Read Efecto Mariposa Online

Authors: Aurora Seldon e Isla Marín

Tags: #Erótico

Efecto Mariposa (27 page)

BOOK: Efecto Mariposa
9Mb size Format: txt, pdf, ePub
ads

—No podemos estar tristes. Es un momento para celebrar con Richie. ¿Por qué no salimos por allí a beber algo, como en los viejos tiempos?

—Vale, vamos a beber. Quiero beber hasta quedarme inconsciente y al despertarme volver a tener catorce años. —Tommy se levantó y se puso la chaqueta de camino hacia la puerta.

2

El pub cerró a las dos de la mañana y los tres salieron rumbo al estacionamiento donde estaba el coche de Richie, que apenas había bebido. Tommy se tambaleaba, abrazado de Sasha que tenía el rostro completamente rojo por el licor.

—Vamos a otro s-sitio —balbuceó Tommy.

—No estás en condiciones —dijo Sasha arrastrándolo hacia el vehículo y se acomodó con él en el asiento de atrás, aprisionándolo sin posibilidad de escapatoria.

Richie condujo en silencio hasta su apartamento y los tres subieron, haciendo mucho ruido en el ascensor.

En cuanto entraron Tommy salió directo hacia el mueble bar, agarró la botella de whisky y se amorró a ella.

Sasha puso
Back to life
de Soul II Soul en el equipo de música y se sirvió más vodka. El alcohol había hecho que se sintiera animado a pesar de lo de Richie. Solamente quería vivir el momento.

Comenzó a moverse cadenciosamente al ritmo de la música y Richie se le unió mientras Tommy seguía bebiendo. Le hicieron señas para que se acercara.

Tommy dio un largo trago a la botella, la dejó encima de una mesita y fue hacia ellos con un andar precario.

Sasha lo sujetó de la cintura y Richie hizo lo propio, dándole un beso en el cuello.

—No quiero que estéis tristes —pidió.

—No podemos evitarlo —dijo Tommy con pena—. Te quiero, Richie. Os quiero y no quiero estar lejos de ninguno de los dos.

Richie le dio un profundo beso en la boca, guiándolo con el movimiento de sus caderas mientras Sasha lo sujetaba por detrás.

—No podemos hacer esto —dijo Tommy siguiendo el ritmo que ambos chicos le guiaban—. Te vas a casar —añadió y volvió a perderse en un beso del pelirrojo.

—No haremos nada —susurró Richie apartándolo—. Sólo bailar y pasarlo bien.

Tommy hizo un puchero y lo apartó. Sabía que no podían hacer nada, pero se había hecho ilusiones. Un segundo después Sasha tuvo que sujetarlo porque empezaron a doblársele las piernas.

La canción terminó y Sasha arrastró a Tommy hasta el dormitorio. Entre él y Richie lo desnudaron y lo acostaron.

—Tommy se pone imposible cuando bebe —murmuró Sasha, arropándolo bien.

Richie sonrió y ambos avanzaron hacia el salón.

—Lo siento —dijo suavemente el pelirrojo, dejándose caer en el sofá—. No sabía cómo decírtelo… Esto ha sido lo más difícil que he hecho. He lastimado mucho a Tommy.

Sasha se sentó a su lado.

—Sabías que sería así, daba igual cómo lo dijeras, de todos modos le iba a afectar.

—En fin, ya está hecho. Espero que no me odie por la mañana.

—No te odiará. —Sasha le acarició la barbilla buscando su mirada—. Lo que importa es que tú te sientas bien con la decisión que has tomado. Porque, Richie, no habrá vuelta atrás.

—Lo sé. Lo he pensado mucho. Estoy seguro de lo que siento por Cindy y sé que seremos felices. Eso no significa que os quiera menos, pero creo que vosotros también debéis daros una oportunidad.

—¿Estás apartándote para que Tommy y yo estemos juntos? —exclamó Sasha.

—No. Pero supongo que ése será el efecto colateral.

Sasha negó con la cabeza.

—No sé… Las cosas se han complicado bastante por ahora. Yo necesito estar seguro de lo que quiere Tommy, y de que no se arrepentirá en el camino. Pero no hablemos de eso… cuéntame cómo vino esa idea de vivir en Nueva York.

Richie sirvió otro whisky y un vodka para Sasha. De pronto todo volvió a ser como antes, con los dos intercambiando confidencias mientras escuchaban música. Rieron y se conmovieron por partes iguales y cuando por fin Richie dejó de hablar, Sasha tuvo muy claro que ese viaje había sido idea de Cindy desde el comienzo. Y no la culpaba. Probablemente él habría hecho lo mismo.

3

Tommy se despertó de repente con un dolor de estómago y en cuestión de segundos salió disparado al baño y comenzó a vomitar abrazado al retrete.

El ruido despertó a Sasha, que tenía un espantoso dolor de cabeza pues al acabarse el vodka había seguido bebiendo whisky con Richie.

Echó una mirada al lado de la cama y vio que el pelirrojo dormía, pero Tommy no estaba. Trabajosamente se levantó y logró llegar hasta el baño.

—Te dijimos que comieras algo —observó al ver los intentos de Tommy de vomitar con el estómago vacío—. Te ves mal, ven a recostarte.

—No puedo, mi estómago no me deja —logró decir entre arcadas.

Sasha se mojó el rostro y fue a la cocina a buscar un vaso con agua tibia y un antiácido.

—Bebe un poco de esto —ofreció.

—Lo intentaré.

Sasha lo ayudó a levantarse y sujetó el vaso mientras Tommy bebía.

—Menudo par que somos —murmuró—. Mi cabeza me está matando.

—Hay analgésicos en el armarito. —Señaló el pequeño armario que había junto al espejo del baño.

Sasha tomó la pastilla y bebió el agua que quedaba. Luego se examinó atentamente en el espejo y se mojó el cabello, para después volverse hacia Tommy.

—¿Mejor?

—Quiero morirme y acabar con mi sufrimiento —dijo con voz apagada.

Sasha lo abrazó sin saber si se refería al malestar de la borrachera o a todo el asunto de Richie.

—Vamos, cielo. Volvamos a la cama.

Tommy gimoteó un poco.

—No me dejes volver a beber así en la vida. Si algún día ves que voy por ese camino, pégame un tiro —lloriqueó metiéndose en la cama y encogiéndose allí.

—Promesas de borracho —murmuró Sasha. Richie se movió un poco haciéndoles espacio y parpadéo.

—Vaya nochecita —dijo, para darse vuelta y volver a cerrar los ojos.

El ruso hizo lo propio, se acomodó como pudo al lado de Tommy, que con las rodillas dobladas apenas le dejaba espacio, cerró los ojos y se olvidó del mundo.

4

Era mediodía cuando Richie abrió los ojos. Tenía la boca seca y ganas de no hacer nada. Sus amigos dormían y se quedó largo rato contemplándolos. Besó a Tommy en los labios que sabían a alcohol y suspiró. Estaba seguro de que esa sería la última vez que compartían su cama.

Llevaba un rato contemplándolos cuando comenzó a oír ruidos en la puerta. Alguien introdujo la llave y abrió. Poco depués se oyó un suave portazo.

—Cindy —exclamó, poniéndose de pie tan rápido que perdió el equilibrio y así fue como su novia lo encontró, procurando no caer sobre Tommy.

—¿Interrumpo algo? —preguntó ella mirando la cama con una ceja levantada.

—No… claro que no. —Richie recuperó el equilibrio y la alcanzó en dos zancadas—. Los muchachos… —Señaló hacia la cama—. Anoche les di la noticia, estuvimos celebrando.

—Y vaya que lo estuvieron celebrando —dijo con retintín observando la desnudez de los dos hombres que dormían a pierna suelta. Reconoció a Tommy. El otro seguramente era el amigo ruso de ambos.

—Ya sabes cómo es esto —susurró Richie para no despertar a sus amigos—. Ven, espérame aquí, me cambiaré en cinco minutos. —La condujo hacia el salón, aliviado de que lo hubiera visto vestido. Habían tenido una larga charla sobre «ese tipo de cosas», como las llamaba Cindy, y ambos habían acordado que no debían repetirse.

Cindy examinó el salón. Había vasos por todas partes, varias botellas vacías y algunas prendas de ropa tiradas por los muebles. Entrecerró los ojos. Gracias a Dios no tendría que aguantar eso durante mucho tiempo.

Richie se metió en la ducha, tiritando bajo el agua fría para espabilarse. Se había olvidado completamente de que saldría a comer con Cindy. Cuando salió del baño se vistió y echó una mirada a la cama. Sasha se había puesto las gafas y lo miraba.

—Hola —saludó—. Cindy está afuera —dijo a manera de advertencia y el ruso se incorporó—. Descuida, ya os ha visto. Voy a llevarla a comer, ¿vale? Podéis quedaros un poco más, pero volveré con ella a eso de las cuatro…

—Y para entonces debemos habernos esfumado —completó Sasha.

—Chico listo. —Richie le dedicó otra sonrisa—. Explícaselo a Tommy, ¿vale? —Y sin más, los dejó solos.

Al oír la puerta de la calle cerrarse, Sasha murmuró una maldición. ¿Eso era el matrimonio? Compromisos y apariencias, ¿y los amigos, qué? Richie parecía más que ansioso por deshacerse de ellos. Sabía que no era justo, pero el resentimiento se apoderó de él. Mejor irse de donde no eran bienvenidos.

—Tommy. —Lo sacudió sin mucha delicadeza—. Tommy, despierta ya.

—Mmmm, mátame —gruñó—, pero por Dios, no me des esos meneos.

—Te mataré uno de estos días —dijo Sasha—. Pero no hoy. Tenemos que irnos, la policía ha llegado.

—¿Que? —exclamó incorporándose de golpe para instantes después volver a dejarse caer en la cama sujetándose el estómago y gimiendo.

—Cindy vino y nos vio aquí. Richie ha salido con ella ahora, pero volverán a las cuatro. Será mejor que nos vayamos o lo meteremos en problemas.

—De acuerdo, de acuerdo… pero ¿a dónde vamos? No quiero que los Andrew me vean así… No quiero ni mirarme al espejo.

—Iremos a un hotel… Allí podrás bañarte y comer algo. Por la noche podemos volver donde los Andrew. Venga, vamos.

Sasha se puso de pie y se vistió rápidamente. El dolor de cabeza había cedido un poco, pero no se sentía especialmente entusiasmado. Dándole a Tommy tiempo de levantarse, se vistió y trató de poner un poco de orden en la sala llevándose los vasos sucios a la cocina y recogiendo las prendas sueltas. Debían haberle causado una pésima impresión a Cindy.

—¿Sabes de algún hotel por aquí cerca? —preguntó Tommy casi arrastrándose fuera del cuarto—. No creo que pueda llegar muy lejos. Me siento muy mal.

—Hay uno a cuatro calles. Iremos en taxi. ¿Listo?

—Sí, creo… —Tommy giró con cuidado mirando alrededor y se tanteó los bolsillos para ver si llevaba todo—. Sí, listo. —Y echaron a andar hacia la puerta.

5

Tommy se dejó caer en la cama del hotel. La ropa le molestaba pero no tenía fuerzas para desnudarse.

Sasha lo desnudó con no poco esfuerzo y luego bajó a la farmacia cercana a comprar más analgésicos y un par de antiácidos para Tommy. No sentía deseos de comer, pero compró galletas y agua mineral y con todo eso volvió a la habitación, se desnudó y se metió en la cama.

—De verdad, te lo pido de verdad. No me dejes volver a beber así en la vida. No merece la pena por nada —murmuró Tommy mientras se aproximaba y abrazaba a él—. En serio, me siento morir y no es una muerte dulce.

A pesar de que su aliento olía a alcohol, Sasha le dio un beso en los labios. Al menos Tommy tenía una borrachera que le había hecho casi perder el sentido y no había visto a Richie, a ese nuevo Richie que era prácticamente un desconocido. En ese momento, Sasha se alegró por primera vez de que se fuera lejos. No quería verle esa expresión nunca más.

—Dime que me pondré bien. Porque en este momento lo dudo mucho —gimoteó—. ¿Tú qué tal estás? Creo que os quedásteis bebiendo después de que yo entré en coma.

—Te pondrás bien —dijo Sasha—. Yo no estoy tan mal… mezclé vodka con whisky y me quedé hablando con Richie hasta muy tarde. La verdad no recuerdo cómo llegué a la cama. Supongo que Richie me llevó.

—Lo voy a echar tanto de menos, siempre ha sido mi paño de lágrimas. —Tommy esbozó una sonrisa agridulce—. Me voy a quedar muy solo aquí en Londres sin vosotros dos.

—No tiene que ser así —dijo Sasha sin pensar.

—¿Huh? —Se incorporó un poco para mirarlo a los ojos—. ¿Has decidido rechazar a Alex? No deberías, es una magnífica oferta.

Sasha rodó los ojos.

—No rechazaré la oferta de Alex —puntualizó.

Tommy rodó los ojos a su vez, aunque luego se arrepintió por el dolor que le causó el gesto y miró a Sasha como diciendo «entonces… ¿qué?»

—Puedes buscar trabajo lo mismo aquí que en Birmingham, ¿verdad?

—Eh… sí —Tommy lo miró confundido. ¿Estaba diciendo lo que parecía que estaba diciendo? —. Estás diciendo… te refieres… —balbuceó—. ¿Quieres que vaya a Birmingham?

—Si eso entra en tus planes… —murmuró Sasha—. Alex me dará un apartamento… habrá sitio de sobra.

—¿Quieres que viva contigo? —Sonrió con timidez. No podía creer Sasha le estuviera pidiendo que vivieran juntos. Debía estar soñando, desmayado en la cama de Richie.

—Sólo si tú quieres…

—¿Estás seguro? No lo harás por compasión, ¿verdad? —preguntó y se arrepintió al momento. Sasha no sabía nada de su situación, no podía compadecerlo. Se lo debía estar pidiendo de verdad.

—Si no lo quisiera, no te lo habría pedido —dijo el ruso comenzando a arrepentirse. Había esperado una respuesta más efusiva. Entonces se le ocurrió algo—. ¿Por qué tendría que compadecerte? ¿Es por Richie?

—No, por nada, olvídalo. ¿Tú crees que encontraré trabajo en Birmingham? No sé qué colegios hay… tendría que investigar. Tal vez en una biblioteca. Hum, no sé…

—Algo encontrarás —dijo Sasha en un murmullo. Había sido una mala idea hacer la propuesta con Tommy en ese estado, pero ya estaba hecha y temía que fuera rechazada—. No tienes que responder ahora, ¿vale? Piénsalo y me lo dices después. En setiembre. Tenemos tiempo.

—Pero… Sasha…

—Shh. Ahora no. Duérmete… me duele la cabeza.

Tommy hizo una mueca. ¡Ni siquiera lo había dejado hablar! Él no tenía nada que pensar, claro que iría. Era la propuesta que había esperado inconscientemente desde que supo que Sasha se iría a Birmingham.

—Acepto —gruñó entre dientes, pero Sasha se había quedado dormido.

Capítulo 14
1

—Pues te diré, Sasha —dijo Larry una tarde de julio, alzando la vista y centrándola en su interlocutor mientras tomaban el té en su habitación del Lincoln College—. Temo que Joseph Stoker no durará otro verano, tuve ocasión de verlo en el estudio de mi padre, aunque casi no sale. Fue un milagro que fuera a la graduación de Tommy.

—Es su sobrino favorito —reflexionó Sasha recordando su conversación con el anciano, de la que no había comentado nada a nadie—. Supongo que era importante para él asistir.

—Desde luego. Se comenta por allí, ya sabes… —carraspeó— que fue un tanto extraño que los Stoker no hayan ido a la graduación. Después de todo, ellos querían un escritor en la familia.

BOOK: Efecto Mariposa
9Mb size Format: txt, pdf, ePub
ads

Other books

Triple Threat by Jeffery Deaver
Take It Like a Vamp by Candace Havens
Final Grave by Nadja Bernitt
Forty Words for Sorrow by Giles Blunt
Charmed I'm Sure by Elliott James
Sixty Days and Counting by Kim Stanley Robinson
Christina's Ghost by Betty Ren Wright