—La cerradura está esperando —dijo Tommy entre risillas. Arqueando su espalda comenzó a frotarse con más insistencia contra su compañero—. Quiero sentirte dentro… quiero… —Se mordió el labio y decidió confesarse—. Quiero dormir contigo dentro de mí… —añadió en un susurro y comenzó a reír.
—Tú… ¿qué? —Sasha se detuvo un momento, azorado, para después unirse a la risa contagiosa de Tommy—. ¿Por qué me sorprendo? A estas alturas, debería esperar cualquier cosa de ti.
La confesión le pareció divertida al inicio, a pesar de sus obvias imposibilidades físicas, pero luego, cuando comenzó a besarlo y acariciarlo nuevamente, comprendió todo lo que ello implicaba. Estar unidos en el acto más íntimo, compartirlo todo, ser uno. Y con ese pensamiento en la mente, comenzó a penetrarlo.
Tommy jadeó el nombre de su amante cuando lo sintió entrar en él y suaves gemidos escaparon de sus labios conforme lo sentía adentrarse en su interior. En momentos así olvidaba todo, quién era él, quién era Sasha y cómo era el mundo que los rodeaba. Y era feliz.
—Siempre he soñado con eso, desde la primera vez que hicimos el amor —añadió entre los jadeos que le provocaban las lentas penetraciones de Sasha—. Siempre… siempre…
—¿De verdad? —preguntó Sasha en un susurro, mientras buscaba un punto de apoyo en la cama, para comenzar a moverse.
—De verdad. No me atreví a decirte nada porque es una tontería, un sueño infantil, pero desde el primer momento deseé dormir así contigo y despertar a la mañana siguiente contigo dentro de mí —confesó, ligeramente avergonzado.
Sasha sonrió, conmovido, volviendo a aquella época feliz en la que descubrió el amor y el sexo con Tommy. Habían recorrido un largo camino y seguían juntos, pero a veces se preguntaba qué sentiría exactamente Tommy, y entonces, él, normalmente tan seguro de sí mismo, comenzaba a dudar.
—Un sueño de locos —murmuró Sasha, aún sonriendo—, pero podemos intentarlo. Después de todo, hemos hecho muchas locuras juntos y espero que las sigamos haciendo.
Cerrando los ojos, aspirando el olor del cabello de Tommy, continuó moviéndose, con mucha lentitud y con movimientos circulares, disfrutando de cada sensación que le proporcionaba el cuerpo de su amante. Podría pasarse la vida así, haciéndole el amor lentamente, adorándolo, amándolo.
—Sí… intentarlo. —Tommy cerró los ojos dejándose llevar por las placenteras sensaciones. Lo estaban haciendo muy lento, ahora era agradable pero sabía que en un rato, cuando su excitación estuviera alta, esa misma lentitud lo volvería loco.
Sasha continuó su placentero vaivén hasta que su necesidad de alivio comenzó a crecer. Sus movimientos se aceleraron y se sujetó firmemente de la cadera de Tommy para adentrarse más en él, mientras trataba de refrenar sus gemidos para que nadie los oyera.
Tommy mordió la almohada por el mismo motivo. En casa de Richie no tenía que limitarse, pero en el colegio corrían demasiado peligro y le resultaba difícil controlarse. Su cuerpo se movía al ritmo de la pasión y sus caderas buscaban las del ruso, cada vez más rápido.
La mano de Sasha comenzó a masturbarlo como los años que llevaban juntos le habían enseñado, siguiendo el mismo ritmo que sus acometidas, presionando la base ligeramente para prolongar el placer. Cuando sintió que no resistiría más tiempo, inició una serie de rápidos bombeos al tiempo que empujaba fuerte y profundo, buscando alargar el momento lo más posible, pues en ese instante de compartir el sexo era cuando se sentía más unido a Tommy.
Sus jadeos llenaron la habitación y fueron interrumpidos por un gemido ahogado de Sasha, que eyaculó profusamente, seguido por Tommy, que lo hizo casi al mismo tiempo sobre las sábanas.
—Te toca lavar a ti —susurró Sasha apenas recuperó la respiración, y le dio un profundo beso.
—Ahora no. —Tommy sujetó con fuerza las caderas del ruso pegadas a las suyas, empinando el trasero tratando de mantenerlo en su interior.
—No, ahora no —dijo Sasha, abrazándolo por la cintura—. Ahora vamos a poner en práctica esa loca idea tuya… Intentemos dormir un poco.
—Vale. —Tommy curvó su espalda de una manera imposible que le permitía seguir con Sasha dentro pero a la vez que lo abrazara—. Intentémoslo… —repitió en medio de un bostezo.
Sasha se estiró como pudo para alcanzar el cobertor y cubrirlos. Una de sus manos sujetaba la cintura de Tommy y la otra acariciaba lentamente su hombro desnudo. La respiración de su amante se hizo más lenta y acompasada y Sasha sonrió. Aunque no duraría toda la noche, había cumplido parte del sueño de Tommy.
Un mes después, en el apartamento de Richie, el pelirrojo rodó sobre la cama y le sonrió a Tommy. Acababan de amarse, disfrutando la soledad del domingo, pues Sasha estaba en una de las reuniones del grupo. Richie había notado que los dos amigos estaban frecuentando a otras personas, y aunque no era celoso y posesivo como Sasha, le daba cierto pesar no compartir más tiempo con Tommy, por eso había comenzado a enseñarle a conducir y las lecciones solían terminar en la cama.
—¿Cansado? —susurró, besándolo en la frente. Tommy estaba un poco serio, algo poco característico en él. Negó con la cabeza—. ¿Cómo le va a Sasha con ese grupo? Pensé que ya lo había dejado.
—No lo frecuenta con asiduidad, pero sigue allí. Le gusta publicar artículos y eso.
—Supongo que se le dará bien —observó Richie y abordó el tema que le preocupaba—. ¿Y Randy? ¿Sigue igual de simpático?
—Sigue igual —repuso Tommy—. Al menos conmigo.
Richie asintió. Las veces que habían coincidido en el Heaven, había notado el modo en el que Randy miraba a Tommy.
—Bueno, él se lo pierde. —Sus manos acariciaron el pecho de Tommy, jugando con el vello que bajaba y se perdía entre sus piernas—. Aunque creo que tú podrías escribir algo interesante para ese grupo.
Tommy echó la cabeza hacia atrás y sonrió.
—¿Yo? No sé… Ni siquiera se me ocurre qué escribir para un ensayo que me han encargado y tengo que presentarlo mañana.
—¿De qué se trata el ensayo?
—Es tema libre. No conozco especialmente algún tema. Además, tiene que estar relacionado con la literatura. Pufs, no sé.
—Pues… ¿qué es lo que mejor se te da? Escribe sobre eso —dijo reflexivamente Richie.
—Hum… ¿tú crees que me pondrán buena nota si escribo sobre sexo? —Tommy se echó a reír a carcajadas.
Richie se echó a reír también y ambos lo hicieron durante largo rato. Cuando el pelirrojo pudo por fin hablar, dijo muy serio:
—¿Por qué no? Puedes hablar sobre sexo, es un tema que siempre despierta interés.
—¡Estás loco! —exclamó Tommy—. No podría hacer algo así, me expulsarían si les contara lo que sé de sexo. A mis padres les daría algo.
—¿Quién dice que tienes que describirlo? Pueden ser tus ideas respecto al tema. A ver, ¿por qué te gusta el sexo?
—¿A parte de por lo obvio? —Tommy volvió a reír y se obligó a ponerse serio, mientras reflexionaba en voz alta—. Bueno, me gusta el sexo porque me hace sentir bien, me hace feliz. También hace que me sienta más cercano, más íntimo con las personas que me gustan. Es una manera de conocerlos. Aunque… —Se puso pensativo, recordando su primera vez con Grant—. También lo he usado como arma y también para ayudar a otros —confesó un tanto avergonzado.
—¿Cómo arma? —Richie alzó las cejas—. ¿Cómo lo has usado de arma?
—Bueno, yo… —balbuceó Tommy—. Había un chico en el colegio. Él sabía que Sasha y yo estábamos juntos. —Suspiró—. Chantajeaba a Sasha para que se acostara con él, así que yo… tomé cartas en el asunto.
—¿Y qué hiciste? —Richie estaba de lo más intrigado. Por lo que sabía, Tommy salía con algunos de los chicos del grupo, pero jamás había oído hablar de chantaje.
—Pues… ¿De verdad tengo que contártelo? —Tommy maldijo por lo bajo y sin mirar a la cara a Richie comenzó a hablar en un murmullo—. No quería que Sasha estuviera sacrificándose, así que fui a buscar a Grant y me lo follé. Y le dije que si quería que lo follara más, tenía que dejar a Sasha tranquilo.
—¿Con Grant? —Richie evocó al boxeador que había conocido en una de sus salidas con Sasha—. ¡Dios, ahora sí lo he oído todo! —exclamó, riendo se nuevo—. Eres increíble, Dragón.
—Er… gracias, creo.
—¿Y cómo es que has usado el sexo para ayudar a otros?
—Eso es más reciente. —Tommy sonrió complacido—. ¿Te acuerdas de Patrick Arden, el chico tímido del grupo? Pues Sasha y yo le enseñamos a follar para que pudiera llevar mejor su relación con Alan.
—Oh. —Richie pareció un poco decepcionado. Sus amigos no le habían contado eso—. Habéis tenido cuidado, ¿verdad?
—Claro —dijo Tommy comprendiendo en el acto que Richie se había sentido desplazado—. Sexo seguro, siempre nos dices eso. Y, ¿sabes? Lo hice gracias a ti.
—¿A mí?
Tommy lo besó en los labios, apartándole el cabello de la frente y lo miró a los ojos.
—Tú nos enseñaste, ¿recuerdas? Y tú nos has mantenido unidos todo este tiempo.
Richie, sonrió, profundamente conmovido por esas palabras.
—Vosotros sois especiales. No he querido a nadie como os quiero a los dos.
Volvieron a besarse con ternura, poniendo en las caricias lo que las palabras no podían describir. Cuando el beso se rompió, Richie dijo:
—Creo que ya tienes el título de ese ensayo: «El sexo como un medio de expresión, de conocimiento, de ayuda al prójimo, y un mecanismo de poder», ¿qué te parece?
—Es un buen título —añadió Tommy, pensativo—. ¿Me ayudas a escribirlo?
—Claro. —Richie se sentó y tomó una libreta de la mesa de noche—. Descríbeme qué es lo que sientes cuando tienes sexo.
Tommy comenzó a responder las preguntas y fácilmente consiguieron la información necesaria para crear el ensayo. Luego sólo hubo que reorganizar ideas y escribirlas con cierto estilo. Cuando todo estuvo más o menos listo, el pelirrojo encendió un cigarrillo.
—Tú y yo hacemos un buen equipo —observó.
—Sí, nos acoplamos bien —añadió Tommy con doble sentido—. ¿Por qué fumáis Sasha y tú? —preguntó de pronto, quitándole el cigarrillo de entre los dedos—. No sé qué gracia tiene esto. —Le dio una pequeña calada y comenzó a toser—. ¡Arfs… qué asco!
—Espera, no lo hagas así, tan deprisa. —Richie le quitó el cigarrillo—. No lo sé realmente. Me relaja después del sexo, y Sasha fuma por la misma razón. Un cigarrillo no hace daño, siempre que no se abuse. Anda, prueba de nuevo.
—No sé. —Tommy miró con suspicacia el cigarrillo pero volvió a tomarlo entre sus labios y aspiró como le había dicho Richie. Volvió a toser pero no como la primera vez y tras varios intentos consiguió fumar sin toser aunque el tabaco comenzó a hacerle efecto—. Me estoy mareando —dijo finalmente entre risitas.
—Es la falta de costumbre. —Richie le quitó el cigarrillo y comenzó a mirarlo con seriedad—. ¿Puedo preguntarte algo? —Se recostó en la cama, con los brazos debajo de la cabeza y entrecerró los ojos, gesto suyo que indicaba preocupación.
—Claro. —Tommy trató de contener la risita tonta que le había dejado el tabaco.
Richie le sonrió con ternura y le hizo un gesto para que se acercara. Cuando estuvo junto a él, le apartó el cabello del rostro.
—¿Cómo llevas que Sasha salga con otros? —preguntó con cautela.
Las risitas se cortaron de raíz y Tommy se quedó serio y pensativo durante unos instantes que parecieron eternos.
—Bueno, es su deseo —dijo finalmente—. Entiendo que él quiera conocer a las personas, probar cosas nuevas y distintas. —Divagó durante un momento para finalmente sonreír y añadir—: Si él es feliz, yo soy feliz.
Richie suspiró imperceptiblemente y le acarició la mejilla.
—¿Es cierto eso? ¿No te gustaría que fuera de otro modo? —preguntó suavemente.
—¿De otro modo? —preguntó Tommy sin entender—. ¿A qué te refieres? Yo soy feliz estando contigo y con Sasha. No me importa que haya otros mientras nosotros estemos juntos —añadió con cierta nota de temor pensando que tal vez Sasha le había dicho algo Richie… ¿Qué haría si se hubiera enamorado de alguien?
—Hum… sí. Yo también soy feliz —dijo inmediatamente Richie para tranquilizarlo—. Querido… ¿no has pensado jamás que Sasha y tú se han comportado siempre como si fueran una pareja?
—¿Una pareja? No creo. Simplemente somos amigos. Muy unidos, pero amigos. Las parejas son de otra manera… como Alex y Angel. Y definitivamente no se acuestan con otros, ni hacen tríos, ni nada de eso…
El pelirrojo asintió, pensativo. Para él era claro que Tommy amaba a Sasha y que era probable que a causa del modo en el que lo habían tratado sus padres, la idea de que le correspondiera no se le había pasado por la mente. Dudó un poco si ahondar en el tema, pero decidió hacerlo, aún a costa de sus propios sentimientos. Amaba demasiado a Tommy como para tener ese egoísmo.
—¿Y no te gustaría que fueran una pareja?
—Yo… Somos jóvenes para pensar en algo así —respondió Tommy recordando las palabras que tiempo atrás le había dicho el rubio. Había estado a punto de decir: «Sasha no quiere», pero no quería que Richie pensara mal. Todo esto era demasiado complicado y le dolía.
Richie sonrió con tristeza. Sin querer lo había hecho sentir mal. No tenía derecho a obligarlo a exponer sus sentimientos, sobre todo porque todo su ser gritaba de amor hacia su pequeño dragón.
«Linda forma de amarlo —se dijo—, soy el primero en hacerlo sentir incómodo».
—Sí, tienes razón. Apenas has cumplido los dieciocho y todavía hay muchas cosas que debes aprender —dijo, iniciando un tierno y lento beso con el que pretendía compensar el incómodo momento anterior.
—Somos jóvenes —añadió con tristeza Tommy. En el fondo sabía que la edad no importaba. Lo supo desde el primer momento y trató de convencer a Sasha, pero ya se había rendido. En el fondo pensaba que el ruso era demasiado maravilloso para atarse a alguien como él. Suspiró y se sumergió en el beso tratando de olvidarse de todo.
El ensayo de Tommy obtuvo una buena nota, aunque no el sobresaliente que le hubiera gustado, pero Richie le dio el ensayo a Sasha para la revista del grupo y tuvo tanto éxito que Sydney le tuvo que presentar a varios admiradores en el Heaven.
—No hay nada que hacer, el sexo siempre vende —sentenció Sasha, cuyo artículo sobre el papel de los homosexuales en el mercado de consumo había pasado completamente desapercibido.