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Authors: Maurice Nicoll

Tags: #Autoayuda, #Esoterismo, #Psicología

Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky (12 page)

BOOK: Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky
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Esta situación es más o menos lo que sucede, empero, en el caso del tercer alimento, el alimento de las impresiones. Entran y permanecen sin digerir, es decir, aquí no se produce transformación alguna. Las impresiones penetran como
Do 48
y se detienen. Salvo una pequeñísima parte que se transforma, nada sucede. No hay una transformación adecuada de las impresiones. Para el propósito de la naturaleza no hay necesidad alguna de que el hombre transforme las impresiones. Pero un hombre puede transformar sus impresiones por sí mismo, si posee el suficiente conocimiento y comprende el porqué de su necesidad.

La mayoría de los hombres creen que la vida externa les dará lo que anhelan y buscan. La vida entra como impresiones, como
Do 48.
Lo primero que se debe comprender sobre el significado de este trabajo es que la vida, que llega como impresiones, debe ser transformada. No existe tal cosa como la "vida externa". Lo que está recibiendo en todo momento son
impresiones.
Ve a una persona que le desagrada y obtiene
impresiones
de esa naturaleza. Ve a una persona que le gusta y otra vez obtiene
impresiones.
La vida es una sucesión de impresiones, y no como se cree una sólida cosa material. Su realidad son sus impresiones. Sé que esta idea es muy difícil de aprehender. Constituye un muy difícil punto de intersección. Es posible que tenga la seguridad de que la vida exista como tal, y no como sus impresiones. La persona a la que ve sentada en una silla, con un traje azul, que le sonríe y le habla, la cree real. No, lo que es real para usted son las impresiones que tiene de ella. Si careciera del sentido de la vista, no podría verla, si careciera del sentido del oído, no podría oírla. La vida le llega como impresiones y es ahí donde existe la posibilidad de
trabajar sobre sí,
pero sólo si comprende que el trabajo que está realizando no lo hace sobre la vida externa sino sobre las impresiones que está recibiendo. A menos que lo aprehenda, nunca comprenderá el significado de lo que en el trabajo es llamado el Primer Choque Consciente. El choque se relaciona con esas
impresiones
que son todo cuanto conocemos del mundo exterior, que estamos recibiendo, que tomamos como si fueran las verdaderas cosas, las verdaderas personas. Nadie puede transformar la vida externa. Pero todos pueden transformar sus impresiones, a saber, el tercer y más elevado alimento tomado por la fábrica de tres pisos. Por esta razón este sistema de enseñanza dice que es necesario crear un instrumento de transformación en el punto de entrada de las impresiones. Este es el significado del trabajo observado a la luz de la transformación psicológica y éste es el punto desde el cual debe empezar el trabajo. Es llamado el
Primer Choque Consciente
porque es algo que no se efectúa mecánicamente. No sucede mecánicamente, es decir, necesita un esfuerzo consciente. Un hombre que comienza a comprender qué significa esto, al mismo tiempo empieza a dejar de ser un hombre mecánico que sirve a la naturaleza, un hombre dormido que es simplemente empleado por la naturaleza para sus propios fines, los cuales no sirven en modo alguno a los intereses del hombre. Si piensa ahora en el significado de todo cuanto se le enseña a hacer por la vía del esfuerzo, empezando con la observación de sí, verá sin duda que en el lado práctico del trabajo todo se relaciona con la transformación de las impresiones y lo que resulta de las impresiones. El trabajo sobre las emociones negativas, sobre los estados de ánimo enojosos, sobre la identificación, sobre la consideración, sobre la mentira interior, sobre la imaginación, sobre los "yo" sucesivos, sobre la justificación de sí, y sobre los estados de sueño, se relaciona en todo con
la transformación de las impresiones
y lo que resulta de ello. Así convendrá que en cierto modo el trabajo sobre sí es comparable a la digestión en el sentido de que es una transformación. Es preciso formar un instrumento de cambio en el lugar de entrada de las impresiones. Este es
el
Primer Choque Consciente y es dado en la descripción general del
recuerdo de sí.
Si, mediante la comprensión del trabajo, puede aceptar la vida como trabajo, entonces está en un estado de recuerdo de sí. Este estado de conciencia de sí lleva a la
transformación de las impresiones
y así a la de una vida distinta en lo que a usted respecta. Es decir, ya la vida no obra más sobre usted como lo hacía antes. Empieza a pensar, y a comprender de una manera nueva. Y éste es el comienzo de su propia transformación. Porque mientras sigamos pensando de la misma manera tomamos la vida de la misma manera y nada cambia en nosotros. Transformar las impresiones de vida es transformarse uno mismo, y sólo una manera de pensar enteramente nueva puede efectuarlo. Todo este trabajo descansa sobre una manera de pensar enteramente nueva. Permítame que le dé un ejemplo. Se le dice en el trabajo que
si es negativo la culpa será suya.
Toda la situación tal como la registran los sentidos debe ser transformada. Mas para comprenderlo, es preciso empezar a pensar de un modo enteramente nuevo.

Comprenderán entonces que la vida nos exige continuamente reaccionar a ella. Todas esas reacciones forman nuestra vida, nuestra vida personal, cambiar la vida de uno no es cambiar las circunstancias exteriores: es cambiar las propias reacciones. Pero si no vemos que la vida exterior nos llega como impresiones que nos obligan a reaccionar en una forma estereotipada, no veremos dónde empieza el punto que posibilita el cambio, dónde es posible trabajar. Si las reacciones que forman nuestra vida personal son casi todas negativas, entonces también lo es, nuestra vida. La vida consiste principalmente de una masa de reacciones negativas a las impresiones que le llegan todos los días. Luego nuestra tarea consiste en transformar las impresiones de modo que no provoquen reacciones negativas, si se desea trabajar sobre sí. Pero para lograrlo, es necesaria la observación de sí en el punto donde penetran las impresiones. Luego se puede dejar que las impresiones lleguen de un modo negativo mecánico, o no. Si no se lo hace, equivale a empezar a vivir más conscientemente. Si no se consigue transformar las impresiones en el momento de su entrada, siempre se puede trabajar en el resultado de esas impresiones e impedir que produzcan su pleno efecto mecánico. Todo ello requiere un sentimiento definido, una valoración definida del trabajo, porque significa que el trabajo debe ser llevado hasta el punto, por así decirlo, donde entran las impresiones y son distribuidas mecánicamente a su lugar acostumbrado en la personalidad para evocar las antiguas reacciones. Hablaremos más adelante sobre la transformación, pero cabe agregar que no es posible llegar a un nivel más elevado a menos que se produzca una
transformación,
y la idea misma de transformación se fundamenta en el hecho de que existen diferentes niveles, y se refiere al paso de un nivel de ser al otro. Nadie puede alcanzar un nivel más alto de desarrollo sin transformación.

Birdlip, 14 de agosto, 1941
La idea de transformación en el trabajo parte II

La personalidad que todos hemos adquirido recibe las impresiones de la vida. Pero no las transforma porque está muerta. Si las impresiones caen en la esencia serán transformadas porque caerán en los centros. La personalidad, que es el término que se aplica a todo cuanto adquirimos (y debemos adquirir personalidad), traduce las impresiones de todos los lados de la vida de un modo limitado y prácticamente estereotipado con arreglo a su calidad y asociaciones. A este respecto en el trabajo se compara a veces la personalidad con una secretaria que está en la habitación del frente, que se ocupa de todo según sus propias ideas. Tiene muchos diccionarios y enciclopedias y libros de referencia, etc., y está en comunicación con los tres centros —es decir, el mental, el emocional y los centros físicos— con arreglo a sus limitadas ideas. De resultas de ello se pone en comunicación casi siempre con centros equivocados. Esto significa que las impresiones que llegan son enviadas a lugares equivocados y producen resultados equivocados.

La vida de un hombre depende de esta secretaria, que busca mecánicamente la información en sus libros de referencia sin comprender en absoluto lo que significa en realidad y la transmite en consecuencia sin preocuparse por lo que pueda ocurrir, pero sintiendo únicamente que está cumpliendo con su deber.

Esta es nuestra situación interior. Lo que importa comprender en esta alegoría es que la personalidad que todos adquirimos y debemos adquirir empieza a hacerse cargo de nuestra vida. Y es inútil imaginar que esto sólo sucede a ciertas personas. Le sucede a todas. Quienquiera que sea se halla a través de la observación de sí, en posesión de un reducido número de modos característicos de reacción a las múltiples impresiones de la vida entrante. Estas reacciones mecánicas nos gobiernan.

Cada cual está gobernado por su propia serie de
reacciones a las impresiones
—es decir, a la vida— ya sea revolucionario o conservador, bueno o malo en el sentido ordinario. Y estas reacciones son su vida. La humanidad es mecánica en este sentido. Un hombre ha formado en él un sinnúmero de reacciones a las que toma como sí mismo y las experiencias de su vida son el resultado de estas reacciones. Si puede alcanzar un buen relajamiento físico y eliminar de la mente todas las ideas de sí (lo cual es el relajamiento mental) será capaz de ver lo que quiero decir. Verá, por así decirlo, que hay gran número de cosas que están por debajo de él —a saber,
externas
a sí mismo— a las que sigue contemplando como si fueran él. En tal estado pasivo las suele ver confusamente. A primera vista parecen estar por encima de usted. En cuanto pone sus músculos en tensión o empieza a hablar usted se convierte en ellas. Se convierten en usted o usted se convierte en ellas, y otra vez usted está fuera. Pero al comienzo no hay que practicar este ejercicio en forma excesiva.

En realidad se asemejan a pequeñas máquinas usurpadoras que insisten en hacerse cargo de usted y exigen que entre otra vez en ellas. Están puestas en movimiento por su secretaria, es decir, por el modo acostumbrado con que responde a las impresiones su secretaria. Y las reacciones que le siguen son consideradas como la vida. Tomamos nuestras reacciones características a las impresiones como la vida. Consideramos nuestras reacciones hacia una persona como si fuera ella. Toda la vida, es decir, la vida exterior, lo que vemos y oímos es para cada persona sus reacciones a las impresiones que le llegan de ella. Y como dije en la última charla, es un gran error pensar que lo que es llamado "vida" es una cosa fija y sólida, la misma para cualquier persona. No hay una sola persona que tenga las mismas impresiones de la vida. La vida son nuestras impresiones de ella y éstas pueden ser transformadas. Pero como se dijo, esta es una idea muy difícil de comprender, debido a que es tan poderoso el hipnotismo de los sentidos. No podemos dejar de pensar que sólo los sentidos nos muestran la realidad. Así nuestra vida interior —nuestra verdadera vida de pensamiento y sentimiento— sigue siendo confusa para nuestras concepciones mentales. No obstante, al mismo tiempo sabemos muy bien dónde vivimos realmente, es decir, en nuestros pensamientos y sentimientos. Para establecer un punto en el trabajo, para hacerlo
más real
que la vida, debemos observarnos a nosotros mismos y hacer de nuestra vida interior de pensamientos y sentimientos un hecho más poderoso que cualquier "hecho" dado por nuestros sentidos. Este es el comienzo de la transformación. No se puede transformar cosa alguna en nosotros si seguimos pegados a los sentidos. Como dije, en la última charla, el trabajo le enseña que si usted es negativo se debe a su propia culpa. El punto de vista sensorio es que esta o aquella persona en el mundo exterior, a quien ve y oye por medio de sus ojos y oídos, tiene la culpa. Esta persona, dirá usted, porque hace esto o dice aquello, es culpable. Pero en realidad, si usted está hecho de un modo negativo, lo que tiene que trabajar, lo que tiene que observar, es esa emoción negativa que se introduce en su vida interior, en el invisible "lugar" donde usted realmente existe. El verdadero ser está en su invisible mundo interior. ¿Desea discutir este punto? Pues bien, ¿son menos reales los pensamientos y sentimientos y emociones y esperanzas y desesperanzas que tiene, que las mesas y las sillas en su comedor? ¿Vive usted, por así decir, en el comedor? Puede estar muy identificado con sus particulares mesas y sillas, pero aun en este caso, ¿no es acaso lo que
siente
acerca de esas mesas y sillas lo que es real para usted? Supongamos que esté enfermo y sienta la muerte próxima, ¿se preocupa aún por ellos? Por supuesto no. ¿Y por qué? Porque ya no
siente
nada por ellos. Son sus sentimientos y sus maneras de identificarse lo que hace que considere esta o aquella cosa importante. No son las cosas que ve con sus ojos físicos. Supongamos que una persona observa que se identificó, digamos, con sus muebles: ¿cree usted que debe desprenderse de sus muebles para cambiar? Por supuesto no. Sería una tontería. Lo que puede cambiar es el haberse identificado tanto. Si trabaja sobre esto, si empieza a transformar dicha reacción en sí mismo, podrá seguir gozando de sus muebles pero no se suicidará si éstos son destruidos en un incendio. ¿Ve la diferencia? No se puede transformar la vida, pero se puede empezar a transformar la manera de encarar la vida. El primer choque consciente significa el
trabajo sobre sí
en general. El rasgo característico de este trabajo es el de dar este choque. Todo cuanto se enseña en este sistema, en el aspecto práctico, pertenece al primer choque consciente, la no identificación, la no consideración, etc. Esto puede conducir a un verdadero momento de recuerdo de sí. Entonces se logra la percepción de la naturaleza interior de lo que se debe hacer y la comprensión de la verdad del trabajo.

El sentido, el sentimiento y la valoración del trabajo deben acompañar todo esfuerzo, porque nadie puede trabajar por sí solo, de otro modo los resultados redundan en la falsa personalidad y así en el mérito. Un hombre debe trabajar por
amor
al trabajo. Esto lleva al Hidrógeno
12
al lugar de entrada de las impresiones. Las impresiones entrantes son Hidrógeno
48
. No pueden pasar al Hidrógeno
24
sin el Hidrógeno
12
como fuerza activa. Si este hidrógeno está presente en el lugar de recepción de las impresiones —es decir, en el lugar en que somos conscientes —el Hidrógeno
48
, que llega como fuerza pasiva, pasa al Hidrógeno
24
, completándose la tríada con el Carbono
12
. El Hidrógeno
12
no está presente naturalmente en este punto de la máquina humana. Tiene que ser traído hasta ese punto. Si una persona toma la vida como siempre, de la manera ordinaria, es decir, si siempre recibe impresiones del mismo modo mecánico y habla según ellas del mismo modo mecánico y obra según ellas del mismo modo mecánico, entonces nada puede cambiar en la persona. Tales personas no pueden evolucionar. No ven dónde está en ellas el punto de trabajo. Creen que el trabajo es algo que está fuera de ellas. Una persona debe llevar un hidrógeno muy poderoso al punto donde las impresiones están entrando. Este es el Hidrógeno
12
.

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