Star Wars Episodio VI El retorno del Jedi (7 page)

BOOK: Star Wars Episodio VI El retorno del Jedi
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Por ello, detuvo la acometida de los guardias tal como la luz disuelve las tinieblas.

Lando forcejeaba con el timonel intentando llegar hasta los controles de la lancha. La pistola de láser del timonel se disparó sola en la refriega y destrozó el panel de instrumentos. La lancha dio una brusca sacudida volcándose casi hacia un lado. Otro guardia se precipitó hacia la fosa y todo el mundo cayó al suelo de la cubierta en confuso montón. Luke se reincorporó velozmente y corrió hacia el timonel blandiendo su espada. La criatura, impresionada por la visión de la brillante hoja de láser de la espada, dio un traspié y cayó también, por la borda hacia las voraces fauces del Sarlacc.

El aturdido timonel aterrizó en el declive suave y arenoso de la fosa y comenzó a deslizarse inexorablemente hacia la boca dentada y viscosa. Arañó desesperadamente la arena gritando como un poseso; mas, de improviso, un musculoso tentáculo brotó de la boca del Sarlacc, serpenteó sobre la tostada arena y aferró con fuerza el tobillo del timonel, arrastrándolo a la abertura, donde fue prontamente deglutido con un horrendo chasquido.

Todo había sucedido en cuestión de segundos. Cuando Jabba vio lo que sucedía, estalló de rabia y bramó furiosas órdenes a los que le rodeaban. Al instante se organizó un tremendo pandemónium, con todas las criaturas entrando y saliendo por cada puerta de la Barcaza. Aprovechando esa confusión, Leia entró en acción.

Saltando sobre el trono de Jabba, rodeó la bulbosa garganta del monarca con la cadena que la retenía y, saltando fuera del estrado, estiró la cadena con todas sus fuerzas. Los pequeños eslabones metálicos se enterraron en las fofas capas del cuello de Jabba, produciendo el mismo efecto que el garrote vil.

Con una fuerza superior a las suyas propias, tiró y, tiró. Jabba luchaba frenéticamente, corcovando su giboso torso y casi rompiendo, los dedos de Leia, que sentía también desgarrarse sus brazos. No podía ejercer eficiente tensión de palanca, contra esa enorme masa y creyó desfallecer de dolor. Pero la fuerza de Leia no era meramente física. Cerrando los ojos y evitando pensar en el dolor de sus manos, concentró toda la energía vital que pudo reunir, en la tarea de estrangular el aliento de la horrible criatura.

Estiró, sudó, visualizando cómo la cadena se incrustaba milímetro a milímetro en la tráquea de Jabba, mientras Jabba se revolvía desaforadamente, totalmente desconcertado por el ataque del menos esperado de los enemigos.

Haciendo un último esfuerzo por respirar, Jabba tensó todos sus músculos y cayó hacia adelante. Sus reptilescos ojos comenzaron a desorbitarse al tensarse más la cadena; la viscosa lengua sobresalió de la boca y su maciza cola se contrajo en un espasmo final, hasta quedar inmóvil, como un peso muerto.

Leia intentó liberarse de la cadena del cuello mientras, afuera, la batalla arreciaba.

Boba Fett, encendiendo sus retrocohetes, se lanzó al aire y voló fácilmente desde la barcaza hasta la lancha, justo en el momento en que Luke acababa de desatar a Han y a Chewie. Boba apuntó a Luke con su pistola de láser, pero, antes de que pudiera disparar, el joven Jedi giró velozmente, trazando un arco luminoso con su espada de láser, que se abatió sobre el arma de Boba cortándola en dos.

De pronto, una ráfaga de disparos brotó del gran cañón situado en el puente superior de la barcaza y la lancha se sacudió, herida en un costado, inclinándose cuarenta y cinco grados. Lando fue lanzado fuera de la cubierta, pero en el último instante consiguió asirse a un puntal roto y quedó balanceándose desesperadamente, sobre el Sarlacc.

El cariz que tomaban los acontecimientos no estaba previsto en su plan de juego, y Lando se prometió no volver a involucrarse jamás en una apuesta que no controlara desde el principio al fin.

La lancha recibió otro impacto directo del cañón de la barcaza y se zarandeó fuertemente, arrojando a Chewie y Han contra la barandilla. El Wookiee, herido, aulló de dolor. Luke volvió la cabeza para mirar a su peludo amigo y Boba Fett, aprovechando ese momento de distracción, disparó un cable oculto en la manga de su armadura.

El cable se enrolló en torno al cuerpo de Luke, pegando sus brazos a los costados. El brazo con el que esgrimía la espada quedó libre sólo de la muñeca para abajo. Dobló la muñeca de modo que la espada de láser apuntara hacia arriba, y dio vueltas sobre sí mismo, devanando el cable. En el instante que la espada rozó el cable, éste se fundió y Luke se desembarazó del resto justo en el preciso momento en que otro proyectil alcanzaba la lancha, arrojando a Boba, inconsciente, sobre la cubierta. Desgraciadamente, la explosión desgajó el puntal al que se aferraba Lando, y cayó dando vueltas hacia el foso del Sarlacc.

Luke cayó al suelo, aturdido por la explosión, pero sin estar herido. Lando se incrustó en el arenoso declive y gritó pidiendo auxilio, a la par que intentaba escalar las paredes de la fosa. La finísima arena se desmoronó, precipitándole más cerca de la negra abertura. Lando cerró los ojos, pensando cómo podía producirle al Sarlacc mil años de indigestión. Apostó consigo mismo a que sobreviviría a todos los demás en el estómago de la criatura. Quizá si se vistiera con el uniforme del último guardia que cayó...

—¡No te muevas! —gritó Luke, pero hubo de dirigir su atención a la segunda lancha que, repleta de guardias, se lanzaba sobre ellos disparando todo su armamento.

Era una regla básica de los Jedis, pero de igual modo cogió por sorpresa a los guardias de la segunda lancha: «Cuando el número de atacantes es excesivo, la fuerza que poseen se vuelve contra ellos.» Así, Luke saltó directamente al centro de la lancha y comenzó a diezmarlos volteando su espada de láser como si fuera un remolino.

En la otra lancha, Chewie intentaba sacudirse la maraña de hierros retorcidos por la explosión, mientras que Han, a sus pies, forcejeaba ciegamente. Chewie le ladró intentando que alcanzara una lanza que danzaba por el suelo de la cubierta.

Lando gritó al sentir cómo se deslizaba lentamente hacia las brillantes fauces. Él era un jugador, pero no daría un ápice por sus posibilidades de escape.

—¡No te muevas, Lando! —advirtió Han—. ¡Voy a por ti! —Luego se dirigió a Chewie—. ¿Dónde está la lanza, Chewie? —Han barrió con sus manos la superficie del puente, mientras Chewie gruñía indicaciones para dirigir los movimientos de Solo. Por fin, Han asió la lanza.

Boba Fett se irguió tambaleándose, aún atontado por el proyectil explosivo. Miró a la otra lancha donde Luke estaba inmerso en una desigual lucha contra seis guardias. Con una mano, Boba se afirmó sujetando la barandilla y, con la otra, apuntó con su arma a Luke.

Chewie ladeó avisando a Han.

—¿Hacia dónde?—gritó Solo. Chewie mugió de nuevo.

El invidente pirata espacial esgrimió la lanza en la dirección de Boba. Instintivamente, Fett paró el golpe con su antebrazo y apuntó de nuevo a Luke.

—Sal de mi camino, ciego idiota —insultó a Han. Chewie gruñía frenéticamente. Han hizo oscilar la lanza en la dirección opuesta y golpeó certeramente los retrocohetes de Boba.

El impacto hizo que se encendieran los cohetes. Boba salió volando inesperadamente, chocó como un misil contra una segunda lancha y rebotó, cayendo directamente al foso. El armado cuerpo se deslizó, adelantando a Calrissian, y rodó sin pausa hasta la boca del Sarlacc.

—RrgrrowBrbroo fro bo —gruñó Chewie alegremente.

—¿Eso hizo? —sonrió Solo—. Me gustaría haberlo visto.

Un fuerte impacto de otro proyectil proveniente de la barcaza casi vuelca la lancha, enviando a Han por encima de la borda. Por suerte, el pie de Han se enganchó en la barandilla y quedó oscilando peligrosamente sobre el Sarlacc. El herido Wookiee permanecía aún atrapado firmemente entre los hierros de la lancha.

Luke, tras derrotar a los adversarios de la otra lancha, advirtió rápidamente la situación de sus amigos y brincó a través del abismo de arena, aterrizando sobre el inclinado casco metálico de la gran barcaza. Poco a poco escaló el casco, trepando hacia el puente donde estaba el cañón.

Mientras tanto, en la cubierta de observación, Leia continuaba esforzándose en romper la cadena, escondida tras la enorme carcasa del gánster para que ningún guardia la viera. Estiró su cuerpo cuan largo era intentando alcanzar una pistola de láser que yacía en los límites de su alcance. Oportunamente, R2, tras haber perdido su dignidad rodando por los suelos, acudió al rescate.

Emitiendo ruiditos electrónicos, R2 extendió un apéndice que portaba una pequeña sierra circular y cortó los eslabones.

—Gracias, R2; buen trabajo. Ahora vayámonos de aquí —dijo Leia

Corrieron hacia la puerta. Por el camino vieron a 3PO tirado en el suelo, chillando mientras un enorme tipo llamado Hermi Odie se sentaba sobre él. Acuclillado encima de la cabeza de 3PO, Migaja Salaz el monstruoso y reptilesco mono, intentaba arrancar el ojo derecho del dorado androide.

—¡No, por favor! ¡No! ¡No, mis ojos! —chilló aterrado 3PO.

R2 lanzó un rayo eléctrico a la espalda de Hermi Odle, quien, gimiendo de dolor, saltó por la ventana. Una descarga similar propulsó a Salaz hasta el techo, donde se quedó adherido. 3PO se irguió prontamente, con el ojo derecho colgando de un haz de cables, y corrió junto a R2 y la princesa, que se deslizaban por una puerta trasera.

El cañón del puente atinó con un nuevo disparo en la ya escorada lancha, zarandeando todo lo que quedaba dentro de ella, excepto a Chewbacca, que se aferraba como una lapa, pese a su brazo herido. Estaba en la barandilla sujetando a Solo por el tobillo, mientras oscilaba sobre el aterrorizado Calrissian. Lando había logrado evitar deslizarse, quedándose absolutamente inmóvil. Empero, cada vez que intentaba asir el brazo que le extendía Solo, la arena se desmoronaba, acercándole un poco más a la voraz abertura. Deseaba fervientemente que Solo no conservara algún rencor por aquel estúpido asunto de Bespin.

Chewie gruñó, dando a Han nuevas directrices.

—Vale, ya lo sé. Ahora veo mucho mejor. Debe ser por toda la sangre que me está bajando a la cabeza—replicó Han...

—¡Magnífico! —saltó Lando—. Ahora, ¿no te importaría crecer unos centímetros más?

Los artilleros de la barcaza estaban apuntando a la cadena humana de la lancha, a punto de dar el golpe de gracia, cuando Luke se plantó frente a ellos, riendo como si fuera el rey de los piratas. Encendió su espada láser antes que pudieran disparar un solo tiro. Instantes después, los artilleros yacían en un montón humeante.

Una compañía de guardias provenientes del pontón inferior apareció disparando repentinamente. Uno de los disparos acertó en la espada de Luke, arrancándola de la mano. Corrió por el puente intentando escapar, pero pronto fue rodeado por los guardias. Dos soldados manejaron de nuevo el cañón, mientras Luke observaba su mano. El complejo aparato estaba abierto y exponía los complicados circuitos y mecanismos que sustituían a su verdadera mano. La mano que Vader cercenó en su último encuentro.

Flexionó el mecanismo: aún funcionaba.

Los artilleros dispararon contra la lancha, situada más abajo. Impactaron en un costado del pequeño bote y la onda provocada por el golpe casi aflojó la presa del Wookiee, mas, al inclinarse la lancha, Han pudo asir la muñeca de Lando.

—¡Tira! —gritó Solo al Wookie

—¡Me ha cogido! —chilló Calrissian, mientras miraba empavorecido hacia abajo, viendo como uno de los tentáculos del Sarlacc se enrollaba lentamente en torno a su tobillo.

¡Que no me hablen de cartas sorpresa! —pensó Lando—. Cada cinco minutos cambian las reglas del juego. ¡Tentáculos! ¿Quién apostaría contra ellos? Además, el tentáculo era largo, fuerte y pegajoso.

Los artilleros realinearon sus armas en busca del tiro de gracia, pero todo acabó para ellos antes de que pudieran disparar. Leia se había apropiado del cañón de la cubierta opuesta y, con el primer disparo, destrozó los aparejos que se erigían entre los dos cañones del puente. Al segundo disparo barrió al primer cañón.

Las explosiones se sucedieron en la gran barcaza y distrajeron momentáneamente a los cinco guardias que custodiaban a Luke. Al instante, alzó su mano y la espada de láser voló hasta ella. Saltó en el aire mientras dos guardias le disparaban y los guardias se mataron entre sí. Encendió su espada antes de finalizar el salto y aterrizó lanzando estocadas a diestro y siniestro de forma que el ardiente rayo pronto hirió a los restantes guardias.

—¡Apunta hacia abajo! —vociferó a Leia a través del puente.

Leia inclinó el cañón, apuntando a la cubierta inferior e hizo un signó afirmativo a 3PO, que estaba apoyado en la barandilla a su lado, R2 silbó furiosamente.

—¡No puedo, R2! —lloriqueó 3PO—. Está demasiado alto para saltar… ¡Ahh!

R2 empujó al dorado androide por la barandilla y luego se arrojó él mismo, cayendo de cabeza sobre la arena.

Mientras, la lucha a muerte continuaba entre Solo y el Sarlacc, siendo el trofeo el propio Barón Calrissian. Chewbacca, abrazado a la barandilla y sujetando la pierna de Han, logró asir con la otra mano una pistola caída entre la retorcida plataforma de la lancha. Apuntó hacia Lando, pero hubo de bajar la pistola, preocupado con la distancia que mediaba entre ellos.

—¡Tiene razón! —clamó Lando—. ¡Está demasiado lejos!

—Chewie, dame la pistola —dijo Han, mirando hacia arriba.

Chewbacca se la tendió, y Solo la cogió con una mano mientras con la otra seguía sujetando a Lando.

—Oye espera un segundo, compañero —protestó Lando—. Creí que estabas ciego.

—Estoy mucho mejor, créeme —le aseguró Han.

—¿Acaso tengo dónde elegir? ¡Eh! Apunta un poco más hacia arriba, por favor —dijo mientras bajaba la cabeza.

Han bizqueó..., apretó el gatillo... y acertó de lleno en el tentáculo. El gusanoso apéndice soltó inmediatamente su presa, retrocediendo hacia las fauces.

Chewbacca dio un poderoso tirón y alzó a Solo y a Lando hasta el bote.

Mientras, Luke, sujetando a Leia con el brazo izquierdo, agarró una cuerda que pendía del medio desarbolado mástil con el brazo derecho y, dando un puntapié al gatillo del cañón que disparó barriendo la cubierta, saltó al aire.

Ambos se balancearon sujetos a la cuerda hasta alcanzar la flotante lancha de escolta. Luke condujo la lancha hasta llegar a la de los prisioneros y ayudó a que se introdujeran en ella Chewbacca, Han y Lando.

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