Indecentes (14 page)

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Authors: Ernesto Ekaizer

Tags: #Divulgación, #Economía

BOOK: Indecentes
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El consejo de gobierno, donde participan los gobernadores de los bancos centrales de España, Fernández Ordóñez, y de Italia, Mario Draghi, resuelve enviar al presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, y al primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, sendas cartas en las que se van a enumerar las condiciones del respaldo. Trichet, pues, quiere demostrar que la compra de bonos no es un cheque en blanco sino una operación condicionada. Aparte de Trichet, se acuerda que las cartas sean firmadas por Draghi y Fernández Ordóñez, respectivamente.

Tras el respiro que supone la subasta de bonos públicos de la mañana, el presidente, sus ministros y colaboradores están pendientes, durante la tarde, de la rueda de prensa de Trichet. Rodríguez Zapatero se planta ante la pantalla del televisor. Se encuentra más tenso al seguir al presidente del BCE que ante la retransmisión de un partido importante del Barga. Al escucharle, no salen de su asombro. El BCE ha reanudado el programa de compra de bonos públicos por primera vez desde marzo de 2011. Pero esta se ha limitado a Portugal e Irlanda, dos países rescatados. Rodríguez Zapatero y la ministra Salgado aumentan su incredulidad a medida que la rueda de prensa no parece terminar nunca. El presidente valora, descorazonado, críticamente los argumentos de Trichet. ¿Puede haber una lógica más extraña que la de intervenir precisamente a favor de dos países que no lo necesitan? ¿Qué le pasa a este hombre que convierte una buena noticia para el mercado, la de que el BCE reactiva la compra de bonos públicos, en una bomba? La única institución que puede sacar a España e Italia del borde del abismo parece negarse a hacerlo.

Trichet reconoce, ante preguntas de los medios de comunicación, que al debatir la compra de bonos el consejo de gobierno del BCE se divide. «No hemos tenido unanimidad pero hemos alcanzado una abrumadora mayoría en relación con la compra de bonos. Es habitual que en relación a este punto, el BCE alcance una abrumadora mayoría. Por tanto, no es nada nuevo», señala.

No muy consciente de lo que se trae entre manos, Trichet bravuconea, ante la insistencia de la prensa, en relación a la compra de bonos:

—No me sorprendería si antes de que finalice esta conferencia de prensa veamos algo en el mercado. No lo excluyamos. No digo más.

«Veo, veo». Trichet está jugando a la adivinanza. Pero ese «algo» que vaticina se cumple sí, pero exactamente en la dirección contraria, y con creces. El tipo de interés de los bonos italianos asciende a 6,2 por ciento mientras que el de los españoles sube al 6,3 por ciento situándose en alrededor de los 400 puntos básicos o 4 por ciento por encima de los bonos alemanes. El nerviosismo se acrecienta todavía más cuando el Tesoro español, ante los rumores, aclara que no ha cancelado ninguna subasta para lo que resta del mes de agosto. Que simplemente no está en agenda. Pero el pánico sigue. Mientras las ventas se generalizan en la Bolsa de Madrid, que cae un 3,89 por ciento, Milán sufre el mayor desplome de todos los mercados bursátiles, al despeñarse un 5,16 por ciento; París, un 3,90 por ciento; Londres y Francfort, un 3,43 por ciento y un 3,40 por ciento, respectivamente. Y la guinda es Nueva York, con una pérdida de 4,1 por ciento.

Los mercados captan el mensaje de Trichet de este modo: el BCE ha dejado a España e Italia a los pies de los caballos.

La noche del jueves 4, Trichet y sus colaboradores asumen que han tenido un fracaso sin atenuantes. Al cierre, la rentabilidad del bono español se sitúa en el 6,28 por ciento, la del bono italiano se eleva hasta 6,19 por ciento.

En La Moncloa, la actividad no decae. El presidente mantiene una larga conversación con Francfort. Al otro lado de la línea está Fernández Ordóñez, el cofirmante de la misiva del BCE. Le explica en detalle lo que ha ocurrido en la reunión. Los alemanes se han opuesto al programa de compra de bonos, pero se ha decidido intervenir con condiciones. Y tiene el borrador de la carta que se tiene previsto enviar al día siguiente, viernes 5 de agosto. Le enumera todos los puntos del texto. Rodríguez Zapatero toma nota. Ya sabe, pues, que las condiciones son durísimas. El texto definitivo, según Fernández Ordóñez, se pulirá con las recomendaciones procedentes de Madrid. El gobernador del Banco de España recomienda adoptar medidas con máxima urgencia, sin pérdida de tiempo.

El presidente y la vicepresidenta hacen de tripas corazón. Se elabora un comunicado según el cual consideran positiva la subasta de bonos de la mañana así como la decisión del BCE de reactivar el programa de compra de deuda pública.

Ahora se disponen a cenar. A la monumental torpeza de Trichet sigue la celebración de los 51 años del presidente. Elena Salgado, el candidato Rubalcaba y Valeriano Gómez sustituyen a la familia de Rodríguez Zapatero, de vacaciones en Doñana, y con la que espera reunirse la noche del día siguiente.

La cena gira en torno a la carta. El presidente dice que la situación es muy grave. Destaca los puntos más relevantes: exigencia de consolidación fiscal del 0,5 por ciento para garantizar que se cumple el objetivo de cerrar el déficit en el 6 por ciento del PIB a finales de 2011; asegurar en la negociación colectiva la primacía de los convenios de empresa; acabar con la indexación de los salarios a la inflación; un contrato de empleo juvenil con salarios por debajo del salario mínimo, entre otros.

Elena Salgado señala que dada la gravedad de la situación es necesario contestar a la carta con medidas en todas las áreas planteadas durante lo que queda del mes de agosto. Valeriano Gómez subraya la paradoja de que unos gobiernos que promueven la independencia de los bancos centrales deberían ahora ser ellos más independientes respecto a los bancos centrales. Señala que el BCE no da nada de tiempo, ni siquiera ante unas elecciones generales, y recuerda que en 1993 se celebraron elecciones a horcajadas de tres devaluaciones de la peseta, la última de ellas a veinticuatro días exactos de la fecha de los comicios del 6 de junio de aquel año. El ministro apunta, en relación a las nuevas medidas de la carta, que la orientación, hasta el momento, era la de incrementar la flexibilidad en los contratos a tiempo parcial y que las nuevas exigencias cambian la situación. El otro punto es que, según el ministro, el tema de la indexación salarial debe ser respondido con un nuevo pacto de rentas. Es Alfredo Pérez Rubalcaba quien destaca que la respuesta debe ser esencialmente el pacto de rentas, con moderación de salarios y beneficios, ya que a las alturas en que está la legislatura poco más se puede hacer legislativamente hablando. Y enfatiza que hay que salir inmediatamente con la propuesta, más pronto que tarde, y solicitar mediante una declaración pública el respaldo de los interlocutores sociales.

El presidente, que ya viene desde hace meses estudiando los llamados
minijobs
(modalidad de empleo, utilizada en Alemania, de 15 horas de trabajo semanales por un contrato mensual de 400 euros, inferior, por tanto, al salario mínimo interprofesional español de 641,4 euros), parece inclinarse ahora, ante la dramatismo de la situación que le describe Fernández Ordóñez, a favor del contrato de formación de jóvenes con una jornada laboral equivalente al 75 por ciento de la jornada laboral habitual en la empresa, frente al 85 por ciento previsto en el antiguo contrato, destinándose el resto a clases en centros de aprendizaje. Estima que la retribución inferior al salario mínimo interprofesional que exige el BCE quizá puede adoptarse en una situación de emergencia con altísimas tasas de paro como la actual, pero recomienda consultar con expertos. El ministro de Trabajo, que ya ha estudiado esta última posibilidad, estima que no, que constitucionalmente hablando no es posible.

Las medidas concretas, se acuerda, tienen que ser aprobadas en dos reuniones del consejo de ministros. La primera, el 19, debe ofrecer la consolidación fiscal adicional, mediante medidas que garanticen el objetivo del 6 por ciento del déficit, y la del 26 de agosto tiene que responder a las condiciones establecidas para el mercado laboral.

Y por el camino de la carta, una carta que hasta el momento solo conocen a través del teléfono, llegan sus tres huéspedes y el presidente a la tarta de su 51 aniversario.

Dos hombres y una mujer salen de La Moncloa pasada la medianoche. La masa de aire africana que ronda la península la hace más cálida de lo normal. El presidente se queda en palacio. Es el hombre que está solo y espera. Ante los fantasmas que la imaginación procrea en las tinieblas.

3. La carta de la que todos hablan y nadie ha visto

Son las 8,51 de la mañana del viernes 5 de agosto de 2011 en Madrid. Los mercados están agitados. La prima de riesgo de la deuda española marca un nuevo récord al dispararse a 424 puntos básicos o 4,24 por ciento. España, pues, abona un interés del 6,442. Italia abre algo por debajo con la prima en 423,3 puntos básicos o 4,23 por ciento. Pero, como en el hipódromo, a medida que avanza la mañana se producen avances y retrocesos. Los bonos italianos van a pagar tipos de interés más altos que los españoles por primera vez desde mayo de 2010. A Italia el mercado le factura, antes de la hora de comer, un 4 por ciento más que a los alemanes, o un 6,25 por ciento, mientras que España debe abonar un 3,96 por ciento más, el 6,21 por ciento.

En Francfort, en la llamada Eurotower, el edificio del Banco Central Europeo, se pulen los borradores de las dos cartas confidenciales que, según lo acordado en la reunión del consejo de gobierno, serán dirigidas en las horas siguientes a Silvio Berlusconi y José Luis Rodríguez Zapatero. Allí constan las condiciones para desencadenar la intervención en los mercados de deuda. Pero los rumores de que el BCE, originados en la propia sede de Francfort, va a comprar bonos de ambos países ya han empezado a circular. El pánico cede.

Mientras tanto, comienzan los contactos oficiales entre el BCE y los gobiernos de Italia y España. Se envían primero los borradores de las cartas respectivas, anticipadas la noche de la víspera, para pactar los términos y precisar las diferencias que puedan existir antes de enviar los textos finales. Varios miembros del equipo de Rodríguez Zapatero, en Madrid y algunos instalados de vuelta en sus lugares de veraneo, analizan en detalle las exigencias. El borrador va y viene.

Antes de la hora del almuerzo, Silvio Berlusconi, que se traslada de Costa Esmeralda, Cerdeña, donde pasa las vacaciones, a Roma, habla por teléfono con Rodríguez Zapatero. La prima de riesgo de Italia ya ha superado a la española. Berlusconi está enfadado. Culpa a los especuladores. Anticipa que ha decidido dar una rueda de prensa después del cierre de la Bolsa para anunciar medidas. Según un comunicado de La Moncloa, ambos han considerado «poco comprensibles las fuertes fluctuaciones y lo movimientos especulativos de los mercados de deuda soberana».

La presión del BCE está centrada, sobre todo hoy, en Berlusconi. El primer ministro italiano ya conoce las condiciones que se le ponen para la compra de bonos públicos. Los contactos entre el gobernador del Banco de Italia y futuro presidente del BCE, Mario Draghi, y el ministro del Tesoro, Giulio Tremonti, son directos. Berlusconi y Tremonti ya tienen, pues, la chuleta para la rueda de prensa convocada a las siete y media de la tarde.

La carta, firmada por Jean-Claude Trichet y Mario Draghi, con fecha 5 de agosto de 2011, redactada en inglés, dice que el Gobierno italiano ha decidido alcanzar un presupuesto equilibrado en 2014 para lo cual ha aprobado un paquete de medidas fiscales. «Estos son pasos importantes, pero no suficientes», escriben.

Se incluyen tres apartados de exigencias. En el primero de ellos, urge a adoptar una «estrategia de reforma» para mejorar el potencial de crecimiento de la economía que incluya «a) la liberalización de los servicios públicos locales y servicios profesionales a través de privatizaciones de gran escala, b) reformar más aún el sistema de negociación colectiva de los salarios para diseñar los sueldos y condiciones de trabajo según las necesidades específicas de las empresas y aumentar su peso respecto a otros tipos de negociación, c) se debe realizar una rigurosa revisión de las normas que regulan la contratación y despido de empleados y establecer un sistema de seguro de desempleo y adoptar una serie de políticas activas de empleo capaces de facilitar la recolocación de recursos hacia las empresas y sectores más competitivos». En el segundo, el del déficit público, exhorta al Gobierno a adoptar medidas amplias e inmediatas para asegurar la «sostenibilidad de las finanzas públicas» a través de «a) son necesarias medidas correctivas adicionales. Las autoridades italianas tienen que anticipar las medidas adoptadas en julio de 2011 al menos en un año. El objetivo es obtener un déficit fiscal mejor que el planificado para 2011, un endeudamiento neto del 1,0 por ciento en 2012 y un presupuesto equilibrado en 2013, en gran medida por recortes del gasto. Es posible intervenir todavía más en el sistema de pensiones consiguiendo ahorros ya en 2012. El Gobierno tiene que considerar la reducción significativa del coste de los empleados públicos, endureciendo las normas para las reposiciones y si es necesario a través de la rebaja de los salarios, b) se debe introducir una cláusula automática de reducción del déficit en la que se establezca que cualquier desviación de los objetivos de déficit serán compensadas automáticamente a través de recortes horizontales de gastos discrecionales, c) la deuda, incluyendo la deuda comercial y los gastos de gobiernos regionales y locales, deben ser colocadas bajo estricto control, en línea con los principios de reforma en curso para las relaciones fiscales intergubernamentales».

Lo que llama la atención del texto es el grado de precisión política de los detalles, cuando, por ejemplo, ya sobre el final, recomienda no solo qué medidas deben adoptarse sino cómo hacerlo. «A la vista de la gravedad de actual situación en los mercados financieros entendemos crucial que todas las acciones sean adoptadas lo más rápido posible mediante decretos leyes seguidos por la ratificación parlamentaria a finales de septiembre de 2011. Una reforma constitucional endureciendo las reglas fiscales también sería apropiada», señala. Decretos leyes urgentes y…

Y, como quien no quiere la cosa: «Una reforma constitucional endureciendo las reglas fiscales también sería apropiada». Así, de pasada, sin llamar casi la atención, el italiano Mario Draghi introduce, porque es él quien inspira la carta, una de las grandes recetas del Gobierno conservador de Angela Merkel: la limitación permanente del déficit público, como ha hecho Alemania en 2009, mediante una reforma de la Constitución. La famosa «regla de oro».

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