Flashman y la montaña de la luz (57 page)

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Authors: George MacDonald Fraser

Tags: #Humor, Novela histórica

BOOK: Flashman y la montaña de la luz
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Sir Henry Lawrence (1810-1857) es más conocido por su defensa de Lucknow en el motín de la India, en el cual murió, pero previamente había tenido una carrera distinguida en el ejército y el servicio político, sirviendo en Birmania y en las guerras afgana y
sij
. Alto, huesudo, de fuerte carácter e impaciente si se le contradecía, tenía también una vertiente romántica, y fue el autor de una historia de amor,
Adventurer in the Punjaub
, que, de acuerdo con el doctor M’Gregor, era también una gran fuente de información sobre el país y su política. Consiguió ver a la maharaní Jeendan en Lahore después de la guerra, cuando Gardner la convenció de que mostrara su cabeza y sus hombros por encima de una valla de jardín «para gratificación de los oficiales (Lawrence y Robert Napier)». (Véase M’Gregor, Gardner, D. N. B.)
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Inferior.
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Como en anteriores volúmenes de
Los Diarios
, uno se da cuenta de lo pequeño que era el grupo de oficiales que moldearon el curso del imperio en África y el Lejano Oriente. Los mismos nombres se cruzan en el camino de Flashman una y otra vez: Napier, Havelock, Broadfoot, Lawrence; Herbert Edwardes, que era ayudante de Lawrence y ganó gran fama en el Motín; el salvaje John Nicholson, que fue literalmente adorado como una divinidad por una secta de la frontera, los nickleseynitas; Hope Grant, el monosilábico escocés que tocaba el violoncello, dirigió la marcha hacia Pekín y fue considerado por Flashman como el luchador vivo más peligroso; «Rake» Hodson, el violento rufián que dirigía a los famosos guías y fundó la Caballería de Hodson, y otros a quienes conoció en otros lugares, no en el Punjab: Frederick («Bobs») Roberts; Garnet Wolseley, el original «modelo de general moderno»; «Chino» Gordon de Jartum, y el manco Sam Browne, el más famoso de todos. Una compañía distinguida que tomaba uno de estos dos caminos: ser nombrados caballeros, pares o ascendidos a generales, o bien ser enterrados en una tumba en un puesto fronterizo.
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El doctor W. L. M’Gregor, que sirvió a lo largo de toda la guerra
sij
, es uno de sus mejores cronistas y un entusiasta de la medicina militar. Cualquiera que desee estudiar la guerra debe acudir a él y al capitán J. D. Cunningham, que también sirvió en la campaña y era del servicio de inteligencia. No siempre están de acuerdo el uno con el otro, pero su conocimiento del Punjab y sus personalidades les convierten en fuentes enormemente valiosas.
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Los términos del primer Tratado de Lahore, del 9 de marzo de 1846, se encuentran en Cunningham, M’Gregor y Hardinge. Son tal y como predecía Goolab Singh, con cláusulas adicionales que facilitaban paso a las tropas británicas por el Punjab, una garantía de no interferirse en los asuntos internos del Punjab y una prohibición del reclutamiento de mercenarios europeos o americanos en el Punjab sin consentimiento de los británicos. Algunos artículos suplementarios establecieron el estacionamiento de una fuerza británica en Lahore durante un año: esto fue a requerimiento del
durbar
de Lahore, que sabía claramente que necesitaba protección.
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Goolab Singh, «La gallina dorada» y pájaro de mal agüero de Cachemira, era exactamente tan deplorable y también tan interesante personalmente como le retrata Flashman. Nació alrededor de 1788, y describir su carrera de intrigas, crímenes, luchas y engaños costaría un largo capítulo. Baste decir que como dirigente de los Dogra Hindus que se opusieron a los
sijs
en la lucha por el poder después de la muerte de Runjeet Singh, no sólo sobrevivió sino que acabó con un reino propio, Cachemira. Lo consiguió con una desvergonzada duplicidad, conspirando con los británicos mientras fingía simpatía por la causa del Punjab, y no había nadie más experto enjugar a dos bandas. Su carácter fue admirablemente resumido por su amigo y agente, el coronel Gardner, que le describió como repulsivo, ambicioso, avaricioso y capaz de la crueldad más inhumana y sistemática sólo para inspirar terror con su simple nombre. Al mismo tiempo era encantador, divertido, adicto al opio, dado a contar largas historias y compasivo con sus súbditos más pobres. Buen soldado y duro luchador, era también un gobernante sabio y cuidadoso, y quizás el aspecto más revelador acerca de él es que aunque Gardner publicó su biografía en vida de Goolab, siguieron siendo excelentes amigos. (Véase Gardner, Carmichael Smyth y otros.)
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Véase apéndice II.
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