biotecnológicos de gran éxito popular y de crítica, centrados (al menos el primero) en torno al terrorismo, la droga y los virus. El título de la novela hace referencia a la base de los Marines en Virginia (EE UU), sede la academia del FBI, y, lógicamente, los protagonistas de la novela eran tres agentes de esta agencia
.

Los
thrillers
de Greg Bear me gustan, entretienen y divierten, pero me gusta aún más su capacidad especulativa y su inventiva a la hora de plantear, al estilo de la mejor ciencia ficción de todos los tiempos, nuevas y sugerentes variaciones de lo que ha sido, es y puede ser. Ésa es la gran riqueza de la buena ciencia ficción a la que tanto se acercan ya algunos de esos
thrillers
tecnocientíficos que hoy proliferan. Sólo en autores entrenados y capaces como Greg Bear, esos
tecnothrillers
ofrecen, además de la emoción y la acción inevitables, una sugerente y profunda carga de ideas que promueve la reflexión del lector
.

Y con esto llego a la que me parece una pregunta central: ¿qué hay en la obra de Greg Bear que despierte mi interés (y, espero, el de los lectores de NOVA)?

Para mí se trata de una narrativa seria y a la vez divertida, capaz de aunar buenas especulaciones en torno a posibles avances científicos con ideas sugerentes respecto a lo que ello puede representar, y todo servido con la necesaria e imprescindible amenidad y con las mejores técnicas narrativas. ¿Qué más se puede pedir cuando uno busca buena literatura a principios del siglo XXI?

Por poner un ejemplo, para mí fue la aportación de Greg Bear la que más me sedujo cuando las «tres B» de la moderna ciencia ficción, Benford, Bear y Brin, se embarcaron en el complejo y arriesgado proyecto de continuar la mítica
FUNDACIÓN,
de Isaac Asimov, precisamente allí donde éste la había dejado inconclusa: el nacimiento de la nueva ciencia de la psicohistoria de la mano de Hari Seldon
.

En su colaboración a la llamada
«Segunda Trilogía de la Fundación»,
fue Greg Bear quien, en
FUNDACIÓN Y CAOS
(1998, NOVA número 124), aportaba y desarrollaba una de las más sugerentes ideas de esta nueva incursión en el mundo de la Fundación. Cuando Asimov introdujo, en
ROBOTS E IMPERIO
(1985), la llamada Ley Cero de la Robótica
(«un robot no debe dañar a la humanidad o, por su inacción, dejar que la humanidad sufra daño»),
en realidad desplazaba el objeto de las clásicas Tres Leyes de la Robótica del individuo (el ser humano) a la especie (la humanidad), e introducía un nuevo problema que, pese a su evidencia, sólo formalizó Greg Bear en
FUNDACIÓN Y CAOS.

Me explicaré
.

Si el objeto de las leyes de la robótica pasa a ser «la humanidad», cabe también la posibilidad de considerar el papel que desempeña el libre albedrío, incluso en esa humanidad tan sobreprotegida por los robots «giskardianos» (por el primer robot telépata Giskard, precisamente el autor de esa Ley Cero de la Robótica). Defender la necesidad y la capacidad de la humanidad incluso para equivocarse es el papel que, en la acertada visión de Greg Bear en
FUNDACIÓN Y CAOS,
han de acabar desempeñando los robots «calvinianos» (fieles a las tres primeras leyes de la robótica que defendiera Susan Calvin, la primera robopsicóloga asimoviana)
.

Debo reconocer que esa sugerencia del enfrentamiento entre robots «giskardianos» y «calvinianos» me pareció, con diferencia, la mejor de las muchas ideas que incorporaba Greg Bear en su aportación a la
«Segunda Trilogía de la Fundación»:
los posibles «memes» alienígenas, la posible reacción evolutiva de la especie humana ante el exagerado papel protector de robots giskardianos como Daneel R. Olivaw y, en definitiva, la posible respuesta a preguntas claves en torno a la
FUNDACIÓN
asimoviana: ¿por qué no hay alienígenas en el imperio galáctico de Asimov?, ¿cuál es el papel de robots y ordenadores en ese complejo imperio y en la Fundación que ha de sucederlo?, ¿por qué surge un personaje como el Mulo?

Ésa es la gran riqueza en la narrativa de Greg Bear: junto a una técnica irreprochable, una riqueza de ideas sugerente y asombrosa, ¿qué más se puede pedir?

Y encontramos diversas muestras de todo ello en la obra de un Bear que difícilmente se repite: nos habla de la conciencia y la nanotecnología
(REINA DE LOS ÁNGELES),
de esa misma nanotecnología asociada a la conquista del espacio
(MARTE SE MUEVE),
de las consecuencias sociales de la inteligencia artificial asociada a la nanotecnología y a diversas técnicas de psicoterapia
([ALT 47]),
de una posible y sorprendente evolución lamarckiana con la herencia de los rasgos adquiridos por los progenitores
(LEGADO).
Y nos maravilla con la clásica investigación de un extenso y misterioso mundo-universo interminable en un asteroide
(EON YETERNIDAD),
nos habla de las llaves y los peligros de la inmortalidad
(VITALES),
o nos sumerge en las complejidades del nacimiento de una nueva especie en el seno de la humanidad
(LA RADIO DE DARWIN).

Por eso me gustan las novelas de Greg Bear: me entretienen, me divierten y, eso es lo más importante para mí, siempre me sugieren nuevos caminos de reflexión que son, al menos en mi caso, algo que me parece fundamental en la buena ciencia ficción en un mundo tan complejo como el que nos ha tocado vivir
.

LA CIUDAD AL FINAL DEL TIEMPO
es, como ya he dicho, un retorno de Greg Bear a los temas y las sensaciones de la mejor ciencia ficción. Tras algunos
tecnothrillers
muy bien recibidos por crítica y público, Greg Bear vuelve a sus orígenes, a la mejor ciencia ficción con ideas brillantes, en este caso en torno a la pregunta acerca de lo que ocurre al final de todas las cosas
.

Un billón de años en el futuro, el Kalpa es la «ciudad al final del tiempo», el único reducto de una realidad menguante ante el feroz empuje del caos que representa el Tifón. Allí, el Bibliotecario y sus angelines manejan un tiempo dilatado pero finito en su intento de salvar la realidad. Gracias a unas misteriosas piedras «sumadoras» que actúan como talismanes y establecen extrañas conexiones, dos personajes del Kalpa, Jebrassy y Tiadba, entran en contacto con unos desarraigados habitantes de la actual Seattle. Sin ni siquiera imaginarlo, los incomprendidos soñadores del presente, Ginny, Jack y Daniel, tal vez están llamados a ser los salvadores de un futuro distante y condenado
.

La novela resulta compleja, tal vez incluso un tanto esotérica, escrita con un sugerente nivel literario que la crítica ha reconocido y con un nivel de especulación sumamente original. Un trabajo desafiante e imaginativo como sólo la mejor ciencia ficción puede ofrecer
.

Para terminar, les transcribo algunos de los comentarios que los críticos han expresado sobre una novela que, evidentemente, les ha sorprendido y satisfecho
:

En el influyente
Library Journal,
Sara Rutter dice que LA CIUDAD AL FINAL DEL TIEMPO
: «… sumerge a los lectores en una visceral experiencia de la teoría cosmológica y de la creación de grandes historias de la mitología».
Y auguraba
: «Este trabajo desafiante e imaginativo recibirá la atención de la crítica.
» Otros han comparado esta novela con algún clásico de la fantasía moderna como
LA TORRE NEGRA,
de Stephen King. Así, el comentarista de la web
sffworld.com
decía
: «En algunos niveles, la novela de Bear funciona como las obras de Stephen King (por ejemplo LA TORRE NEGRA), donde un destino final, que desafía el espacio y el tiempo, está en el núcleo o la trama de ambas historias. Donde King centró gran parte de su historia en los elementos fantásticos, Bear intenta aportar un enfoque más científico para la descripción que realiza de un cosmos de amplio alcance. […] Bear también salpica su novela con elementos del
thriller
y el horror y con algunos personajes francamente espeluznantes.
» No es poca cosa, en cuanto a especulación y material novelístico. Que ustedes lo disfruten
.

MIQUEL BARCELÓ

Para Richard Curtis:

en celebración de treinta años

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