Read La rama hacia el este. El álamo y el viento. Online
Authors: Juan L. Ortiz
hacia los pequeños puentes
en el hálito de prados
casi secretos y en la
brisa de una gloria íntima
y ajena, medio soñada…
Y la delicia lejana
de los pliegues hondos bajo
la paz aún encendida
de la ribera, y el río,
y las islas —nubes diáfanas
y largas sobre los espejos…
Y la calle con figuras
del domingo pobre, extrañas,
en el olvido final
del aire transfigurado…
Sí, mis amigos, allí en esos rostros, está el rostro.
El rostro que en la noche, en medio de la tempestad,
[entre relámpagos,
en medio del martirio, con la sonrisa última muchas
[veces,
algunos entrevieron y saludaron como un alba.
La poesía también fue, la poesía también es, un
[llamado en la noche,
tímido o firme, pero un llamado hacia ese rostro.
Acaso la belleza esté allí. Estamos seguros de que la
[belleza está allí.
En ese resplandor que casi vuelve imprecisos los
[rasgos.
Sin velos. Como la luz de las aguas y de las flores en
[un puro mediodía.
O como la del corazón que ha encontrado su centro.
Y las manos, ah, las manos que sufrieron las cadenas
[y sangraron, las manos,
son aquéllas, sí, aquéllas que allá tejen la guirnalda
[del sueño
a lo largo de la tierra en la casa común.
Veis los dedos ahora finos afiebrados en torno de los
[tallos y de los pétalos,
y de los pulsos precisos, y sobre las "páginas que
[defienden su blancura",
y sobre los silencios, tantos silencios, que luego han
[de cantar?
Veis el gesto abierto hacia la colina que despierta
[como una novia o como una hija?
Veis el gesto desvelado sobre el paisaje de las
[infinitas respuestas
en la escala toda, relativa, del vértigo?
Pero veis sobre todo, pero sentís sobre todo,
que por las manos ahora fluye, recién fluye, la
[corriente,
la clara, la profunda corriente en que la criatura
[puede mirarse de veras y ver el infinito?
Sí, mis amigos, allí en esos rostros, está el rostro.
La belleza está allí, nuestra belleza.
Porque tienes la dulzura y porque tienes la fuerza.
Porque tienes la claridad graciosa y la penumbra
[alada.
Porque tienes el espíritu y el sentido armonioso de
las [cosas,
del sabor de las cosas, del color de las cosas, del
[tacto de las cosas,
de la vista de las cosas, del perfume, ay, del perfume
[de las cosas…
Porque eres el paisaje y el número, oh Francia,
y el suspiro y el compás, y la embriaguez dorada y la
[geometría rigurosa,
sin ignorar por eso la angustia del pensamiento, oh
[Pascal,
ni la aspiración de lo absoluto, oh Mallarmé…
Oh Francia, dulce señora del instrumento y del útil,
y de la canción libre y de la rosa…
Niña dueña del viento sobre el mundo,
niña dueña de todas las formas que se posan en
[todos los rumbos de la rosa…
Niña que da forma y perfil al aire mismo y al mismo
[resplandor, y hasta a la misma noche,
para soltarlos luego como pájaros hacia todas las
[ramas de la tierra…
Niña dueña de la tormenta y pastora de mariposas
[sobre todos los tréboles del mundo…
Niña de las rápidas barricadas, niña del alba
[motinera,
niña de los terribles silencios de las vísperas en las
[veladas de armas…
Francia del 89, y del 48 , y de la Comuna, y del 36 , y
[del Maquís, Francia de ahora.
Francia del pueblo, la de blusa azul, tan noble sobre
[el pavimento: salud!
Salud, por la nueva Marsellesa ofrecida desde las
[ráfagas fatales!
Salud, por el nuevo ordenamiento que amanece en
[tus ciudades como joyas y en tus campiñas
[melodiosas
entre el recelo y la hostilidad del dólar y la libra!
Salud, porque eres fiel al dulce y firme fantasma de
[Gabriel Peri!
Salud, Francia mía, y Francia nuestra, la de todos
[los poetas y la de todos los trabajadores del
[mundo!
Salud, porque desde tus colinas y tus trigos
se levanta ahora la alondra, tu alondra, para llamar
[a un nuevo Octubre!
Paraná, Mayo de 1945 (Día de la liberación de París)
JUAN LAURENTINO ORTIZ (Gualeguay, 1896 — Paraná, 1978), más conocido como Juan L. Ortiz o, simplemente, como "Juanele", es una figura fundamental de la poesía escrita en español, en el siglo XX.