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Authors: Amadeo Martínez-Inglés

Tags: #Política, #Opinión

Juan Carlos I el último Borbón : las mentiras de la monarquía española (54 page)

BOOK: Juan Carlos I el último Borbón : las mentiras de la monarquía española
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Pero como sí quiero que el lector tenga puntual referencia de algunas de estas traiciones y de la enorme cantidad de «cadáveres» políticos, militares, financieros, sociales… que, para mantener como fuera su corona durante todos estos años, ha lanzado al vertedero de la Historia la rentable fábrica de despojos humanos que Juan Carlos de Borbón instaló en los sótanos del palacete de La Zarzuela el mismo día en el que un falangista de postín le tomara juramento de fidelidad a los principios políticos de su hasta entonces señor, voy a intentar resumir a continuación en una macabra lista los más conocidos:

Familiares y competidores por la corona

Don Juan de Borbón
. Su padre. Traicionado, despreciado y abandonado por fidelidad a Franco, que era el único que podía darle la corona.

Don Jaime de Borbón
. Su tío. jefe de la Casa de Borbón. Atacado públicamente. Despreciado. Muerto en extrañas circunstancias.

Infante Alfonso de Borbón (
El Senequita
)
. Su hermano y como él, futuro aspirante a la corona de España, al que su padre, el conde de Barcelona, quería nombrar sucesor suyo y heredero de los derechos dinásticos de la familia. Muerto de un certero disparo en la cabeza efectuado con la propia pistola de Juan Carlos. Nunca se investigó la extraña muerte de este joven de 14 años a manos de su hermano, de 18 años, cadete de la Academia General Militar y experto en toda clase de armas.

Don Alfonso de Borbón Dampierre
. Hijo de don Jaime y primo suyo. Clarísimo competidor suyo en la carrera por el trono de España al casarse con la nieta mayor del dictador. Muerto en un extraño accidente de esquí fuera de España (un cable de acero que inexplicablemente cerraba una de las pistas le seccionó el cuello) siendo un experto en este deporte.

Militares

Jaime Milans del Bosch
. General monárquico y muy amigo. El Sábado Santo «rojo» de 1977, cuando Adolfo Suárez legalizó el PCE, estaba al mando de la División Acorazada Brunete, la unidad más poderosa del Ejército de Tierra español, y salvó a la monarquía (y al régimen democrático recién instaurado) de un golpe militar al no seguir las consignas del Consejo Superior del Ejército. que quería anular como fuera el paso dado por el presidente del Gobierno. En 1981, siguiendo las instrucciones del rey a través de Armada, intervino en la puesta en ejecución de la «Solución» político-militar planificada por este último, pero abandonado por el rey, después de obedecer al milímetro sus nuevas órdenes, sería también condenado a treinta años de prisión militar.

General Quintana Lacaci
. Capitán General de Madrid durante el llamado «23-F». Obedeció de inmediato las nuevas órdenes del rey que La Zarzuela, dirigida por el general Sabino Fernández Campo, impartió para neutralizar la desastrosa puesta en ejecución de la llamada «Solución Armada». Después de estos acontecimientos enseguida sería olvidado por la Casa Real y al término de su carrera pasó al mayor de los ostracismos, sin que apenas nadie le agradeciera sus servicios.

General Gabeiras
. Jefe del Estado Mayor del Ejército en la misma época del anterior. Artífice de la rápida neutralización de la fracasada operación puesta en marcha por Armada en Madrid. Ninguneado y abandonado por el monarca tras su impagable ayuda profesional.

Financieros

Mario Conde
. Excesivamente conocida su experiencia vital con el rey Juan Carlos. Quiso tocar poder a través de su amistad y hasta parece ser que pagó de su bolsillo los cuantiosos gastos generados por la enfermedad terminal de su padre, don Juan. Puso en práctica la «estrategia de los yates» en política al estilo de la de «las cañoneras» lanzada por los jerarcas del siglo XIX para doblegar a sus enemigos. Le falló totalmente. Acabó arruinado y en prisión, sin que su real amigo moviera un solo dedo para ayudarle. Algunos mal pensados dicen que sí lo movió. Puso el pulgar de la mano derecha hacia abajo cuando Felipe González le planteó el derribo controlado del entonces todopoderoso Banco Español de Crédito, dirigido por Conde.

Manuel Prado y Colón de Carvajal
. Testaferro real, administrador y conseguidor financiero de la Casa Real española. Autor sin ninguna duda del milagro económico de la misma y de su sorprendente enriquecimiento, que las leyes de la economía nunca podrán explicar. Quizá podrían hacerlo los jueces, los policías y los expertos financieros, pero eso aún es imposible ya que estamos hablando de un rey divino e intocable. De momento, el testaferro real, embajador político en sus ratos libres y el hombre de confianza por antonomasia de Juan Carlos I, en espera de que su jefe le acompañe algún día, ya ha entrado en prisión por sus supuestos milagros financieros con árabes y De las Rosas. Aunque en estos momentos, alegando enfermedad y no sé cuantas cosas más (entre ellas que es amigo del señorito) parece ser que ha vuelto a dar esquinazo a la justicia.

***

Todavía podría seguir pasando revista a validos, apoderados, militares cortesanos y demás personalidades del entorno del rey Juan Carlos durante su ya largo reinado y su también larga «dictablanda» que, unos más pronto y otros más tarde, terminaron sepultados como «cadáveres» putrefactos escondidos en el armario secreto del palacio de La Zarzuela a disposición de investigadores e historiadores. Sin embargo, también me gustaría sacar a la palestra de estas páginas a otra suerte de personajes o personajillos del mismo entorno regio, amigos o amiguetes del monarca, que no sólo no acabaron sus días en galeras o muertos real o políticamente, sino que formaron durante años un núcleo de poder a su alrededor, un
lobby
secreto, un grupo de presión que, con la información privilegiada suministrada al jefe del Estado y comandante en jefe de las Fuerzas Armadas por los servicios secretos militares y el CESID, gestionaría y haría posible esa suerte de dictadura en la sombra que, no me cansaré nunca de repetir, sentó sus reales en La Zarzuela desde el mismo 22 de noviembre de 1975.

Suele ser una teoría, generalmente admitida y sostenida por periodistas y escritores no demasiado conocedores del entramado de sótanos, vericuetos y alcantarillas existentes bajo el poder, que la nueva monarquía española ha sabido organizar con suma maestría «una corte sin cortesanos», que ha huido como de la peste del consabido grupo de aristócratas de noble sangre enquistados tradicionalmente en los salones y hasta en los dormitorios regios… Y esto no es exactamente así. Si bien es cierto que la monarquía juancarlista ha sabido guardar las distancias con una aristocracia nacional que, en general, no la recibió demasiado bien reprochando a su titular su total subordinación al franquismo y la clara traición a su padre, quien debió ocupar el trono con arreglo a sus derechos dinásticos, no lo es que se haya privado totalmente, como acabamos de comprobar, de cortesanos, validos, testaferros, confidentes, militares de palacio, amigos, amiguetes y hasta de bufones. Lo que pasa es que la mayoría de ellos, sobre todo amigos, amiguetes, confidentes y soplones, han sabido permanecer en el anonimato o por lo menos, en una penumbra calculada la mayor parte del tiempo que ha brillado su estrella.

Saquemos, pues, de la penumbra algunos de los amigos del monarca (muchos de ellos sólo amiguetes) que formaron, durante décadas, esa corte palaciega «en el exilio» que muchos creen no ha existido nunca y que le proporcionaron toda suerte de ayudas para que él pudiera usar el tremendo poder aconstitucional en la sombra del que venimos reiteradamente hablando.

Y esos amigos del monarca tradicionalmente se han venido agrupando en dos clanes muy diferenciados, algunos de cuyos componentes sí han terminado, por unas causas u otras, ante los tribunales.

«El clan de las Cuatro Estaciones» debe su nombre a un restaurante, madrileño muy frecuentado por el rey, donde se reunían y hacían negocios hombres como Miguel Arias (propietario de la estación de esquí de Navacerrada, restaurantes en Madrid y en Mallorca, negocios inmobiliarios, bolsa), Joaquín Vázquez (constructor que remodeló La Zarzuela), Cardenal Pombo (socio de Arias, del hijo de Manuel Prado, amigo del monarca, negocios de armamento), Francisco Sitges (ex presidente de Asturiana del Zinc y de los astilleros Mefasa, que construyeron el yate
Fortuna II
, el
Blue Legend
de Javier de la Rosa y el
Alejandra
de Mario Conde).

Y un segundo clan es el de Mallorca, otro sector completamente distinto de amigos del rey, mucho más aristocrático y cuya figura clave ha sido siempre el príncipe Zourab Tchokotua («Zu» para los amigos), un aristócrata que Juan Carlos conoció en el internado de Friburgo y al que le debe importantes servicios. Concretamente sería «Zu» el que, en 1973, medió para que la Diputación Provincial de Mallorca le cediera el Palacio de Marivent, siguiendo el modelo de las antiguas cesiones a Alfonso XIII. Tchokotua saltó a conocimiento público en 1978, cuando un juzgado mallorquín ordenó su procesamiento e ingreso en prisión por una presunta estafa inmobiliaria. Esa supuesta estafa también salpicaría a su socio Oliver Mateu, otro de los componentes del clan y muy amigo del monarca español.

El príncipe Tchokotua siempre fue para el rey Juan Carlos un “relaciones públicas” excelente durante sus vacaciones en la isla balear. En su casa se organizaban cenas a las que acudían, junto con el monarca, personajes como Manuel Prado, Javier de la Rosa, Jaime Enseñar, el multimillonario argentino Carlos Rodolfo Bay, Bartholom Beslard (cónsul de EE.UU. en Palma), Giovanni Agnelli (presidente de FIAT) o el empresario químico Raúl Gardini, que se suicidaría en 1994, poco tiempo después de reunirse con el rey y con Agnelli, al ser acusado por los jueces de corrupción.

En el mismo círculo de amigos mallorquines destacaban algunos empresarios hosteleros como José Escaño, Alejandro Arroyo (cuñado de Mario Conde), José Oliver (propietario de varias discotecas) y el todopoderoso Pedro Serra, del grupo empresarial Serra, el amo de la isla según muchos. Es en este círculo de amistad y compañerismo balear donde Juan Carlos conocería a Marta Gaya, una decoradora catalana de despachos y apartamentos de lujo (habitual en Mallorca), muy amiga de la mujer de «Zu› y con la que el Borbón establecería una larga e íntima relación que duraría años, sobre todo en viajes al extranjero.

O sea, amigo lector, que eso tan manido de «corte sin cortesanos» nada de nada. Corte sí, muy numerosa, y también
sui generis
, manifiestamente mejorable e itinerante para una monarquía que ha sabido explotar a todo bicho viviente que se acercara a su lado y pudiera aportarle algo. Para luego, como un vulgar
kleenex
, tirarla sin contemplaciones a la papelera.

12. UNA BODA A «LO PERSA»

-El heredero: Un
play boy
antipático, desconocido para los españoles y mal visto por las casas reales europeas. Después de Eva Sannum, una cara mona de la televisión. El príncipe y la periodista: «O me caso con ésta o me largo». La Almudena, 22 de mayo de 2004: Una boda real que pudo terminar como el rosario de La aurora. Operación
Riego
: Entre militares anduvo el juego. -El «acomodador» de postín que salvó
in extremis
la fastuosa ceremonia. -Impacto mediático a pesar de todo.

El mal fario que persigue a los Borbones a la hora de encontrar consortes de sangre azul para sus regios enlaces (y que ya hemos explicitado en un capítulo anterior al hablar de las bodas de las hermanas del rey de España) alcanzaría su cenit en el caso del actual heredero de la Corona, el largo, desgarbado y poco conocido príncipe Felipe de Borbón. Antipático por naturaleza (por mucho que últimamente los medios de comunicación afines a La Zarzuela intenten recuperar su figura a través de almibarados reportajes casi cotidianos), soso donde los haya, con unas dotes intelectuales y profesionales que hasta la fecha no se han dejado ver por ninguna parte, con fama de simpatizante de la extrema derecha y con aires de
play boy
por sus numerosos noviazgos, aventuras sentimentales más o menos largas, ligues de temporada o fin de semana y, sobre todo, por la larga relación amorosa con la modelo noruega Eva Sannum… tendría muy serias dificultades para, una vez decidido a casarse, encontrar novia en las Casas reales europeas acabando, como todos los españoles sabemos, en los brazos de una «cara mona» de la televisión oficial, la joven, divorciada y proletaria Letizia (con Z).

Se trataba de una ambiciosa periodista que con un currículo sentimental harto profuso, una imagen de mujer moderna, desenvuelta y hasta liberada, y unos antecedentes familiares sumamente modestos, removería hasta los cimientos la estructura familiar, social y hasta política de la Casa Real española, marcando un antes y un después de aquel sorprendente 1° de noviembre de 2004 en el que se anunciara su compromiso, y rompiendo
de facto
el muro de silencio mediático que tradicionalmente ha venido protegiendo a La Zarzuela. Todo ello sentó las bases para que, en un futuro más o menos cercano, pueda hacerse realidad el vaticinio que en su día, al conocer el compromiso de la bella Letizia con el aristocrático comandante Borbón, lanzara a los cuatro vientos un afamado cantautor de la ya fenecida «movida» madrileña: «Esta chica traerá a España la III República». Premonición formulada meses antes de que la ya princesa de Asturias, acompañada de su esposo y de un selecto grupo de amigos, cenara en la residencia privada del peculiar artista y con una copa de más contara, según su anfitrión (que se permitió después incluir el chascarrillo en un libro), aquel comentado chiste del funambulista y la «fulana lista» que enseguida corrió como la pólvora por mentideros, tertulias, radios y televisiones.

Pero antes de la mona Letizia, como todos los españoles sabemos, hubo bastantes novias, amigas íntimas, ligues, compañeras de discoteca… etc., etc., en la ajetreada vida sentimental de este espigado muchachote, de este don Juan hispánico, un poco desgarbado, impenetrable, antipático, desconocido para el gran público, siempre con las mangas de su chaqueta un poco exiguas y que parece ser aspira en serio, con más moral que un cadete de primer curso, a reinar algún día en este descreído país. Yo sinceramente creo que no va a conseguirlo el pobre porque dos milagros seguidos en una misma familia (el de su padre y el suyo) no es previsible que se den uno a continuación del otro; pero de todas formas allá él, que se ha encontrado desde pequeñito con todo hecho: palacio real, viajes gratis total, estudios en los mejores colegios del extranjero,
masters
en EEUU., nuevo palacio para el nene junto al de papá, novias guapas y de buena familia… y, claro, lo lógico es que se crea que todo el monte (el del Pardo, naturalmente) es orégano y que lo suyo, con un pueblo como el español al que se le mueren los dictadores en la cama y recibe con alborozo y papanatismo a sus herederos en lugar de juzgarlos, puede salir medianamente bien y reinar treinta y tantos años como su augusto padre.

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