Read Asesinato en Mesopotamia Online

Authors: Agatha Christie

Tags: #Intriga, #Policiaco

Asesinato en Mesopotamia (29 page)

BOOK: Asesinato en Mesopotamia
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»Pero el doctor Leidner, según pensó ella, no podía haber asesinado a su mujer. Estuvo en la azotea.

»Pero entonces, una tarde, mientras estaba en la terraza meditando sobre lo ocurrido, se dio cuenta súbitamente de la verdad. La señora Leidner había sido asesinada desde la parte alta, a través de la ventana abierta.

»En aquel momento apareció la enfermera Leatheran.

»Pero al instante, su viejo afecto hacia el doctor Leidner volvió a dominarla y se apresuró a disimular lo que sentía. La enfermera no debía sospechar el terrible descubrimiento que acababa de hacer.

»Miró deliberadamente en dirección opuesta, hacia el patio, e hizo una observación, sugerida por la presencia del padre Lavigny, que en aquel momento se dirigía hacia el portalón.

»Rehusó decir nada más. Tenía que recapacitar sobre ello.

»Y el doctor Leidner, que la estaba vigilando estrechamente, quedó convencido de que ella sabía quién era el asesino. No era mujer capaz de disimular ante él su horror y su angustia.

»Hasta entonces, pensó Leidner, no le había delatado, ¿pero hasta qué extremo podía confiar en ella?

»Asesinar es una costumbre. Aquella noche, el doctor Leidner sustituyó un vaso de agua por uno de ácido. Existía la posibilidad de que se creyera que ella misma se había envenenado. Podía también creerse que fue la autora del primer asesinato y que los remordimientos habían acabado por hacerle llegar a la determinación de suicidarse. Con objeto de reforzar esta última idea, bajó de la azotea la piedra de molino y la puso bajo su cama.

»No es extraño que la pobre señorita Johnson, en la agonía, tratara desesperadamente de hacer saber a los demás la información que había conseguido a costa de su propia vida. "Por la ventana", así es como fue asesinada la señora Leidner; no era por la puerta... "por la ventana"...

»Y con ello, todo se explica; todo encaja en su lugar... todo es psicológicamente perfecto.

»Pero no tengo pruebas... ni una sola prueba...

Ninguno de nosotros habló. Estábamos sumergidos en un océano de horror. De horror y de lástima, a la vez.

El doctor Leidner seguía callado, sin hacer ningún movimiento. Estaba sentado en la misma posición que adoptó desde el principio. Parecía un hombre envejecido, arruinado, destrozado...

Por fin se movió ligeramente y miró a Poirot con ojos de expresión suave y hastiada...

—No —dijo—. No hay ninguna prueba. Pero no importa. Usted sabe que no voy a negar la verdad... Nunca lo hice... Creo que, realmente, me alegro de que esto haya acabado... Estoy tan cansado...

Y luego añadió simplemente:

—Lo siento por Anne. Fue una acción perversa... disparatada... ¡No fui yo! La pobre sufrió mucho antes de morir. Sí; no fui yo... me obligó a ello el miedo que sentía...

Una sonrisa asomó a sus labios crispados por el dolor.

—Hubiera sido usted un buen arqueólogo, monsieur Poirot. Posee el don de saber reconstruir el pasado.

—Eso es lo que tuve que hacer.

—Amaba a Louise y la maté... De haber conocido usted a Louise, lo hubiera comprendido. Pero no; creo que lo entiende de todas maneras...

Capítulo XXIX
-
Envío

No queda ya mucho más que decir.

Cogieron al padre Lavigny y a su compañero cuando estaban a punto de embarcar en el puerto de Beirut.

Sheila Reilly se casó con el joven Emmott. Creo que fue conveniente para ella. El chico ya no se doblega, y sabe mantener a raya a su mujer.

Estuve cuidando a Bill, hace un año, cuando se operó de apendicitis. Le tomé afecto. Sus parientes le enviaban a trabajar a una granja de África del Sur.

No he vuelto más a Oriente. Pero lo curioso es que algunas veces me gustaría volver. Me acuerdo del chirrido de la noria; de las lavanderas y del altivo aspecto de los camellos. Tengo cierta añoranza. Después de todo, tal vez la suciedad no sea tan insalubre, como dicen.

El doctor Reilly pasa a verme cuando viene a Inglaterra, fue él quien me enredó en estos líos literarios.

—Puede cogerlo o dejarlo —le advertí cuando tuve terminado mi trabajo—. Ya sé que mi sintaxis es una calamidad, y que el estilo literario tiene mucho que desear... pero ahí lo tiene.

Y lo cogió. No tuvo inconveniente. Si algún día lo veo publicado, voy a experimentar un sentimiento extraño.

Monsieur Poirot volvió a Siria y al cabo de una semana emprendió el regreso a Inglaterra en el Orient Express. Es un hombre listo, no lo niego; pero no puedo perdonarle, de buenas a primeras, que me tomara el pelo de la manera que lo hizo.

¡Con qué desfachatez pretendió creer que yo estaba complicada en el crimen, y que no era una enfermera auténtica!

Los médicos a veces son así. Gastan bromas sin tener nunca en cuenta los sentimientos de los demás.

He pensado en la señora Leidner, tratando de imaginar cómo era en realidad; algunas veces me parece que era una mujer fatal, pero en otras ocasiones recuerdo lo amable que fue conmigo; qué suave era su voz y qué hermoso su pelo rubio... y creo que, al fin y al cabo, tal vez era más digna de compasión que de censura...

Y también me compadezco del doctor Leidner. Asesinó por dos veces, pero ello no parece significar nada ante la terrible pasión que sentía por ella. No es conveniente enamorarse así.

A medida que me voy haciendo vieja y veo tristezas y enfermedades, y conozco más personas, más compasión siento por todos. He de confesar que, en ocasiones, no sé qué se ha hecho de los santos y estrictos principios en que me educó mi tía. Es una mujer muy religiosa y verdaderamente peculiar. No hay vecino del que no conozca todas sus faltas pasadas y presentes...

¡Dios mío! Era verdad lo que me dijo el doctor Reilly. ¿Cómo podría acabar de escribir? Si pudiera encontrar una frase eficaz...

Le rogaré al doctor que me proporcione una sentencia árabe como la que utilizó monsieur Poirot: "En el nombre de Alá, el misericordioso, el compasivo...”, o algo parecido.

Notas

[1]
Nombre que sé da en Inglaterra y Estados Unidos a todo extranjero de piel morena. (N. del T.)

[2]
Salsa usada en la India como condimento. (N. del T.)

[3]
Pueblo antiguo que habitó la parte meridional de Mesopotamia. (N. del T)

[4]
Célebre personaje de la tragedia de Shakespeare, Otelo. (N. del T)

[5]
Juego de palabras intraducible. Poirot confunde "stepped" (pisado), con "stubbed” (tropezado), pues la pronunciación de ambas palabras es muy parecida. (N. del T.)

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