—Parece como si fuera a escampar —dijo Andrew, pero Damon negó con la cabeza.
—Esta noche nevará más fuerte que nunca. Conozco el clima de estas montañas. Cualquiera que partiera por la mañana, se vería bloqueado por el clima después del mediodía.
Y ciertamente, poco después de mediodía, la nieve empezó a caer en enormes copos blancos, primero lentamente, después cada vez más densamente, como una cortina irresistible que borraba el paisaje y la cadena de montañas. Andrew la observó mientras iba a través de los túneles al establo y a los invernaderos, para supervisar a los mayordomos, indignado y sin poder creerlo. ¿Cómo era posible que ese cielo albergara tanta nieve?
Regresó ya entrada la tarde, en cuanto hubo acabado con las tareas mínimas que era posible llevar a cabo con este tiempo. Como siempre que estaba un rato alejado de Calista, se sentía deprimido. Le pareció que desde la mañana ella había empalidecido más y la vio más delgada, como si fuera diez años mayor que su hermana melliza. Pero los ojos de la joven se encendieron al recibirle, y cuando él le tomó la punta de los dedos, ella los cerró sobre la mano de él, hambrienta.
—¿Estás sola, Calista? ¿Donde está Ellemir?
—Fue a pasar un rato con Damon. Pobres, han pasado tan poco tiempo juntos últimamente, siempre está conmigo uno u otro. —Se movió con esa expresión de dolor que nunca parecía abandonarla—. Por piedad de Avarra, estoy muy cansada de estar en la cama.
Él se inclinó sobre ella y la alzó en sus brazos.
—Entonces te alzaré un ratito —le dijo, llevándola hasta una silla que se hallaba cerca de la ventana. Parecía una criatura en sus brazos, laxa y ligera. Apoyó la cabeza, cansada, sobre el hombro de él. Andrew sintió una dolorosa ternura, sin deseo... ¿Cómo era posible que un hombre perturbara con su deseo a esta niña enferma? La acunó suavemente.
—Cuéntame lo que está ocurriendo, Andrew. He estado tan aislada; el mundo podría haberse terminado y yo no me hubiera enterado.
Él señaló el blanco y liso mundo de nieve que se extendía más allá de la ventana.
—No ha ocurrido casi nada, como puedes ver. Hay poco que contar, a menos que quieras saber cuántas frutas están madurando en los invernaderos.
—Bien, es bueno saber que no han sido destruidas por las tormentas. A veces el viento se abre paso y mata las plantas, pero todavía es temprano para eso —dijo ella, y se apoyó, cansada, contra él, como si el esfuerzo de hablar la hubiera agotado.
Andrew se quedó allí sentado, con Calista en sus brazos, contento de que ella no quisiera alejarse de él, de que aparentemente ahora ansiara tanto el contacto con él como antes lo había temido. Tal vez la joven tenía razón: ahora que se habían iniciado sus ciclos normales, adultos, tal vez, con tiempo y paciencia fuera posible superar el condicionamiento de la Torre. Tenía los ojos cerrados y parecía dormida.
Estuvieron allí durante un rato, hasta que Damon, que entró súbitamente en el cuarto, se quedó inmóvil de asombro, consternado. Abrió la boca para hablar, y Andrew captó directamente de su mente el susto y la urgencia:
¡Andrew! Déjala en la cama... ¡rápido! ¡Aléjate de ella!
Andrew alzó la cabeza, irritado, pero al percibir la genuina preocupación del pensamiento de Damon actuó con rapidez, alzando a Calista y llevándola hasta la cama. Ella quedó allí tendida, inconsciente e inmóvil.
—¿Durante cuánto tiempo —dijo Damon con voz inexpresiva— ha estado así?
—Sólo unos pocos minutos. Estábamos conversando —dijo Andrew, a la defensiva.
Damon suspiró.
—¡Creí que podía confiar en ti, creí que comprendías! —le dijo.
—Ella no me tiene miedo, Damon... ¡
quería
que yo la tuviera en mis brazos!
Los ojos de Calista se abrieron. Bajo la pálida luz que inundaba la habitación, reflejada por la nieve, sus ojos parecían incoloros.
—No le riñas, Damon, estaba cansada de estar en la cama. De veras, estoy mejor. Pensé que esta noche me haría traer el arpa para tocar un poco. Estoy tan cansada de esta inactividad....
Damon la miró con escepticismo.
—La haré traer, si lo deseas —dijo.
—Yo iré —dijo Andrew.
¡Si era cierto que tenía ganas de tocar el arpa sin duda estaría mejor! Bajó al Gran Salón, donde halló a un mayordomo y le pidió el arpa de Lady Calista. El hombre trajo el pequeño instrumento, no mucho más grande que una guitarra terrana, dentro de su estuche de madera tallada:
—¿La llevo arriba,
Dom
Ann'dra?
—No, yo la llevaré.
Detrás del mayordomo oyó decir a una de las criadas:
—Nuestras felicitaciones a la dama, y dile que esperamos que pronto esté suficientemente recuperada para poder recibirlas personalmente.
Andrew soltó un insulto, incapaz de contenerse. Rápidamente se disculpó, ya que la mujer no había tenido mala intención. ¿Y qué otra cosa podían haber pensado? Calista había estado diez días en cama, y no se le había pedido a nadie que la cuidara, sólo su hermana melliza había estado con ella. ¿Acaso alguien podía echarles la culpa de que pensaran que Calista estaba embarazada, y que su hermana y su cuñado se ocuparan de que la criatura no corriera la misma suerte que la de Ellemir? Finalmente Andrew respondió, y supo que su voz no era firme:
—Agradezco... tus buenos deseos, pero mi esposa no tiene esa fortuna... —y no pudo continuar. Aceptó el murmullo de simpatía de la mujer, y huyó rápidamente escaleras arriba.
En el cuarto exterior de la suite se detuvo, al escuchar que Damon, enfurecido, alzaba la voz:
—No tiene sentido, Calista, y lo sabes. No puedes comer, no duermes sin drogas. Yo esperaba que todo se arreglara solo, una vez que tus ciclos se ordenaran. ¡Pero mira cómo estás!
Calista murmuró algo que Andrew no pudo entender, pero de todas maneras pudo percibir el tono de protesta.
—Sé honesta, Calista. Tú fuiste
leronis
en Arilinn. Si te trajeran a alguien en este estado, ¿que harías? —Una breve pausa—. Entonces sabes qué es lo que debo hacer, y debo hacerlo rápidamente.
—¡Damon, no! —Fue un grito de desesperación.
—
Breda
, te prometo que trataré...
—¡Oh, Damon, dame un poco más de tiempo! —La escuchó sollozar Andrew—. Trataré de comer, te lo prometo. Me siento mejor, hoy estuve sentada más de una hora, pregúntaselo a Ellemir. Damon... ¿no puedes darme un poquito más de tiempo?
Hubo un largo silencio y después Damon soltó un juramento y salió de la habitación. Iba a pasar junto a Andrew sin dirigirle la palabra, pero el terrano lo tomo del brazo.
—¿Qué ocurre? ¿Qué le dijiste para que se trastornara tanto?
Damon le miró atravesándole, como si el otro no estuviera allí, y Andrew concibió la perturbadora idea de que en realidad era Damon el que estaba en otra parte.
—No quiere que haga lo que debo hacer —dijo, y al ver el estuche del arpa agregó, con desprecio—: ¿De verdad crees que está suficientemente bien para tocar eso?
—No lo sé —dijo Andrew, furioso—. Sólo sé que me la pidió. —Súbitamente, al recordar las palabras de la criada, sintió que ya no podía soportarlo más.
—Damon, ¿qué es lo que le ocurre? Has eludido la respuesta cada vez que te lo he preguntado.
Damon suspiró y se sentó apoyando la cabeza entre las manos.
—No creo que pueda explicarlo. No tienes entrenamiento con matrices, no tienes el vocabulario, ni siquiera tienes los
conceptos
.
—Simplemente, ponlo todo en palabras de una sílaba —dijo Andrew, sombrío.
—No hay ninguna. —Damon suspiró y quedó en silencio, meditando. Finalmente dijo—: Te mostré los canales, en Calista y también en Ellemir.
Andrew asintió, recordando las relucientes líneas de luz y sus centros pulsantes, tan claros en Ellemir, tan inflamados y opacos en Calista.
—Básicamente, lo que la aqueja es una sobrecarga de los canales nerviosos —dijo, y advirtió la incomprensión de Andrew—. Te dije que los mismos canales conducían la energía sexual y las fuerzas psi, aunque no al mismo tiempo, por supuesto. Cuando fue entrenada como Celadora, Calista aprendió técnicas que le impedían ser consciente o capaz de la más leve respuesta sexual. ¿Está claro hasta aquí?
—Eso creo. —Se imaginó todo el sistema sexual de la joven inutilizado para que ella pudiera utilizar su cuerpo como transformador de energía. ¡Dios qué cosa para hacérsela a una mujer!
—De acuerdo, pues. En un adulto normal los canales funcionan selectivamente. Desconectando las fuerzas psi cuando los canales deben conducir energía sexual, y eliminando los impulsos sexuales cuando se utilizan las fuerzas psi. Después de trabajar con la matriz, estuviste impotente unos días, ¿recuerdas? Normalmente, cuando una Celadora abandona su trabajo sus canales recobran el nivel y la selectividad normales. Entonces ya no puede, y una Celadora
debe poder
, estar completamente libre del más pequeño rastro de energía sexual en sus canales. Evidentemente, Calista debe haber pensado que eso era lo que le había ocurrido a sus canales, porque sentía que reaccionaba a ti. Por un momento, eso es lo que ocurrió, como bien sabes —dijo, mirando a Andrew con vacilación, y Andrew, remiso a recordar siquiera por un momento el cuádruple contacto, a reconocer que Damon había formado parte de él, no pudo alzar la mirada. Simplemente asintió sin levantar la vista.
—Bien, entonces si una Celadora común... una Celadora con funcionamiento pleno, el condicionamiento intacto y sus canales limpios..., si una Celadora común es atacada, puede protegerse. Por ejemplo, si tú no hubieras sido el esposo de Calista alguien a quien ella ha concedido derechos, si hubieras sido un desconocido que pretendiera violarla. Ella hubiera lanzado su descarga directamente
a través
de ti. Y tú estarías muerto y Calista estaría... bien, supongo que hubiera tenido un shock, pero después de una buena comida y de un poco de sueño, hubiera estado bien. Pero no es eso lo que ha ocurrido.
—¡Dios! —dijo Andrew, como atontado.
No es de ti de quien desconfío, esposo mío...
—Debe haber creído que estaba lista, pues si no nunca lo hubiera intentado. Y cuando advirtió que no estaba lista... en ese segundo, antes de lanzar sobre ti el reflejo que no pudo controlar, absorbió el exceso con su
propio
cuerpo. Y eso te salvó la vida. Si todo ese flujo de energía hubiera caído sobre ti... ¿puedes imaginarte lo que habría ocurrido?
Andrew podía imaginárselo pero pensó que sería mejor no intentarlo.
—Ese shock debe haberle provocado la menstruación. La vigilé cuidadosamente hasta asegurarme de que no sufriera una crisis, pero después pensé que la menstruación y el drenaje normal de energías que experimentaban las mujeres durante su período podrían disipar la sobrecarga y limpiarle los canales. Pero no ha sido así. —Frunció el ceño—. Quisiera saber precisamente qué le hizo Leonie. Mientras tanto, te pedí que no la tocaras. Y no debes hacerlo.
—¿Temes que vuelva a atacarme?
Damon negó con la cabeza.
—No creo que tenga la fuerza necesaria. En cierto sentido, es peor. Reacciona físicamente a tu presencia, pero sus canales no están limpios, de modo que no hay manera de que sus canales conduzcan normalmente las energías sexuales. Hay dos conjuntos de reflejos operando simultáneamente, y cada uno de ellos interfiere en el otro inhibiendo el normal funcionamiento de ambos.
—Estoy más confundido que nunca —dijo Andrew, dejando caer la cabeza entre sus manos, y Damon intentó simplificarlo más.
—Una mujer con entrenamiento de Celadora a veces debe coordinar a ocho o diez telépatas. Al trabajar en los anillos de energones, tiene que canalizar toda esa fuerza
a través
de su propio cuerpo. Manejan tensiones psi tan enormes como —captó limpiamente la analogía de la mente de Andrew— un transformador de energía. Así que no pueden, no se atreven a confiar en la selectividad normal de un adulto común. Tienen que conservar sus canales completamente limpios para la circulación de las fuerzas psi. ¿Te acuerdas de lo que dijo mi hermana Marisela?
Ambos lo escucharon como un eco en la mente de Damon:
En otras épocas las Celadora de Arilinn no podían abandonar su puesto por más que lo desearan,.. Las Celadoras de Arilinn no son mujeres sino emmascas...
—Por supuesto, ya no se neutraliza a las mujeres. Confían en sus votos de virginidad y en un intensivo condicionamiento antisexual para mantener los canales completamente limpios. Pero después de todo, una Celadora es una mujer, y si se enamora probablemente empiece a experimentar reacciones sexuales porque sus canales han recuperado la selectividad normal entre las fuerzas psi y los impulsos sexuales. Tienen que dejar de funcionar como Celadoras, porque sus canales ya no están completamente limpios. Pueden manejar una fuerza psi común, pero no las enormes tensiones de una Celadora, los anillos de energones ni las pantallas... Bien, no sabes mucho de eso, así que no importa. En la práctica, una Celadora cuyo condicionamiento ha fracasado suele abandonar por completo el trabajo con su
laran
. Creo que es una tontería, pero ésa es la costumbre. Pero eso era lo que Calista esperaba: que una vez que empezara a reaccionar contigo, también comenzaría a utilizar selectivamente sus canales, como cualquier telépata maduro normal.
— ¿Y por qué no fue así? —preguntó Andrew.
—No lo sé —dijo Damon, desesperado—. Nunca vi algo semejante. No me gustaría creer que Leonie le ha alterado los canales para que nunca puedan funcionar selectivamente, pero no se me ocurre ninguna otra cosa. Como evidentemente Leonie le alteró los canales de alguna manera, para mantenerla físicamente inmadura, sólo puedo pensar que ésa fue la causa. Pero ¿comprendes ahora por qué no debes tocarla, Andrew? No porque volvería a atacarte, y probablemente matarte esta vez, sino porque ella moriría antes de hacerlo. Para ella sería tan fácil que en realidad me aterra pensarlo. Pero eso sucede porque sus reflejos todavía están
allí
, y ella se resiste a ellos, y eso la está matando.
Andrew se cubrió el rostro con las manos.
—Y yo que le rogué... —dijo con voz casi inaudible.
—No podías saberlo —le dijo Damon con suavidad—. Tampoco ella lo sabía. Creyó que se estaba desacondicionando normalmente, pues si no nunca hubiera corrido el riesgo. Estaba dispuesta a abandonar completamente las funciones psi de sus canales, por ti. ¿Sabes lo que eso significaba para ella?