Read Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky Online

Authors: Maurice Nicoll

Tags: #Autoayuda, #Esoterismo, #Psicología

Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky (48 page)

BOOK: Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky
8.97Mb size Format: txt, pdf, ePub
ads

Pero es preciso advertirles que para comprender este tema hay que hacer frente a muchas dificultades. El conocimiento grande no es fácil de comprender. Pero les recordaré aquí lo que se dijo en la última conferencia, a saber, que si este Trabajo llega a ser real y viviente para un hombre y tan bien organizado que le permite recordarse a sí mismo en la vida cotidiana, y obrar desde el Trabajo y no desde sí mismo, entonces hay en él algo organizado y esto es su
Segundo Cuerpo.
Más, para que esto tenga lugar, un hombre nunca debe olvidar lo que está haciendo en el Trabajo. Debe, como dijo una vez G., llegar a tal estado que por más que se lo dé vuelta y se lo retuerza de un lado para otro, por más que se lo trate mal, nunca olvida el Trabajo, y nunca obra salvo por intermedio del Trabajo.

Todos ustedes saben que este Trabajo tiene como finalidad la creación de algo nuevo en ustedes, de ofrecerles nuevas maneras de encarar las cosas, nuevas maneras de pensar acerca de la vida. Este es el objeto íntegro del Trabajo. El objeto íntegro del Trabajo es crear algo nuevo en uno, un
nuevo hombre
en lugar del
viejo hombre.
Si se entiende lo que esto significa entonces se comprenderá mejor lo que significa la creación de un
Segundo Cuerpo.

En la próxima disertación habla el señor Ouspensky:

En una reunión del grupo, uno de los presentes preguntó a G.: "¿Es posible decir que el Hombre posee la inmortalidad?"

"La inmortalidad es una de las cualidades que atribuimos a la gente sin tener una suficiente comprensión de su significado", dijo G. "Otras cualidades
de
esta clase son la 'individualidad', en el sentido de la unidad interior, un 'Yo' permanente e inmutable, 'conciencia' y 'voluntad'. Todas estas cualidades pueden pertenecer al Hombre (hizo hincapié en la palabra 'pueden') pero esto por cierto no significa que le
pertenecen en realidad
o que pertenecen a cada uno y a todos los hombres.

Con el fin de comprender
qué
es el Hombre actualmente, es decir en el nivel de desarrollo —os preciso imaginar hasta cierto punto lo que puede ser— es decir, lo que puede lograr. Sólo comprendiendo la secuencia correcta de su desarrollo posible la gente dejará de atribuirse lo que, actualmente, no posee, y que, quizás, sólo puede adquirir después de grandes esfuerzos y mucho trabajo.

Según una antigua enseñanza, cuyas huellas pueden ser halladas en muchos sistemas antiguos y nuevos, un hombre que ha llegado al pleno desarrollo posible, un hombre en el pleno sentido de la palabra,
consta de cuatro cuerpos.
Estos cuatro cuerpos están compuestos de sustancias que son cada vez más finas, que se interpenetran mutuamente la una a la otra y que forman cuatro organismos independientes, en relaciones definidas unos con otros pero capaces de una acción independiente.

La razón por la cual es posible que existan cuatro cuerpos es que el organismo humano, es decir, el cuerpo físico, tiene una organización tan compleja que, bajo ciertas condiciones, puede crecer en él un nuevo organismo independiente, proporcionando un instrumento mucho más conveniente y obediente a la actividad de la conciencia que el cuerpo físico. La conciencia que se manifiesta en este nuevo cuerpo es capaz de gobernar y tener pleno poder y control sobre el cuerpo físico. En este segundo cuerpo, bajo ciertas condiciones, puede crecer un tercer cuerpo, que tiene nuevamente características propias. La conciencia que se manifiesta en este tercer cuerpo tiene pleno poder y control sobre los primeros dos cuerpos; y el tercer cuerpo posee la posibilidad de adquirir un conocimiento inaccesible ya sea al primero o al segundo cuerpo. En el tercer cuerpo, bajo ciertas condiciones, puede crecer un cuarto cuerpo, que difiere tanto del tercero como el tercero difiere del segundo y el segundo del primero. La conciencia que se manifiesta en el cuarto cuerpo tiene pleno control sobre los tres primeros cuerpos y sobre sí misma.

Estos cuatro cuerpos se definen de diverso modo en las diferente» enseñanzas. G. trazó un diagrama, que se reproduce en la Figura I, y dijo:

"El primero es el cuerpo físico, en la terminología cristiana el cuerpo 'carnal'; el segundo, en la terminología cristiana, es el cuerpo 'natural'; el tercero es el cuerpo 'espiritual'; y el cuarto, en la terminología del
Cristianismo esotérico,
el cuerpo 'divino'."

FIGURA I

1er. cuerpo
2do. cuerpo
3er. cuerpo
4rto. cuerpo
Cuerpo carnal 'Coche'
(cuerpo)
Cuerpo natural 'Caballo'
(sentimientos, deseos)
Cuerpo espiritual 'Cochero'
(mente)
Cuerpo divino 'Amo'
(conciencia y voluntad)

En la terminología de ciertas enseñanzas orientales el primer cuerpo es el
coche
(cuerpo), el segundo cuerpo es el
caballo
(sentimientos, deseos), el tercero el
cochero
(mente) y el cuarto, el
amo
("Yo", conciencia, voluntad).

Estas comparaciones y analogías se pueden encontrar en la mayoría de los sistemas y enseñanzas que reconocen en el Hombre algo más que el cuerpo físico. Pero casi todas esas doctrinas, si bien repiten en una forma más o menos familiar las definiciones y divisiones de la antigua enseñanza, han olvidado u omitido su rasgo más importante: que el Hombre no ha nacido con los cuerpos más finos, y que sólo pueden ser cultivados artificialmente siempre que se produzcan en él condiciones favorables, tanto internas como externas.

El "segundo cuerpo" no es un instrumento indispensable para el Hombre. Un hombre puede muy bien vivir sin segundo cuerpo. Su cuerpo físico posee todas las funciones necesarias para la vida.

Esto se aplica aún más, claro está, al "tercer cuerpo" y al "cuarto cuerpo". El hombre ordinario no posee esos cuerpos o sus funciones correspondientes. Las razones de que esto ocurra así son:

  1. El cuerpo físico trabaja con las mismas sustancias que componen los cuerpos superiores, sólo que estas sustancias no están cristalizadas en él, y por eso no le pertenecen y
  2. Todas sus funciones son análogas a las de los cuerpos superiores, aunque difieren naturalmente en forma considerable de ellas.

La principal diferencia entre un hombre que posee el cuerpo físico y las otras funciones sin desarrollar, y un hombre que posee las funciones de los cuatro cuerpos desarrolladas, es que, en el primer caso, el
cuerpo físico
gobierna todas las demás funciones, en otras palabras, todo está gobernado por el cuerpo que, a su vez, es gobernado por las influencias externas de la vida: tal hombre es gobernado por la vida. En el segundo caso, el comando o control emana de los cuerpos superiores y así el hombre deja de ser gobernado por la vida exterior.

Las funciones del cuerpo físico pueden ser representadas como paralelas a las funciones desarrolladas y cristalizadas de los cuatro cuerpos de la siguiente manera.

FIGURA II
EL HOMBRE NO DESARROLLADO O EL HOMBRE TRABAJADO POR LA VIDA:
"El hombre-máquina"

Cuerpo físico
Autómata trabajado
por impresiones
exteriores
Deseos producidos
por el autómata
Pensamientos
procedentes de los
deseos
Voluntades
diferentes y
contradictorias
creadas por los
deseos

HOMBRE DESARROLLADO U HOMBRE QUE OBEDECE LA VOLUNTAD:
"Hombre consciente"

Cuerpo que obedece
los deseos y
emociones que están
sometidas a la
inteligencia
Poderes y deseos
emocionales que
obedecen al pensamiento
y la inteligencia
Funciones del
pensamiento que
obedecen la
conciencia y la
voluntad
Amo
'Yo'
Ego
Conciencia
Voluntad
1er. cuerpo
2do. cuerpo
3er. cuerpo
4rto. cuerpo

G. trazó otro diagrama (Fig, II) que representa las funciones paralelas de un hombre de cuerpo físico y funciones no desarrolladas, y de un hombre de cuatro cuerpos en quien todas las funciones están desarrolladas.

"En el primer caso", dijo G., es decir, en relación a las funciones no desarrolladas de un hombre que sólo tiene cuerpo físico, el autómata u hombre-máquina depende de las influencias externas, y las tres funciones siguientes dependen del cuerpo físico y de las influencias externas que recibe. Los deseos y las aversiones cambiantes —"Yo quiero", "Yo no quiero", "Me gusta", "No me gusta"— es decir, las funciones que ocupan el lugar del segundo cuerpo, dependen de los choques accidentales y de las influencias. El pensamiento, que corresponde a las funciones del tercer cuerpo es un proceso por entero mecánico. La "voluntad" está ausente en el hombre mecánico ordinario, sólo tiene deseos; y una mayor o menor
permanencia
de deseos y apetencias es llamado una voluntad fuerte o débil.

En el segundo caso —esto es, en relación con las funciones desarrolladas de los cuatro cuerpos— el trabajo del cuerpo físico depende de las influencias de los otros cuerpos o cuerpos superiores. En lugar de la actividad discordante y a menudo contradictoria de los diferentes deseos, hay
un solo "Yo"
íntegro, indivisible y permanente; hay
individualidad,
que domina al cuerpo físico y a sus deseos y es capaz de vencer su renuencia tanto como su resistencia. En lugar del proceso mecánico del pensamiento hay
conciencia.
Y hay
voluntad,
es decir, poder, que no se compone meramente de los diversos deseos, a menudo contradictorios, que pertenecen a los diferentes "Yoes", sino de los deseos que surgen de la conciencia y que están gobernados por la individualidad o por un solo y permanente "Yo". Sólo una voluntad así merece llamarse "libre", porque es independiente de lo accidental y no puede ser alterada ni dirigida desde afuera.

Una enseñanza oriental describe las funciones de los cuatro cuerpos, su crecimiento gradual y las condiciones de este crecimiento, de la siguiente manera:

Imaginemos una vasija o crisol lleno de diversos polvos metálicos. Los polvos no tienen relación alguna entre si y cada cambio accidental de la posición del crisol o vasija, cada golpe accidental que recibe, cambia la posición relativa de esos polvos. Si el crisol es sacudido o se lo golpea con el dedo, entonces el polvo que estaba en la parte superior puede aparecer en el fondo o en el medio, mientras que el que estaba en el fondo puede aparecer en la parte superior. No hay nada permanente en la posición de los polvos y bajo tales condiciones no puede haber nada permanente. Este es el cuadro exacto de nuestra vida psíquica, que cambia a cada instante. En cada momento sucesivo las nuevas influencias pueden cambiar la posición del polvo que está en la parte superior y poner en su lugar algo que es absolutamente su opuesto. La ciencia llama a este estado de los polvos el estado de mezcla mecánica. La característica esencial de la interrelación de los polvos entre sí en esta clase de mezcla es la inestabilidad de esas interrelaciones y su variabilidad.

Es imposible estabilizar la interrelación de los polvos en un estado de mezcla mecánica. Pero los polvos pueden
fundirse;
la naturaleza de los polvos hace que esto sea posible. Para lograrlo es preciso encender una clase especial de fuego debajo del crisol, que al calentar y derretir los polvos, finalmente los funde. Fundidos de este modo los polvos ya no serán más una mezcla mecánica sino que estarán en estado de unión química. Y ahora ya no pueden separarse más por aquellos sencillos métodos que los separaban y los hacían cambiar de lugar cuando estaban en un estado de mezcla mecánica. El contenido del crisol ha llegado a ser indivisible, "individual", por la fusión. Este es un cuadro de la formación del segundo cuerpo. El fuego por cuyo medio se logra la fusión es producido por la fricción, la que a su vez, se produce en el hombre por la lucha entre el "si" y el "no" dentro de él. Si un hombre cede a sí mismo en todo momento, si cede a todos sus deseos y estados de ánimo, a sus cambiantes pensamientos, no se producirá una lucha interior en él, no habrá fricción, y de este modo tampoco habrá
fuego.
Pero si, por el anhelo de llegar a una meta definida, lucha consigo mismo, si lucha con los pensamientos y deseos que se oponen a esa meta, creará un fuego que transformará gradualmente su mundo interior en un todo.

BOOK: Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky
8.97Mb size Format: txt, pdf, ePub
ads

Other books

Some Came Running by James Jones
Anchor Point by Alice Robinson
The Other Eight by Joseph R. Lallo
The Last Refuge by Ben Coes
Dreamers of a New Day by Sheila Rowbotham
The Way Of The Sword by Chris Bradford
The Western Light by Susan Swan
One Way by Norah McClintock