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Authors: Fernando Alberca

Tags: #Pedagogía

Todos los niños pueden ser Einstein (15 page)

BOOK: Todos los niños pueden ser Einstein
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A nuestro Albert Einstein le preguntaron un día. ¿Dónde está su laboratorio? Y él señaló su pluma estilográfica. Aunque bien hubiera podido señalar su cabeza.

Porque Einstein no dio con sus mejores aportaciones científicas, las que han hecho de él el científico más reconocido de la historia, en su laboratorio, sino que son fruto de sus experimentos mentales.

En su mente fue donde él fue capaz de concebir los saltos cuánticos que dio en la interpretación del mundo físico.

Como escribió Banesh Hoffman,
«solo se puede apreciar la singularidad de la teoría de la relatividad, dándose cuenta de que no existe ningún camino lógico que conduzca a ella»
.

La visión que Einstein supo tener del tiempo y el espacio, fue concebida con lo que él llamó
«un estilo extravagantemente especulativo»
.

Cuando le preguntaron en una ocasión cómo había logrado tal cota de lucidez mental volcada en sus decisivas teorías, él dijo: «simplemente he permitido a mi cerebro jugar distraídamente con todo tipo de ideas y de imágenes. Solo más tarde, al verme obligado a trasladar mis impresiones mentales a una forma de lenguaje simbólico-matemático o lingüístico—, surgieron los problemas».

Einstein desarrolló tanto esta técnica de pensamiento, sin palabras, que la experimentación mental se convirtió en su método favorito de investigación.

Escribió: «Cuando reflexiono sobre mí mismo y mis métodos de razonamiento, llego a la conclusión de que el don de la fantasía significa más para mí que mi talento para absorber el conocimiento positivo».

— A los 16 años empezó ya a emplear este método, con mucho más de imaginación que de experiencia empírica. Comenzó a esa edad a reflexionar sobre las propiedades físicas de la luz. Ideas que más tarde formaron la base de su teoría de la relatividad.

— Al intentar visualizar la luz, sin verla borrosa a causa de la velocidad, Einstein se imaginó a sí mismo viajando en un vehículo espacial a través de la luz. Construyó en su mente una imagen del aspecto que tendría entonces la luz, una imagen que le llevó a su grandioso descubrimiento de los fotones.

— Más adelante, cuando pretendía resolver los problemas del tamaño de las moléculas, un experimento mental, basado en la taza de té que se estaba tomando, le proporcionó la idea necesaria para otro progreso importante.

Se imaginó el té de su taza como un líquido sin estructura, mientras que las moléculas de un terrón de azúcar que acababa de echar en él se las imaginó como un gran número de pelotas, pequeñas y duras. Esto le hizo comprender las ecuaciones necesarias para explicar exactamente cómo esas pelotas se extendían a través del líquido, y cómo este influía en su consistencia.

— A principios del siglo XX, Albert Einstein llevó a cabo un experimento mental que tambaleó los cimientos de toda la física conocida.

Se había dado cuenta de que la teoría de la gravitación de Newton, que hasta entonces se consideraba incuestionable, tenía fallos graves.

Se imaginó a sí mismo dentro de un ascensor lanzado por las capas más alejadas del espacio, a mayor velocidad que la de la luz. Visualizó después una ranura en una pared del ascensor, que dejaba pasar un rayo de luz sobre la pared opuesta. Esto le permitió darse cuenta de que, si el ascensor se movía con suficiente velocidad, recorrería una distancia finita en el tiempo requerido para que el haz de luz atravesase el ascensor, de modo que quien estuviera en ella, vería el haz de luz curvado.

Apoyándose en estos experimentos mentales, Einstein publicó un artículo en el que afirmaba que la gravedad es capaz de curvar la luz.

Aunque fue muy discutida su teoría en aquel momento, más tarde quedó confirmada durante un eclipse de sol. Gracias a medidas astronómicas, los físicos lograron demostrar que la inmensa fuerza gravitatoria del sol forzaba, en efecto, a la luz procedente de una estrella distante a seguir una trayectoria curva.

Y no fue el único

Junto a Einstein, muchos pensadores inminentes del mundo, muchos de ellos Premios Nobel, y futuros premiados como el científico Juan Ignacio Cirac, de los más prestigiosos del mundo en la actualidad, han demostrado utilizar para sus aportaciones un pensamiento mental, sin palabras. Libre de las trabas de la lógica impuesta por el lenguaje.

Pensar en imágenes en lugar de hacerlo en símbolos creados por el hombre, es decir, con letras y números, ha constituido una estrategia esencial para alcanzar la cumbre del progreso de la humanidad.

Cada persona puede hacer lo mismo. Se puede emplear el mismo método de pensar con la imaginación, en imágenes, para resolver problemas cotidianos en casa, en el trabajo, y llegar a soluciones que a nadie se le hubieran ocurrido por otro sistema.

Para que el cerebro produzca ideas y soluciones, se debe activar de forma constante. Para ello, las mejores actividades son:

— La lectura,

— La reflexión,

— La meditación,

— La concentración,

— La creatividad,

— Tener un proyecto valioso, ilusiones, ideales.

Recordemos, por último, lo que Lozanov y Roger Sperry y R.Omstein (Premios Nobel también) descubrieron:

Que cuando la actividad se realiza en un momento de mente despierta, en estado de alerta y enfocada a un objetivo concreto, se resuelven mejor los problemas de la vida.

Y que cuando está en un momento de relajación, reflexiona mejor y aprende más.

20

El cálculo matemático

Los niños deben entrar en contacto con los números lo antes posible, de forma ordenada y sistemática. Comenzando por la enseñanza de las diez primeras cifras, comenzando por el 0 y terminando por el 9. Para iniciar a los niños pequeños, se aconseja poner en fichas junto al guarismo, su significado. Ejemplo:

Cuando se hayan aprendido las diez primeras cifras, se puede pasar a enseñar la suma, la resta, multiplicación y división.

Después enseñar del 10 al 15. Y explicar al niño la lógica de los números a partir del 16: diez y seis, diez y siete...

Tras estos, será la hora de enseñar los números 20, 30, 40, 50, 60, 70, 80, 90, 100. Explicando que aunque el nombre del 20 es más arbitrario, desde el 30, siguen la lógica de: tre-inta, cua-renta, cinc-uenta, se-senta, set-enta, och-enta, nov-enta.

Hasta la arbitrariedad de nuevo del 100. Y vuelta a empezar con el cien-to y uno, cien-to dos...

Lo fundamental

En la enseñanza de las matemáticas hay que poner atención en las operaciones básicas (sumar, restar, multiplicar y dividir) pero también en la interacción entre las mismas.

Así como han de aprender las leyes que rigen estas operaciones, su utilidad y comprensión.

Con esto, debe evitarse la pérdida de tiempo que con tanta frecuencia se lleva a cabo durante el aprendizaje. Siendo las más frecuentes:

— Las repeticiones innecesarias: Por ejemplo cuando se han de hacer 4 sumas prácticamente iguales, cuando bastaría hacer solo dos o incluso una, para repasar lo fundamental. O cuando se ha de realizar una división de 10 números entre 4. En lugar de dos divisiones de 4 números entre 3, por ejemplo. Que destaca menos y provoca mayor motivación y menor abandono.

— El sobreaprendizaje.

— Y la falta de transparencia.

Todo ello no solo consume un tiempo valioso, sino que conduce al cansancio, aburrimiento, ansiedad, estrés, y —en consecuencia— al deseo de abandono.

Se puede comenzar por hacer ejercicios de suma con los números 1,2 y 3, combinados.

Después hacer ejercicios de resta con los mismos tres números.

Idem con ejercicios de multiplicación.

Añadir un número y hacer divisiones con los cuatro primeros números: 4:2 ; 2:2 ; 3:1.

Después 4 números más: del 1 al 8. Y hacer las mismos tipos de operaciones fundamentales (suma, resta, multiplicación y división).

Sumar y restar

Ha de aprender el niño que sumar es reunir varios en uno solo. Que cada uno de estos números se llama sumando y que el orden de los sumando no altera la suma.

Todo ello, mostrándolo con piezas, círculos o en fichas como las anteriores. Lo ideal es que intervengan el sentido del oído, vista y el tacto.

Igual se ha de enseñar la resta, viendo y palpando el niño su resultado. Cada día, 5 secuencias. Como:

Sumar y restar se deben combinar en los mismos ejercicios. Desde los comienzos de la suma y con más motivo de la resta, multiplicación, división, potencias y fracciones, deben introducirse el concepto de igualdad. Así como en la importante necesidad de cambiar de signo al pasar de un término a otro y de emplear la letra x, como inicio del álgebra.

En la resta el niño ha de tener claro que restar es quitar, disminuir, sustraer, reducir. Se deben iniciar los problemas de suma con esquemas, del tipo:

La decena

Después de operar con las diez primeras cifras, se puede pasar a las 20 primeras. Pero al representar la primera decena deberemos reunir en un cuadro cada diez. Así:

Y se explica entonces el concepto de decena y unidad. El número de la derecha es el de la unidad y el de la izquierda, el de las decenas.

Así: 26 = 6 unidades y 2 decenas; o lo que es lo mismo:

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