Excesión (55 page)

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Authors: Iain M. Banks

Tags: #Ciencia Ficción

BOOK: Excesión
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El enigma la atraía, en no menor medida que la estrella de imposible antigüedad. Allí, en aquel descubrimiento, podía llegar a encontrar una fama que saciara su deseo de reconocimiento. Allí, a fin de cuentas, había ya una extraña especie de camaradería, una especie de emparejamiento, aunque fuera el de un imposible y un misterio.

Concentró su atención en el enigma y pareció precipitarse hacia él en la oscuridad. Su negra presencia creció entre las sombras hasta llenar del todo su campo de visión.

Un parpadeo de luz enfocó su atención cerca del centro de la cosa. De alguna manera, sin apenas más que aquel simple destello, la luz cobró una especie de cuerpo, algo familiar, reconocible. Era como abrir una puerta, como asomar de repente a una habitación brillantemente iluminada. Atrajo su atención y automáticamente miró más de cerca.

Y al instante fue absorbida hacia la luz. Explotó un destello cegador que se precipitó sobre ella como una mancha solar absurdamente rápida, la engulló y se cerró sobre ella como una trampa.

Zreyn Enhoff Tramow, capitana de la nave General de Contacto
Niño problemático,
no tuvo tiempo para reaccionar. Se vio arrastrada sin remedio y desapareció en las centelleantes profundidades de aquel fuego, luchando, atrapada, pidiendo ayuda. Pidiéndosela a
él.

Despertó al instante en la cama-campo, con los ojos muy abiertos, respirando entrecortadamente y con el corazón desbocado. Las luces del camarote se encendieron, tenues al principio y poco a poco más brillante, reaccionando a sus movimientos.

Genar-Hofoen se secó la cara con las manos y miró a su alrededor. Tragó saliva y aspiró profundamente. No había pretendido soñar algo así. Había sido tan real como un sueño implantado o un escenario onírico recreativo compartido. Su intención había sido tener uno de sus habituales sueños eróticos, no remontarse dos mil años en el pasado, hasta el momento en que la
Niño problemático
había encontrado por primera vez el sol de un trillón de años y el cuerpo negro en órbita a su alrededor. No quería más que una simulación sexual, no una inquisición en profundidades del alma árida de una mujer tristemente ambiciosa.

Desde luego había sido interesante, y le había fascinado porque, de algún modo, había sido la mujer y no había sido ella al mismo tiempo, y había estado –no de una forma sexual– dentro de ella, en su mente, tan cerca como una randa neural a sus pensamientos y emociones, esperanzas y miedos que la visión de la estrella y la cosa en la que pensaba como un enigma había azuzado en su interior. Pero no había sido lo que esperaba.

Otro sueño extraño e inquietante.

–¿Nave? –dijo.

–¿Sí? –respondió la
Zona gris
por el sistema de sonido.

–Acabo... acabo de tener un sueño muy raro.

–Bueno, supongo que poseo cierta experiencia en ese campo –dijo la nave con lo que pareció un profundo suspiro–. Imagino que querrás hablar sobre ello.

–No... bueno... no; solo estaba pensando... ¿No estarás...?

–Ah; quieres saber si he estado entrometiéndome en tus sueños, ¿verdad?

–Es... bueno, ya sabes, se me ha ocurrido.

–Bien, veamos... Si fuera así, ¿crees que te respondería con sinceridad?

Lo pensó un momento.

–¿Eso significa que sí o que no?

–Que no. ¿Estás más contento?

–No, no estoy más contento. Ahora no sé si lo has hecho o no. –Sacudió la cabeza y sonrió–. Pero en todo caso, algo me estás haciendo en la cabeza, ¿verdad?

–Cómo puedes decir tal cosa –dijo la nave con suavidad. Emitió una risilla que resultó el sonido más inquietante que hubiera articulado hasta la fecha–. Supongo –dijo– que ha sido solo un efecto secundario de la aclimatación de la nueva randa neural, Genar-Hofoen. No tienes de qué preocuparte. Si no quieres soñar, segrega
somnabsoluto.

–Hmmm –dijo Genar-Hofoen, y luego–. Apaga las luces. –Volvió a tenderse en la oscuridad–. Buenas noches –dijo en voz baja.

–Dulces sueños, Genar-Hofoen –dijo la
Zona gris.
El circuito se cerró con un ostentoso "clic".

Permaneció un rato tendido en la oscuridad, antes de volver a quedarse dormido.

XII

Byr despertó en la cama, atrozmente débil, pero limpio, entero y en proceso de recuperación. El collar médico de emergencia descansaba, limpio también, a un lado de la cama. Junto a un cuenco con fruta, una jarra de leche, una pantalla, y la figurilla que le había dado a Dajeil unos días antes, la de la vieja hembra 'Ktik llamada G'Istig'tkT.

Los drones esclavos de la torre le trajeron comida y la atendieron en su aseo. La primera pregunta que hizo fue dónde se encontraba Dajeil. Parte de ella tenía miedo de que hubiera utilizado el cuchillo consigo misma o se hubiera arrojado al mar. Los drones le contestaron que Dajeil estaba en el jardín de la torre, sembrando.

En otras ocasiones informaron a Byr de que Dajeil estaba trabajando en el piso superior de la torre, o nadando, o se había marchado a alguna isla lejana en el volador. Respondieron también a otras preguntas. Había sido Dajeil –junto con uno de los drones– quien había echado abajo la puerta del baño. Así que podría haberla matado, al final.

Le pidió que viniera a visitarla pero ella no lo hizo. Pasada una semana, pudo salir por sí sola de la cama y dar un paseo. Un par de drones la seguían de cerca.

En su vientre, la cicatriz había empezado a desaparecer.

Byr ya sabía que su recuperación sería total. Lo que no sabía es si Dajeil había pretendido asesinarla o solo provocarle una especie de aborto salvaje.

Mientras se miraba, sumida en un ligero trance para poder evaluar mejor el alcance de los daños que había recibido y que ahora, con diligencia, estaba curando, se percató de que su cuerpo había tomado la decisión, aparentemente por sí solo, mientras ella estaba inconsciente, de volver a ser un hombre. No modificó la decisión.

Salió de la torre aquel mismo día, con una mano sobre la cicatriz del abdomen. Descubrió a Dajeil sentada en cuclillas, con el vientre enorme, en las piedras redondas como huevos que había pocos metros más allá del punto en el que rompían las olas.

El crujido de los guijarros bajo los pies inseguros de Byr la sacó de sus ensoñaciones. Dirigió la mirada hacia Byr y luego la apartó, hacia el mar. Se sentaron juntas.

–Lo siento –dijo Dajeil.

–Y yo.

–¿Lo he matado?

Byr tuvo que pensarlo un momento. Entonces comprendió. Se refería al feto.

–Sí –dijo–. Ya no está.

Dajeil bajó la cabeza. No volvió a hablar.

Byr se marchó en la
Comportamiento inaceptable
una semana después. Dajeil le había dicho, por intermedio de uno de los drones de la torre, que no tendría el niño una semana después como estaba previsto. Iba a detener su desarrollo, al menos por algún tiempo. Hasta que volviera a saber lo que quería. Hasta que se sintiera preparada para él. No sabía cuánto tiempo sería. Unos pocos meses; un año, tal vez. El niño estaría a salvo e intacto, esperando simplemente, hasta ese momento. Cuando fuera a dar a luz, la torre y los drones podrían ocuparse de ella. No esperaba que Byr se quedase. Ya habían hecho la mayor parte del trabajo. Era mejor que se marchase. Decir que lo sentía no era ni remotamente suficiente, pero no podía hacer más. Cuando naciera el niño, se lo haría saber. Volverían a verse entonces, si ella quería, sí él quería.

Nunca le dijeron a Contacto lo que había ocurrido. Byr contó que un accidente en el mar había causado la pérdida del feto: un depredador marino la había atacado; había estado al borde de la muerte y Dajeil lo había salvado. Parecieron satisfechos con el trabajo que Dajeil y ella habían hecho hasta el momento y aceptaron su prematura marcha. Los 'Ktik eran una especie muy prometedora, ávida de desarrollo. En Telaturier se avecinaban grandes cambios.

Genar-Hofoen volvió a ser un hombre. Un día, mientras revisaba su ropa antigua, encontró la figurilla de Dajeil que la vieja 'Ktik había tallado. Se la envió de nuevo a Dajeil. No supo si la había recibido o no. Estando todavía a bordo de la
Comportamiento inaceptable,
tuvo un hijo con Aist. Pocos meses después, tuvo que ir por un compromiso al VGS
Confidente silencioso.
Uno de los avatares de la nave –el mismo con el que había dormido aquella vez– le organizó un buen escándalo por haber abandonado a Dajeil. Se gritaron.

Luego se enteró de que la
Confidente silencioso
había bloqueado al menos una solicitud suya para un puesto.

Casi dos años después de haberse marchado de Telaturier, oyó que Dajeil, aún embarazada, había solicitado ser Almacenada. El lugar estaba llenándose de gente y una ciudad nueva estaba creciendo alrededor de su vieja torre, que iba a convertirse en un museo. Más tarde se enteró de que no la habían Almacenado, sino que había sido recogida por el VGS convertido en Excéntrico que se había llamado
Confidente silencioso
y ahora se llamaba
Servicio durmiente
.

XIII

~ ¡No lo hagas!

~ Estoy decidida.

~ ¡Bueno, al menos devuélveme mi avatar!

~ Toma.

~ Gracias. Inicio secuencia de Desplazamiento... –envió la
Destino susceptible de cambio
a la
Apelación a la razón,
y entonces continuó:– Por favor, no te arriesgues.

~ Solo estoy arriesgando al dron. En reconocimiento a tus preocupaciones, no permaneceré en contacto con él durante el vuelo.

~ Y si regresa aparentemente intacto, ¿qué harás entonces?

~ Tomar todas las precauciones razonables, incluido un envío de datos escalonado a presión, un...

~ Siento interrumpirte, pero mejor que no digas nada más, no vaya a estar escuchando nuestro amigo. Aprecio las molestias que estás dispuesta a tomarte para asegurarte de que estás libre de contaminación, pero la cuestión es que en algún momento, lo que encontrarás, o empezarás a encontrar, te parecerá la más valiosa e interesante información y creerás que cualquier reestructuración intelectual sugerida es, sin la menor ambigüedad, la mejora más brillante imaginable. Se apoderará de ti sin que lo sepas. De hecho,
dejarás
de ser en cierto sentido, a menos que tus sistemas automáticos traten de prevenir la conquista, y eso seguramente derivará en un conflicto.

~ No ingeriré ningún dato que requiera o sugiera una estructuración intelectual o una reescritura mimética.

~ Puede que no sea suficiente. Puede que nada sea suficiente.

~ Estás siendo demasiado cauta, prima –envió la
Consejo sobrio

.
Somos del Elenco Zetético, sabemos cómo enfrentarnos a cosas como esta. Nuestra experiencia no es baladí, en especial si estamos bajo aviso.

~ Y yo soy de la Cultura y detesto ver cómo se corren riesgos innecesarios. ¿Estáis seguras de contar con la aprobación completa de las tripulaciones humanas para este temerario intento de contacto?

~ Ya sabes que sí. Tu avatar ha estado presente en las deliberaciones –envió la
Apelación a la razón.

~ Eso fue hace dos días –señaló la
Destino susceptible de cambio

.
Habéis preparado una cuenta atrás de dos segundos. Al menos esperad hasta haber hecho una consulta entre vuestros humanos y drones conscientes. Así estaréis seguros de que siguen aprobándolo ahora que el asunto es inminente. Al fin y al cabo, unos minutos no van a suponer gran diferencia, ¿verdad? Pensad; os lo suplico. Conocéis a los humanos tan bien como yo. Tardan en madurar las cosas. Puede que algunos de ellos acaben de terminar de pensarlo y hayan cambiado de opinión. Os lo ruego, como un favor personal, esperad unos minutos.

~ De acuerdo. A regañadientes, pero de acuerdo.

La
Apelación a la razón
detuvo la cuenta atrás para el lanzamiento del dron antes de que hubiera pasado una centésima de segundo. La
Destino susceptible de cambio
apagó su Desplazador y dejó el avatar a bordo.

No supuso gran diferencia. En secreto, la
Destino susceptible de cambio
había estado mejorando sus efectores durante los dos últimos días y tenía la intención de actuar sutilmente contra cualquier dron que fuera enviado a la Excesión, pero no tuvo ocasión de hacerlo. Mientras la apresurada votación tenía lugar a bordo de la
Apelación a la razón,
la
Destino
recibió un mensaje de otra nave.

º º Nave Exploradora
Tregua sin bajas
(Elenco Zetético, Observadores de las Estrellas, 5ª)

ª ª UGC
Destino susceptible de cambio
(Cultura)

ºº

Saludos. Te comunico que tanto mis hermanas la
Dentro de un orden
y la
Largo plazo
como yo misma estamos presentes, más allá del alcance de los sensores. Nos hemos reconfigurado para adoptar una forma de Ofensiva Extrema y pronto se nos unirán las dos naves restantes de nuestra flota, modificadas de forma similar. Confiamos en que no trates de interferir en los planes que nuestra hermana, la
Apelación a la razón
, pretende poner en práctica.

Otras dos señales, presumiblemente enviadas por la
Dentro de un orden
y la
Largo plazo
llegaron desde puntos diferentes.

Mierda
–pensó la UGC. Había estado razonablemente segura de que podría engañar a las dos naves del Elenco o, si era necesario, frustrar por la fuerza sus intentos de ponerse en contacto con la Excesión, pero contra cinco naves, y tres de ellas en pie de guerra, nunca podría vencer.

Contestó diciendo que, por descontado, no pretendía interferir y, abatida, se dispuso a asistir al desarrollo de los acontecimientos.

La votación celebrada a bordo de la
Apelación a la razón
arrojó el mismo resultado que la anterior, aunque algunos humanos que no lo habían hecho antes votaron contra la idea de enviar al dron. Otros dos solicitaron una transferencia inmediata a la
Consejo sobrio
aunque luego cambiaron de idea. Permanecerían a bordo. La
Destino
sacó sus avatares de las dos naves del Elenco. Utilizó para ello sus Desplazadores pesados, atenuando la potencia para que pareciera que había usado las unidades menores. Los dejó activados a plena capacidad.

El dron de la
Apelación a la razón
fue lanzado. Una máquina pequeña, de aspecto frágil y alegremente decorada, con borlas, flores y pequeños ornamentos en las extremidades y el cuerpo cubierto de dibujos, caricaturas y mensajes bienintencionados de la tripulación. Se dirigió con titubeos hacia la Excesión, enviando sin parar señales de inocencia y buena voluntad.

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