—Eso te será difícil —aseguró un gladiador que se sentó con nosotros.
—Este es Birria —dijo Milón—. Fue él quien le infligió la primera herida a Clodio.
—Le atravesó el hombro con la espada —dijo riendo otro al que llamaban Eudamo.
—¿Por qué va a ser difícil viajar a Roma?
—Desde que ha estallado la guerra civil —gruñó Birria—, reinan rudas costumbres en los caminos. Para llegar vivo hay que ser gladiador y tener un caballo muy veloz.
—Lleva razón —dijo Basilo—. Roma está dividida en dos bandos, que luchan por doquier.
Milón asintió.
—Los cónsules y la mayoría de los senadores han huido de Roma. Por todas partes reúnen tropas contra César y en algún momento marcharán juntos, desde Egipto, el norte de África, Hispania y la Galia, y cercarán y aniquilarán a ese Julio.
Nervioso, ordené que me llenaran de agua el vaso de vino.
—¡Puedo pagar a un ejército entero para que traiga a Wanda y a mi hijo de Roma a Massilia! —exclamé, iracundo—. ¡Incluso puedo sobornar a César!
Milón sonrió con expresión compasiva.
—Comparado con César, tú te mueres de hambre, druida. ¡Ha saqueado el sagrado templo de Saturno de Roma y ha robado quince mil lingotes de oro y treinta mil de plata, y más de treinta millones de sestercios!
Milón desató el mandil de cuero de una esclava que estaba inclinada sobre la mesa para servir y la abrazó con fuerza por la cintura. Su piel oscura olía a aceites frescos. La muchacha se dejó atraer hacia Milón y cerró los ojos.
Eudamo se volvió hacia mí. Era de una complexión asombrosamente grande, y su rostro expresaba la intrepidez de un celta.
—Druida —empezó a decir con voz sonora—, no necesitas ni oro ni ejército, sólo la ciudadanía romana.
Basilo y Milón le dirigieron a Eudamo una mirada escéptica. Birria se había dormido y roncaba con inquietud.
—Entre los soldados —prosiguió Eudamo— ya se ha divulgado la clemencia de César. ¡Que se lo pregunten al nuevo procónsul Domicio Ahenobarbo! César lo apresó en Corfinio y pocos días después lo liberó sin condiciones. Es la nueva
clementia Caesaris
, ésa que exhiben los que se saben cerca de los dioses. César no quiere repetir los errores de Sila. ¡No quiere un pueblo reñido! ¡No desea venganza! No sólo quiere el dominio de Roma, sino también su amor y su afecto.
—¿Y de veras crees —pregunté con escepticismo— que para atravesar las líneas de César no necesito nada más que la ciudadanía romana?
—Así es, druida.
Reí a media voz al tiempo que sacudía la cabeza con incredulidad.
Milón estaba echado con los ojos cerrados junto a la esclava. Tenía la cabeza recostada contra su pecho como un bebé. La esclava estaba contenta de que no quisiera nada más de ella; también ella estaba cansada. Basilo rió para sus adentros. De modo que tenía que convertirme en ciudadano romano para llegar hasta Wanda y mi hijo.
—Milón, ¿cuánto crees que cuesta la ciudadanía romana?
Milón se levantó con ayuda de la esclava nubia y puso una expresión difícil de interpretar, como si quisiera decir que la ciudadanía romana no se podía comprar sin más. Después dijo, trabándosele la lengua:
—Todavía no he adoptado a ningún druida celta. Tampoco puedo imaginármelo. Pero si me prestas un millón de sestercios y me haces socio de tu negocio podría dar alas a mi imaginación.
Se abrazó con melancolía al trasero de la esclava, que se había levantado con la intención de servir más vino. Ahora Milón parecía estar absorto en sus pensamientos; cerró los ojos despacio. La esclava se volvió e intentó zafarse de él con cuidado.
—¿Crees que le molestará a César que le preste un millón de sestercios y haga socio de mi negocio al hombre que mató a Clodio, su perro guardián? —pregunté con sorna.
—Segurísimo —murmuró Milón al tiempo que besaba con ternura la entrepierna depilada de la esclava, que se deshacía suavemente de su abrazo.
La muchacha tomó el delantal de cuero y volvió a ponérselo. Después sirvió más vino a todos los que aún eran capaces de sostener el vaso en la mano. Los huéspedes adormilados son los mejores para las esclavas.
—Estoy de acuerdo —le dije a Milón.
Confuso, abrió los ojos y me miró con asombro. Había perdido el hilo. Entonces una súbita sonrisa le iluminó el rostro, satisfecho de recordar otra vez. Milón se quitó la media luna que adornaba su tobillo desnudo y me la tiró.
—Haz llamar al juez, druida. Creo que está durmiendo la mona en el peristilo.
Los personajes marcados con un asterisco
*
están documentados históricamente, el resto son ficticios.
*Ahenobarbo.
L. Domicio Ahenobarbo. Acérrimo enemigo de César. Fue elegido cónsul en el 54 a. C., junto con Claudio Pulcro. En enero del año 49 a. C. sucedió a César en la Galia, intentando enfrentarse a él con sus tropas un mes después. El intento se saldó con un lamentable fracaso. César mostró con Ahenobarbo su «nueva clemencia»: indultó con generosidad a su aciago sucesor y le obsequió con la libertad, probablemente a sabiendas de que volvería a ponerse en su contra. La figura de Ahenobarbo posiblemente sirvió de modelo para una tragedia de Curiacio Materno.
*Ariovisto.
Jefe del ejército suevo, nombrado por César
rex germanorum
, rey de los germanos. Alrededor del 71 a. C., los secuanos le pidieron ayuda y atravesó el Rin con quince mil hombres. Poco después, ya que cada vez llegaban más germanos del otro lado del Rin, Ariovisto exigió a los secuanos más territorios. Hablaba celta y latín, y contaba con una gran inteligencia política y militar, por lo que no se correspondía en modo alguno con el arquetipo del bárbaro ignorante. Alrededor del 60 a. C. se casó con la hermana del rey celta Vocción. Su invasión condujo a la posterior emigración de los helvecios, que César aprovecharía como pretexto para dar inicio a la guerra en la Galia. En el 59 a. C. César concedió a Ariovisto el título de «Rey y amigo del pueblo romano». Sin embargo, ya el 14 de septiembre del año 58 a. C. lo derrotó, probablemente entre Belfort (Francia) y Sélestat (Francia), en los alrededores de Müllhausen (Alemania), cerca del Rin. Con la derrota de Ariovisto quedó frustrado el primer intento de construir una nación germana al oeste del Rin.
*Balbo.
Lucio Cornelio Balbo. Ejerció temporalmente —al igual que Mamurra— como
praefectus fabrum
en la Galia y ocupó diferentes cargos en el servicio secreto de César. Las personas con auténtico poder de decisión no ostentaban con César ningún cargo oficial, sino que eran confidentes personales que pertenecían a su familia. Balbo era un banquero hispano, natural de Gades, que debido a sus méritos en la lucha contra Sertorio obtuvo la ciudadanía romana de manos de Pompeyo y, más adelante, fue el primer «extranjero» al que se nombró cónsul. En el 48 a. C. fue delegado de César en Roma. La envidia y los celos le supusieron al acaudalado extranjero Balbo una acusación por usurpación ilícita de la ciudadanía romana. Cicerón lo defendió con éxito.
Basilo.
Guerrero celta. Amigo de juventud de Corisio.
*Baso.
Ventidio Baso. Al parecer tomó a su cargo el servicio de transportes del ejército de César tras la batalla de los helvecios.
*Birria.
Gladiador vasallo de Milón. Estuvo implicado, junto con el también gladiador Eudamo, en el asesinato de Clodio.
*Bruto.
(1) D. Junio Bruto Albino (aprox. 81-43 a. C.). Fiel legado de César en la Galia. En el año 49 a. C. (después del comienzo de la guerra civil) fue comandante de sus flotas frente a la costa de Massilia. En el año 44 a. C. se le encomendó la administración de la Galia cisalpina. De modo sorprendente, se unió a los adversarios de César y fue a buscar en persona al dictador a la reunión del Senado que se celebró el 15 de marzo del año 44 a. C.
*Bruto.
(2) M. Junio Bruto, sobrino de M. Porcio Catón (de Útica). César le encomendó (desde el año 46 hasta marzo del 45 a. C.) la administración de la Galia cisalpina. Se casó con su prima Porcia. Cuando César se otorgó la dictadura vitalicia, Bruto se vio obligado a asesinar al tirano por motivos morales, de política de Estado y de historia familiar, ya que su antepasado L. Junio Bruto había derrotado al último rey de Roma y estaba considerado por tanto fundador de la República, al ser uno de los dos primeros cónsules (509 a. C.).
*Catón.
M. Porcio Catón (de Útica), 95-46 a. C. Republicano convencido y representante de la aristocracia senatorial, fue el clásico conservador. Condenó las influencias y las culturas extranjeras (Grecia) y censuró de forma repetida todo indicio de debilidad, libertinaje sexual y desmesura. Cuando fue derrotado en la guerra civil por su enemigo mortal, César, despreció el indulto y se suicidó.
Celtilo.
(1) Tío de Corisio.
*Celtilo.
(2) Jefe de los arvernos y padre de Vercingetórix. Fue asesinado por ambicionar la corona real.
*Cicerón.
Cicerón nació en Arpino el 106 a. C. Fue edil en el año 69, pretor en el año 66 y cónsul en el año 63 a. C. Murió asesinado el 7 de diciembre del 43 a. C. Se le considera un maestro de la oratoria latina y dejó una amplia obra tras de sí. Sin embargo, puesto que según consta le pidió a un historiador contemporáneo que realzara la importancia del papel que desempeñó en la historia romana, cabe dudar de la veracidad de sus obras, sobre todo porque el gran «maestro» modificaba
a posteriori
muchos de los textos.
*Quinto Cicerón.
Hermano de Cicerón. Legado en la Galia desde el 54 a. C. En la guerra civil, tanto él como su afamado hermano se hicieron pompeyanos. Indultado por César, desde el año 43 a. C. formó parte de los proscritos y murió asesinado.
*Cita.
C. Fufio Cita, caballero romano. César le confió la dirección de la adquisición y el transporte de cereales. En tiempos de la República era habitual que el ejército estableciera este tipo de contactos con particulares (conductores). C. Fufio Cita fue asesinado en Cenabo, en el invierno del 53 al 52 a. C., durante el preludio del gran levantamiento galo (Vercingetórix, 52 a. C.).
*Clodio.
P. Claudio Pulcro. En el 59 a. C., y por motivos políticos, cambió su patronímico, Claudio, por la forma plebeya Clodio. Desde muy joven se le consideró un pendenciero. En la noche del 4 al 5 de diciembre del año 62 a. C., participó disfrazado de mujer en los festejos sagrados de
bona dea
que se celebraron en casa de César. Puesto que por motivos religiosos sólo se permitía que participasen mujeres, su sacrilegio provocó un enorme escándalo y tuvo como consecuencia un proceso, que Clodio ganó con ayuda de César y tras sobornar de forma generosa al juez. Como tribuno de la plebe exilió a Catón y a Cicerón, y difundió el miedo y el terror nocturnos por las calles de Roma con sus bandas armadas. Fue asesinado por Milón, su gran adversario.
*Considio.
Publio Considio. A pesar de su experiencia militar, fracasó en la guerra helvecia (58 a. C.). Confundió las tropas romanas con las tropas celtas, de manera que a punto estuvo de provocar la derrota de César.
Corisio.
Joven aprendiz de druida del valle de Leimen, junto a Basel, en el recodo del Rin. Naturalmente, en la caravana helvecia también hubo druidas y, por supuesto, en el ejército de César no sólo se enrolaron guerreros galos, sino también celtas cultos que se emplearon como escribientes, traductores e intérpretes en el despacho del procónsul. Incluso el profesor privado de César en Roma había sido celta.
El nombre de «Corisio» se encontró grabado en una espada de hierro de la época del comienzo de la guerra de la Galia. Aparecía en letras griegas, como era habitual en la época, y es por tanto uno de los testimonios más antiguos del uso de la escritura al norte de los Alpes. El nombre pertenecía o bien al herrero, o bien al propietario de la espada.
*Cota.
Lucio Aurunculeyo Cota. Legado de César en la Galia. Cayó en el invierno del 53 a. C. durante la lucha contra los eburones. Escribió un libro sobre la campaña militar de César en Britania.
*Craso.
M. Licinio Craso Dives (115-53 a. C.), uno de los hombres más ricos de Roma. En el año 72 a. C., al término de la guerra servil, obtuvo un imperio proconsular. En sólo seis meses acabó con Espartaco y crucificó a seis mil esclavos a lo largo de la vía Apia. No obstante, Pompeyo le arrebató la gloria en su viaje de regreso. En el año 70 a. C. fue nombrado cónsul junto a su eterno rival, Pompeyo. Celoso de la gloria militar de éste, en el año 60 a. C. se unió a César, quien logró una reconciliación temporal entre los dos enemistados mediante el primer triunvirato. Del año 54 al 53 a. C. fue procónsul de la provincia de Siria. Murió en el año 53 a. C., durante la campaña militar contra los partos, en la que fue víctima de una traición.
*P. Licinio Craso.
El joven hijo de Craso, que ya luchó contra Ariovisto en el 58 a. C. como
praefectus equitum
(jefe de caballería) del ejército de César. En el año 57 a. C. fue nombrado legado de la legión séptima de César gracias a sus destacadas contribuciones (Normandía, Bretaña), y en el 56 a. C. sometió Aquitania. Junto a Labieno, fue uno de los legados más cualificados de César en la Galia.
Creto.
Mercader de vinos de Massilia.
Crixo.
Esclavo. Regalo de César a Corisio.
Cuningunulo.
Jefe de la caballería edua al servicio de César.
*Diviciaco.
Príncipe y druida eduo que vivió en la Galia media. Al contrario que su hermano Dumnórix, quien pretendía el liderazgo de la nación celta, se sentía comprometido tanto con la nobleza celta como con Roma.
*Divicón.
Jefe de los helvecios tigurinos. En el 107 a. C. atacó a los romanos liderados por el general P. Licinio Craso y los obligó a pasar bajo el yugo. En el 58 a. C., cuando él ya debía de contar unos ochenta años de edad, asumió la responsabilidad de guiar a los helvecios en su migración hacia el Atlántico. Después de la derrota contra César (Bibracte) se pierde su rastro. Con toda probabilidad había fallecido ya cuando los helvecios emprendieron el viaje de regreso.