La comunidad del anillo (11 page)

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Authors: J. R. R. Tolkien

Tags: #Fantasía épica

BOOK: La comunidad del anillo
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"Claro está, todo esto irritaría todavía más en última instancia la parte malvada de Gollum; a menos que alguien pueda dominarla, a menos que alguien lo cure. —Gandalf suspiró: — ¡Ay! Le doy pocas esperanzas. Aunque no ninguna esperanza. No, aunque haya tenido el Anillo tanto tiempo que él mismo ya no recuerda desde cuándo. Pues no lo usaba desde hacía mucho; no lo necesitaba en la impenetrable oscuridad. Por cierto, no se ha "desvanecido". Es delgado y fuerte todavía, pero aquella cosa estaba carcomiéndose la mente y el tormento se había vuelto casi insoportable.

"Todos los "grandes secretos" escondidos en las montañas sólo habían sido noche vacía; no había nada más que descubrir, nada que valiera la pena, salvo sórdidas comidas furtivas y recuerdos de agravios. Se sentía completamente desdichado, odiaba la oscuridad y más aún la luz; odiaba todo, pero lo que más odiaba era el Anillo.

—¿Qué quieres decir? —dijo Frodo—. ¿No era su tesoro y lo único que le importaba de veras? Y si lo odiaba ¿por qué no se deshacía de él, O se iba, dejándolo allí?

—Tendrás que empezar a entender, Frodo, después de todo lo que has oído —respondió Gandalf —. Lo odiaba y lo amaba, como se odiaba y se amaba a sí mismo. No podía deshacerse de él, pues no era ya cuestión de voluntad.

"Un Anillo de Poder se cuida solo, Frodo. Puede deslizarse traidoramente fuera del dedo, pero el dueño no lo dejará nunca. Tendrá alguna vez la idea de pasárselo a otro, pero esto sólo al principio, cuando el poder comienza a manifestarse. Pero, que yo sepa, en toda la historia del Anillo sólo Bilbo fue capaz de ir más allá de la idea y llevarla a cabo. Necesitó de toda mi ayuda. Y aun así, nunca hubiese dejado el Anillo, nunca se hubiera librado de él. No fue Gollum, Frodo, sino el Anillo mismo el que decidió. El Anillo abandonó a Gollum.

—Justo para encontrarse con Bilbo —dijo Frodo—. ¿Un orco no le hubiera convenido más?

—No es asunto de risa —dijo Gandalf —. No para ti. Fue el acontecimiento más extraño en toda la historia del Anillo: la llegada de Bilbo en ese momento y que pusiera la mano sobre él, ciegamente, en la oscuridad.

"Había más de un poder actuando allí, Frodo. El Anillo trataba de volver a su dueño. Se había escapado de la mano de Isildur, traicionándolo; cuando tuvo la oportunidad se apoderó del pobre Déagol, que fue asesinado y después de Gollum, a quien devoró. Ya no podía utilizar más a Gollum, demasiado pequeño y vil, y mientras tuviera el Anillo no dejaría nunca aquellas aguas profundas. Ahora que el dueño despertaba una vez más y transmitía oscuros pensamientos desde el Bosque Negro, el Anillo abandonó a Gollum; para caer en manos de la persona más inverosímil: Bilbo de la Comarca.

"Detrás de todo esto había algo más en juego, y que escapaba a los propósitos del hacedor del Anillo: no puedo explicarlo más claramente sino diciendo que Bilbo estaba
destinado
a encontrar el Anillo, y no por voluntad del hacedor. En tal caso, tú también estarías
destinado
a tenerlo. Quizá la idea te ayude un poco.

—No —dijo Frodo—, aunque no estoy seguro de entenderte. Pero ¿cómo has sabido todo esto sobre el Anillo y sobre Gollum? ¿Lo sabes realmente o te lo imaginas?

Gandalf miró a Frodo, y le brillaron los ojos. —Sabía mucho y he aprendido más, pero no te daré cuenta a ti de todo lo que hago. Los Sabios conocen bien la historia de Elendil, Isildur y el Anillo Unico. Tu Anillo ha demostrado ser el Unico por la inscripción en letras de fuego, aparte de toda otra evidencia.

—¿Cuándo lo descubriste? —interrumpió Frodo.

—Justo ahora, en esta habitación —respondió el mago con brusquedad—. Esperaba descubrirlo. He vuelto de viajes tenebrosos y largas búsquedas para hacer esta prueba final. Es la última y ahora todo está demasiado claro. Descifrar la parte de Gollum y meterla en la historia me exigió cierto esfuerzo. Puede, en un principio, haber comenzado con suposiciones sobre Gollum, pero ya no supongo más. Lo sé, pues lo he visto.

—¿Has visto a Gollum? —exclamó Frodo asombrado.

—Sí. No había otra cosa que hacer, evidentemente, y sólo faltaba saber si era posible. Lo busqué mucho y al fin lo encontré.

—Entonces ¿qué ocurrió después de la huida de Bilbo? ¿Lo sabes?

—No tan claramente. Lo que te he contado es lo que conseguí sacarle a Gollum, aunque no fueron las mismas palabras. Gollum es un mentiroso y hay que desbrozar lo que dice. Por ejemplo, llamó al Anillo "regalo de cumpleaños", una y otra vez. Dijo que se lo había dado su abuela, quien tenía montones de cosas hermosas parecidas: una historia absurda. No dudo de que la abuela de Sméagol fuese una matriarca, una gran persona, a su manera; pero es disparatado decir que tenía muchos Anillos de los elfos, y que los regalaba a los parientes. Sin embargo, en esta mentira había un grano de verdad.

"El asesinato de Déagol obsesionaba a Gollum, por lo que inventó una defensa y se la contaba a su "tesoro" una y otra vez, mientras roía huesos en la oscuridad, hasta que casi llegó a creerla. Era su cumpleaños; Déagol tenía que darle el Anillo; había aparecido para ser un regalo; era su regalo de cumpleaños, etcétera.

"Lo soporté tanto como pude, pero la verdad era desesperadamente importante y por fin tuve que mostrarme duro. Puse en él el miedo del fuego y le saqué la verdadera historia, poco a poco, muy a disgusto y entre lloriqueos y rezongos. Gollum se veía a sí mismo como una víctima incomprendida. Pero cuando por último me contó su historia, incluyendo el juego de los enigmas y la huida de Bilbo, no quiso decir nada más, fuera de unas vagas alusiones. Había en él otro temor, más grande que el que yo le inspiraba. Murmuró que recobraría lo que era suyo. Demostraría a la gente que no toleraba que lo trataran a empujones, lo arrastraran a un agujero y luego le robaran. Gollum tenía ahora buenos y poderosos amigos. Lo ayudarían y Bolsón pagaría su culpa. Esta era la obsesión de Gollum; odiaba a Bilbo y maldecía su nombre. Y además sabía de dónde era Bilbo.

—¿Cómo lo descubrió? —preguntó Frodo.

—En cuanto al nombre, se lo dijo Bilbo mismo, muy tontamente. Luego no le fue difícil averiguar de qué país venía Bilbo; una vez que salió a la luz. Pues se atrevió a salir. El deseo de recobrar el Anillo era más fuerte que su temor a los orcos y a la luz. Pasó un año o dos y dejó las montañas. Como ves, aunque dominado por el deseo del Anillo, ya no pensaba que lo devoraban; comenzó a revivir un poco. Se sentía viejo, muy viejo, aunque menos tímido y con mucha hambre. Seguía y seguirá temiendo la luz del sol y de la luna; pero era astuto y supo esconderse de la luz del día y del fulgor de la luna y abrirse camino veloz y calladamente en lo profundo de la noche con pálidos ojos fríos para atrapar a pequeñas criaturas asustadizas o incautas. La nueva alimentación y el nuevo aire le dieron fuerza y audacia. Se encaminó hacia el Bosque Negro, como podía esperarse.

—¿Es allí donde lo encontraste? —preguntó Frodo.

—Sí, lo vi allí —respondió Gandalf—, pero antes Gollum había andado mucho, siguiendo el rastro de Bilbo. Era muy difícil enterarse de algo por boca de Gollum, pues se interrumpía constantemente con maldiciones y amenazas. "¿Qué tenía en los bolsillos?", repetía. "Yo no podía decírselo, no, mi tesoro. Fue un engaño y no una pregunta limpia. Sí, me engañó desde el principio. Quebrantó las reglas. Teníamos que haberle roto los huesos allí mismo. Sí, mi tesoro. ¡Y lo haremos, mi tesoro!"

"Esta es una muestra de su charla; supongo que no querrás más. Lo oí durante días enteros. Pero a través de ciertas alusiones que dejó escapar entre gruñidos, saqué en limpio que sus fatigados pies lo habían llevado por fin a Esgarot y hasta las calles del valle, donde observó y escuchó en secreto. La noticia de los grandes acontecimientos había corrido por todas las Tierras Asperas, donde muchos conocían el nombre de Bilbo y sabían de dónde había venido. No habían guardado en secreto nuestro viaje de regreso al oeste; los agudos oídos de Gollum pronto oyeron lo que querían oír.

—Entonces, ¿por qué no siguió persiguiendo a Bilbo? —preguntó Frodo—. ¿Por qué no llegó a la Comarca?

—Ah —respondió Gandalf —, ese es el punto. Creo que Gollum lo intentó; partió y volvió al oeste, hasta Río Grande, pero se desvió. Estoy seguro de que no lo acobardó la distancia. No, algo distinto lo llevó a otra parte. Así piensan los amigos a quienes les pedí que lo siguieran.

"Los elfos de los bosques fueron los primeros en rastrearlo; tarea fácil para ellos, pues las huellas de Gollum estaban todavía frescas. Atravesaron el Bosque Negro y volvieron, pero nunca lo alcanzaron. En el bosque corrían muchos rumores sobre él, historias terribles, aun entre los pájaros y las bestias. Los Hombres del Bosque hablaban de un nuevo terror, un fantasma que bebía sangre, que se subía a los árboles en busca de nidos, que se arrastraba por las cuevas en busca de niños, que se deslizaba por las ventanas en busca de cunas.

"En el límite occidental del Bosque Negro las huellas se desviaban. Iban hacia el sur y se perdían fuera del dominio de los elfos. Y entonces cometí un gran error. Sí, Frodo; y no el primero, aunque me temo que el peor de todos. Abandoné el asunto; lo dejé ir a Gollum, pues tenía otras cosas en que pensar y confiaba todavía en la sabiduría de Saruman.

"Bueno, esto sucedió hace muchos años. Desde entonces he pagado mi error con días oscuros y peligrosos. El rastro se había borrado hacía mucho cuando lo retomé, después de la partida de Bilbo. Y mi búsqueda habría sido en vano si no hubiese contado con la ayuda de un amigo, Aragorn, el más grande viajero y cazador del mundo en esta época. Buscamos juntos a Gollum por toda la extensión de las Tierras Asperas sin esperanza y sin éxito. Por último, cuando yo ya había abandonado la persecución y me había ido a otras regiones, encontramos a Gollum. Mi amigo regresó luego de haber pasado grandes peligros, trayendo consigo a la miserable criatura.

"Gollum no me dijo en qué había estado ocupado. No hacía más que llorar, llamándonos crueles, entre gorgoritos; y cuando lo presionábamos gemía y temblaba, restregándose las largas manos y lamiéndose los dedos, como si le dolieran o como si recordase alguna vieja tortura. Pero temo que no hay ninguna duda: Gollum había ido arrastrándose paso a paso, milla a milla, lentamente y al fin había llegado a la Tierra de Mordor.

 

Hubo un pesado silencio en el cuarto. Frodo alcanzaba a oír los latidos de su propio corazón. Hasta parecía que fuera todo estaba en silencio. Los tijeretazos de la podadora de Sam habían callado.

—Sí, a Mordor —repitió Gandalf—. ¡Ay! Mordor atrae a todos los seres perversos y el Poder Oscuro pone toda su voluntad en reunirlos allí. El Anillo del enemigo dejaría también su marca, preparando a Gollum para cualquier requerimiento. Todo el mundo hablaba de la nueva Sombra en el Sur y de cómo odiaba al Oeste. Allí estaban sus nuevos amigos, que lo ayudarían a vengarse.

" ¡Tonto infeliz! En aquella tierra aprendería mucho, demasiado para sentirse cómodo. Tarde o temprano, cuando estuviera atisbando y acechando en las fronteras, lo apresarían para interrogarlo. Creo que así fue. Cuando lo descubrieron, hacía tiempo que había estado allí y se preparaba para regresar en alguna misión malévola. Pero eso no nos interesa ahora; el daño principal ya estaba hecho.

" ¡Ay, sí! Por medio de Gollum, el enemigo supo que el Unico había sido encontrado de nuevo. El enemigo sabe ahora dónde cayó Isildur. Sabe dónde encontró Gollum el Anillo. Sabe que es un Gran Anillo, pues confiere larga vida. Sabe que no es uno de los Tres, que nunca se perdieron y no soportan la maldad. Sabe que no es uno de los Siete, o de los Nueve, porque se conoce la suerte que tuvieron. Sabe que es el Unico. Creo, por último, que ha oído algo acerca de los hobbits y de la Comarca.

"La Comarca, que estará buscando ahora, si ya no la encontró. En efecto, Frodo, temo que hasta el nombre Bolsón, durante mucho tiempo desconocido, se haya vuelto importante.

—¡Es terrible! —exclamó Frodo—. Mucho peor de lo que imaginé, luego de tus insinuaciones y advertencias. Gandalf, mi mejor amigo, ¿qué debo hacer? Porque ahora estoy realmente asustado. ¿Qué debo hacer? ¡Qué lástima que Bilbo no haya matado a esa vil criatura cuando tuvo la oportunidad!

—¿Lástima? Sí, fue lástima lo que detuvo la mano de Bilbo. Lástima y misericordia: no matar sin necesidad. Y ha sido bien recompensado, Frodo; puedes estar seguro: la maldad lo rozó apenas y al fin pudo escapar por el modo en que tomó posesión del Anillo, con lástima.

—Lo lamento —dijo Frodo—; estoy asustado y no siento ninguna lástima por Gollum.

—No lo has visto —interrumpió Gandalf.

—No, y no quiero verlo —replicó Frodo—. No puedo entenderte. ¿Quieres decir que tú y los elfos habéis dejado que siguiera viviendo después de todas esas horribles hazañas? Ahora, de cualquier modo, es tan malo como un orco y además un enemigo. Merece la muerte.

—La merece, sin duda. Muchos de los que viven merecen morir y algunos de los que mueren merecen la vida. ¿Puedes devolver la vida? Entonces no te apresures a dispensar la muerte, pues ni el más sabio conoce el fin de todos los caminos. No hay muchas esperanzas de que Gollum tenga cura antes de morir, pero creo que aún podría salvarse: está ligado al destino del Anillo. El corazón me dice que todavía tiene un papel que desempeñar, para bien o para mal, antes del fin y cuando éste llegue, la misericordia de Bilbo puede determinar el destino de muchos, no menos que el tuyo. De cualquier modo no lo hemos matado; es muy anciano y muy infeliz. Los elfos de los bosques lo tienen prisionero, pero lo tratan con toda la benevolencia que es posible esperar de esos prudentes corazones.

—De todos modos —dijo Frodo—, aunque Bilbo no haya matado a Gollum, yo hubiese preferido que no se quedara con el Anillo. Desearía que nunca lo hubiese encontrado y querría no tenerlo ahora. ¿Por qué permites que lo conserve? ¿Por qué no me obligas a que lo tire o que lo destruya?

—¿Permitirte? ¿Obligarte? —respondió el mago—. ¿No has oído todo lo que te dije? No piensas lo que estás diciendo. Tirarlo sería una equivocación. Estos Anillos saben cómo hacerse encontrar. En malas manos podría hacer mucho daño. Y lo peor de todo es que podría caer en poder del enemigo. En efecto, podría, pues es el Unico y el enemigo está ejerciendo todo su poder para encontrarlo o atraerlo.

"Por supuesto, mi querido Frodo, tú estabas en peligro, cosa que me trastornó profundamente. Pero había tanto en juego que tuve que arriesgarme, aunque durante mi ausencia no paso un día sin que ojos vigilantes cuidaran la Comarca. Mientras no lo uses, no creo que el Anillo tenga algún efecto negativo sobre ti, o en todo caso no durante un tiempo. Recuerda que hace nueve años, cuando te vi por última vez, yo no sabía mucho.

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