Historia Verdadera de la conquista de la Nueva España (107 page)

BOOK: Historia Verdadera de la conquista de la Nueva España
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Hay en el original un espacio en blanco. El nombre del primer obispo de Charcas fue don fray Tomás de San Martín, de la Orden de Santo Domingo.
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Nuevamente deja aquí el autor un espacio en blanco; quiere referirse, según indicamos en la nota anterior, al dominico don fray Tomás de San Martín.
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Hay en el autógrafo un espacio sin llenar. Véase nota anterior.
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Está agregado al original el siguiente borrador de este capítulo:

Capítulo CCXII.- De otras pláticas y relaciones que aquí van declaradas, que serán notables y agradables de oír.

Como acabé de sacar en limpio esta mi relación, me rogaron dos licenciados que se la emprestase para saber muy extenso las cosas que pasaron en las conquistas de Méjico y Nueva España y ver en qué diferían lo que tienen escrito los coronistas Francisco López de Gomara y el doctor Illescas acerca de las heroicas hazañas que hizo el marqués del Valle. En esta relación escribo que yo se te presté porque de sabios siempre se pega algo de su ciencia a los idiotas y sin letras como yo soy, y les dije que no tocasen en enmendar cosa ninguna de las conquistas ni poner ni quitar, porque todo lo que yo escribo es muy verdadero; y desque lo hubieron visto y leído los dos licenciados a quien se la empresté, y el uno dellos muy retórico y tal presunción tiene de sí mismo, y después de la sublimar y alabar la gran memoria que tuve para no se me olvidar cosa ninguna de todo lo que pasamos desque venirnos a descubrir, primero que viniese Cortés dos veces, y la postrera vine con el mismo Cortés, que fue la primera vez en el año de diez y siete con Francisco Hernández de Córdoba, y en el de diez y ocho con un Juan de Grijalva, ya por mí muchas veces nombrado, y en el diez y nueve vine con el mismo buen capitán Hernando Cortés, que después el tiempo andando fue marqués del Valle. Y volviendo a mi plática, me dijeron los licenciados que, en cuanto a la retórica, que va según nuestro común habla de Castilla la Vieja, e que en estos tiempos se tiene por más agradable, porque no van razones ahermoseadas ni de afeiterías que suelen componer los coronistas que han escrito en cosas de guerras y batallas, sino todo escrito a las buenas llanas, y debajo de decir verdad, se encierran las hermoseadas razones; y más me dijeron que les paresce que me alabo mucho de mí mismo en lo de las batallas y reencuentros de guerras en que me hallé y de los grandes servicios que he hecho a Su Majestad, y que otras personas lo habían de decir y escribir primero que no yo, y también que para dar más crédito a lo que he dicho que diese testigos y razones de algunos coronistas que lo hayan escrito, como suelen poner Y alegar los que escriben y aprueban con otros libros de cosas pasadas, y no decir, como digo, tan secamente esto hice y tal me acaesció, porque yo no soy testigo de mí mismo. A esto respondí y digo agora que en el primer capítulo de mi relación, que en una carta que escribió el marqués del Valle en el año de mil y quinientos y cuarenta desde la gran ciudad de Méjico a Castilla a Su Majestad, haciéndole relación de mi persona y servicios, y le hizo saber cómo vine a descubrir la Nueva España dos veces primero que no él, y tercera vez volví en su compañía y como testigo de vista me vio muchas veces batallar en las guerras mejicanas, y en toma de otras ciudades como esforzado soldado hacer en ellas cosas muy notables v salir muchas veces de las batallas malherido, y cómo fui en su compañía a Honduras y Higueras, que sal se nombran en esta tierra, y otras particularidades cine en la carta se contenían. que por excusar prolijidad aquí no declaro: y asimismo escribió a Su Majestad el Ilustrísimo visorrey don Antonio de Mendoza haciéndole relación de lo que había sido informado de los capitanes en compañía de los que en aquel tiempo yo militaba, y conformaba todo con lo que el marqués del Valle escribió; y ansimismo por probanzas muy bastantes que por mi parte fueron presentadas en el Real Consejo de Indias en el año de quinientos cuarenta; así, señores licenciados, vean si son buenos testigos el marqués del Valle y el virrey don Antonio de Mendoza, y mis probanzas; y si esto no baste, quiero dar otro testigo, que no lo había mejor en el mundo, que fue el cristianísimo emperador nuestro señor, de gloriosa memoria, don Carlos Y, que por su real carta cerrada y sellada en su real sello manda a los virreyes y presidentes que, teniendo respeto a los muchos y buenos y leales servicios que le constó haberle yo hecho, sea antepuesto y conozca mejoría yo y mis hijos, a la cual dicha real carta me remito, todas las cuales cartas tengo guardadas los originales dellas, y los traslados se quedaron en la corte en el archivo del secretario Ochoa Luyando, y esto doy Por descargo y testigos de lo que los licenciados me propusieron. Y volviendo a la plática, ¿por ventura quísolo escribir el coronista Francisco de Gomara ni el doctor Illescas en lo que escriben de los heroicos hechos de... ? En blanco nos quedábamos si agora yo no hiciera esta verdadera relación. Ya que dijeron que me alabo mucho de mi persona y que otros lo habían de decir, a esto respondo: en cosas hay que unos vecinos suelen loar las virtudes y bondades de otros y no ellos mesmos, Mas el que no se halló en la guerra ni lo vio ni entendió, ¿cómo lo puede decir? ¿ Habíanlo de loar las nubes o los pájaros que en el tiempo que andábamos en las batallas iban volando, sino solamente los capitanes y soldados que en ellos se hallaron? Si en esta mi relación yo hobiera quitado su prez y honra algunos de los valerosos capitanes y fuertes soldados, mis compañeros, que en las conquistas nos hallamos, y me la pusiera a mí, bueno fuera y quitarme parte; mas aun no me alabo tanto cuanto debo. Si no, dígalo el marqués Cortés, un blasón que puso en la culebrina del ave Fénix, que fue un tiro que se forjó en Méjico de oro y plata y cobre que enviamos a Su Majestad, y decían las letras del blasón: "Esta ave nasció sin par: yo, en serviros, sin segundo, y vos, sin igual en el mundo». Bien puedo yo decir que me cabe parte desta loa y blasón, pues le ayudé a Cortés hacer aquellos leales servicios; y demás desto, cuando fue Cortés la primera vez a Castilla a besar los reales pies de Su Majestad, le hizo relación que tuvo tan valerosos y esforzados capitanes y compañeros que, a lo que creía, ningunos más animosos había oído en corónicas pasadas que fuesen los con que ganó la Nueva España e la gran ciudad de Méjico; también me cabe parte desta alabanza. Y cuando fue a servir a Su Majestad en lo de Argel, sobre cosas que acaescieron sobre alzar el real por la gran tormenta que hobo, dicen que dijo muchas loas de los valerosos sus compañeros; también me cabe parte dellas y por esta causa las escribo. Y quiera poner aquí una comparación, y aunque es la una muy alta y otra de un soldado como yo. Digo que me hallé en esta Nueva España en más batallas peleando que se halló el gran emperador Julio César, que dicen dél sus corónicas que era muy presto en las armas y con mucho esfuerzo en dar una batalla, e cuando tenía espacio escrebía sus heroicas hazañas: puesto que tuvo muchos e grandes coronistas, no lo fió dellos, que él mismo quiso escribir por su mano: no es mucho que yo agora en esta relación diga las batallas de mí mismo, pues me hallé en todas las batallas que se halló el marqués Cortés Y en otras muchas que me envió con otros capitanes a conquistar otras Provincias e ciudades, lo cual hallarán escrito en esta mi crónica y relación a dónde e cuándo e en qué provincias estuve Peleando, y en qué tiempos, Y también digo que de todas las loas e loores que dicen Francisco de Gomara y el doctor Illescas en sus libros, si quieren más testigos, miren la Nueva España, que es mayor que cuatro veces nuestra Castilla e tengan atención y miren las muchas ciudades e villas que están pobladas e habi...
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Testado en el original: «ni poner ni quitar».
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Tachado en el original: «así como lo escriben siendo muy retóricos».
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Testado en el original: «secretos».
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Tachado en el original: «que yo me hallé».
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Se lee la misma razón, puesta con letra moderna, un poco más abajo.
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Testado en el original: «se alzaron en Méjico y».
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Tachado en el original: «que prendieron cuando hirió en ellos».
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Tachado en el original: «y dado guerra».
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Tachado en el original: «y unos mercaderes más y otros menos».
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Testado en el original: «y hobiese retitud».
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Tachado en el original: «a las Higueras».
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Testado en el original: «y república».
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Testado en el original: «y así como llegó a Castilla le dieron el obispado de... Túy y fue presidente en la Real Audiencia de Granada; y en aquel tiempo vacó el obispado de León y le mejoraron, y luego vacó el obispado de Cuenca, por manera que se encontraban los correos que le traían las bulas de los obispados unos con otros; y luego le pasaron a la Audiencia Real de Valladolid, y en aquel tiempo y sazón fue nuestro señor Jesucristo servido llevarle a su santa gloria».
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[139]
Inmediatamente después de este último renglón hay una nota que dice: «no se escriba esto de abajo», que es el principio del capítulo siguiente».
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Tachado en el original: «natural».
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Testado en el original: «al servicio de Dios y de Su Majestad».
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[142]
Tachado en el original: «tenido en mucho en toda la Nueva España».
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[143]
Tachado en el original: «ansí como llegó a Castilla el presidente don Sebastián Ramírez».
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[144]
Hay un espacio en blanco en el original.
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[145]
Tachado en el original: «tuvo fama de ser muy recto en todo lo que hizo».
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[146]
Queda en el original un espacio en blanco. El licenciado Valderrarna se llamaba Jerónimo, según León Pinelo.
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[147]
Tachado en el original: «que gobernó muy bien».
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[148]
Tachado en el original: «como después que Su Majestad le envió a llamar que fuese en Castilla para se informar».
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[149]
Testado en el original: «perdónele Dios, amén. Volvamos a nuestro cuento que».
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[150]
Tachado en el original: «como a ella vienen».
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