Read Historia del Antiguo Egipto Online
Authors: Ian Shaw & Stan Hendrickx & Pierre Vermeersch & Beatrix Midant-Reynes & Kathryn Bard & Jaromir Malek & Stephen Seidlmayer & Gae Callender & Janine Bourriau & Betsy Brian & Jacobus Van Dijk & John Taylor & Alan Lloyd & David Peacock
Tags: #Historia
Durante el reinado de Den, a mediados de la I Dinastía, se produjo una gran innovación en el diseño de las tumbas reales: se añadió una escalera. Esto permitió que toda la tumba, incluida su cubierta, se fuera construyendo durante la vida del rey y facilitaría los trabajos de construcción en un pozo muy profundo. En medio de la escalera había una puerta de madera y tras ella, a la entrada a la cámara funeraria, un rastrillo de piedra para impedir el acceso de los ladrones de tumbas. La tumba y sus 136 tumbas subsidiarias cubren una superficie de unos 53 X 40 metros, mientras que la propia cámara funeraria tiene 15x9 metros de superficie y una profundidad de 6 metros. El diseño y la decoración de la tumba son los más elaborados de Abydos: el suelo de la cámara funeraria estaba pavimentado con losas de granito rojo y negro de Asuán, en lo que es el primer ejemplo conocido de uso a gran escala de esta piedra dura. Una pequeña habitación en el suroeste, con su pequeña escalera de acceso, puede haber sido uno de los primeros serdab (una cámara donde se colocaban estatuas del difunto). El estudio del Instituto Arqueológico Alemán de los escombros de las primeras excavaciones indica que entre las ofrendas funerarias figurarían muchos cacharros de cerámica con sellos impresos, recipientes de piedra, etiquetas inscritas y otros objetos tallados en marfil y ébano, así como cajas o muebles taraceados. Al sur de la cámara de la tumba se encuentran las inusualmente grandes cámaras subsidiarias, donde se encontraron muchas jarras, que probablemente contuvieran vino en origen.
En una tumba real posterior perteneciente a Semerkhet, Petrie encontró una rampa de entrada (no una escalera, como en el caso de la tumba de Den) saturada hasta una altura de «tres píes» con aceite aromático. Casi cinco mil años después del enterramiento, el olor seguía siendo tan penetrante que impregnaba toda la tumba. En la sepultura perteneciente al último rey de la I Dinastía, Qaa, la reexcavación del Instituto Alemán encontró treinta tabulas inscritas que describían la entrega de aceite. Lo más probable es que estos aceites fueran importados desde Siria-Palestina y fueran de bayas o árboles de aquella región. La presencia de cantidades tan inmensas de aceite en la tumba de Semerkhet (quizá en el transcurso de su funeral) sugiere un comercio a gran escala con el extranjero controlado por la Corona e indica la importancia de semejantes bienes de lujo para los enterramientos reales.
Las tumbas reales de Abydos están localizadas en el comienzo del desierto (Umin el Qaab). Al noreste de las mismas, cerca de la zona cultivada, se encuentran los recintos funerarios, llamados «fortalezas» por los primeros excavadores, donde es posible que tras el enterramiento en la tumba real los sacerdotes y otro personal perpetuaran el culto de cada rey, como sería costumbre en los complejos funerarios reales de épocas posteriores. El mejor conservado de estos recintos funerarios, conocido como Shunet el Zebib, pertenece a Khasekhemuy, de la II Dinastía
[2]
. Sus muros interiores, con nichos, todavía se conservan hasta una altura de 10-11 metros, rodeando una superficie de 124 X 56 metros. Dentro del recinto, O'Connor descubrió en 1988 un gran montículo de arena y gravilla de planta aproximadamente cuadrada recubierto de adobe. Estaba situado más o menos en la misma zona donde se encuentra la Pirámide Escalonada del rey Djoser dentro de su complejo funerario de Sakkara de la III Dinastía (pirámide que comenzó como una estructura en forma de mastaba y que sólo durante su cuarta modificación se amplió hasta convertirse en una estructura escalonada). Tanto el complejo de Khasekhemuy como el de Djoser están rodeados por inmensos muros con nichos, con una única entrada en el sureste.
El complejo de Djoser fue construido entre cuarenta y cincuenta años después del de Khasekhemuy y el montículo de Shunet el Zebib posiblemente sea un resto de una estructura o montículo «protopiramidal»
[3]
. No se sabe si se construyeron montículos en los recintos funerarios de la I Dinastía, pero parece probable. De este modo, en Abydos es posible seguir la evolución del culto funerario real y su forma monumental. En la III Dinastía el culto funerario real pasó a reflejar el nuevo orden del poder real, empleándose grandes recursos y horas de trabajo en la construcción del primer monumento del mundo construido completamente de piedra.
A comienzos de la década de 1990, O'Connor descubrió doce «enterramientos de barcos» al sureste del recinto funerario de Djer y justo al noreste del muro exterior de Khasekhemuy. Consistían en zanjas que contenían las quillas de madera de barcos de entre 18 y 21 metros de largo con sólo 50 centímetros de altura. Las quillas se rellenaron de adobe y se revistieron del mismo material por el exterior, formándose así unas estructuras de 27,4 metros de longitud. Toda la cerámica asociada a los barcos es del Dinástico Temprano, pero hasta el momento no se sabe si las naves datan de la I o de la II Dinastía. Todos parecen haber sido creados al mismo tiempo y es posible que se encuentren más enterramientos similares cuando se amplíe la zona de excavación.
Se han encontrado barcos más pequeños asociados a las tumbas de los grandes funcionarios del Dinástico Temprano de Sakkara y Helwan. Los ejemplos más conocidos del Reino Antiguo son los dos barcos intactos asociados a la pirámide de Khufu en Guiza. El propósito de estos enterramientos de barcos es desconocido; posiblemente se trate de naves utilizadas durante una ceremonia funeraria o pueden haber sido enterrados simbólicamente para viajar en la otra vida. Los ejemplos de Abydos son la prueba más antigua de una asociación entre los barcos y el culto mortuorio real.
Los hallazgos de Abydos demuestran los inmensos gastos del Estado en los complejos mortuorios —tanto tumbas como recintos funerarios— de los reyes de la I Dinastía. Estos soberanos controlaban grandes activos, incluidos productos manufacturados en los talleres reales, bienes exóticos, materias primas importadas en cantidades inmensas desde el extranjero y trabajo obligatorio (amén de personas para ser sacrificadas en el enterramiento del rey). El papel primordial del soberano queda expresado sin duda en estos monumentos y los símbolos del culto funerario real aparecidos en Abydos se elaborarán aún más en los complejos con pirámide del Reino Antiguo y del Reino Medio.
En Sakkara Norte se encuentran algunas tumbas impresionantes de altos funcionarios de la I Dinastía, si bien ninguna posee la escala de los monumentos combinados (tumba y recinto funerario) que los reyes de la I Dinastía se construyeron en Abydos. Algunas de las tumbas de Sakkara Norte son muy importantes y las elaboradas superestructuras de adobe con nichos (de las cuales carecen las tumbas reales de Abydos) son realmente extraordinarias. Las tumbas de Sakkara Norte están mucho mejor conservadas que las tumbas reales de Abydos; cuando fueron excavadas algunas de sus fachadas con nichos, éstas todavía conservaban restos de los dibujos geométricos que las decoraban y las cámaras funerarias poseían suelos de madera. Varias de las tumbas de Sakkara Norte estaban acompañadas también por hileras de tumbas subsidiarias; pero su número es menor que en el cementerio real de Abydos.
Es posible que las tumbas de Sakkara Norte combinaran en una estructura los dos símbolos monumentales de categoría social de Abydos: una tumba subterránea y una estructura con nichos situada sobre la superficie. Por ejemplo, la Tumba 3357, fechada en el reinado de Aha, a principios de la I Dinastía, consiste en una elaborada superestructura con nichos rodeada por dos muros de adobe con una superficie de 48,2 X 22 metros. La subestructura está dividida mediante muros de adobe en cinco grandes cámaras techadas con madera, mientras que la superestructura contiene veintisiete cámaras adicionales para el ajuar funerario. Al norte se encuentra la maqueta de una propiedad agropecuaria, con habitaciones, tres estructuras en forma de granero, la tumba de un barco de adobe y restos de un jardín a pequeña escala. Los cientos de recipientes de cerámica encontrados en esta tumba están inscritos con el nombre del rey e información sobre su contenido. Si bien el dueño de la tumba es desconocido, se cree que pudo haber sido uno de los funcionarios más importantes del reinado, como nos indican no sólo el tamaño y el contenido de la superestructura, sino también las estructuras adicionales y la tumba del barco.
Con el paso del tiempo, el diseño de las tumbas de Sakkara se volvió más elaborado todavía, con una disposición más compleja para las habitaciones, tanto subterráneas como en la superestructura y los muros del recinto. Al igual que en Abydos, en Sakkara Norte también se incorporaron escaleras de acceso a la tumba. Dos tumbas construidas avanzada la I Dinastía contaron con superestructuras rectangulares escalonadas de adobe y escasa altura, que posteriormente fueron rodeadas por muros con nichos. Emery pensó que la Pirámide Escalonada de Djoser evolucionó a partir de estas dos estructuras; pero es más probable que los elementos del primer complejo piramidal deriven de los recintos funerarios y de las tumbas reales de Abydos.
Si bien se han encontrado grandes tumbas con fachadas con nichos en otros lugares de Egipto (Tarkhan, Guiza y Nagada), son mucho más abundantes y de mayor tamaño en Sakkara Norte, donde nos sirven como pruebas de la existencia durante la I Dinastía de una clase de funcionarios típica de un gran Estado. Al mismo tiempo, estas tumbas fueron los principales monumentos del Estado en el norte y, por lo tanto, simbolizaban al Estado centralizado gobernado de forma efectiva por el rey y sus administradores. La inmensa cantidad de bienes manufacturados que salían de la circulación económica para ir a parar a las tumbas indica la riqueza de este Estado que comenzaba, riqueza compartida por diversos funcionarios.
Resulta evidente que el culto mortuorio también era de gran importancia para quienes no eran miembros de la realeza, y en el exclusivo cementerio de Sakkara Norte los elementos de los enterramientos reales fueron emulados de una forma más modesta. Con excepción de las tumbas subsidiarias (¿de criados, de siervos?) en este cementerio no se han encontrado restos de enterramientos de funcionarios medios o bajos de la I Dinastía, que fueron enterrados en otro lugar, como por ejemplo el cementerio cercano al poblado de Abusir. La necrópolis de Sakkara Norte se encuentra en un destacado promontorio de caliza que se asoma al valle del Nilo y la presencia allí de estas elaboradas superestructuras con nichos era un destacado símbolo de categoría social, destinado a ser visto por las clases inferiores de funcionarios de Menfis.
Por todo Egipto se encuentran tumbas pozo más pequeñas y sencillas tumbas pozo de la I Dinastía, lo que no sólo demuestra la estratificación social existente, sino también la importancia del culto mortuorio para todas las clases sociales. Los enterramientos más sencillos de este período consisten en meros agujeros excavados al comienzo de la zona desértica, como los del Fort Cemetery de Hieracómpolis. Se trata de enterramientos sin ataúdes y cuyo único ajuar funerario consiste en unos pocos recipientes de cerámica. Los enterramientos de categoría superior son más grandes y poseen una mayor calidad y variedad de ajuar funerario. En ocasiones tienen las paredes revestidas con madera o adobe y están techadas, como las excavadas por Petrie en Tarkhan. Una tumba de este tipo, pero más elaborada, se encontró en Minshat Abu Ornar, en el delta; la cámara funeraria estaba dividida en dos o tres habitaciones mediante muros de adobe y el ajuar funerario constaba de 125 objetos; la mayor de estas tumbas mide 4,9 X 3,25 metros.Tumbas con superestructuras de adobe, como las excavadas por George Reisner en el Cementerio 1500 de Nag el Deir, se encuentran tanto en el Alto como en el Bajo Egipto. Las superestructuras de este tipo, que en ocasiones tienen nichos, cubren un sencillo agujero funerario o estructuras más elaboradas con hasta cinco habitaciones. En estas tumbas, el cuerpo en posición fetal aparece dentro de un ataúd de madera o cerámica y el enterramiento va acompañado de una gran variedad de objetos funerarios.
Lo que se puede deducir sobre la organización sociopolítica y económica del período se obtiene de los datos que nos proporciona la principal documentación arqueológica de la I Dinastía, que es funeraria. No obstante, como se siguen excavando tells en el delta, no tardarán en estar disponibles datos sobre los asentamientos de la época. A partir de los que ya poseemos se puede discernir un patrón que apunta hacia la creación en la región de Menfis de muchos asentamientos nuevos en ambas orillas del Nilo, junto a sus cementerios asociados, relacionado con el traslado hacia el norte del centro económico del país. En el delta oriental también aparecieron nuevos asentamientos, indudablemente conectados con un comercio y unas relaciones cada vez más amplias con el extranjero.
Existen pruebas de que durante la Dinastía 0 y el comienzo de la I Dinastía Egipto se expandió por Nubia y mantuvo una presencia constante en el norte del Sinaí y el sur de Palestina. La presencia egipcia en el sur de Palestina no duró hasta finales del Dinástico Temprano, pero con la penetración egipcia en Nubia la cultura autóctona del Grupo A terminó desapareciendo avanzada la I Dinastía.
La fuente de la riqueza del Grupo A era el comercio con las materias primas exóticas procedentes de las regiones meridionales, que a través de Nubia llegaban hasta el Alto Egipto. Con la unificación de Egipto en un gran Estado territorial, es muy probable que la Corona deseara controlar este comercio de forma más directa, lo que supuso el comienzo de las incursiones egipcias en la Baja Nubia. Una escena grabada en una roca en Gebel Sheikh Suliman, cercana a Wadi Halfa y fechada al comienzo de la I Dinastía (posiblemente durante el reinado de Djer), sugiere algún tipo de victoria militar egipcia, mientras que en una tabula de ébano de Abydos puede que aparezca representada una campaña nubia. Debido a las demostraciones de fuerza egipcia, es posible que las gentes del Grupo A sencillamente abandonaran Nubia y se instalaran en otro lugar (en las regiones meridionales o desérticas); en cualquier caso, en la Baja Nubia no vuelve a haber restos de habitantes indígenas hasta la cultura del Grupo C, que comenzó a finales del Reino Antiguo. En Buhen Norte se han encontrado restos de una instalación egipcia, con estratos que posiblemente daten de comienzos de la II Dinastía. No obstante, una datación más segura en Buhen nos la proporcionan los sellos de los reyes de la IV y la V Dinastías, pero no se sabe a ciencia cierta si durante el Dinástico Temprano hubo en Nubia fuertes o centros administrativos/comerciales egipcios.