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Authors: Martin Gardner

Tags: #Ciencia, Ensayo

¿Tení­an Ombligo Adan y Eva? (26 page)

BOOK: ¿Tení­an Ombligo Adan y Eva?
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Brown cree que
El libro de Urantia
es sumamente preciso en su cosmología y en su complicada jerarquía de los miles de millones de entidades superiores y dioses, entre los que se incluye a Jesucristo. Su principal objeción al Libro de Urantia es que éste no reconoce la reencarnación. Brown considera que somos seres compuestos. Nuestro cuerpo físico se hace viejo y muere, pero una entidad espiritual o «alma» —Brown insiste en llamarla nuestro «subespacio»— es inmortal. Cuando el cuerpo humano muere, el alma viaja siempre hacia arriba, tal como enseña
El libro de Urantia
, para habitar cuerpos más avanzados en otros mundos. Así pues, Brown y
El libro de Urantia
coinciden en las interminables reencarnaciones después de la muerte, pero discrepan en que hayamos tenido encarnaciones antes de nacer. (Si quieren encontrar más de lo que les gustaría saber acerca del movimiento Urantia, vean mi libro
Urantia: The Great Cult Mystery
, publicado por Prometheus Books en 1995). De momento, los urantianos no se ponen de acuerdo en si el libro de Brown es buena publicidad para su biblia, o mala publicidad debido a las otras creencias disparatadas de Brown.

En las sesiones de visión remota con Dames, Brown visita muchas veces a los marcianos y a los Grises, penetrando en sus mentes para enterarse de sus más profundos secretos y motivos.

Conversa con un Jesús traslúcido cuyos cabellos parecen hechos de luz. Jesús se muestra simpático y tiene un gran sentido del humor. Brown visita también a Buda y al gurú Dev, que fue el maestro del Maharishi. Ve por visión remota al presidente Clinton en el Despacho Oval. Dames le dice a Brown: «Podría haberte introducido en su cabeza, pero eso habría sido una invasión de la intimidad». Para mí, ésta es la frase más graciosa del libro de Brown.

Brown retrocede millones de años para contemplar la desolación de Marte después de ser dañado por el cometa o asteroide.

Avanza trescientos años para ser testigo de la trágica situación de los humanos en la Tierra después de haber deteriorado sin remedio nuestro ambiente. Entra en contacto con miembros de la Federación Galáctica. Visita un mundo en el grupo estelar de las Pléyades, donde ve perplejos norteamericanos que han sido llevados allí por los Grises para preservar su dotación genética. El planeta tiene dos soles: uno grande y amarillo y otro que es una enana blanca. Brown cree que algunos ovnis pueden estar pilotados por humanos del futuro. «Suena raro —le dijo a un periodista—, pero supongo que podrías ver una nave que pasa volando y tú, como un humano del futuro, podrías ir en ella».

Brown entra en contacto con Adán y Eva, y comprueba que la historia de esta pareja que se cuenta en
El libro de Urantia
es básicamente correcta. No fueron los primeros seres humanos de la Tierra, sino ingenieros genéticos enviados a la Tierra por los supermortales para que supervisaran la «elevación genética» de nuestra raza. La elevación consistió en sembrar en el planeta una nueva especie que evolucionó hasta convertirse en seres humanos.

Brown revela que desde hace millones de años ha habido manipulaciones genéticas de la vida terrestre efectuadas por seres superiores. Esto explica lo que los biólogos llaman «equilibrio puntuado». Igual que
El libro de Urantia
, Brown entiende que esto significa que las especies nuevas aparecen «de repente» en una sola generación, en lugar de evolucionar lentamente gracias a una serie de mutaciones.

Brown ve por visión remota la batalla de Gettysburg en la guerra civil norteamericana. «Valdría la pena —aconseja— que los historiadores revisaran la batalla por VRC». ¡Imagínense cómo quedarán reescritos todos nuestros libros de historia cuando los historiadores dominen el arte de ver el pasado por visión remota! Las clarividentes visiones de Brown están puntuadas por sus constantes exclamaciones —¡caramba!, ¡cielos!—, ya que nunca dejan de asombrarle, sobre todo cuando Dames le revela cuál es el objetivo.

Nuestra esperanza de sobrevivir a los tiempos oscuros que se avecinan depende de lo que tardemos en decidirnos a contactar y cooperar con los marcianos y los Grises. Brown no tiene ni la menor duda de que nuestro gobierno sabe todo lo que hay que saber sobre estos extraterrestres y sus frecuentes abducciones de seres humanos para experimentar con nosotros y descubrir cómo mejorar nuestros genes. Está convencido, válgame Dios, de que los Grises han estado invadiendo las mentes de los guionistas que escriben los episodios de
Star Trek: La siguiente generación
mientras éstos dormían. Estos guionistas ignoran por completo que sus ingeniosas ideas están pensadas por los Grises para acostumbrar a los terrestres a la realidad de la existencia de extraterrestres dispuestos a transformar nuestra cultura.

Se nos está acabando el tiempo. Brown apremia a nuestro gobierno para que abandone su estúpida política de secreto y busque abiertamente contactos con los Grises y los marcianos.

Que yo conozca, el único libro anterior sobre ovnis aun más disparatado que éste es
Inside the Space Ships
(1955) de George Adamski. Abducido a bordo de un ovni, Adamski vio bulliciosas ciudades en el lado oculto de la Luna. Adamski, por supuesto, era un charlatán, mientras que Brown se cree verdaderamente lo que escribe. Ambos libros se leen como si fueran intentos de ciencia-ficción escritos por un niño de 10 años.

La Universidad de Emory debe de estar enormemente avergonzada de tener a Brown en su profesorado. Tiene el mismo problema que Harvard con el doctor Mack, que no puede despedirlo porque su cargo es fijo, y el rector de Emory cree en la libertad académica de sus profesores.

En una reciente entrevista para el
Kansas City Star
, Brown decía que si las sondas espaciales que la NASA planea enviar a Marte no consiguen encontrar evidencias de una civilización marciana, su carrera en la enseñanza universitaria se irá a pique.

Brown está convencido de que la sonda que desapareció en 1994, pocos días antes de entrar en órbita alrededor del planeta rojo para tomar fotografías, fue derribada por los marcianos, que no quieren ser observados.

«Todo el prestigio que tengo depende de si esto es verdad —le decía Brown al periodista—. Estaría loco si me presentara en público con una cosa como ésta sin estar seguro de lo que pasa. […] Sería mi muerte académica. No conseguiría ni que me publicaran una carta en DearAbby».

Es la triste historia de un hombre inteligente y sincero que se ha convertido en un zopenco con enormes tragaderas. Sería divertido ver cómo reacciona dentro de unos años, cuando las sondas a Marte no encuentren ni rastro de una avanzada civilización marciana.

Addendum

El artículo de Scott Lilienféld «The Courtney Brown Affair and Academic Freedom» («El caso Courtney Brown y la libertad académica»), apareció en el número de mayo/junio de 1997 del
Skeptical Inquirer
. Lilienféld, psicólogo de Emory, cuenta que desafió a Brown a hacer una sencilla demostración de su capacidad de visión remota: ver objetos en una habitación contigua. Brown se negó, indignado. «Las pruebas que usted dice están ya muy vistas», dijo en su respuesta por correo electrónico, añadiendo que la situación actual de la visión remota «está años luz más allá de lo que su carta sugiere».

Acompañando al artículo de Lilienfeld hay unas declaraciones de William Chace, el rector de Emory, que dice que aunque no está de acuerdo con las actividades de Brown «fuera de Emory», defiende el derecho de Brown a dedicarse a ellas. Por supuesto que Brown está en su derecho, pero el daño que ha hecho a la reputación de Emory ha sido inmenso. Uno de los directores de Emory Wheel, el periódico de los estudiantes de la universidad, exhortaba a tomar medidas contra Brown por «manchar el buen nombre de la universidad».

En noviembre de 1996, Brown desempeñó un importante papel en lo que ahora se podría llamar el gran bulo del Hale-Bopp.

Todo empezó en 1995, cuando Alan Hale y Thomas Bopp descubrieron un cometa que se dirigía hacia nosotros. Se le denominó cometa Hale-Bopp. Art Bell, el locutor de radio de madrugada cuya especialidad es entrevistar a seudocientífícos, anunció que el cometa seguía una vía de colisión con la Tierra. Cuando se demostró que esto era falso, Bell salió con una posibilidad aun más disparatada. Entrevistó a un astrónomo aficionado, Chuck Shramek, que había difundido en Internet una fotografía del Hale-Bopp que revelaba un objeto brillante «parecido a Saturno» y cuatro veces más grande que la Tierra, que seguía la estela del cometa. ¿Podía tratarse de una gigantesca nave espacial?

Brown, amigo de Bell, intervino en la función apareciendo dos veces en el programa de Bell. Dijo que había pedido a tres de los mejores videntes remotos de su Farsight Institute que echaran un vistazo al misterioso objeto. Tal como informó Robert Sheaffer en el
Skeptical Inquirer
(marzo/abril de 1997), uno de los psíquicos vio el objeto como «un objeto grande, denso, magnético, poderoso, ominoso y centrífugo». Un segundo vidente afirmó que el objeto era una nave espacial con control climático. Esto fue confirmado por el tercer experto, que describió la nave como «dura, lisa y redondeada».

Alan Hale examinó la fotografía de Shramek. La supuesta nave espacial resultó ser la estrella SAO 141894, distorsionada por la refracción. (Ver el artículo de Hale «La locura del cometa Hale-Bopp», en
Skeptical Inquirer
, marzo/abril de 1997). Aunque la nave no existía, desempeñó un papel fundamental en los horrendos suicidios en masa de la secta Puerta del Cielo, como se contará en el siguiente capítulo.

El 11 de abril de 1997, Brown insertó en su sitio web un mensaje paranoico al gobierno de Estados Unidos. En él decía que había llegado a su conocimiento que dentro del gobierno había un grupo que estaba planeando un ataque terrorista contra su Farsight Institute. «Hemos estado en contacto directo con un grupo de fuera que nos ha ofrecido guía y protección (a partir de ahora, nos referiremos a este grupo como nuestros "Amigos"). Creemos que ustedes ya saben quién es este grupo. Lo que no saben es que este grupo puede no ser capaz de seguir protegiéndonos si el gobierno de Estados Unidos toma abiertamente la decisión, al máximo nivel, de abandonarnos». ¿Quiénes son esos Amigos? ¡Pues nada menos que los «amigos invisibles» y extraterrestres de la secta Urantia! Brown continúa diciendo que el 4 de abril de 1997, activamos nuestros nuevos protocolos de transferencia de tecnología. Vimos por visión remota un artefacto extraterrestre que está en poder del gobierno de Estados Unidos. El hecho de que ese objeto está en su poder nos fue revelado por nuestros Amigos. Sólo nos informaron de que su forma es rectangular, de su tamaño aproximado, de que se trata de tecnología extraterrestre y de que el gobierno no sabía para qué servía ni cómo funcionaba dicho objeto. Utilizando nuestros nuevos protocolos de transferencia de tecnología (que, debo reconocer, nos fueron dados en parte por nuestros Amigos), nos concentramos en ese objeto y averiguamos su propósito, su funcionamiento, etc. No vamos a revelar aquí todos nuestros descubrimientos, porque ha llegado a nuestro conocimiento que estos aparatos son comunes a todas las naves utilizadas por nuestros Amigos, y que otros gobiernos poseen también artefactos similares o saben de su existencia. Por el momento, queremos que la divulgación de nuestros descubrimientos quede limitada al gobierno de Estados Unidos. Para ello será necesario que un representante oficial del gobierno visite nuestras instalaciones de Atlanta para examinar nuestros datos.

Esperamos y deseamos que estos descubrimientos les resulten útiles. Estamos en condiciones de ofrecerles más detalles si lo desean o solicitan. Además, nuestros protocolos de transferencia de tecnología, que ya son bastante extensos, se ampliarán espectacularmente dentro de poco para permitimos abordar una amplia gama de problemas muy difíciles. Nuestros Amigos quieren que ustedes sepan que están deseando colaborar con ustedes, utilizando como medio la conciencia. Desean ayudarles, pero quieren que ustedes pongan algo de su parte, permitiéndonos desarrollar tecnologías de la conciencia que permitan una interacción íntima entre ellos y los humanos. No nos han informado de que exista algún límite a la ayuda que están dispuestos a ofrecer, siempre que la recibamos utilizando medios que les resulten cómodos.

No sólo hay un grupo del gobierno de Estados Unidos que planea destruir el Farsight Institute; además, Brown dice que los Amigos le han informado de que se está planeando un atentado terrorista contra Nueva York, utilizando un arma nuclear táctica robada a la ex Unión Soviética. Este atentado es inminente, y el gobierno debe actuar con rapidez para impedirlo. Una vez más, Brown ruega al gobierno que visite sus instalaciones de Atlanta y que «en lugar de intentar destruimos, se avenga a protegernos».

A menudo se meten conmigo por ridiculizar las formas extremas de seudociencia, en lugar de tratarlas como si se tratara de investigaciones especulativas serias. El físico Jeremy Bernstein, que escribió sobre este tema en su libro
Science Observed
, defiende la táctica del ridículo:

La mecánica cuántica no es el budismo zen. Los fotones no despliegan manifestaciones de conciencia. La teoría de la relatividad no tiene nada que ver con el relativismo étnico. El creacionismo no es una teoría científica que rivaliza con
El origen de las especies
. La evolución no es una especulación, y así sucesivamente. Si la gente lee divulgación científica con expectativas mal orientadas, a la larga esto se traducirá en una pérdida de apoyo popular y de interés por la verdadera investigación científica.

Por esta razón, entre otras, creo que un científico como yo, que escribe para el público en general, tiene la oportunidad y la obligación de llamar la atención sobre los disparates cada vez que se los encuentra. Por otra parte, para escribir sobre disparates y evitar que lo escrito degenere en polémica aburrida hay que pensárselo bien.

Aquí es donde entra en juego el humor. En mi opinión, es mucho más efectivo, y desde luego mucho más divertido, utilizar el humor para que las ideas seudocientíficas parezcan tan ridículas como de hecho son. Al hacer esto, uno corre el riesgo de que se lo tomen a la ligera, aun cuando su intención no era necesariamente ser gracioso. Pero es un riesgo que estoy dispuesto a correr.

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