Alien (15 page)

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Authors: Alan Dean Foster

Tags: #Ficción, Aventuras, Terror

BOOK: Alien
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Ash estaba relacionando varios datos.

—Sus funciones internas continúan normales, pero hay cierta indicación nueva de generación de tejidos.

—Entonces,

está haciéndole daño —dijo Lambert.

—No necesariamente. Lleva cierto tiempo sin agua y sin alimento. Estos datos deben reflejar una reducción natural de peso. No hay indicaciones de que esté debilitándose marcadamente, ni por culpa de la criatura ni de las circunstancias.

—Sin embargo, debemos mantenerlo en el mejor estado posible. Más vale que inicie yo una alimentación intravenosa hasta que pueda determinar con seguridad si el ser extraño está absorbiendo proteínas de su sistema.

Ash activó todo un
block
de controles. Nuevos sonidos surgieron en toda la enfermería cuando el automédico empezó a asumir, eficientemente, la labor de alimentar al indefenso Kane y procesar los desechos resultantes.

—¿Qué es eso? —dijo Ripley, señalando una parte de la gráfica interna, que cambiaba lentamente—. Esa mancha en sus pulmones.

—No veo ninguna mancha.

Dallas estudió la gráfica:

—Creo que ya sé qué dice ella, aumenta la amplificación del sistema respiratorio, Ash.

El científico obedeció.

Entonces, el minúsculo punto que había captado la atención de Ripley se destacó claramente: una mancha irregular, oscura, sobre la cavidad del pecho de Kane. Era completamente opaca.

—No sabemos si está en sus pulmones —dijo Ash, manipulando los controles—. También podría ser una falla del aparato, o una sección con radiación dañada de la lente. Sucede muchas veces.

—Prueba con más potencia —exigió Dallas—. Veamos si podemos mejorar la resolución.

Ash ajustó los instrumentos; pese a sus esfuerzos, la mancha negra permaneció igual: un punto de absoluta negrura.

—No puedo aumentar la intensidad, o empezaremos a padecer daños por radiación.

—Ya lo sé —dijo Dallas contemplando la mancha enigmática—. Si ahora perdemos capacidad, no podremos saber qué le ocurre dentro.

—Yo puedo encargarme de todo —le aseguró el científico—. Creo que lograré limpiar las lentes. Sencillamente, hay que repulirlas un poco.

—¡Pero eso nos dejaría a ciegas!

Ash pareció querer disculparse:

—No puedo quitar la mancha sin desarmar el aparato.

—Entonces, olvídalo. Mientras no haga crecer eso hasta el punto en que oscurezca nuestra visión...

—A tus órdenes —dijo Ash, y se dedicó a sus aparatos.

Brett parecía confuso y un tanto frustrado.

—¿Qué hacemos ahora, eh? ¿Simplemente nos sentamos a esperar?

—No —le respondió Dallas, recordando que tenía que dirigir una nave, y no sólo preocuparse por Kane—. Nos sentamos y aguardamos, pero ustedes dos vuelven a su trabajo.

7

—¿Qué piensas?

Parker estaba inclinándose tanto como podía, sudando junto con Brett mientras éste trataba de sellar las delicadas conexiones últimas dentro de los límites estrechos del módulo doce.

Estaban tratando de realizar un trabajo que normalmente requería los servicios de un remoto trazador automático y las instalaciones de una banda sinfín computarizada. Como no tenían banda ni trazador, se verían obligados a enfrentarse al problema con instrumentos no diseñados para ese fin.

"Los instrumentos que no son, para el trabajo que no debiera ser", pensó Parker airado; de algún modo, debían hacerlo. A menos que el módulo doce quedara propiamente reparado y en condiciones de funcionar, la pasarían muy mal tratando de despegar. Y por alejarse de aquel mundo Parker habría hecho las reparaciones internas con los dientes, de ser necesario.

Sin embargo, en aquel momento a Brett le había tocado el turno de enfrentarse a partes mecánicas indóciles. Como cualquier otro instrumento que hubiera a bordo del
Nostromo,
el módulo utilizaba refacciones selladas por la fábrica, que entraban de un solo golpe. El truco consistía en quitar las partes dañadas sin interrumpir otras funciones críticas ni causar daños en partes aún más delicadas de los controles de la nave. Las nuevas partes debían entrar fácilmente, con sólo librarse del material carbonizado.

—Creo que ya lo tengo —dijo finalmente su compañero—. Pruébalo.

Parker se echó hacia atrás, oprimió dos botones de un tablero por encima de su cabeza y luego echó una mirada, esperanzado, al monitor portátil más cercano. Probó los botones por segunda vez, sin ningún éxito. El monitor permaneció silencioso.

—Nada.

—¡Maldita sea! Yo estaba seguro de que era esto.

—No lo es. Prueba el siguiente. Ya sé que todos parecen bien, salvo el número 43, que ya hemos reemplazado. Eso es lo malo con estas malditas células de partículas. Si el regulador se sobrecarga y quema algunas, hay que meterse y encontrar las que han fallado al vacío.

Hizo una pausa y luego añadió:

—¡Ojalá tuviésemos un trazador!

—Lo mismo digo.

Unos sonidos de metal raspando el plástico sonaron dentro de la unidad.

—Tiene que ser la siguiente —dijo Parker, tratando de mostrarse optimista—. No tenemos que revisar a mano cada célula. Madre nos lo redujo hasta aquí. Hay que agradecer los pequeños favores.

—Los agradezco —respondió Brett—. Quedaré agradecido cuando despeguemos de esta roca y estemos de vuelta en el hipersueño.

—Deja de pensar en Kane.

Parker tocó los dos botones y maldijo en silencio.

—Otro en blanco. Trata el siguiente, Brett.

—De acuerdo.

Brett se movió para hacerlo, reemplazó la célula que acababa de revisar en su lugar. Parker ajustó varias palancas por encima de su cabeza. Quizás pudiesen estrechar el daño un poco más. El módulo contenía cien de las minúsculas partículas de aceleración de las cámaras de células. La idea de verificar manualmente así fuese una de ellas para encontrar la que había fallado, lo ponía de un humor de romper las cosas. Precisamente en el momento inoportuno, una voz llamó desde el altoparlante más cercano:

—¿Qué está pasando?

"Maldita sea", pensó Parker. "Es Ripley. ¡Esa maldita mujer! Yo le diré qué está ocurriendo".

—Estamos trabajando —le informó secamente y luego añadió varias palabras por debajo del nivel de sonido que podía captar el magnavoz—. Sigue trabajando —dijo a su compañero.

—De acuerdo.

—¿Qué fue eso? —dijo Ripley—. No entendí.

Parker se apartó del módulo. Una palanca activó la ampolla del comunicador.

—¿Quieres saber qué está pasando? Lo que pasa es que estamos haciendo un trabajo de perros, verdadero trabajo. Debieras venir aquí y probar alguna vez.

La respuesta de Ripley fue instantánea, muy compuesta.

—Yo tengo el trabajo más arduo de esta nave.

Parker rió, burlón.

—Yo tengo que escuchar estupideces —dijo Ripley.

—Deja de estar fregando.

—Dejaré de estarlos fregando cuando el módulo doce esté listo, pero no antes. Cuenten con eso.

Hubo un "click" en el otro extremo, antes de que Parker pudiera hacer ningún comentario.

—¿Qué pasa? —dijo Brett, inclinándose fuera del módulo—. ¿Se están peleando de nuevo?

—No. Una tipa que se cree lista, eso es todo.

Brett vaciló y luego hizo una pausa para examinar la célula abierta del momento:

—Correcto. Probemos de nuevo.

Parker oprimió los botones y examinó el monitor; pensó en pulverizarlo con el puño mientras imaginaba que se trataba de la cara de cierta oficial. Desde luego, no había nada melodramático. Aunque de mal carácter, tenía bastante sensatez para comprender cuánto necesitaba al monitor... y a Ripley.

Ash estaba probando toda una nueva batería en el estado comatoso de Kane. Le dio información adicional acerca de su estado. Nada de ella era demasiado útil. Pero para el científico, era igualmente fascinante.

El interior del cuerpo de Kane fue inmediatamente visible para cualquiera que quisiese entrar en la enfermería y echar una ojeada a la pantalla médica principal. Kane no estaba en posición de objetar aquella invasión de su intimidad.

Ripley entró y tomó nota de los datos. El estado del paciente no había cambiado desde que ella lo viera por última vez. No esperaba que hubiese cambiado. El extraño ser permanecía fijo a su cara. Ripley estudió los datos menores, y luego tomó el asiento vacío contiguo al de Ash. El reconoció su llegada con una ligera sonrisa, pero no desvió la mirada de su tablero.

—Estoy haciendo ciertas pruebas distintas con él —le informó—. Por si algo sucede.

—¿Como qué?

—No tengo ni la más vaga idea. Pero si algo pasa, quiero saberlo en cuanto empiece.

—¿Alguna novedad?

—¿Con Kane? —dijo Ash, cuidando sus ideas—. Sigue siendo lo mismo, se mantiene igual; no, mejor que eso. Se mantiene fuerte, no ha cambiado para empeorar.

—Y ¿qué me dices de la criatura? Ahora sabemos que puede soltar un ácido y cicatrizar inmediatamente. ¿Hay algo que no sepamos?

Ash pareció complacido consigo mismo cuando respondió:

—Como te lo dije, he estado haciendo pruebas. Como no podemos hacer nada por Kane, me pareció lo más sensato aprender lo más que podamos acerca de la criatura. Nunca se sabe qué descubrimiento en apariencia insignificante puede conducir a un triunfo final.

—Eso ya lo sé —dijo ella, revolviéndose impaciente, en su asiento—. ¿Qué has descubierto?

—Tiene una capa superior de lo que parece ser polisacáridos proteínicos; al menos eso es lo que supongo. Es difícil de saber sin una pieza para su análisis detallado; y tratar de quitar aun la muestra más pequeña puede causar más escurrimiento de ese fluido. No podemos arriesgarnos a que disuelva una parte del automédico.

—No claro que no —dijo ella, secamente—. Ahora mismo, esa máquina es la única oportunidad de Kane.

—Exacto. Lo más interesante de ello es que constantemente está mudando de células dentro de una dermis secundaria e interna, remplazándolas por silicatos orgánicos polarizados. Parece tener una piel doble, con ese ácido que corre entre las dos capas. También el ácido parece estar corriendo bajo alta presión. Es bueno que Dallas no cortara profundamente con ese cuchillo, o creo que habría inundado toda la enfermería.

Ripley pareció debidamente impresionada.

—La capa de silicato ha demostrado una estructura molecular única, muy densa; hasta la creo capaz de resistir al rayo láser. Ya sé, ya sé —añadió en respuesta a su mirada de incredulidad—, eso parece absurdo, pero esta es la pieza más dura de material orgánico que haya visto en mi vida. La combinación en que están alineadas esas células con el material de que están compuestas equivale a algo que desafía todas las reglas de nuestra biología. Por ejemplo, esas células silicadas. El resultado es lo que da tal resistencia a condiciones ambientales adversas.

—¿Algo nuevo, aparte de los silicatos y de la doble dermis?

—Bueno, aún no tengo idea de qué respira, o de si respira, como nosotros pensamos en una respiración normal. Sí parece estar alterando la atmósfera que la rodea, quizás absorbiendo todos los gases que requiera, por medio de innumerables poros de superficie. Ciertamente, no tiene nada que se parezca a una nariz. Como fábrica química viva, sobrepasa a todo aquello de lo que he oído hablar; algunos de sus órganos internos no parecen funcionar, mientras que otros hacen cosas que yo ni siquiera puedo imaginar. Es posible que los órganos visualmente pasivos tengan funciones defensivas. Ya lo descubriremos si tenemos que volver a provocarlos.

Ash le dirigió una mirada expectante:

—¿Con eso te basta?

—Me sobra.

"No debieron subir a Kane a bordo", pensó ella. Habían debido dejarlo fuera, con la criatura. Ash era el único responsable de que se encontraran dentro.

Sin ser advertida, estudió al científico, observándolo con sus instrumentos, archivando resultados y descartando los que no le parecían útiles. Era el último miembro de la tripulación al que ella habría creído capaz de un gesto dramático, y sin embargo era él quien había tomado la súbita decisión de dejar que los exploradores volvieran a bordo, contra todos los procedimientos establecidos.

Ella tenía que corregirse. Además de Ash, Dallas y Lambert también se habían puesto contra los procedimientos al pedir entrada. Y la vida de Kane había estado en juego. ¿Y si Ash hubiese obedecido sus órdenes y dejado a los tres afuera? ¿Estaría Kane aún con vida? ¿O sería ya sólo una estadística de la nave? Sin embargo, eso habría significado una cosa: ella no tendría que enfrentarse con Kane, ni tendría que explicarle por qué había tratado de negarle la entrada a él y a los otros.

Ash advirtió su expresión y pareció preocupado:

—¿Te pasa algo?

—No —dijo ella, sentándose más rígida—. Resume todo para mí. Haz de cuenta que soy tan tonta como a veces me siento. ¿Qué significa todo esto? ¿Dónde estamos?

—Una combinación interesante de elementos y de estructura nos hace prácticamente invulnerables, dada nuestra actual situación y recursos.

Ella asintió con la cabeza.

—Eso es exactamente como yo lo veo, si tus resultados son precisos.

El pareció avergonzado.

—Lo siento. Muy bien, entonces es invulnerable.

Ella lo observaba de cerca:

—¿Por eso los dejaste pasar?

Como siempre, el científico no se dejó tentar. No mostró nada parecido a resentimiento cuando replicó:

—Yo obedecí una orden directa del capitán, ¿recuerdas?

Ella se obligó a contenerse para no levantar la voz, sabiendo que Ash sólo respetaba la razón.

—Cuando Dallas y Kane están fuera de la nave, yo soy la de más alta graduación. Soy la comandante hasta que uno u otro vuelva a poner pie en la nave.

—Sí, desde luego, se me olvidó, eso es todo. La emoción del momento...

—¡Al demonio!

La atención de Ash permaneció fija en los diferentes datos.

—Las emociones nunca te hacen olvidar nada a ti —le dijo Ripley; eso hizo que Ash levantara la cabeza.

—¿Tú crees conocer todo respecto a mí? Y todo respecto a ti... Estás segura de conocer exactamente la clase de persona que soy. Déjame decirte algo, Ripley: Cuando abrí la escotilla interior, sabía muy bien lo que estaba haciendo, es cierto. Pero eso de quién está al mando... bueno, soy capaz de olvidarlo, como cualquier otro. Mi memoria es buena, pero puede fallar, como la de cualquiera. Hasta una memoria mecánica como la de Madre puede perder de vista una información.

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