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Authors: Maurice Nicoll

Tags: #Autoayuda, #Esoterismo, #Psicología

Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky (13 page)

BOOK: Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky
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Birdlip, 27 de agosto, 1941
La idea de transformación en el trabajo parte III

Con el fin de proseguir estas charlas acerca de la Transformación les haré esta clase de pregunta: ¿Qué es lo que impide que las impresiones se transformen en nosotros? ¿Por qué esto no se produce siempre? Estudiemos otra vez este tema.

Las impresiones deben proseguir en su octava hasta llegar a
Mi 12
. Recordarán ustedes que entran como
Do 48
, pero no siguen evolucionando. (Véase Fig. 1.) Es preciso recordar también que el Primer Choque Consciente hace que las impresiones prosigan su evolución, a saber, al Hidrógeno
24
y luego al Hidrógeno
12
. Es decir, por medio del Primer Choque Consciente,
Do 48
se convierte en
Re 24
y luego en
Mi 12
(Fig. 2).

Ahora es preciso recordar y comprender claramente dos cosas:

  1. El Primer Choque Consciente no sucede en el hombre dormido. Es un
    esfuerzo consciente
    que requiere un conocimiento especial y la observación de sí y se produce en relación con la entrada de las impresiones de vida y las reacciones mecánicas a ellas de una persona. De un modo general, consiste en ver el objeto y en ver las propias reacciones a él simultáneamente y sin estar identificado. Este proceso se muestra a veces en un diagrama del modo siguiente:

  2. El Primer Choque Consciente dado a la máquina humana aumenta las energías de dicha máquina en la forma de Hidrógeno 24 e Hidrógeno 12. De resultas de ello cada célula en el cuerpo recibe un alimento diferente, esto es, hidrógenos más elevados. Respecto de este segundo punto permítanme que les recuerde aquí que ni las funciones psíquicas ni las físicas del hombre se pueden comprender a menos que se aprehenda que las dos trabajan en diferentes estados de conciencia. Si el Primer Choque Consciente es aplicado, se llega al Tercer Estado de Conciencia, de lo cual resulta que la máquina humana trabaja de un modo diferente, debido a nuevas energías, tanto en lo que respecta a las funciones psíquicas como a las físicas. El Tercer Estado de Conciencia es el estado de Recuerdo de Sí, que el hombre debería poseer pero que perdió gradualmente a causa de las condiciones equivocadas de su vida. Cabe decir que hoy ocurren en la forma de muy raros destellos. Es la creación de este Tercer Estado de Conciencia lo que forma el Primer Choque Consciente, es decir, el primer objeto del trabajo es recuperar este estado perdido, a saber, que un hombre logre el
    recuerdo de sí
    hasta que con el tiempo no tenga simplemente raros destellos de creciente conciencia (sobre los cuales no tiene control) sino que obtenga la creación de crecientes grados de recuerdo de sí mediante esfuerzos deliberados. Estos esfuerzos, que pertenecen al Primer Choque Consciente, obligan gradualmente a la máquina a trabajar más correctamente. Muchas funciones equivocadas, tanto en la esfera psíquica como en la física, adquiridas por un equivocado trabajo de la máquina en los dos estados inferiores de conciencia —es decir, en la oscuridad— empiezan entonces a desaparecer por sí mismas.

Retornemos ahora a la cuestión de lo que impide a
Do 48
pasar a
Re 24
y luego a
Mi 12
. ¿Porqué no sucede esto siempre? Sucede en la niñez; y hasta cierto punto
Mi 12
es creado en el cuerpo en la primera juventud. Es preciso recordar su acción. Pero a medida que la Personalidad crece y se espesa en torno de la Esencia, ocurre cada vez con menor frecuencia. Es decir, las impresiones son interceptadas cada vez más por la Personalidad, la cual se representa en el diagrama por la doble línea marcada X. Las impresiones que llegan a través de los sentidos caen, por así decir, en la gruesa red que detiene todo (salvo una ínfima parte, que pasa adelante y produce una pequeñísima cantidad de
Mi 12
).

Esta red es la Personalidad, con sus fuertes topes, sus actitudes fijas, sus asociaciones mecánicas, sus
rollos
colocados automáticamente en movimiento, y sus ideas que creen conocer la realidad, ignorando todos los contradictorios "Yo", y todas las diferentes formas de emoción negativa, adquiridas por imitación, con los hábitos de identificación, consideración, justificación de sí, imaginación y mentira, centrados en la Falsa Personalidad. Estos condicionamientos impiden que las impresiones prosigan con sus transformaciones normales. En otras palabras, algo "opaco", se ha formado en el lugar donde entran las impresiones, y ha cerrado el paso a su curso ulterior.

Ahora bien, desde el punto de vista de las Tríadas, las impresiones que entran como Hidrógeno
48
no pueden pasar al Hidrógeno
24
a menos que esté presente el Hidrógeno
12
. El Hidrogeno
12
debe ser llevado al lugar de entrada de las impresiones. La Personalidad está construida principalmente con Hidrógeno
48
—el Hidrógeno Formatorio—. De esa manera las impresiones
48
caen en la Personalidad
48
, y ya que en consecuencia faltan elementos necesarios de la tríada, ninguna transformación es posible. En el caso del alimento —el alimento ordinario— es decir, el Hidrógeno
768
, al ser tomado, se encuentra con los jugos gástricos, y sus activos fermentos, que pertenecen al orden de los Hidrógenos
192
, y de ello resulta la transformación de
768
en
384
. Pero en el caso de las impresiones una vez que la Personalidad está formada, no se encuentran con ella "fermentos" activos correspondientes (en este caso Hidrógeno
12
). El trabajo mismo debe ser llevado a ese lugar para actuar como fermento, porque el trabajo hace que el hombre despierte y piense de una nueva manera.

¿Qué significa esto? ¿Cómo un hombre puede llevar el trabajo al lugar de entrada de las impresiones? En suma,
recordando emocionalmente el trabajo.
Cuando a través de una correcta observación de sí el hombre comprende su propia incapacidad, y constata su mecanicidad tanto más emocional llegará a ser el trabajo para él. El trabajo puede existir en nosotros como Hidrógeno
48
. Entonces está simplemente en la Personalidad, como algo formatorio, en la memoria. Puede existir también en nosotros en términos de Hidrógeno
24
. Entonces es emocional. Puede llegar a ser asimismo tan valioso, tan importante para nosotros, que empezará a tener la intensidad de significado y significación que pertenece al Hidrógeno
12
. En este caso, la Falsa Personalidad empezará a derrumbarse y el hombre se convertirá "en un niñito". Es uno de los significados del dicho: "De cierto que no os volvéis como niños". Si el amor de un hombre ya no llega a él, a las ideas habituales que tiene de sí, a su extraña vanidad y estima de sí —es decir, a la Falsa Personalidad— entonces la dirección de su voluntad cambia. Cuando la valoración de la verdad de la enseñanza esotérica llega a ser más fuerte que la valoración de sí, empieza a obrar sobre el hombre. Empieza a considerar todas las cosas de distinto modo. Su manera de reaccionar a la vida exterior cambia por completo. (¿Por qué no comprenden todos ustedes que la vida son impresiones?) Ya no reacciona más a las impresiones según su personalidad mecánica diciendo siempre las mismas cosas, sintiendo las mismas cosas, y así sucesivamente. Empieza a obrar según el trabajo, es decir, de una manera por completo nueva.

El trabajo surge en el lugar donde la vida penetra en él como impresiones y permanece junto a él. Empieza a ver la vida a través del trabajo y en lugar de perder el tiempo en centenares de inútiles consideraciones internas o reacciones negativas, o de identificación, acude al poder del trabajo para que lo ayude a cambiar esas reacciones mecánicas de las que tiene ahora conciencia por la observación y a transformar su modo habitual de tomar las cosas. Empieza a vivir más conscientemente en el punto donde la vida entra en la forma de impresiones.

Birdlip, 12 de septiembre, 1941
La idea de transformación en el trabajo parte IV

SECCIÓN I.

Tomemos la idea del
Trabajo sobre Sí.
Consideremos ahora lo que llamamos
uno mismo
—es decir, yo mismo, usted mismo— entendido como una cosa. Si pensamos que nosotros somos
nosotros mismos
el Trabajo sobre Sí se torna por completo imposible. ¿Cómo puede
uno
trabajar sobre
uno mismo, sí usted y usted mismo son en
cada caso una y la misma cosa? Pero
usted
y
usted mismo
no son la misma cosa. Si lo fueran, el trabajo sobre usted mismo sería imposible. Piénselo un momento, ¿cómo puede usted observarse a usted mismo? ¿No es acaso imposible? Una cosa no puede observarse a sí misma. ¿Cómo podría hacerlo? De modo que si se toma
usted
como
usted mismo
y cree que
usted
y
usted mismo
son la misma cosa, ¿entonces cómo se propone observarse a sí mismo?
Usted
tratará de observarse, ¿y cómo puede ser esto posible? Una cosa idéntica a sí misma no puede verse, porque es igual a sí, y una cosa que es igual a sí está en la imposibilidad de tener un punto de referencia
fuera de sí misma,
desde el cual observarse.

Digo todo esto con el fin de hacer hincapié en lo difícil que es empezar a trabajar sobre sí. Si un hombre considera que es él mismo no se puede observar. Todo es sí mismo. Dice "Yo" a todo. Y si un hombre procede así, luego todo en él es "Yo", ¿y cómo puede observarse a sí mismo? ¿Cómo puede "Yo" observar a "Yo", si es una y la misma cosa? En algún momento él es irritable y grosero, en el próximo momento es bondadoso y cortés. Pero dice "Yo" a todo. No puede
ver
y él y él mismo son una sola cosa para su mente —es decir, para su manera de pensar—. Este poderoso obstáculo se cruza en el sendero de todos, y para vencerlo la tarea del
Trabajo sobre Sí
es larga. Un hombre necesita mucho tiempo antes de empezar a ver lo que significa. Muchas veces he observado a personas en el trabajo que después de muchos años no habían aún captado una sola vislumbre del significado de la observación de sí —es decir, personas que toman todo cuanto tiene lugar en ellas como "Yo" y dicen "Yo" a cada estado de ánimo, a cada pensamiento, a cada impulso, a cada sentimiento, a cada sensación, a cada crítica, a cada sentimiento de ira, a cada estado negativo, a cada objeción, a cada antipatía, a cada odio, a cada desaliento, a cada depresión, a cada capricho, a cada agitación, a cada duda, a cada temor—. A cada sucesión de palabras interiores dicen "Yo", a cada monólogo negativo dicen "Yo", a cada sospecha dicen "Yo", a cada sentimiento herido dicen "Yo", a cada forma de imaginación dicen "Yo", a cada movimiento que hacen dicen "Yo". A todo lo que tiene lugar dentro de ellos dicen "Yo". En tal caso el trabajo es sólo una cosa a la que se presta atención externamente, algo que se oye decir, cuyas palabras se recuerdan o no. No tienen idea de lo que significa el trabajo sobre ellas mismas porque aún no vislumbran que exista una cosa que sea "ellas mismas". Miran con sus dos ojos y oyen con sus dos oídos, y ven y oyen lo que está fuera de ellas. ¿Dónde está, en este caso, la cosa llamada
ellas mismas?
¿No están todas las cosas
fuera
de ellas, salvo algo a la que llaman "Yo"? ¿No es acaso la vida una cantidad de cosas exteriores, y algo que se da por sentado, el "Yo", es decir ellas mismas? Y si este trabajo no se refiere a las cosas exteriores, a las cosas que pueden oír y ver y tocar, ¿a qué se refiere en realidad? Porque no hay nada salvo las cosas exteriores y algo que es el "Yo". También pueden sentir el trabajo emocionalmente. Intuir que se refiere a algo extraño y real. Pero no pueden ver exactamente a qué se refiere. Siguen hablando como hablaron siempre y dicen "Yo" a todo. Siguen sintiendo y pensando como siempre. A todas sus manifestaciones, a toda su mecanicidad, a toda su vida interior, le dicen "Yo". Y ya que todo es "Yo", ¿sobre qué es preciso trabajar? Esto es muy cierto. Porque si todo lo que se relaciona con una persona en las manifestaciones exteriores y en la vida interior es sólo "Yo", y si sólo hay "Yo", y si todo lo que se relaciona con la persona es "Yo", luego nada hay sobre lo cual trabajar. Pues, ¿quién trabajará sobre "Yo" si todo es "Yo"? ¿Qué puede observar el "Yo" si todo es "Yo"? La respuesta, claro está, es negativa. Una cosa no puede observarse a sí misma. Es preciso que haya en ella algo diferente para que una cosa se observe a sí misma. Pero si no hay nada en nosotros diferente de nosotros mismos, ¿cómo podemos observarnos y trabajar? Porque para trabajar sobre sí, es necesario empezar a observarse a sí mismo. Pero si "Yo" y "yo mismo" son idénticos, no tendré nada sobre lo cual trabajar, pues para esta manera de pensar son una y la misma cosa.

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