Taller de escritura creativa para niños y adolescentes (5 page)

BOOK: Taller de escritura creativa para niños y adolescentes
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Esta consigna se irá haciendo durante todo el curso en clase o en casa.

 

Ejemplo del texto
Animal poesía

A/ Abubilla

Dentro de una huella de tigre

vio una huella de abubilla

J
/
Jirafa

Cómo llegar a la luna

escalando una jirafa

glotona de helado y bruma

 

Cosas que ocurren

Los ritmos en la creación siempre me sorprenden, y me gusta quedarme observándolos, viendo cómo y por qué suceden. Cuento esto porque en esta propuesta mis alumnos han llegado a tardar hasta cuarenta minutos en escoger el tema. Eso sí, tengo que confesar que la espera siempre vale la pena.

Y otra cosa que sucede es que algunos crean el abecedario de forma desordenada, empezando por la letra que les apetece. Es importante que el educador respete el orden de inspiración siempre y cuando acaben de confeccionar el libro con todas las letras.

 

Escribir

El profesor les explica la idea y como ejemplo lee algunos poemas del texto original o inventa otros. Una vez han escogido el tema, empiezan a escribir su abecedario poético. Pueden escribir de uno a dos o tres poemas por letra. Como quieran.

Pueden continuar la consigna en casa o en la siguiente clase. Así hasta finalizar el abecedario poético.

 

Variante

Esta consigna es muy interesante realizarla también en prosa o en ambos géneros en el mismo libro. Y otra variante que suelo hacer con esta misma idea de diccionario es que arranquen a escribir a partir de una letra pero sin tema previo, a ver qué ocurre, a qué lugares les lleva el lenguaje.

 

 

Zoom

 

Texto original

Partimos del libro
Zoom
creado e ilustrado por el artista rumano Istvan Banyai.
Zoom
cuenta una historia muda mediante una secuencia de viñetas en las que el autor nos propone mirar cada vez con mayor amplitud desde lo más pequeño a lo más grande. Y así, hasta el infinito.

 

Propuesta

El maestro les propone a los alumnos que se fijen en el objeto más pequeño que hay en su mesa o cerca de ellos y que miren qué hay al lado de ese objeto y al lado del siguiente objeto, y del siguiente, qué hay al lado de su mesa, de sus compañeros, en la otra clase, en el edificio, en la calle, más allá de la calle... y así hasta donde su imaginación sea capaz de llevarles.

 

Escribir

El maestro les propone que escriban todo lo que han ido imaginando partiendo del objeto que tienen más cerca. Que hagan su propio zoom.

 

Variante

El educador puede proponer esta consiga partiendo de otra situación que los niños elijan. Todas las propuestas son válidas para realizar el zoom. También puede ser al revés, desde lo más amplio hasta llegar a lo más cercano.

Incluso se puede proponer que inicien el zoom desde dentro del cuerpo para ver hasta dónde llegan.

 

 

Me lo decía mi abuelito, me lo decía mi papá...

 

Texto para iniciar la clase

Poema de José Agustín Goytisolo, «Me lo decía mi abuelito».

 

La consigna

Aunque en principio este poema no tiene que ver con la consigna, considero que puede ser una buena idea traerlo a clase para hacer este ejercicio. Primero porque cualquier pretexto me parece bueno para leer un poema y segundo porque van a escribir algo que les contaron. Algo que escucharon de sus abuelos o de sus padres o de alguien de su familia.

 

Propuesta

El profesor lee el poema de Goytisolo y les pregunta quién quiere volver a leerlo. De esta manera se acostumbran a leer poesía en voz alta, a escuchar atentamente y a comprender mejor el poema. Si hay alguna palabra que no entienden, la anotan y la descubren entre todos o bien por el contexto o con ejemplos que pone el maestro.

El profesor pregunta a los alumnos qué dice el poeta, qué le contaba su papá, su abuelito... Es un buen momento para que los niños cuenten las historias que conocen por sus abuelos, por sus padres, los relatos que les contaban o leían de pequeños...

 

Cosas que ocurren

A veces algún niño no recuerda en ese momento ninguna historia que le hayan contado; en esos casos la consigna se pospone a la siguiente sesión y el niño tiene unos días para preguntar a sus abuelos, tíos o padres algún relato familiar que les haya ocurrido. Y lo escribe en casa. El educador puede escoger un tema: escuela, boda, profesión, guerra civil, hijos, etcétera. Es una consigna que suelo repetir: si han traído una historia del padre, que ahora se la cuente la madre o viceversa. Además así se pueden trabajar los diversos puntos de vista en la familia. Cuando hayan escrito este relato, el maestro puede proponerles en la misma sesión o como ejercicio en casa que pasen la historia en prosa a poesía e incluyan alguna de las palabras del poema «Me lo decía mi abuelito, me lo decía mi papá
...».

También podéis invitarles a escuchar la poesía de José Agustín Goytisolo recitada por el cantante Paco Ibáñez.

 

Escribir

Cada alumno escribe una historia que le contó su abuelo, abuela, madre, etcétera. Pueden hacerlo en primera persona, incluyéndose ellos como narradores testigos, o en tercera persona. Otra posibilidad es que transcriban la historia tal cual se la han contado, como si fuera otro quien la escribe.

 

 

Mi primer recuerdo

 

Propuesta

Este ejercicio es uno de los más sencillos y a la vez más entrañables que suelo hacer con niños. La consigna es tal cual: el profesor les pide que busquen en su memoria el primer recuerdo que tienen, el primero que les venga, sin pensar demasiado. Cuando ya lo tengan, empiezan a darle forma: ¿Dónde ocurrió? ¿Cuántos años tenían? ¿Con quién estaban? ¿Qué pasó después? Y les propone que lleven el recuerdo hasta un final, como si fuera un relato.

 

Escribir

El educador les dice que empiecen a escribir en cuanto tengan claro el recuerdo que les ha venido en mente y las demás pautas –cómo, dónde, cuándo, con quién...– que vayan escribiéndolas a medida que desarrollan el relato.

 

Variante

Siempre realizo esta variante una vez realizada la consigna de «Mi primer recuerdo», les propongo que escriban su primer recuerdo introduciendo algunos elementos de ficción, ya sea cambiando el lugar donde ocurrió, modificando el final... Podéis preguntarles: «¿Qué os gustaría cambiar de ese recuerdo?». Y ¡a escribir!

 

Esta variante permite en el niño romper la barrera entre realidad y ficción a la hora de escribir. Comprender, en la práctica, no en la teoría, que pueden mezclar su realidad con su imaginación para crear un texto literario. Es importante que el educador les explique a partir de este ejercicio que la literatura es siempre una mentira que va de la mano de una gran verdad. Que es
la verdad de las mentiras.

 

 

Inventar una profesión

 

Texto original

«Dos palabras»,
del libro
Cuentos de Eva Luna,
de Isabel Allende. Éste es el cuento en el que me inspiro para proponerles el ejercicio. Inicio la clase contándoles –no leyéndoles– de una forma sencilla y al estilo «Érase una vez»
la historia de Belisa Crepusculario.

Es un cuento largo para los más pequeños y la tarea del maestro consiste en recrearlo y resumirlo para extraer de él la originalidad de la historia y cerrarlo o variarlo como mejor le parezca.

 

Propuesta

El maestro les comenta que empezarán escuchando un cuento; les pide que se pongan cómodos y que presten mucha atención porque para entender esa historia es importante que estén muy atentos. Yo les digo que es una historia difícil pero que estoy segura de que como ellos ya son muy buenos lectores la encontrarán fácil. ¡Y suele ser así! Es importante que los niños puedan participar, que el educador pregunte de vez en cuando algo como: «¿Y ahora qué creéis que pasó?», «¿Por qué creéis que hizo tal cosa?», etcétera. Al acabar la lectura, el profesor les propone escribir un cuento en el que el protagonista tenga una ocupación que no existe pero que podría existir. Que el alumno invente una profesión. Suelo aprovechar este ejercicio para recordarles que en todos los cuentos tiene que haber un conflicto que habrá que ir resolviendo hacia el final.

 

Opciones

Si lo desean, pueden mantener la profesión de Belisa Crepusculario: vender palabras. Lo sugiero para que el educador lo tenga en cuenta como una posibilidad o como un nuevo ejercicio.

 

Escribir

El maestro les pide que inventen una historia en la que uno de los personajes tiene una profesión que no existe y que la desarrollen escribiendo un cuento largo. Para los más pequeños un cuento largo es como mucho de una página.

 

Variante

Otra posibilidad es contar el cuento hasta la mitad y que ellos lo continúen a su manera.

 

 

Escribir un cuento

 

Texto original

Cualquier cuento de hadas tradicional o algún cuento contemporáneo que no sea demasiado largo para poder leerlo después en clase.

 

Propuesta

El educador lee a sus alumnos el inicio de un cuento que haya elegido. A veces es suficiente con la lectura de la primera línea del cuento: «Érase una vez un rey que tenía tres hijas
...»
y les propone que continúen la historia de forma libre.

 

Opciones

El educador puede valorar a partir de esta consigna que los alumnos escriban un cuento largo en casa, durante la semana, dándoles otro inicio de cuento o bien dejándoles que ellos empiecen la historia como se les ocurra.

 

Escribir

El profesor lee el inicio y les propone que continúen el cuento. Cuando hayan acabado de escribir su cuento y todos lo hayan leído en voz alta, el profesor o un voluntario o entre todos leerán el cuento original.

 

Variante

Otra posibilidad es proponerles que escriban un cuento sin ninguna lectura previa, es decir, que arranquen a escribir lo que se les ocurra sin más consigna que escribir un cuento a su aire.

 

 

Elegir un poema

 

Poemas

El educador selecciona algunos poemas que considere adecuados para sus alumnos. Mis poemas-guías, aunque los varíe, suelen ser de los siguientes poetas:

Rubén Darío, Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, Federico García Lorca, Carmen Conde, Gloria Fuertes, Pablo Neruda, Mario Benedetti, Maria Mercè Marçal, Feliu Formosa, Joan Casas, Montserrat Abelló, etcétera.

Desde que empecé a dar talleres de escritura creativa con niños y jóvenes he dedicado bastante tiempo a la búsqueda y selección de poemas adecuados para su edad. Mi sorpresa es siempre muy grata cuando descubro que casi todos los poetas y poetisas que me gustan tienen algún poema que los jóvenes pueden leer y disfrutar. Así que invito al profesor a que investigue y busque en la obra poética de los autores que le gustan aquellos poemas que puedan ser adecuados para sus alumnos.

 

Propuesta

El educador selecciona unos cinco o seis poemas. Hace una fotocopia de éstos para que cada niño. Si el grupo es muy numeroso, se pueden agrupar por parejas. Cada alumno se concentra en la lectura de los cinco poemas y los lee repetidas veces hasta escoger uno o dos. El profesor recuerda a sus alumnos que la elección no tiene que ver con la comprensión del poema, sino con otros aspectos, como por ejemplo que les guste, que les emocione, que les recuerde algo, etcétera.

Si no hay ningún poema que les guste (nunca me ha pasado pero lo tengo en cuenta), el educador les presta algunos libros de poemas y que elijan entre ellos.

 

Cosas que ocurren

En este ejercicio los jóvenes suelen preguntar si deben contar las sílabas o si tienen que escribir un poema que rime. No soy partidaria de ceñir el poema a ninguna métrica; les dejo que escriban libremente.

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