Read Taller de escritura creativa para niños y adolescentes Online
Authors: Esmeralda Berbel
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Escribir
El profesor extrae la consigna a partir del poema que elige cada alumno. La idea es que escriban acerca de algo que está en el poema. El niño escribe una poesÃa a partir de la pauta que da el maestro.
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Ejemplo
Si escogen el poema «Gracia», de Carmen Conde: «Van a cantar las aves. Lo siento en mis costados / porque me tiemblan alas que nunca vi crecer»,
el alumno escribe un poema acerca de las aves, de un pájaro que le guste o de algún elemento de la naturaleza. Si elige «Canciones» de Antonio Machado: «Hora de mi corazón: / la hora de una esperanza / y de una deÂsesperación»,
el maestro puede darle dos opciones: que escriba un poema que hable del corazón o que hable de las horas.
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Variante
El educador puede sugerir al alumno que lea el poema con mucha atención y escriba sin consigna previa a partir de lo que sienta.
Otra posibilidad es entregarles varios libros de poemas y que ellos escojan uno o dos.
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Con este ejercicio los niños leen con mucha atención varios poemas además de escribir. Es hermoso verles leer tan concentrados; la consigna de elegir es una de las propuestas que más les motiva a leer sin distraerse.
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Poemas
El maestro escoge algunos libros de haikus que le gusten. Yo suelo llevar, además de libros de un autor, algunas antologÃas de haikus para que la lectura sea variada.
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Crear un clima adecuado
Es aconsejable que el educador cree un clima adecuado en clase antes de pasar a la lectura de los poemas japoneses. Puede realizar algunos ejercicios previos de relajación, ponerles música clásica; que piensen en un paisaje que les guste mucho, que se imaginen en el campo, en el bosque, en el mar, etcétera. Otra sugerencia es que el profesor les haga oler algún aceite esencial como lavanda, pino, ciprés, eucalipto. Me gusta aprovechar esta consigna para sensibilizar y despertar en el niño los cinco sentidos; que presten atención a los pequeños sonidos de la clase y a los propios; darles a probar fresas, frambuesas, trozos de melocotón, manzana...
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Propuesta
Cuando el maestro considere que los alumnos han entrado en un lugar propicio para la escucha de los haikus, les propone que busquen un sitio en la sala que les guste y que se sientan cómodos.
El profesor pide voluntarios para la lectura y propone que cierren los ojos porque el haiku es un poema que tiene que verse «por dentro». Se leerá dos o tres veces.
Una vez finalizada la lectura, comentan qué les ha parecido, cuál les ha gustado más, qué elementos se repiten en los poemas, etcétera. El maestro explica de forma sencilla qué es un haiku y les invita a que escriban su primer poema japonés.
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Escribir
Los alumnos escriben un haiku respetando la brevedad del género, tres versos pero sin prestar atención a la métrica. Si el educador lo considera oportuno, puede proponer algún elemento más del haiku, como tener presente un aspecto de la naturaleza o dejar que los niños se expresen como se les ocurra en ese momento y hacer otras propuestas más adelante.
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Propuesta
Para escribir con esta consigna podrÃa ser válida cualquier propuesta de escritura anterior. A mà me gusta sugerirles un tema que aún no he tocado en este libro y es que los niños escriban acerca de «El lugar más bonito de mi casa».
El profesor escoge cinco o seis palabras que posean distintas cualidades: divertidas, exclamativas, poco conocidas, musicales, comunes, onomatopéyicas, de argot... Las posibilidades son infinitas.
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Ejemplo
Pis, ¡dios!, pálpito, silente, pasmado, edredón, toc, toc, jopé...
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Cosas que ocurren
A veces hay alguna palabra que no consiguen incorporar en su texto. Si es solo una, les digo que no importa, que no se bloqueen; y si es más de una o de dos, el maestro decide si a ese joven le conviene esforzarse un poco o es mejor que continúe escribiendo sin incorporar esas palabras.
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Escribir
Los jóvenes van a escribir acerca del lugar más bonito de su casa. El profesor les propone que describan a qué sabe su casa, a qué huele, si es blanda, colorada, etcétera. Y les explica que tiene cinco o seis palabras preparadas y que a un chasquido de los dedos dirá una palabra que ellos han de incorporar en su texto cuando les vaya bien y que si no la conocen, no importa, que la incluyan por intuición. Asà hasta finalizar la ruleta de palabras.
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Propuesta
Como es una propuesta dinámica, el profesor busca una sala vacÃa o bien retira las sillas y mesas para dejar espacio libre. Y les explica la primera parte del ejercicio. Una vez finalizada ésta les explica el siguiente paso y asà hasta concluir. Si lo explicáis entero âalguna vez me ha ocurridoâ, están más pendientes de lo que viene a continuación que del proceso creativo.
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1. Los alumnos caminan por la sala desordenadamente y a la voz de «¡Ya!» buscan unos compañeros para agruparse. Pueden ser grupos de dos o de tres personas.
2. Buscan un nombre para el grupo que puede ser una palabra o una frase. Escriben el nombre que han elegido en la pizarra y al lado anotan a los componentes del grupo.
3. Deshacen el grupo y vuelven a caminar libremente por la sala. Cada uno piensa en una o dos o tres palabras que le gusten mucho, no solo por su significado, sino también por su sonido. Las memoriza y a la voz de «¡Ya!» del profesor buscan a su grupo.
4. Los alumnos comparten con su grupo las palabras que han pensado y las escriben en un folio.
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Escribir
El profesor les propone que construyan un texto en común con todas las palabras que han escrito. Y les recuerda que nadie dirige el texto, que lo realizan entre todos, asà que tienen que consensuar, proponer, ceder y encontrar la manera de escribir un texto en común.
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Variante
También pueden escribir un cuento o un poema individualmente teniendo en cuenta las palabras que han buscado entre todos.
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Propuesta
El educador explica a los niños de dónde proviene este nombre. Suelo relatarlo como un cuento, dependiendo de las edades; les digo que hace muchos años, en Francia, un grupo de personas, escritores, poetas... se juntaban, como ellos, a escribir y a veces se entretenÃan con este juego. Esta consigna es un buen pretexto para que el profesor les hable del surreaÂlismo, les lea algún poema surrealista, les enseñe cuadros vanguardistas, les cuente la importancia que tienen los sueños y les diga que podrÃan, si les apetece, llevar un diario de sus sueños.
Dependiendo del número de alumnos, la clase se divide en uno o dos grupos.
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Escribir
Un alumno escribe una frase en un folio y lo dobla para tapar lo que ha escrito, dejando al descubierto solo la última palabra. Pasa la hoja al compañero, el cual escribirá a partir de esa palabra que queda visible. Repiten el ejercicio hasta que todos hayan escrito.
Abren la hoja y pasan a leer lo escrito como si fuera un único texto.
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Los surrealistas pusieron a este juego el nombre de
Cadáver exquisito
porque fue una de las frases que surgieron mientras jugaban y decidieron llamarlo asÃ. Si los niños quieren, pueden extraer una frase de su texto y crear un nombre nuevo para esta consigna.
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Texto original
«Instrucciones para llorar», de Julio Cortázar. Este microrrelato lo podéis encontrar en el libro
Historias de cronopios y de famas.
Es un texto guÃa; yo suelo leerlo cambiando solo aquellas expresiones que les pueden resultarles complicadas.
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Propuesta
Una vez contado el microrrelato, el profesor les da algunos ejemplos de otro tipo de instrucciones que ellos podrÃan escribir.
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Ejemplo
Instrucciones para reÃr, para hacer pis, para callarse, para subir escaleras, para comerse un bocadillo, para dar un beso...
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Escribir
El maestro les propone que inventen un relato en el que se indiquen una serie de instrucciones para hacer algo. Les recuerda que tienen que quedar claras
y que no tienen por qué ser lógicas ni «realizables».
Como es una consigna que les gusta mucho, el profesor puede proponer redactar varias instrucciones en una clase o que escriban otras más elaboradas en casa para leer en la próxima clase.
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Texto original
El libro de los por qué
, de Gianni Rodari.
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Propuesta
El profesor toma como guÃa el libro de Gianni Rodari, del cual puede extraer algunas preguntas si las considera adecuadas, ingeniosas o sugerentes para sus alumnos. Mi propuesta es un poco distinta: el libro es solo un referente. Los que plantean las preguntas son los alumnos. De manera que el ejercicio consiste en que los jóvenes ideen y escriban preguntas divertidas, absurdas, comunes, ocurrentes. El profesor propone hacer dos grupos. Si lo desea, él se incluye en uno de ellos. El grupo A entrega sus preguntas escritas al grupo B, que a su vez da las suyas al A.
Aunque en el libro de Gianni Rodari se den las respuestas a las preguntas que él mismo formula, procuro no leerlas, ya que pueden dirigir o coartar la libertad a la hora de escribir esta consigna. Si el profesor lo considera oportuno, puede leer alguna de las respuestas del libro al finalizar la clase.
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Ejemplos de preguntas que se les han ocurrido a los alumnos
«¿Por qué yo soy yo y no soy tú?
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«¿Por qué tenemos dos ojos y no tres o cuatro?» «¿Yo soy yo?» «¿Por qué los mayores siempre se dicen: “Hola, qué tal”?» «¿Por qué no me gusta la sopa?»
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Escribir
Cada grupo inventa y escribe en una hoja tantas preguntas como componentes haya en el grupo. Entregan su hoja al grupo contrario y a la inversa. Los grupos responden y luego se leen las preguntas y las respuestas.
Como es una escritura grupal, tienen que aprender a consensuar, decidir qué respuesta eligen de todas las que han surgido, quién cede, quién construye en grupo, a quién le cuesta. Es un buen ejercicio para aprender a crear en grupo.
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Variante
Cada componente del grupo escribe una pregunta en su hoja y decide a qué componente del grupo contrario se la entrega para que responda. El maestro también puede formular unas cinco o seis preguntas y todos los jóvenes responder individualmente y por escrito a cada pregunta.
Otra posibilidad es que se pongan de acuerdo como grupo y formulen algunas preguntas al maestro. Les encanta ser profesores por un dÃa. Y ver cómo su maestro resuelve un ejercicio que antes han hecho ellos les crea mucha expectación. La de cambiar los roles es una experiencia muy buena.