Y entonces recordó a Rosenthal, gritando bajo la lluvia en la planta superior de la torre King, en Londres: «Todo versaba sobre los reflejos. Reflejos superrápidos. Los reflejos de los hombres de esa lista son los mejores del mundo. Pasaron las pruebas Cobra, y solo alguien que pasa las pruebas Cobra puede desactivar el sistema de seguridad por misiles CincLock-VII, y el CincLock-VII es la parte central del plan del M-12».
CincLock-VII
…, pensó Libro.
Hojeó algunas de las carpetas que había sobre el escritorio, buscando esas palabras.
No tardó mucho en encontrarlas.
Había un archivo con el nombre «AXON CORP —SISTEMA DE SEGURIDAD CINCLOCK - PATENTADO».
Estaba lleno de documentos pertenecientes a Axon Corp y al departamento de Defensa. La hoja de la cubierta del primer documento decía:
PROYECTO: CAMALEÓN-042
(VARIANTE INCORPORANDO
SISTEMA DE SEGURIDAD CINCLOCK-VII).
DEPARTAMENTO DE DEFENSA EE. UU.
NIVEL DE SEGURIDAD: 009
TOP SECRET
Proveedor: Axon Corporation LLC
Informe progresos: mayo 2002
Libro buscó la sección «Seguridad» y leyó el párrafo inicial:
SISTEMA DE DESACTIVACIÓN —CINCLOCK-VII
Para lograr el alto nivel de seguridad requerido para un arma así, los misiles del proyecto Camaleón han sido equipados con un sistema de desactivación patentado llamado CincLock-VII. CincLock-VII, el mecanismo más seguro del momento, emplea tres protocolos de defensa únicos. A menos que esos tres protocolos sean aplicados en la secuencia correcta, la activación (o desactivación) del sistema es imposible. La clave de este sistema se halla en el segundo protocolo. Se basa en los principios fundamentados de reconocimiento de patrones (Haynes & Simpson, MIT 1994, 1997, 2001), según los cuales solo una persona que esté familiarizada con un determinado patrón secuencial podrá introducirlo cuando así se le solicite. Una persona ajena al sistema, a menos que posea unos reflejos de sus neuronas motoras anormalmente rápidos, no podrá activar o desactivar el sistema (op. cit. Oliphant & Nicholson, USAMRMC, 1996, Estudio RRNM de la OTAN).De acuerdo con estos principios, las pruebas han obtenido un porcentaje de seguridad del 99,94% del sistema CincLock-VII frente a usos no autorizados. Ningún otro sistema de seguridad en el sector militar ha logrado un porcentaje tan elevado.
PROTOCOLOS
Los tres protocolos de la unidad CincLock-VII son los siguientes:
1. Proximidad. Para garantizar que no se produzcan activaciones o desactivaciones no autorizadas, la unidad CincLock no va incorporada al sistema de lanzamiento. Se trata de una unidad de desactivación portátil. El primer protocolo, así pues, es la proximidad al sistema de lanzamiento. CincLock solo funcionará dentro de un radio de dieciocho (18) metros de la unidad central de procesamiento del misil Camaleón.
2. Unidad respuesta detección de luz. Una vez dentro del perímetro de proximidad, el usuario debe establecer una conexión inalámbrica por módem con el sistema de desactivación. Esto se consigue con la interfaz de detección de luz patentada por Axon. Es aquí donde entran en juego los principios del reconocimiento de patrones. (Ver resultados del programa de investigación RRNM de la OTAN, USAMRMC, 1996.)
3. Código de seguridad. Entrada del código de desactivación o invalidación pertinente.
En esa última línea Rosenthal había añadido: «La inserción de un código de desactivación universal fue supervisada por el sujeto Weitzman. Los últimos datos de Inteligencia sugieren el uso de un número primo de Mersenne aún por determinar».
Había otra página añadida con un clip a esa sección. Era una transcripción de una conversación telefónica interceptada por el Mossad:
VOZ 1 (DALTON, P. J. JEFE INGENIERO AXON):
Señor, el informe de la inspección del departamento de Defensa ya ha llegado. Es bueno. Están muy contentos con nuestros progresos. Particularmente con el CincLock. No paran de hablar de ello. Parecen críos con un juguete nuevo.
VOZ 2 (KILLIAN, J. J. PRESIDENTE Y DIRECTOR GENERAL AXON):
Excelente, Peter. Excelente. ¿Algo más?
VOZ 1 (DALTON):
La siguiente inspección. El Departamento ha preguntado si teníamos una fecha en mente.
VOZ 2 (KILLIAN):
¿Por qué no el 26 de octubre? Creo que esa fecha gustará, y mucho, a algunos de nuestros socios en el proyecto.
Libro II se recostó sobre su asiento.
Así que la fecha tenía su razón de ser: 26 de octubre.
Killian había fijado esa fecha para la inspección por parte del departamento de Defensa de sus plantas de instalación.
Pero entonces Libro vio el siguiente documento y de repente el motivo de todo aquello le quedó muy claro.
Irónicamente, se trataba del documento más inocuo de todos los que había visto hasta el momento. Un correo electrónico interno de Axon Corp:
De: Peter Dalton
A: Personal de ingeniería,
Proyecto C-042Fecha: 26 abril 2003, 07.58 p.m.
Asunto: PRÓXIMA INSPECCIÓN DEPT. DEFENSA
Damas y caballeros, es para mí un placer anunciarles que la inspección semestral efectuada la semana pasada por el comité de supervisión del departamento de Defensa fue todo un éxito. Quiero darles las gracias por su trabajo, especialmente durante los últimos meses. Quedaron impresionados con nuestros progresos e impactados por los nuevos avances tecnológicos. La próxima inspección semestral ha sido fijada para el 26 de octubre en la planta de Norfolk, a las 12 horas del mediodía, solo para jefes de departamentos. Como es habitual, se procederá a estrictas medidas de seguridad durante la semana previa a la inspección. Les saluda atentamente,
PD
Ahí estaba.
A las doce del mediodía del presente día, el departamento de Defensa enviaría un equipo de inspección a la planta de construcción de misiles de Axon en Norfolk, Virginia.
Y, presumiblemente, iban a descubrir que algo faltaba en la planta, que los misiles habían sido manipulados, o incluso que habían desaparecido, por lo que…
… El Gobierno de Estados Unidos buscaría a los únicos hombres del mundo capaces de desactivar el sistema CincLock.
Hombres con una rapidez de reflejos fuera de lo normal.
Los hombres de la lista.
Pero entonces Libro pensó que, por algún motivo, Jonathan Killian y el M-12 querían que el Gobierno estadounidense llevara a cabo esa inspección el 26 de octubre. Aunque aún no sabía por qué, de alguna manera esa inspección formaba parte integral de su plan.
Aquello lo ayudó a entender algo más con mayor claridad. En un primer momento, Libro había creído que esa cacería solo servía para alertar a los hombres que podían frustrar los planes del M-12.
Pero eso lo explicaba todo.
A las doce del mediodía, el Gobierno estadounidense iba a descubrir algo en la fábrica de Axon en Norfolk, algo relativo al estado de los misiles Camaleón y de los buques lanzamisiles Kormoran. Algo que era crucial para el plan del M-12: comenzar una nueva guerra fría.
—Tenemos que llegar a esa fábrica —dijo Libro en voz alta.
Se volvió hacia Scott Moseley.
—Señor Moseley, llame al departamento de Defensa. Dígales que envíen a su equipo de inspección de los proyectos Kormoran y Camaleón antes de la hora prevista. Y ponga sobre aviso a nuestra gente en Guam. Envíe a alguien allí para que compruebe la fábrica de Axon también.
—A la orden —dijo Moseley.
Entonces Libro centró su atención en los números decimales de la lista de los lanzamientos: las coordenadas GPS de las localizaciones de los lanzamientos y los objetivos.
—Será mejor que averigüemos desde dónde van a ser lanzados esos misiles y hacia dónde apuntan.
Mientras encendía un programa de trazado de coordenadas en su ordenador, activó la radio por satélite:
—¡Espantapájaros! ¡Aquí Libro! ¡Responda! ¡Tengo noticias que darle!
Cerca de la fortaleza de Valois
Bretaña (Francia).
26 de octubre, 15.00 horas (hora local).
09.00 horas (Tiempo del Este, Nueva York, EE. UU).
El helicóptero de Axon que se había detenido ante Aloysius Knight y Libby Gant podía divisarse alejándose de la costa, haciéndose cada vez más y más pequeño, rumbo a la fortaleza de Valois, con Knight y Gant en su interior.
Una figura en las aguas oceánicas junto a los acantilados observó cómo se alejaba. Era
Schofield.
Lógicamente, cuando su Mack en llamas se había salido de la carretera y chocado contra el Mirage en vuelo, Schofield ya no estaba en su interior.
Tan pronto como los neumáticos del camión habían dejado la carretera, había abierto la puerta del conductor y se había tirado, bajo el camión.
El camión chocó contra el caza.
Explosión gigantesca. Ruido descomunal. Fragmentos de metal volando por todas partes.
Pero Schofield se encontraba muy por debajo de la explosión cuando esta se había producido, muy por debajo de la bola de fuego, pero también fuera del campo de visión de Gant o Knight, y cayó cual bólido, rasgando el aire.
Su primer pensamiento había sido:
el Maghook
.
No en esta ocasión. No tiene gas
.
Maldición
.
Siguió cayendo, no verticalmente, sino en un ángulo pronunciado gracias a la inercia del camión, mientras el acantilado se sucedía ante él a vertiginosa velocidad. Vio las olas del océano bajo él, acercándose. Si se golpeaba contra el agua desde esa altura, su cuerpo estallaría contra la superficie cual tomate aplastado.
¡Haz algo
!, gritó su mente.
¡Como qué
!
Y entonces se acordó…
… Y rápidamente tiró del cordón de la reata de su pecho. El cordón de apertura que iba unido al paracaídas que seguía llevando en su espalda. Lo llevaba desde la batalla a bordo del Hércules. Era tan ligero y pequeño que casi se había olvidado de que estaba allí.
El paracaídas se abrió a apenas dos metros y medio por encima del agua.
No ralentizó por completo su caída, pero sí lo suficiente.
Schofield dio bandazos en el aire a seis metros de las olas mientras la velocidad de descenso se reducía de manera significativa antes de tocar el agua con los pies y soltar el paracaídas. Se hundió en el océano, dejando una hilera de burbujas tras de sí.
Justo a tiempo.
Pues, un instante después, el amasijo de metal en llamas conformado por el camión y el caza cayó al agua, cerca de él.
Schofield emergió a poca distancia de los acantilados, entre los restos aún llameantes del caza.
Con cuidado de no ser visto, nadó por entre los pedazos flotantes y, un minuto después, vio que el helicóptero de Axon bordeaba un acantilado y ponía rumbo al castillo.
¿Habrían logrado escapar Gant y Knight? ¿O estaban en el helicóptero
?
—¡Zorro! ¡Zorro! ¡Aquí Espantapájaros! —susurró por el micro de cuello—. Sigo con vida. ¿Estás bien?
Un leve carraspeo le respondió. Era una vieja técnica. Gant estaba bien pero no podía hablar. La habían capturado.
—Uno para sí y dos para no. ¿Estás en el helicóptero de Axon que acabo de ver?
Un carraspeo.
—¿Estás grave?
Un carraspeo.
—¿Muy grave?
Un carraspeo.