Confirmación (24 page)

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Authors: Aurora Seldon e Isla Marín

Tags: #Erótico

BOOK: Confirmación
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5

Con la llegada de diciembre, los preparativos para la Navidad comenzaron. En esa ocasión, Alex deseaba una celebración sencilla con las personas más allegadas, por eso invitó a Tommy y Sasha para que pasaran las fiestas con ellos.

Llegaron a Greenshaw Hall el sábado 24 de diciembre para celebrar una tranquila Nochebuena en familia con Alex, Angel y el pequeño Ariel, pero en cuanto abandonaran la mansión tenían pensado ir a casa de Richie para celebrar una tardía Navidad con él.

Sasha había pasado toda la semana eligiendo un regalo adecuado para sus mejores amigos y comprando juguetes para Ariel. Apenas llegaron, Angel los recibió con un abrazo y dejaron los regalos al pie del árbol.

Ariel saltó a los brazos de Sasha, preguntando con su vocecita de niño qué le habían traído.

—Tsk, tsk… Hasta mañana no puedes saberlo, sino Santa no te traerá nada el año que viene —respondió Tommy, tomándolo en brazos y se dirigieron todos hacia el comedor para almorzar.

El almuerzo transcurrió entre bromas y la conversación derivó hacia la escapada de los japoneses.

—¿Quién lo diría? —dijo Alex—. Parecían tan serios… y ese tipo, el más serio de todos, ¡se levantó a un muchacho!

Sasha sonrió con cara de circunstancias, pero Angel no pudo evitar preguntar:

—¿No se puede ser serio y gay al mismo tiempo?

—Esto… Claro que sí, querida. Es que no parecía que fuera a ser así… Yo… —Todos lo miraban y Alex decidió callarse antes de meterse en terrenos más pantanosos.

—No tiene nada de malo ser gay —dijo Sasha, pensando en que sería bueno saber lo que Alex pensaba del asunto.

—Por supuesto que no. Sólo que uno tiene ideas preconcebidas y cuesta dejarlas atrás.

—Supongo que sí —dijo Sasha, dándole a Tommy un pellizco porque se había quedado completamente mudo—. Yo pienso que uno puede acostarse con quien quiera y eso no tiene por qué interferir en las relaciones laborales o familiares.

—Bueno, las cosas de cama… —comenzó a decir Tommy totalmente sonrojado. No se esperaba que saliera semejante tema de conversación en la comida y no podía dejar de sorprenderse por lo bien que se lo estaban tomando todos, sobre todo Alex— son algo que no debería afectar a ningún otro tema de la vida, ya sea amistad, trabajo o familia. Mientras no cause daño a nadie…

Angel corroboró lo que decían y Alex optó por hacerse el desentendido. No le gustaba ponerse a pensar en el tema, había muchos indicios que parecían apuntar hacia sus amigos pero decidió ignorarlos. Como él mismo admitía, tenía muchas ideas preconcebidas.

La conversación tomó otro rumbo y fue inevitable que se tocara el atentado de Lockerbie que ensombrecía esas navidades. Luego de eso, les quedaron pocas ganas de hablar y Sasha y Tommy salieron a pasear por el invernadero con Ariel y pasaron el resto de la tarde con él.

6

La cena se sirvió a las nueve y todos evitaron cuidadosamente tocar el tema del homosexualismo, pero éste llegó al hablar sobre el SIDA y el medicamento que Thot Labs comercializaba para combatirlo.

—El Retroviral sólo es eficaz durante algunos años —explicó Alex ante una pregunta de Tommy—. El VIH es un virus que muta constantemente y con rapidez se vuelve resistente a un único fármaco. Por eso lo combinamos con otros productos.

—¿O sea que aunque uno tome medicamentos, morirá de todos modos?

—Desgraciadamente, sí —dijo Alex—. Y los medicamentos tienen efectos secundarios que se acentúan en algunos individuos.

—La verdad es que sabemos muy poco de esa enfermedad —observó Angel—. Todos los medicamentos con los que contamos ahora son caros y poco eficaces. Invertimos mucho, pero todavía no tenemos resultados satisfactorios.

Sasha evitó mirar a Tommy. En sus primeros años en Thot Labs había creído que la cura para el SIDA se descubriría pronto, pero luego se dio cuenta de que el desarrollo de un fármaco tomaba años y que había otras enfermedades igual de mortales como la tuberculosis o la Hepatitis-B cuya vacuna Angerix-B sería el gran logro de Alex.

—Lo mejor para combatir el SIDA es la prevención —sentenció Alex—. Y no sólo la población homosexual está en riesgo. Debéis tener cuidado. —Dejó la frase flotando unos momentos y luego cambió de tema—. Sasha, ahora que se están resolviendo las cosas en la URSS, ¿has pensado volver?

El ruso lo había considerado muchas veces y la situación política pronto lo permitiría. Los derechos humanos se habían reconocido en la URSS en ese mismo mes, echando por tierra los principios de Stalin y del marxismo estalinista que hasta entonces habían constituido la ideología del Partido Comunista.

—Quizá más adelante —dijo mirando a Tommy. Siempre que se tocaba ese tema pensaba en la última carta de su madre y en la promesa que ella le pedía. Una promesa totalmente opuesta a sus propios deseos.

Alex observó a sus amigos. Veía a Tommy mucho más seguro, más a gusto con lo que hacía y eso le agradó. Quizá era influencia de Sasha o de Richie, del que sabía poco.

—¿Habéis hecho una lista de buenos propósitos para el año? —preguntó Angel.

—Ingresar a Oxford —dijo Sasha sin dudar un instante.

—¿Y nada más? —rió Angel.

—Creo que no. ¿Y vosotros?

—Pues no sé, ¿si se cuenta no se gafarán y se dejarán de cumplir? —preguntó Tommy dudoso.

—Eso si fueran deseos. Hablamos de los propósitos.

—Ah, bueno. No sé… los típicos. Estudiar más, ser mejor persona… Realmente no había pensado en ello.

—¿Alex?

—Lanzar el Angerix-B. Se ha hecho una cuestión de honor —confesó.

—Supongo que será más facil ahora que la doctora Elion ha ganado el Nobel —observó Sasha.

—Así es. Pero no cantaré victoria hasta tener la patente. Tendré que ir a Fildelfia en enero.

—¿Cómo es ella? Nunca he conocido a un ganador de un Nobel —preguntó Tommy curioso.

—Es difícil de describir —dijo Alex—. Un poco excéntrica, autoritaria y muy ambiciosa. Pero también es brillante y ha dedicado su vida a la investigación. —Hubo un dejo de nostalgia en su voz. Era evidente que Barbara Elion no era de su agrado, y que él habría deseado mucho dedicarse a la investigación.

—Y tiene una habilidad natural para buscar alianzas estratégicas —apuntó Sasha y la conversación derivó hacia un asunto que era la comidilla del laboratorio en esos días: el comentado romance entre Barbara Elion y McAllister.

—No sé que puede verle ella, de verdad. Quizá haya algo de cierto en que los polos opuestos se atraen —dijo Alex.

—¿Es bonita? No puedo imaginarme a un premio Nobel que no sea un venerable ancianito. —Tommy frunció el ceño como si estuviera haciendo el esfuerzo de pensarlo.

—No es una anciana pero desde luego tampoco es joven. Tiene el tipo de la Dama pero con diez años menos —dijo Angel—. Me dictó varios seminarios en Oxford y es absolutamente brillante.

Sasha la miró atentamente. Era obvio hacia donde se inclinaban las simpatías de Angel.

—A mí no me gusta —dijo llanamente Sasha—. Siempre tiene esa cara de «soy brillante» y con el cuento del trabajo bajo presión es déspota. No me la puedo imaginar en la cama con McAllister. De hecho, no me la puedo imaginar en la cama con nadie.

—¿Es mayor que McAllister? El tipo es de los que se fijan en el físico o al menos a mí eso me ha parecido siempre. Un poco como tu hermano, Alex.

Angel enrojeció un poco, como si Tommy le hubiera leído el pensamiento e intercambió una breve mirada con Sasha.

—Pasa de los cuarenta —señaló Alex—. E imagino, como todo el mundo, que esa relación estará basada en el interés.

—Pues ojalá les dure —dijo Angel—. Desde que sale con McAllister, Barbara se queja menos.

—Entonces brindemos por un largo romance —dijo Sasha y Angel alzó su copa. Si por ella fuera, preferiría que McAllister siguiera con su romance y la dejara en paz.

7

Al finalizar la cena, Angel subió a ver a Ariel y lo encontró despierto. El pequeño estaba inquieto por la presencia de sus tíos y quiso que le contaran cuentos.

Sasha agotó su provisión de cuentos de la bruja Baba Yaga mientras Tommy lo miraba divertido y cuando el pequeño comenzó a bostezar, respiró aliviado.

Después de eso se despidieron de Angel y Alex y se fueron aparentemente a sus habitaciones. Aparentemente, porque nada más cerrarse la puerta del dormitorio del matrimonio, Tommy miró a ambos lados del pasillo, salió y corrió a la habitación de Sasha, que le abrió la puerta y comenzaron a besarse con desesperación.

Sasha se apartó un poco, riendo bajito.

—¿Sabes? Creo que Alex sospecha de nosotros, pero no quiere darse por enterado.

—Yo también lo creo. Imagino que es duro para él pensar que su hermanito postizo folla con su mano derecha… y no me refiero a su mano derecha como mano… O sea… que no es que él lo haga con su mano… sino que tú eres como su mano derecha en la empresa y eso…

Sasha sonrió.

—Creo que todavía tengo mucho por aprender antes de ser su mano derecha, pero confía mucho en mí y procuro no defraudarlo. Ven… vamos a ver dibujos animados mientras esperamos la Navidad —dijo arrastrándolo hacia la cama.

—¿Dibujos? —preguntó Tommy frunciendo el ceño—. Yo tenía pensado hacer otras cositas más entretenidas mientras esperamos Navidad. —Sonrió con malicia mientras se tumbaba sobre Sasha, sin dejar de meterle mano.

—No tengo nada que objetar —jadeó el ruso, sintiéndose endurecer al instante—, pero sin hacer ruido. No deseo que Alex se entere de esto antes de tiempo…

—De acuerdo. —Tommy sonrió con amplitud y comenzó a besarle el cuello con pasión y a quitarle la ropa.

Sasha se dejó hacer, facilitándole las cosas para que lo desnudara rápidamente y luego hizo lo mismo. Desnudos ambos, se tendieron en la cama que habían compartido tantas noches clandestinas y comenzaron a besarse.

Pronto los besos y las caricias se fueron apasionando y suaves gemidos y jadeos llenaron el cuarto. Tommy hacía todo por reprimirse en su habitual sonoridad en el sexo, pero de lo que realmente tenía ganas era de gritar de puro placer.

Sasha trató de silenciar con besos a su ruidoso compañero, sometiéndose a la vez a lo que éste le hacía. Era una de las pocas veces en que quería dejarse dominar, quizá como una forma de compensar la escenita sado que protagonizaron en casa de Richie, o quizá a causa de que se ponía sentimental por esa época. En esos momentos sólo quería dejarse amar.

Se estuvieron besando y acariciando durante larguísimo rato, rozando el orgasmo y deteniéndolo varias veces. Tommy preparó a Sasha para penetrarlo pero no lo hizo hasta que en el reloj del recibidor sonaron las doce de la noche. Con cada campanada entraba un poquito hasta estar completamente dentro de Sasha en el último
dong
.

—Feliz Navidad, mi amor —dijo en un suave murmullo y comenzó a moverse con sus habituales movimientos lentos y profundos.

—Feliz Navidad —dijo Sasha con un gemido apenas reprimido—. Y feliz cumpleaños. —Cerró los ojos, entregándose completamente al momento. Una parte de él, en medio de su éxtasis, se preguntó si estaría con Tommy en la siguiente Navidad, pero alejó rápidamente el pensamiento, y se dejó llevar por lo que su cuerpo sentía en ese momento. Al sentir su orgasmo próximo, susurró «Te amo» varias veces en ruso.

Tommy trató de acallar su orgasmo mordiendo el hombro de Sasha con un poco más de rudeza de la esperada, dejando marca. Tras recuperar la respiración, se percató del mordisco:

—¡Oh Dios! ¿Te he hecho daño? ¡Lo siento, lo siento! —Tocó con cuidado la marca, pensando en levantarse para buscar algo con qué curarlo.

—No… no me has hecho daño —dijo Sasha, quien perdido en el calor del momento apenas había sentido el mordisco—. Bueno, duele un poco, pero no es nada… Quédate aquí conmigo, quiero que me abraces.

—Vale, me quedaré a dormir, pero antes espera… —Tommy se levantó de un salto y caminó hacia la puerta. Su cuerpo desnudo y lustroso por el sudor brillaba en un millar de matices a las llamas del fuego de la chimenea, dándole a Sasha una gloriosa vista de su redondo trasero—. Mejor cerramos con llave… por si acaso.

—¿¡No echaste llave!? —exclamó Sasha, con un acceso de pánico. ¿Qué habría pasado si Alex o Angel hubieran aparecido?

Tommy sonrió, quitándole importancia al hecho y caminó lentamente hacia la cama.

—Lo olvidé —dijo con sencillez.

—Espera. —El ruso se levantó un momento y buscó en un cajón un pequeño paquetito que le entregó a Tommy—. Tu regalo «oficial» está abajo, pero quería darte primero éste.

Tommy cogió el paquete, intrigado. Lo abrió con sospecha al ver el rostro risueño de Sasha, pero cuando vio su contenido sólo pudo exclamar:

—¡Oh!

Era una matrioska más grande que la que Sasha le había regalado el año anterior.

—¿Te gusta? Es la sexta del grupo.

Entonces comprendió el significado del regalo: la Navidad pasada, Sasha le había regalado cinco matrioskas, una por cada año que estaban juntos.

—Oh. ¿Eso quiere decir que cada año me regalarás otra muñeca?

—Cada año que estemos juntos en Navidad.

Tommy sonrió. Sasha no solía expresar lo que sentía pero esa clase de detalles le hacían sentir que era especial.

—Siempre.

Se besaron largamente de pie junto a la cama. Sasha sonreía, completamente feliz.

—Voy a ponerla sobre la chimenea, ¿vale? Tengo las otras en el
college
—susurró Tommy rompiendo el beso.

—Vale.

Sasha se metió entre las mantas sin perderse detalle de los movimientos de su amigo, y tuvo una fugaz visión de lo que en alguna ocasión había prometido a Tommy: una cabaña en las montañas de Escocia, con una enorme chimenea, y ellos dos haciendo el amor sobre la alfombra, con el fuego dibujando caprichosas formas en la piel de Tommy… El paraíso. En ese momento se volvió a prometer a sí mismo que haría realidad ese sueño, costase lo que costase.

—Ven antes de que te enfríes —susurró.

—No tengo frío. —Tommy se metió rápidamente en la cama y se apretujó entre sus brazos—. ¿Qué hacemos ahora?

—Soñar —susurró Sasha cerrando los ojos.

Capítulo 13
1

El 15 de enero Sasha recibió una carta comunicándole que había sido admitido en el Lincoln College de Oxford para seguir un postgrado en Gestión Empresarial.

Lo primero que hizo fue contárselo a Tommy y ese fin de semana lo celebraron con Richie en una apoteósica noche en el Heaven.

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