Authors: Isaac Asimov
Tags: #Ciencia Ficción, Misterio, Fantástica, Cuentos
Pero la mandíbula de Lernin tenía un gesto enérgico.
—Tal solución no sería equitativa. Somos muchos, amigo mío, los que en este caso sacrificamos nuestras propias inclinaciones. Si todos pusiéramos en primer lugar nuestras preferencias y cada uno investigara el Otro Mundo según sus apetencias particulares solamente, no realizaríamos el gran objetivo que nos guía. No podemos prescindir ni de uno solo de nuestros hombres. Hemos de trabajar todos como si nuestras vidas dependieran de la solución de este problema de los eekahs, porque, créame, sí dependen.
Las mandíbulas de Raph se torcieron en un gesto de disgusto.
—Por parte de ustedes, hay cierta aprensión hacia esas criaturillas débiles, estúpidas. Por mi parte, existe un problema concreto que tiene un tremendo atractivo para mí. Y entre ambas cosas no veo ninguna relación posible, en absoluto.
—Tampoco yo. Pero escúcheme un momento. Un grupito de hombres nuestros, de los de mayor confianza, regresaron la semana pasada de una visita al Otro Mundo. No era, como lo será la nuestra, una visita oficial No establecieron ningún contacto. Fue una franca maniobra de espionaje, de la que le doy cuenta ahora Y le pido reserva sobre este particular.
—Naturalmente.
—Nuestros hombres se procuraron hojas eekah de acontecimientos.
—¿Decía usted…?
—Es un nombre creado para designar aquellas cosas. En varios centros de población eekah salen diariamente hojas impresas con los acontecimientos y sucesos del día, además de eso que llaman creaciones literarias.
La noticia despertó inmediatamente el interés de Raph.
—Se me antoja una idea excelente.
—Sí, en esencia lo es. No obstante, parece que los eekahs sólo encuentran interesantes los sucesos antisociales. Sin embargo, dejémoslo así. Lo que quiero decirle es que la existencia de las Américas es sobradamente conocida por allá, en la actualidad; y que todo el mundo habla de ellas como de un «país nuevo lleno de oportunidades». Las diversas agrupaciones independientes de eekahs lo miran con un deseo generalizado. Eekahs hay muchos; están abarrotados; tienen una economía irracional. Necesitan tierras nuevas, y esto es lo que son las nuestras para ellos: tierras nuevas y deshabitadas.
—Deshabitadas, no —señaló mansamente Raph.
—Para ellos, sí —insistió Lernin con voz de trueno—. He ahí el gran peligro. Para ellos, las tierras donde viven gurrows están deshabitadas, y se disponen a ocuparlas, tanto más cuanto que sus diversos grupos han luchado con frecuencia entre sí para quitarse las tierras unos a otros.
Raph encogió los hombros.
—Aun así, son…
—Sí. Son débiles y tontos. Ya lo dijo antes, y es cierto. Pero sólo individualmente. Saben unirse para un objetivo. No cabe duda, vuelven a separarse cuando han conseguido su propósito; pero, momentáneamente, se unen y se vuelven fuertes, cosa que quizá nosotros no sepamos hacer… y usted mismo sirve de ejemplo. Además, poseen armas de guerra perfeccionadas en el ardor de los combates. Sus máquinas voladoras, por ejemplo, son unas armas de guerra formidables.
—Pero si las hemos copiado…
—¿En gran cantidad? También hemos copiado sus explosivos químicos, pero sólo en el laboratorio, y sus tubos disparadores y sus vehículos acorazados, aunque sólo en talleres experimentales. Y todavía hay más… una cosa que han inventado en estos últimos cinco años, pues nuestros propios eekahs no saben nada de ella.
—¿Y qué es?
—No lo sabemos. Sus hojas de acontecimientos hablan de ella (los nombres que le dan no significan nada para nosotros), pero el contexto deja entender que es algo terrorífico; hasta se lo parece a los mismos eekahs, siempre tan sedientos de matanzas. Parece que no existen pruebas de que la hayan usado todavía, ni de que todos los grupos de eekahs la posean… pero la utilizan como la amenaza suprema. Acaso lo vea usted todo más claro cuando le presentemos todas las pruebas, una vez emprendido el viaje.
—Pero ¿qué es? Usted lo menciona como si se tratara de aparecidos.
—Pues mire, ellos también hablan de esa cosa como de un espectro. Pero ¿qué podría ser un espectro para, un eekah? He ahí la parte más horripilante de la cuestión. Hasta el momento sólo sabemos que implica el bombardeo de un elemento al que llaman plutonio (del cual no sabemos nada, como tampoco lo saben nuestros propios eekahs) con unos objetos llamados neutrones, que nuestros eekahs dicen que son partículas subatómicas, sin carga eléctrica, lo cual nos parece completamente risible.
—¿Y eso es todo?
—Todo. ¿Quiere abstenerse de emitir juicio hasta que le hayamos enseñado las hojas?
Raph movió la cabeza asintiendo, aunque con renuencia.
—Muy bien.
Los pesados pensamientos de Raph giraban dentro de las ranuras que se habían abierto con el tiempo, mientras permanecía allí solo.
Eekahs y Primates Primitivos. Unas criaturas vivientes de costumbres estrambóticas, y unas criaturas muertas que debieron aspirar a escalar altas cumbres. Un presente sórdido de explosivos y bombardeos neutrónicos, junto con un pasado glorioso, misterioso…
¡Sin conexión! ¡Sin conexión!
“The Endochronic Properties of Resublimated Thiotimoline”
La correlación de la estructura de moléculas orgánicas y sus diversas propiedades físicas y químicas ha proporcionado en los últimos años una visión íntima acrecentada del mecanismo de las reacciones orgánicas, sobre todo en las teorías de la resonancia y la mesomería, según se han desarrollado en el último decenio. La solubilidad de los compuestos orgánicos en variados disolventes ha adquirido un interés particular a este respecto a través del descubrimiento reciente de la naturaleza endocrónica de la tiotimolina.
Se sabe desde tiempos muy antiguos que la solubilidad de los compuestos orgánicos en disolventes polares tales como el agua queda acrecentada por la presencia en los núcleos hidrocarbonados de radicales hidrófilos, es decir, de grupos sedientos de agua, tales como los grupos hidroxilo (—OH), amino (—NH
2
), o ácido sulfónico (SO
3
H). En los casos en que las características físicas de dos compuestos dados —particularmente el grado de subdivisión del material— sean iguales, el tiempo de disolución —expresado en segundos por gramo de material y milímetro de disolvente— disminuye con el número de grupos hidrófilos presentes. El catecol, por ejemplo, con dos grupos hidroxilo en el grupo bencénico, se disuelve muchísimo antes que el fenol, que tiene un solo grupo hidroxilo en el núcleo. Feinschreiber y Hravlek, en sus estudios sobre el tema, han sostenido que al aumentar el hidrofilismo el tiempo de disolución tiende a cero. El hecho de que este análisis no es absolutamente correcto se puso de manifiesto cuando se descubrió que la tiotimolina compuesta se disuelve en agua (en la proporción de un gramo por mil) en menos un segundo doce décimas. Es decir, se disuelve antes de que se haya añadido el agua.
Anteriores comunicaciones de los mencionados laboratorios indicaban que la tiotimolina contenía al menos cuatro grupos hidroxilo, dos grupos amínicos y uno de ácido sulfónico. La presencia de un radical nitrosilo (—NO
2
) por añadidura no ha sido confirmada, y todavía no existe ninguna prueba relativa a la naturaleza del núcleo hidrocarbonado, aunque parece segura la presencia de una estructura al menos parcialmente aromática.
El endocronómetro
- Los primeros intentos por medir cuantitativamente el tiempo de Polución de la tiotimolina toparon con dificultades considerables debido a la propia naturaleza negativa de la estimación. El hecho de que el producto químico se disolviera antes de la adición de agua, hacía que el paso lógico y natural siguiente fuera el de retirar el agua después de producirse la disolución y antes de la adición. Lo cual, afortunadamente para la ley de conservación de la masa energía, no ocurrió jamás, puesto que la disolución nunca se producía si después no había de verificarse la adición de agua. Por supuesto, con ello surge inmediatamente la cuestión de cómo podía «saber» por adelantado la tiotimolina si el agua le será añadida luego o no. Aunque esto no queda propiamente dentro de nuestra jurisdicción como químico-físicos, se han publicado muy recientemente, durante el último año, estudios sobre los problemas psicológicos y filosóficos que el caso plantea.
A pesar de todo, las dificultades químicas implicadas se fundan en el hecho de que el tiempo de disolución varía enormemente con el estado mental preciso del experimentador. Un período de titubeo, aunque levísimo, en la adición del agua reduce el tiempo negativo de la disolución, y no es infrecuente que lo deje por debajo de los límites de detección. Para evitarlo, se ha construido un ingenio mecánico, del diseño esencial del cual ya hemos hablado en un documento anterior (6) Este ingenio, denominado endocronómetro, consiste en una Celdilla de dos centímetros cúbicos de tamaño dentro de la cual se coloca el peso deseado de tiotimolina, asegurándose de que se llene una pequeña extensión del fondo de la celdilla de disolución, de un milímetro de diámetro interno. A la celdilla se le acopla una micropipeta de presión automática que contenga un volumen específico del disolvente en cuestión. Cinco segundos después de haber cerrado el circuito, este disolvente se vierte automáticamente dentro de la celda donde se halla la tiotimolina. Durante el tiempo de acción, se enfoca un rayo de luz sobre la pequeña extensión celular descrita más arriba, y en el instante de la disolución, la transmisión de esta luz ya no quedará obstaculizada por la presencia de la tiotimolina sólida. Tanto el instante de la disolución —en cuyo momento la transmisión de la luz queda registrada por un dispositivo fotoeléctrico— como el instante de la adición de disolvente se pueden determinar con una exactitud de más de un 0,01%. Si se resta el primer valor del segundo, se puede determinar el tiempo (t) de disolución.
El proceso completo se verifica en un termostato mantenido a 25,00 °C con una exactitud de 0,01 °C.
Pureza de la tiotimolina
- La extraordinaria sensibilidad de este método ilumina poderosamente las desviaciones resultantes de impurezas minúsculas existentes en la tiotimolina. (Como no se ha ideado ningún método de síntesis de laboratorio, sólo se puede obtener prácticamente a través de un prolongado y tedioso aislamiento de su fuente natural, la corteza del arbusto Rosácea karlsbadensis rufo.) Por consiguiente, se han llevado a cabo grandes esfuerzos por purificar la sustancia a través de repetidas recristalizaciones por medio de la conductividad del agua (bidestilada en un aparato de estaño puro) y mediante sublimaciones finales. Una comparación de los tiempos de disolución (T) en varias fases del proceso de purificación se exhibe en la tabla I.
Es obvio, según muestra la tabla I, que para una medición auténticamente cuantitativa, hay que emplear tiotimolina pura como la descrita. Después de la segunda resublimación, por ejemplo, el error incurrido en hasta una docena de determinaciones ha sido inferior a un 0,7 %, siendo los valores extremos de -1,119 segundos a -1,126 segundos.
En todos los experimentos descritos a continuación, se ha utilizado tiotimolina purificada en este grado.
TABLA I
(12 observaciones)
Estado de purificación
«T» Medio
«T» extremos
% de error
Ya aislado
-0,72
-0,3
-1
34,1
Primera recristalización
-0,95
-0,8
-1,1
9,8
Segunda recristalización
-1,05
-1
-1,1
4
Tercera recristalización
-1,11
-1,1
-1,1
1,8
Cuarta recristalización
-1,12
-1,1
-1,1
1,7
Primera resublimación
-1,12
-1,1
-1,1
0,9
Segunda resublimación
-1,122
-1,1
-1,1
0,7
Tiempo de disolución y volumen de disolvente
- Como parecería razonable, los experimentos han demostrado que el volumen creciente de disolvente permite que la tiotimolina se disuelva con mayor rapidez, es decir, con un tiempo crecientemente negativo de disolución. Por la figura 1 podemos ver, sin embargo, que este aumento de las propiedades endocrónicas se nivela rápidamente con un volumen de disolvente de 1,25 ml aproximadamente. Este interesante efecto en meseta ha aparecido con variables volúmenes de disolventes utilizados en estos laboratorios, lo mismo que en todos los casos el tiempo de disolución tiende a cero con un volumen creciente de disolvente.
Tiempo de disolución y concentración de un ión dado
- En la figura 2 se dan los resultados del efecto del tiempo de disolución (T) variando el volumen de disolvente, en el que el disolvente consiste en concentraciones variables de disolución de cloruro sódico. Puede verse que, si bien en cada caso el volumen que alcanza esta meseta difiere notablemente con la concentración, las alturas de la meseta son constantes (es decir: -1,13). El volumen al que se alcanza, que en lo sucesivo denominaremos Volumen Meseta (VM) disminuye con el descenso de la concentración del cloruro sódico, acercándose al VM para el agua a medida que la concentración de NaCl tiende a cero. Es obvio, por consiguiente, que una disolución de cloruro sódico de concentración desconocida puede caracterizarse con toda exactitud por la determinación de su VM, si no hay ni vestigio de otras sales.