Historia del Antiguo Egipto (18 page)

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Authors: Ian Shaw & Stan Hendrickx & Pierre Vermeersch & Beatrix Midant-Reynes & Kathryn Bard & Jaromir Malek & Stephen Seidlmayer & Gae Callender & Janine Bourriau & Betsy Brian & Jacobus Van Dijk & John Taylor & Alan Lloyd & David Peacock

Tags: #Historia

BOOK: Historia del Antiguo Egipto
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Si bien la división de los reyes egipcios en dinastías (casas reales gobernantes) introducida por el historiador ptolemaico Manetón en el siglo III a.C. se acepta generalmente, sus puntos flacos son especialmente visibles en el caso del Reino Antiguo. Podemos establecer causas contemporáneas para casi todas las rupturas dinásticas; pero lo más frecuente es que resulte difícil defenderlas como un criterio histórico fundado o como una discontinuidad en el linaje de reyes y no al contrario. Pese a todo, en ausencia de una alternativa radical, el sistema de Manetón proporciona un conveniente esquema cronológico que evita las más fluidas fechas absolutas (en años a.C.).

Durante el Reino Antiguo, Egipto experimentó un largo e ininterrumpido período de prosperidad económica y estabilidad política, como continuación del Dinástico Temprano. Rápidamente se convirtió en un Estado organizado de forma centralizada, gobernado por un rey que se creía dotado de poderes sobrenaturales cualificados. Estaba administrado por una élite alfabetizada seleccionada, al menos en parte, por sus méritos. Egipto gozaba de una casi completa autosuficiencia y seguridad dentro de sus fronteras naturales; no tenía rivales externos que amenazaran su dominio sobre la zona noreste de África y las regiones inmediatamente adyacentes de Asia occidental. Los avances en las ideas religiosas quedaron reflejados en los impresionantes logros de su arte y arquitectura.

Los proyectos constructivos a gran escala como catalizadores del cambio

El rey Djoser, mencionado en sus monumentos como Netjerikhet (su nombre de Horus y
nebty
), es uno de los más conocidos monarcas de la historia de Egipto. En el Canon de Turín su nombre viene precedido por una rúbrica en tinta roja. En fecha tan tardía como el reinado de Ptolomeo V Epífanes (205-180 a.C.), cerca de dos mil quinientos años después, la Estela del Hambre en la isla de Sehel, en la región de la primera catarata, todavía nos ofrece testimonio de su imagen como parangón del soberano sabio y piadoso (
djoser
significa «sagrado», «santo»). Si bien la estela es un texto histórico tendencioso y espurio inventado por los sacerdotes del dios local, Khnum, su importancia radica más en la tardía mención a Djoser que en la historicidad de los acontecimientos que recoge.

Los anales preservados en la Piedra de Palermo recogen la construcción de un edificio de piedra llamado Mennetjeret, que tuvo lugar bien en el reinado de Khasekhemuy, último rey de la II Dinastía, o en el de Nebka (2686-2667 a.C.), el predecesor de Djoser. No sabemos nada más de este edificio, aunque hay muchas posibilidades de que se trate de la estructura conocida como Gisr el Mudir en Sakkara Norte, al suroeste de la pirámide de Djoser. No obstante, difícilmente llegó más allá de sus estadios iniciales, de modo que el crédito de haber terminado con éxito el primer gran edificio del mundo construido con piedra, la Pirámide Escalonada, le pertenece a Djoser.

La superestructura de la tumba de Djoser es el resultado de seis modificaciones en el plano original, producidas según se fue conociendo todo el potencial del nuevo material de construcción. Antes de Nebka y Djoser, la piedra sólo se había utilizado en un limitado número de elementos de las tumbas de adobe. La estructura final fue una pirámide de seis escalones con una planta de 140 X 118 metros y una altura de 60 metros. Se alza dentro de un recinto de 545 X 277 metros, cuyos muros probablemente imiten la fachada del palacio real. El cuerpo del rey fue depositado en una cámara construida debajo de la pirámide, bajo el nivel del suelo. Si bien para nosotros la nueva forma arquitectónica señala el paso a un nuevo período histórico, también guarda una clara conexión con el pasado. En su diseño inicial era una mastaba de planta rectangular, es decir, una típica tumba real del Dinástico Temprano.

Un rasgo notable del recinto es un gran patio abierto y un complejo de santuarios y otros edificios, réplicas en piedra de las estructuras que durante la vida del rey se habrían construido con materiales perecederos para las fiestas
Sed
(jubileos reales). Djoser esperaba continuar celebrando con ellos —durante su otra vida— estos rituales periódicos, en los que se renovaban su energía, su poder y su capacidad para gobernar de forma efectiva. En la parte sur del recinto hay un edificio (la llamada Tumba Sur) que imita las partes subterráneas de la pirámide. Su función no está clara, pero se puede comparar con la pirámide satélite de los complejos piramidales posteriores.

La tradición sostiene que el arquitecto de la pirámide de Djoser e inventor de la construcción en piedra fue Imhotep (forma griega: Imouthes). Posteriormente sería deificado y considerado hijo del dios Ptah, así como patrón de escribas y médicos, identificado con el dios griego Esculapio. Su existencia histórica quedó confirmada gracias al descubrimiento de una base de estatua de Djoser que contiene el nombre del arquitecto. La tumba de Imhotep probablemente estuviera localizada en Sakkara, quizá en el borde de la meseta desértica al este de la pirámide de su soberano, pero todavía no ha sido localizada y sigue siendo una de las más emocionantes perspectivas para los futuros trabajos de campo en la zona.

El hecho de que Imhotep fuera gran sacerdote de Heüópolis indica claramente la importancia que desde antiguo tuvo el dios sol Ra (o Ra-Atum). La residencia real y el centro administrativo de Egipto estaban situados en una zona cuyo dios principal era Ptah; pero es probable que a comienzos del Reino Antiguo la capital religiosa del país fuera Heliópolis (la Iunu egipcia y la bíblica On), situada al noreste de la capital del Reino Antiguo, en la orilla oriental del Nilo (en la actualidad un suburbio de El Cairo). Djoser fue el primer soberano en dedicar allí un pequeño santuario.

Ya a comienzos del reinado de Djoser se pueden detectar intentos por conseguir la grandeza monumental adecuada para una tumba regia; son un reflejo de la idea predominante en esta época respecto a la posición del rey en la sociedad egipcia. Esta imagen pudo haberse fortalecido al encontrar en la arquitectura funeraria el medio ideal de expresión. En el transcurso de los siguientes dos siglos este punto de vista se llevó a su extremo, convirtiéndose de este modo en un poderoso catalizador del desarrollo de la sociedad egipcia. La pirámide escalonada fue adoptada como norma para las tumbas reales, pero ninguna de las que planearon los sucesores de Djoser llegó a terminarse. La pirámide de Sekhemkhet (2648-2640 a.C.) fue comenzada al suroeste de la de Djoser y su diseño era aún más ambicioso. Un grafito en el muro del recinto menciona a Imhotep, que quizá siguiera en activo por entonces. El dueño de la pirámide se dedujo a partir de la presencia del nombre de Seldiemkhet en las impresiones de los sellos de arcilla encontrados en sus cámaras subterráneas. Si bien la cámara funeraria de la pirámide contenía un sarcófago sellado tallado en alabastro egipcio, resultó estar vacío; es evidente que la superestructura fue abandonada cuando alcanzó una altura de unos siete metros.

Una estructura similar y sin terminar localizada en Zawiyet el Aryan, al norte de Sakkara, se atribuye con alguna probabilidad, pero sin certeza, a Khaba (2640-2637 a.C.). La corta duración de los reinados de estos dos soberanos (sólo seis años cada uno) fue casi con certeza la responsable de que fueran incapaces de terminar sus pirámides. Poco es lo que se puede decir con seguridad sobre las relaciones familiares existentes entre los reyes de la III Dinastía, pero los dos primeros, Nebka y Djoser, pueden haber sido hermanos
[5]
.

La IV Dinastía (2613-2494 a.C.)

Durante el reinado del rey Esnefru (Hora Nebmaat, 2613-2589 a.C.), la forma externa de la tumba real se transformó en pirámide verdadera. Esta modificación podría considerarse una sencilla evolución arquitectónica si no fuera por otros profundos cambios que tuvieron lugar al mismo tiempo. Al plano general se le añadieron nuevos elementos y juntos pasaron a formar un complejo piramidal. Al conjunto de edificios se le aplicó una nueva orientación (el eje principal era ahora de este a oeste, mientras que anteriormente predominaba la dirección norte-sur). El templo de la pirámide, que servía como centro del culto funerario, se construyó contra la cara este de la pirámide (el de Djoser se sitúa en la cara norte). Está conectado mediante una calzada de acceso con un templo del valle, próximo al límite de la zona cultivada hacia el este, que proporcionaba una entrada monumental a todo el complejo. Cerca de la cara sur de la propia pirámide se situó una pequeña pirámide satélite. Estas innovaciones arqueológicas podrían ser el resultado directo de cambios en la doctrina relativa a la otra vida del rey. Parece que las antiguas creencias estelares de tendencias astronómicas se fueron modificando con la incorporación de ideas centradas en torno al dios sol Ra. Si bien faltan pruebas textuales, es probable que ya por estas fechas las creencias relativas a Osiris estuvieran comenzando a influir en los conceptos egipcios sobre la otra vida.

Esnefru, probablemente como resultado de unos planes fallidos más que por elección, se construyó dos pirámides en Dashur, al sur de Sakkara. La primera es la Pirámide Romboidal (al sur), cuyo ángulo fue modificado a dos tercios de la altura total del edificio tras descubrirse defectos estructurales durante su construcción. La otra es la Pirámide Roja (que recibe su nombre de los bloques de caliza utilizados en su núcleo), donde fue enterrado Esnefru. Es posible que también se comenzara y se completara hacia el final de su reinado una tercera estructura en Meidum, todavía más al sur. Unos mil doscientos años después, los visitantes de la XVIII Dinastía que fueron a verla dejaron muy claro en sus grafitos que pensaban que pertenecía a Esnefru. Es posible que en principio fuera concebida como pirámide escalonada para Huni (conocido más correctamente como Nysuteh y al que quizá también haya que identificar con el Horus Qahedjet, 2637-2613 a.C.); pero una contribución tan sustancial a la pirámide de su antecesor sería algo único en la historia de Egipto. La posterior reputación de Esnefru como un soberano benigno puede que se deba a la etimología de su nombre, pues esnefer puede traducirse como «hacer bello».

El volumen de los materiales implicados en las actividades constructoras de Esnefru es mayor que el de cualquier otro soberano del Reino Antiguo. El Canon de Turín sitúa la duración de su reinado en veinticuatro años, si bien los grafitos de los canteros encontrados en el interior de su pirámide septentrional (la última) en Dashur parecen sugerir un reinado más largo. El problema se podría resolver con facilidad si se pudiera demostrar que las ocasiones epónimas del censo utilizadas para fechar (el año era el del «enésimo censo» o el año «posterior al enésimo censo»), que durante el Dinástico Temprano se sabe que tenían lugar bianualmente de forma regular, se habían vuelto más frecuentes (menos regulares). El sistema de datación contemporáneo probablemente requiriera la existencia de anales o registros similares, a los que uno podía recurrir para poder calcular las fechas con exactitud.

Manetón comienza una nueva dinastía, la IV, con Esnefru. Parece que de nuevo los cambios arquitectónicos proporcionan un criterio para la división dinástica. La perfección en el diseño y construcción de pirámides alcanzó su cénit durante el reinado del hijo y sucesor de Esnefru, Khufu (el Keops de Heródoto, Horus Medjedu, 2589-2566 a.C.), cuyo nombre completo era Khnumkhufu, que significa «el dios Khnum me protege». Khnum era el dios local de Elefantina, cerca de la primera catarata del Nilo, pero el motivo del nombre del rey se desconoce. La información sobre el reinado y el propio rey es notablemente exigua. Cuando subió al trono debía de ser un hombre de mediana edad, pero esto no afectó a los planes de su grandioso monumento funerario. La Gran Pirámide de Guiza, con una planta cuadrada de 230 metros de lado y una altura de 146,5 metros, es la pirámide más grande de Egipto. La cámara funeraria está situada, de forma inusual, en el corazón del edificio y no a nivel del suelo o bajo tierra. Antiguamente se pensaba que el plano se modificó en el transcurso de la construcción, pero actualmente se considera que el diseño de la superestructura pudo haber sido previsto tal cual está desde un principio. La cifra que se suele mencionar siempre, de 2.300.000 bloques de piedra con un peso medio de 2,5 toneladas utilizados en la construcción, es aproximada, pero es posible que no se aleje mucho de la realidad. Originalmente, los templos del valle y de la pirámide, así como la calzada de acceso, estaban decorados con escenas en bajorrelieve que transmitían las ideas de la monarquía egipcia y recogían de forma anticipada ciertos acontecimientos que el rey esperaba disfrutar en la otra vida, como las fiestas
Sed
. Desafortunadamente, los relieves se han perdido casi por completo.

En una zanja cerca de la cara sur de la pirámide se descubrió un barco desmontado de casi 43,4 metros de eslora construido principalmente con madera de cedro, que fue excavado y montado con éxito. Otro barco semejante reposa en una zanja similar cercana, pero no está tan bien conservado. Parece probable que estuvieran pensados para que el rey difunto los utilizara en su viaje por el cielo en compañía de los dioses. Dos zanjas más grandes con forma de barco se excavaron en la roca en la cara este de la pirámide y una quinta cerca del extremo superior de la calzada de acceso.

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